“LP nace con vocación de libertad, debate y teorización, de polémica y pacífica confrontación de pareceres. LP ve la luz con ánimo también de ser altavoz del sentir de los compañeros y compañeras de a pié que, sin participación directa en las estructuras federales de la Organización, precisan de una tribuna donde poder expresarse, porque todos tenemos algo que decir.

Intentaremos que LP sea reflejo de esa amalgama de ideas y proyectos que hoy es la Confederación, el sindicalismo autónomo y el pensamiento antiautoritario en general.

LP será taller experimental abierto a todas las reflexiones sin tabúes ni miedos, a todos los planteamientos serios aunque novedosos, a todos y todas los hombres y mujeres de pensamiento libre. Libre Pensamiento será lo que queráis que sea».

Con esta declaración de intenciones aparece en Mayo de 1988 LIBRE PENSAMIENTO como TALLER Ð DEBATE CONFEDERAL.  Unos objetivos acordes con el momento histórico que vivía el anarcosindicalismo español tras las rupturas dramáticas de la década de los ochenta que, en paralelo con los aspectos organizativos, constituyó un impasse notable en la capacidad colectiva para pensar lo qué queríamos ser y definir nuestra línea de actuación en el seno de una sociedad en proceso acelerado de transformación económica y social.

 Desde una perspectiva dinámica, una revista debe ser concebida como un vehículo de pensamiento crítico, que facilite el intercambio de ideas y prácticas con la finalidad de un aprendizaje colectivo para luego actuar y de la práctica retornar a la teoría como método de autocrítica y corrección de los errores detectados pero también de afianzamiento de los logros conseguidos.  Al hilo del argumento anterior, subyace la idea de si el objetivo último de una revista que tiene por nombre LIBRE PENSAMIENTO es el pensar o el actuar o, dando por sentado que no pueda haber separación absoluta entre el uno y el otro, lo que parece plantearse es el hincapié de la referencia con la actuación de ese pensamiento que se quiere producir.

La revista, como elaboración colectiva, no debiera alejarse mucho del de la organización CGT que la sustenta y protagoniza y que constituye un auténtico laboratorio social con su intervención cotidiana en el abordaje de problemas no solo sindicales sino también sociales. Siendo el objetivo de CGT  la transformación de la sociedad el de LIBRE PENSAMIENTO no debiera andarle muy distante. Organización y revista no tendrían por qué trabajar para ese objetivo en el mismo plano, más concreto y apegado a la realidad sería el de la primera y con mayor posibilidades de distancia y reflexión el de la segunda pero siempre tocando la tierra de la realidad a través de los finos hilos de conexión de sus militantes y estructuras participativas.

 El papel de las revistas de pensamiento, cultura y acción en la historia del anarcosindicalismo español se vio potenciado por un contexto de dificultades de acceso a la información por parte de la inmensa mayoría de los trabajadores, sobre todo en el medio rural, a los que la lectura colectiva de textos posibilitaba no sólo formación sociopolítica en torno a la IDEA sino también la libre confrontación de opiniones. Su papel motriz permitió vehicular contenidos, difundir ideas, transmitir información, proponer análisis, ejercer y espolear el pensamiento crítico para Crear Organización  a la par que mantener, estrechar, y expandir lazos sociales, crear vínculos,  fomentar un tejido social de complicidades, solidaridades, y experiencias compartidas, forjar identidades compartidas, esto es Fomentar sentido de Comunidad.

En la actual sociedad de la información, esas coordenadas han cambiado en un doble sentido: la accesibilidad individual y la conexión en red. Hoy la prensa ha pasado a ser unidimensional. Las revistas, y esto pasa también con LIBRE PENSAMIENTO, son “revistas para ser leídas”. Si miramos las cosas desde una perspectiva histórica, nos damos cuenta que solo queda la función “lectura”, la revista se agota en la mera “textualidad”, y para esta función  basta quizás con internet. La función vertebradora ha desaparecido en buena medida y con ello se ha esfumado una parte importante del “para actuar” que acompañaba el “para pensar” en la definición de las revistas con vocación revolucionaria.

 De este modo,  esa aparente separación entre las tareas anteriormente descritas se acorta con las características de la situación presente, que conducen a un debilitamiento del peso de los sistemas de pensamiento y del de los elementos de análisis y de crítica bajo una ideología dominante en el seno de una sociedad líquida (Zygmunt Baumann). De hecho, el carácter mecánico, totalizador, envolvente y obvio de la realidad actual falsea el papel de los sistemas de pensamiento y resta impulso a los elementos de análisis y crítica de la realidad. Podemos considerarnos de cualquier ismo, pero no por ello dejamos de estar envueltos y siendo participes de esa realidad y ese sistema de pensamiento, no alcanzamos la unidad vida/pensamiento que le daba fuerza, quedando reducido a un decirse que justifica más que impulsa.

 Por otra parte, los elementos de análisis y crítica descubren poco de una realidad obvia y sin disfraces, que,  por sabidos no mueven ni alteran la realidad. De poco sirve la crítica a lo existente y a otras opciones políticas o sindicales, dado que solo añade reiteración, se convierte en queja y elemento justificatorio pero no es movilizador.

 Solo la actuación es capaz de atacar la realidad y solo ella abre espacios en los que elementos parciales de pensamiento, de análisis y de crítica recuperen su carácter operativo y escapen del papel justificador al que han sido reducidos en general. En esa medida solo puede pensarse desde nuestra actuación y sobre ella, sobre su abrir brecha en la realidad y sobre los aspectos hasta entonces envueltos en ella, que esa apertura convierte en susceptibles de ser utilizados.

Pensar nuestra actuación es pensarla críticamente, pensar críticamente nuestra actuación es pensar críticamente sobre (contra) nosotros mismos. A la vez es evitar que nuestra capacidad crítica se pierda en terrenos en los que nunca será operativa y de la que se nos volverá como paralizante elemento de satisfacción.

 La experiencia de setenta y cinco números de Libre Pensamiento, un largo recorrido mantenido durante veinticinco años como apuesta de CGT,  nos lleva a reafirmar que debemos fortalecerla como una revista para pensar la realidad desde nuestra actuación en ella y en el que el protagonismo de todos aquellos que quieran trasladar su reflexión y experiencia colectiva tanto en el seno de CGT como de estructural antiautoritarias de intervención social debe tener un valor prioritario.