“A” Rivista anarchica: nacida en Milán en 1971.
Anarquismo y anarcosindicalismo, Cultura, Debates, Internacional,
Entrevista a Paolo Finzi por Adriano Paolella
«A» cumple 40 años. ¿Cuál fue la idea que dio origen a la revista?
La revista celebrará sus 40 años en febrero de 2011[1]. En efecto, el primer número salió en febrero de 1971. Tuvo una fase de gestación de algunos meses, apareció a poco más de un año del 12 de diciembre de 1969, sin duda hija de la masacre de Piazza Fontana, del asesinato de Giuseppe Pinelli y de la campaña de contrainformación a raíz del atentado.
El grupo de redacción inicial estaba compuesto principalmente por compañeros del Circolo Anarchico Ponte della Ghisolfa, el círculo de Pinelli. Por aquel entonces yo tenía 18 años y era uno de los componentes más jóvenes. Del equipo de redacción, por un año aproximadamente, formó parte un «romano», Guido Montana, que seguidamente salió tanto de la redacción como del movimento anarquista.
¿Antes del 69 y de las bombas del 12 de diciembre no existía la idea de crear una revista?
No. De hecho, desde el punto de vista financiero, la revista nació con una recogida de fondos dentro del grupo promotor con el objetivo de cubrir los gastos de los primeros tres números. Teníamos intención de sacar, de todos modos, tres números mensuales de «A» y después habríamos decidido, según la acogida y la reacción de los anarquistas. Si la respuesta hubiese sido positiva habríamos seguido adelante con el dinero de las ventas y de nuevas suscripciones. El fondo utilizado para la revista «A» formaba parte del dinero recogido por algunos compañeros del Circolo Anarchico Ponte della Ghisolfa para un proyecto de compra de una casa de campo deshabitada en la Toscana, en el pueblo de Solata, para construir una comuna del tipo campo-ciudad. Yo no formaba parte del proyecto de la comuna de los compañeros mayores, que tenían edades alrededor de los 23-29 años.
Con la masacre de Piazza Fontana y la necesidad de realizar contrainformación, el dinero recogido se utilizó para crear la nueva revista.
¿Cómo era la vida en la redacción de la revista en aquellos tiempos? ¿Cómo se desarrollaba?
Una anécdota es que la revista, que salía mensualmente, en un número de principios de los setenta, contenía la advertencia: «Perdonad pero el mes pasado no logramos publicar la revista porque estábamos ocupados», es decir, la redacción de la revista, que se reunía por la noche, estaba compuesta por militantes que de día trabajaban o estudiaban en la universidad. Éramos personas que vivíamos de forma intensa la militancia, cosa que hoy casi ya no sucede, ha disminuido el voluntariado y el contexto es bastante diferente… En aquellos tiempos volvíamos de una concentración y nos íbamos a corregir los borradores. Las reuniones eran muy animadas y llenas de humo —hoy en día no podría participar en una de esas reuniones, no había sensibilidad contra el humo— y terminábamos siempre discutiendo con los vecinos de casa ya que la redacción estaba situada en un pisillo de un pequeño bloque de apartamentos de un barrio obrero, hoy en día habitado por muchos chinos y egipcios, en el noroeste de las afueras de Milán. Las relaciones con los vecinos de casa actualmente son buenas porque ya no existe aquel clima militante con reuniones hasta muy tarde, llenas de gritos ··· y ya no está aquella maldita máquina que imprimía en los sobres las direcciones elaboradas sobre láminas de zinc ··· tong tong ··· a cada golpe seguían las blasfemias de los del piso de arriba, aunque pusiéramos toallas bajo la prensa para amortiguar el ruido.
Además, la sede de la revista era una de las sedes anarquistas de Milán; sucedía a menudo que se encontrara algún compañero extranjero durmiendo delante del portal con el saco de dormir y que no siempre emanara buenos olores, naturalmente eso no entusiasmaba ni a los vecinos de casa ni a los redactores.
Un poco fuera de los esquemas, pero…
La revista ha tenido siempre mucha consideración hacia el pasado y hacia la historia del movimiento. ¿Cómo fueron las relaciones con los compañeros de mayor edad al aparecer la nueva revista?
La consideración hacia la historia del movimiento formaba parte de un proyecto cultural. En 1973 salió para Edizioni Antistato (en aquel entonces bajo tutela de un albañil de la zona de Cesena, Pio Turroni, con quien tenía un vínculo humano muy fuerte) un opúsculo firmado por cinco compañeros, entre los cuales estaba yo, con el título «Un análisis nuevo para la estrategia de siempre». El folleto presentaba nuestra idea del anarquismo posible en aquel momento y resumía nuestro parecer. Estábamos orgullosos de ser anarquistas pero también éramos anarquistas críticos. Por una parte estaba el orgullo de formar parte de un movimiento que había sido dejado de lado por mucho tiempo y que en cambio tenía una historia, una historia noble, que nacía de la primera polémica entre Marx y Bakunin, un movimiento que apenas tenía históricos o profesores, en parte debido a sus orígenes mayoritariamente proletarios.
La atención hacia el pasado formaba parte de nuestro ser anarquistas. El pasado era para nosotros fundamental pero no suficiente. El anarquismo tiene que mirar siempre hacia adelante y no quedarse anclado en el propio pasado. En los años setenta la presencia de compañeros de edad avanzada era numerosa, se trataba de la generación del pre-fascismo que «dirigía» y representaba al movimiento. En los congresos de la FAI y en las reuniones había muchas barbas viejas y personas ancianas. Con todas sus virtudes y defectos, ésa ha sido mi generación de referencia, «los tenían bien puestos», era gente que se había comprometido personalmente contra el fascismo y no sólo teóricamente. En efecto, muchos de ellos, debido a su coherencia, terminaron en prisión, desterrados, exiliados en Francia, Bélgica, España y Rusia donde murieron incluso víctimas del estalinismo. Las relaciones entre ellos eran muy intensas y emblemáticas, de manera que en los congresos sus duras experiencias afloraban y muchos rompían a llorar y se abrazaban.
En 1965, en el movimiento anarquista, que constituía casi completamente la FAI, se dio la dolorosa escisión de una minoría que no reconocía las nuevas modalidades organizativas y se creó así una nueva Federazione; sin embargo, la represión y los acontecimientos del 69 recompactaron en parte esa división, se reanudaron los encuentros, las relaciones y el diálogo común.
En Milán, los viejos compañeros que se reunían los domingos por la mañana eran pocos y no muy significativos, con respecto al papel que jugaban sus coetáneos en otras localidades. La reaparición del movimiento anarquista en Milán, después del boom que siguió a la segunda posguerra y del semidesierto de los años cincuenta, se remonta a 1962, gracias a un acto clamoroso (que nada tenía que ver con el terrorismo) que tuvo como protagonista al entonces joven anarquista Amedeo Bertolo (todavía hoy en activo), con el secuestro del vicecónsul español en Milán (realizado de modo artesanal y poco organizado), un gesto noble y significativo para evitar la ejecución de la condena a muerte de un compañero anarquista en Catalunya. El gesto tuvo una respuesta clamorosa en la prensa y, en el proceso celebrado en la ciudad de Varese, Amedeo Bertolo se presento en la sala. A pesar del arresto de otros compañeros, el proceso se transformó en una causa contra el franquismo. Los acusados fueron condenados a penas muy leves ( hoy en día habrían sido martirizados con las leyes antiterrorismo) y absueltos. Fue una especie de pequeño triunfo. Gracias a este acontecimiento y al periódico Materialismo e Libertà, empezaron a juntarse un grupo de jóvenes anarquistas y libertarios. Después, el 68… En el 71, a nivel nacional, los compañeros de mayor edad acogieron positivamente la recién nacida revista «A», fueron poquísimos los que se mostraron recelosos ante la excesiva modernidad que representaba la misma.
En Milán, los compañeros que estaban con Amedeo, conocido por los hechos del 62, gozaban de gran aceptación por parte de los compañeros más ancianos, credibilidad debida también a la presencia militante de los entonces cuarentones Giuseppe Pinelli y Cesare Vurchio (todavía colaborador de la revista y del Centro Studi Libertari), hoy de 78 años ··· eran los dos militantes «viejos» del joven movimiento anarquista milanés. Pertenecían a un grupo de edad casi ausente entre los anarquistas ya que habían nacido y crecido bajo el régimen fascista. Pinelli había ayudado a que creciera la estima de los viejos compañeros hacia los milaneses y, siendo ferroviario (y muy extrovertido), era considerado el «ministro de asuntos exteriores» de los anarquistas milaneses, viajaba gratis con su familia (mujer y dos hijas), conocía a Alfonso Failla, Pio Turroni, Umberto Marzocchi y a todos los exponentes más destacados del movimiento anarquista italiano.
Los más ancianos apreciaron el nacimiento de la nueva revista y nos dimos cuenta de ello porque cuando pedimos el apartamento para ubicar la redacción nos concedieron su uso enseguida. Credibilidad y aprecio debidos también al peso que dábamos en la revista a nuestra sagrada historia, reconstruida página a página, número a número. De este modo caía el recelo hacia aquella parte de nuestra generación; quedaba claro que no éramos una nueva oleada de jóvenes anarquistas poco serios a los márgenes del movimiento que creaba jaleo, criticaba (a veces justamente) y que después desaparecía ··· había, por parte de los viejos compañeros, una cierta desconfianza hacia los del 68, debida además a la polémica en el Congreso de Carrara de ese año con Daniel Cohn-Bendit. Era la demostración de la objetiva dificultad de relacionarse que tenía el movimiento anarquista, en particular con el surgimiento de las grandes tendencias libertarias.
Nosotros, los del grupo de «A», nos colocábamos, no digo a mitad de camino, pero intentábamos arraigarnos al viejo movimiento sin deshechar todo lo demás ··· el agua de la bañera con el niño dentro, intentábamos salvar lo bueno de las nuevas tendencias libertarias, seguramente caóticas ··· como del marxismo libertario que se manifestaba, tanto a nivel teórico como práctico, bajo la forma de una estrecha colaboración entre los anarquistas y Lotta Continua, Potere Operaio y el Movimento Studentesco.
No había, según mi opinión, una línea justa y perfecta pero seguramente por parte de los más ancianos había una desconfianza (bastante comprensible, al menos por parte mía), a veces excesiva, hacia los jóvenes, aunque también es verdad que Cohn-Bendit en el Congreso de Carrara y muchos otros proponían según la experiencia de las barricadas de París la disolución del movimiento anarquista. Y los viejos que algunos decenios antes habían hecho, por ejemplo, las barricadas del barrio de San Paolo en Roma en el 22, no se dejaban impresionar por la dureza de la lucha. Si los mayores, por tanto, observaban la revista con simpatía era porque veían que de todos modos, nosotros, aunque un poco atrevidos y fuera de los esquemas por ciertas cosas (por ejemplo, nosotros hablamos en seguida de Reich, de la revolución sexual y del orgón … cosas que el anarquismo más tradicional no amaba mucho), estábamos bién arraigados en la vieja ecclesia.[2]
Ciertamente no sólo para anarquistas.
La revista se caracteriza por su apertura hacia el exterior y sin miedo a confrontarse con los demás, buscando estímulos para una reflexión libertaria, lo que la ha caracterizado durante estos cuarenta años.
Sí, la cosa se ha ido acentuando con el tiempo y en base a nuestra experiencia. Si uno se fija en los colaboradores y en las cosas del primer decenio, que son la mejor parte de la revista ··· el estadio del nacimiento-adolescencia ··· estoy muy ligado a aquel período ··· veo una revista muy anarquista. La A de la revista que es la misma de ahora ··· una revista muy variada y abierta sobre todo dentro del anarquismo ··· activa a nivel internacional, fuimos entre los primeros en traducir a Noam Chomsky, sus reflexiones sobre los nuevos mandarinos, sobre la revolución española y también sobre el debate Marx-Bakunin, nos abrimos muchísimo. El movimento anarquista ofrecía mucho y nosotros hurgábamos en su interior … estábamos en ebullición ··· salimos en el 71 con un montón de cosas que contar ··· Si lo pienso ahora, veo los primeros años de la revista como una difusión progresiva de todo aquello que teníamos por decir ··· y que poco a poco empezábamos a decir ··· hablamos de Gori, de Galleani, de autogestión ··· es un proceso que ha ido avanzando en el tiempo en paralelo a los cambios de las situaciones, para entender mejor habría que ver la posición ante la lucha armada y ante muchos otros temas… la revista ha acentuado sus características ··· en efecto hoy resulta más fácil que antes que escriban en ella personas no anarquistas.
La revista ha sido una experiencia de vida excepcional ··· se crean relaciones con muchísima gente… incluso loca… creativa… siempre gente que desea un mundo mejor… con un montón de ideas raras. Ahora nos hemos abierto mucho hacia el exterior, especialmente cuando desde principios del primer decenio de este siglo nos transformamos (además) en una casa de producción musical, vinculada a los CD del cantautor De André; ello nos ha permitido ampliar nuestras relaciones a muchísima gente.
En todos estos años me he dado cuenta de que quien dirige una redacción como la de nuestra revista debe ser más un buen psicólogo que un gran periodista. En los últimos años percibimos a través del mundo y de las personas que hay un gran sufrimiento, la soledad juega un papel devastador, hay una gran necesidad de pertenencia y de identidad además de comunicación.
El lector de «A»
¿Quiénes son los lectores de la revista?, ¿Han cambiado respecto al pasado?, ¿Cuáles son sus actuales características?
Nunca hemos llevado a cabo un estudio estadístico en este sentido, nos movemos con los datos que percibimos con «nuestras antenas», en nuestra intuición. Nos basamos en quién nos contacta, quién nos escribe, quién nos da una opinión. El lector de «A», en mi opinión, es diverso, no se reduce a un sector específico, se podría decir que la mayoría son jóvenes pero no es una revista con tendencias juveniles, al contrario, para muchos de esos jóvenes resulta una revista un poco tradicional.
Hace años que la revista se encuentra en internet, ayer recibimos el mensaje de nuestra compañera, que desde Cerdeña se ocupa de la publicación on-line, indicándonos que el número que acaba de salir ya está disponible en la red, eso cuando muchos aún no lo han recibido en casa. Gracias al «contador» conocemos los contactos on-line, que son casi 6/7000 al mes, no sabemos qué leen ni por cuánto tiempo. Creemos que entre los lectores de papel y aquéllos on-line tenemos unos 12.000 al mes. El lector de «A» va del estudiante al trabajador, del habitante del pequeño pueblo al de la gran ciudad, es un lector listo y comprometido, usuario de los medios de comunicación, utiliza nuestra revista para documentarse de la misma manera que usa otras fuentes, «A» no es percibida como un órgano interno del movimiento, abatidos la ideología y el sectarismo, nos leen anarquistas y libertarios de todas las tendencias ya que damos espacio a varias orientaciones, nos ven muy abiertos. Se nos aprecia incluso desde el exterior.
Lo que da solidez a una revista es la coherencia en el tiempo, una de las cosas más difícilmente realizables en un mundo profundamente incoherente. 40 años de coherencia como la no-publicidad en la revista ··· da miedo ··· llama la atención ··· la revista representa una rareza en la realización de una idea puesta en práctica ··· parece algo normal pero que en 40 años no haya perdido su identidad, a mí me parece impresionante ···
Es verdad que desde el exterior se perciben más cosas ··· analizar la coherencia puede ser algo complicado, si se convierte en rigidez, en arrogancia hacia los demás o lleva a una excesiva autoestima, puede ser peligrosa ··· el equilibrio está entre estar orgulloso de ser anarquista y la arrogancia de serlo ··· Orgulloso significa ser conscientes de que, depurado de varias cosas (no pocas, a veces), el anarquismo es una corriente significativa de la historia y del pensamiento que puede tener incluso un papel positivo. Arrogante, en cambio, es pensar que los anarquistas tenemos la verdad en el bolsillo, cosa de lo que bastantes están convencidos. Estoy seguro de que el anarquismo es un instrumento fundamental, además que cultural, para la transformación en el sentido libertario. El anarquismo es irrenunciable, es fundamental pero no suficiente, el anarquismo es indispensable pero insuficiente.
En otras palabras, no se puede dejar de parte el anarquismo cuando se piensa en una transformación social, pero el anarquismo solo no basta.
Los ejemplos históricos de España, Kronstadt, Makhnovtchina, y aquéllos actuales de la comunidad de Urupia, el municipalismo libertario de los compañeros de Spezzano Albanese (lo digo sin ánimo de burla ya que estoy convencido de que son experiencias concretas importantes) no son suficientes para plantear un cambio del mundo. Nuestra historia y nuestro pensamiento no son suficientes. Tenemos que captar ideas incluso de otros pensamientos ··· Hay que escuchar a los demás, sobre todo a los que actúan concretamente, pero también a los que reflexionan sobre la existencia a partir de otras corrientes de pensamiento, incluso religioso. Hay gente que en muchas partes del mundo está realizando cosas interesantísimas sin alguna referencia al anarquismo. Mucha gente. Es posible realizar cosas buenas, óptimas, fuera del anarquismo (pero no contra).
Como anarquistas tenemos que ganarnos cada día nuestro espacio y nuestra credibilidad. En sus cuarenta años creo que la revista «A» ha contribuido específicamente en la conquista de ese espacio y esa credibilidad.
Adriano Paolella
Traducción de Magda Riera
[1] N del T. : La entrevista a Paolo Finzi fue realizada en diciembre de 2010, dos meses antes de que la revista «A» cumpliera 40 años.
[2] Concepto usado para referirse a la doctrina tradicional.