Entrevista a Paqui Cuesta, delegada sindical despedida

La empresa, sobre todo la gran empresa, no necesita habitualmente utilizar métodos represivos explícitos. Todas sus dinámicas, las relaciones laborales que logra instaurar a través de la precariedad, los EREs, las amenazas de deslocalización… son en sí represivas, generadoras de un miedo que es capaz de dirigir individualizado a cada uno de los y las trabajadoras, a través del reparto de sanciones, cambios de puesto de trabajo, horas extras… No necesita la represión explícita pero, sin embargo y por la razón que sea, de vez en cuando la utiliza. Es el caso de Paqui Cuesta, delegada de CGT en la factoría de Ford, recientemente despedida, con la que hablamos de ese proceso que le ha llevado al despido y de la posterior reacción sindical.

Francisca Cuesta Navarro tiene 52 años, trabaja en Ford desde los 18, conciliando durante esos 33 años la vida laboral y familiar con todas sus exigencias y solicitudes.

Tiene dos hijos habidos en su convivencia, más otros dos aportados por su pareja, que le llevaron a implicarse activamente en la asociación de padres y madres y en la directiva de la escuela, atendiendo, además, a las personas mayores de su entorno en momentos de dependencia. Algo casi «normal» en cualquier mujer trabajadora y comprometida.

Afiliada a CGT desde hace más de 25 años, los últimos 4, al ser elegida delegada sindical, se implica más a fondo en las tareas del sindicato. Da la cara, y lo paga. Tras 29 años de vida laboral anónima, sin sanciones ni mayores problemas, empieza a descubrir lo que es la persecución sindical que culmina en su despido. Persecución que le lleva –según sus palabras- a «darse cuenta de que hay que seguir participando y reivindicar, porque una es ninguna pero entre todas podemos conseguirlo».

Hoy, a la edad de 52 años, como premio a una vida laboral de 33 años, como castigo a una actuación de no sometimiento, está amenazada de quedar en la calle. En la calle la puso la empresa el 9 de junio sin ninguna consideración y, si la voluntad de la empresa se cumple, ahí se quedará.

Que se cumpla o no depende también de nosotros.

Libre Pensamiento (L.P.): cuéntanos cómo se produce tu despido

Paqui Cuesta (P.C.): Llevo 32 años en la fábrica y nunca había tenido sanción alguna. En el 2007 me presento en las listas electorales de CGT y empiezo a sufrir lo que considero una persecución sindical. El mismo 2007, antes de las elecciones, me ponen una sanción de 7 días de empleo y sueldo; la cumplo, pero la recurro y les gano el juicio. A la vez se producen cosas raras como que me paguen en la nómina horas extras que nunca he realizado o que me corrijan vales sindicales. Posteriormente, siendo ya delegada, me aplican otra sanción de dos días, también cumplida y ganada en juicio. Hay una sanción posterior, que la propia empresa la debe ver tan chapucera que se la retira.

La cuarta es de 45 días; en ésta perdimos el juicio, lo enfocamos como vulneración de derechos sindicales más que atendiendo a los hechos que se aducen en la sanción, seguramente fue un error y perdimos el juicio; lo tenemos recurrido, pero no deja de ser un juicio perdido que envalentona y da alas a la empresa.

Es una persecución constante y no es algo personal. La CGT sacamos en las últimas elecciones 5 delegados y nos corresponden 4 delegados LOLS, entre los 9 acumulamos 12 expedientes sancionadores, a destacar los del compañero Miguel Ferrero, delegado desde febrero, relevista y sin contrato fijo al que le aplicaron una sanción de 21 días y, después, el 30 de julio le dan la carta de despido, que, curiosamente, ni recibió porque estaba con horas sindicales.

Es una persecución debida a la acción sindical desarrollada por el sindicato, centrada en la oposición al acuerdo de convenio y a los EREs que va presentando la empresa.

LP: Luego entramos en eso, dinos cómo se produce tu despido

P.C.: Trabajo en el departamento de prensas, pero pertenezco al de logística, llevo un remolcador con el que alimento prensas a la vez que retiro los palés vacíos. Ese día, como muchos otros, una de las prensas, la 107, del pasillo por el que yo transito tenía una valla sacada que no me impedía el paso, de hecho estoy trabajando con normalidad y sin que se produzca ningún desarreglo. Uno de los monitores de prensa me dice que no pase por ahí y yo le contesto que eso va a dificultar mi rendimiento y que la orden me la tendría que dar un monitor de logística, mi mando directo. A las 19 horas viene mi mando directo acompañado de un encargado y me ratifica la orden, que yo empiezo a cumplir.

Me abren un expediente por desobediencia al mando y por poner en riesgo la seguridad en la empresa. El 6 de mayo presentamos las alegaciones, el 19 la empresa modifica el expediente y el 9 de junio me plantea el despido.

Después de 32 años en la empresa se me acompaña a desalojar mi taquilla y hasta la puerta de la empresa para que abandone la fábrica. Así de contundente.

L.P.: Vamos a hablar de la situación de la empresa y del comité

P.C.: En las últimas elecciones el comité de empresa quedó constituido por 20 delegados de UGT, 7 de CCOO, 5 de CGT y 3 de STM. O sea que UGT tiene mayoría absoluta y, desde luego, cuenta con el beneplácito y el favor de la empresa. Es quien controla las contrataciones, las categorías, los puestos de trabajo, los afectados por los EREs, en fin, controla el poder que la empresa delega en ella, y el clientelismo hoy es una forma de poder sindical sobre (o contra) los trabajadores.

Somos una plantilla de 6.400, de ellos 1.200 están en situación de prejubilación con un 15% de jornada, 400 de excedencia y pendientes de recolocación, y más de 1.000 eventuales que aspiran a ser fijos. Así que fijos somos tres mil y pico. Como decía las contrataciones se hacen por familias y con el carné de UGT en la boca, así tiene afilados a casi cinco mil trabajadores, por lo que los resultados electorales no son nada anormales, lo anormal es que ellos saquen 2.300 menos votos que afiliados tienen, mientras que nosotros, con 400 afiliados –la mayoría de ellos de la vieja hornada-, sacamos 900 votos. Pero lo cierto es que la empresa, con UGT, juega fuerte y bien las políticas del miedo y del favor, consiguiendo tener permanentemente amarrada a la plantilla, a la mayoría de la cual mantiene a la espera de un favor o con uno que agradecer.

Desde septiembre de 2.008 llevamos cuatro EREs, el primero de 3 meses para 600 trabajadores, el segundo de 16 días para toda la plantilla, el tercero de 65 días para la planta de motores, y el cuarto, ligado al convenio, que pretende la disminución de 600 empleos entre bajas incentivadas y despidos con retorno pasados entre 1 y 3 años.

Nosotros hemos encabezado la oposición al convenio y a los EREs. Mantenemos una actividad permanente en la empresa. Sacamos una hoja informativa mensual. Participamos en las comisiones con propuestas alternativas.

Denunciamos todas las irregularidades: las horas extras (que antes de los EREs eran numerosísimas); la discriminación sindical en la aplicación de los EREs, las promociones, recolocaciones y contrataciones. Mantenemos un contacto permanente con les trabajadores, sobre todo en los comedores. En el último convenio sumamos a esa oposición a CCOO y STM, consiguiendo que los trabajadores rechazasen en referéndum la propuesta de convenio de UGT y la empresa; tuvieron que modificar su propuesta, sobre todo en lo relacionado con la contratación de 1.200 relevista no fijos y, en una segunda votación en referéndum, el convenio se aprobó por un escaso margen de 200 votos.

El convenio es muy regresivo, lleva adherido el cuarto ERE que explicaba más arriba y supone la desaparición del comedor (y de los 200 puestos de trabajo que generaba) y de la media hora de comida. Era el lugar de encuentro de los trabajadores y para nosotros suponía un espacio en el que poder comunicarnos directamente con ellos. Con los delegados que tenemos es difícil llegar a todas las naves y las cadenas con cierta regularidad, mientras que UGT, con 40 delegados (20 del comité y 20 LOLS), todos ellos liberados a tiempo completo, puede hacer su trabajo de control sobre los trabajadores, infuenciándoles con promesas y amenazas, comiendo orejas y levantando bulos. Esa es la labor que realizan en comandita con la empresa y es esa situación de abordaje de los trabajadores individualizados la que van amarrando y consolidando.

L.P.: ¿Cuál es la reacción a tu despido?

P.C.: Hicimos una reunión del comité de empresa en el que cada quien se retrató con sus propuestas. UGT nos ofrecía apoyo jurídico (mejor no, muchas gracias) y proponía solicitar a la empresa la retirada del expediente, pero ninguna forma de presión. CCOO y STM estaban dispuestos a un paro de dos horas. Nosotros proponíamos solicitar una reunión con la empresa, el boicot a las horas extras y convocar un paro de 24 horas. Salió, por matemática dura, la propuesta de UGT. Es como si no quisieran enterarse de la situación, para ellos el conflicto y la represión no existen, es como si fuera un relato de hechos con lógica propia, guiados por unos intereses comunes y en el que el único papel sea el de la recuperación de la racionalidad cuando ésta se ve alterada.

Para nosotros está claro que ese juego neutro y racional no existe, que hay una represión y una persecución, y que no es personal sino sindical: nosotros estamos contra las dinámicas de la empresa y, aunque sólo sea parcialmente y en momentos concretos, echamos atrás sus planes.

Por eso la empresa está contra nosotros.

L. P.: ¿Qué pasa después?

P. C.:Solicitamos una reunión con la empresa, solicitud a la que ni se nos contesta. Acudimos al Director de Trabajo al que le exponemos la negativa de la empresa a recibirnos y toda la sucesión de sanciones y despidos, él nos contesta que lo mirará. Como consecuencia de esa reunión nos recibe el Jefe de Recursos Humanos de la empresa, pero es una reunión meramente formal, la empresa no quiere saber nada.

Posteriormente, con la mediación del Secretario de CGT, tenemos una reunión en Madrid con el Director de Ford España, simultánea a la cual hacemos una concentración a las puertas de la sede. Nos dicen que toman nota y transmitirán lo que les hemos dicho. Nada concreto, pero resultó un acto positivo.

Hemos enviado faxes informativos a todos los concesionarios de Ford y la organización ha hecho concentraciones a las puertas de los mismos.

Convocamos el paro de 24 horas con concentraciones a las puertas de la empresa. La empresa y UGT hicieron una campaña fuerte contra el paro, metiendo miedo a la gente: «atente a las consecuencias», difundiendo bulos, como que yo había provocado el despido para irme con 45 días de indemnización, algo que ya se me ofertaba el ERE que todavía estaba vigente, y utilizando todas sus armas.

Pararon 50 personas y en la concentración, a la que se sumaron los delegados de CCOO y STM, con el apoyo de la organización estábamos unas 200 personas, en medio de un despliegue de mandos de la empresa y de la guardia civil, y desviando los autobuses de la empresa para que los trabajadores no nos vieran.. Para nosotros también fue un acto positivo en cuanto demostración de nuestra no renuncia a hacer lo que hay que hacer. Los resultados no son un éxito, reflejan la cruda realidad que la empresa ha sabido generar e imponer.

Ahora estamos recogiendo firmas de personas del mundo de la cultura en torno a un manifiesto que luego haremos público. En septiembre mandaremos información al presidente de FORD Europa…, en fin, seguiremos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance, por lo menos hasta la celebración del juicio.

L.P.: Tenemos 900 votos en las elecciones, ¿por qué nos votan los trabajadores, porque quieren impulsar nuestras propuestas sindicales o por alguna otra razón?

P.C.: Seguramente por asegurarse una oposición al sindicalismo de los mayoritarios sin tener que dar el paso de afiliarse

L.P.: Sí, pero, además, teniendo 400 afiliaciones nuestra convocatoria de paro en un hecho tan sangrante como tu despido sólo la secundan 50. ¿Por qué o para qué se afilian los trabajadores a la CGT?, ¿nos sirve de algo esa afiliación pasiva?, ¿condiciona nuestra actuación y nuestras propuestas?

P.C.: En las condiciones actuales, dado el clima de pánico que la empresa ha logrado imponer, que el 12´5 de nuestra afiliación haya secundado la huelga puede considerarse un éxito. Ellos se afilian buscando una defensa jurídica y sindical que los demás no prestan. Pese a que se impliquen poco, no dejan de ser nuestra base sobre la que se asienta nuestros 900 votos que constituye nuestra representación. Condicionan, claro que condicionan nuestras reivindicaciones y su espaciamiento, pero es la realidad en la que nos desenvolvemos.

L.P.: ¿Qué podemos hacer o mejorar para que esos apoyos en votos o en afiliación se conviertan en apoyo e impulso de nuestra línea y propuestas sindicales?

P.C.: Necesitamos más medios, tanto materiales como humanos.

L.P.: ¿Qué cosas hemos dejado de hacer o hemos hecho de forma insuficiente?

P.C.: Seguramente muchas cosas. Teníamos que haber trabajado más con los colectivos y grupos sociales de la zona, también tenemos que aprovechar más los recursos de la organización, por ejemplo, FORD está vinculada a ACCIONA y H.L., empresas en las que tenemos representación y debiéramos haberla aprovechado… muchas cosas.

Nuestras deficiencias son muchas pero, sobre todo, la realidad es muy hostil y el poder de la empresa es inmenso.

La llegada de FORD a la zona de Almusafes marca la zona y configura su propia realidad. Antes, comíamos y vivíamos sin ella, hoy, sin ella es impensable ya que toda la realidad económica de la zona gira a su alrededor. Mantienen una situación de monopolio y desde ella juegan con la amenaza permanente de la deslocalización. Da lo mismo que seamos una planta muy productiva, con la flexibilidad de producir cuatro modelos de coche simultáneamente, ellos inician sus inversiones en Rumanía o en China, pueden llevarse los modelos con mayores cotas de mercado donde les apetezca y ejercen un permanente chantaje para conseguir de los entes públicos subvenciones supermillonarias, aceptación de los EREs y todo tipo de ayudas.

Ese chantaje se ejerce más directamente sobre los trabajadores, mantenidos siempre en el miedo y en la sumisión.

De alguna forma nos hemos dejado atrapar en su juego. Como decía, antes de venir la Ford a instalarse a la zona también vivíamos, teníamos nuestra riqueza propia, sobre todo agrícola y de industrias derivadas. La fábrica nos ofreció mayores niveles de consumo y de bienestar económico, pero mayor dependencia, y los trabajadores entramos a ese juego en el que cada vez nos vemos más atrapados y con menor capacidad de control e influencia sobre los beneficios, la gestión, el trabajo, los servicios, las mismas horas extras… Y algo similar les sucede a los poderes públicos: todas las ayudas van a estas empresas y no a otras, ellas marcan las políticas económicas y laborales, etc. Todo lo controlan y ejercen un dominio absoluto.

Por ejemplo, mi despido y el proceso desarrollado no han merecido más allá de tres líneas en los medios de comunicación regionales, y es que su poder se extiende como un pulpo que lo abarca todo.

L.P.: ¿Te desmoraliza tu actual situación de despedida?

P.C.: Para nada, en absoluto. Lo primero que hay que hacer es darse cuenta que no me ha llevado a esta situación alguna deficiencia personal, sino que estoy dentro de una represión sindical, pero veo que hay que seguir peleando cada situación, incluso con más ganas. Ni me considero una víctima ni estoy desmoralizada. Nosotros jugamos nuestro papel y la empresa el suyo. Es lo que hay, estar despedida no me convierte en víctima, si a alguien le doy pena está muy equivocado.

El despido sí te hace consciente de la situación real, de la desmovilización laboral y social y del enorme poder de la empresa, pero eso no es razón para dejar de hacer, en todo caso para cuestionarnos si podemos hacer las cosas mejor, si podemos hacer más.

L.P.: El resto de la organización hemos hecho alguna concentración ante los concesionarios de Ford, ¿es suficiente?, ¿estamos la organización muy «cada uno a los suyo» y un poco perdida en multitud de temas que nos impiden centrarnos?

P.C.: Seguramente nos faltan más campañas de tipo general en las que nos impliquemos toda la organización, denunciando, por ejemplo en este caso, el acoso sindical