Con no ser la tradición libertaria dada a la biografía hagiográfica de sus militantes más destacados, no serán muchos los ejemplos de éstos que no cuenten con unas páginas refiriendo su vida, obra y pensamiento. Sin salir del país, Durruti, Pestaña, Peiró, Seguí, Abad de Santillán, Mera, Federica Montseny, Mella, Lorenzo, García Oliver, Marianet y tantos otros, tienen obras dedicadas bien por sí mismos, en forma de autobiografía, bien por ajenos, como estudios sobre su persona.

Un repensador radical: Horacio Martínez Prieto

 Posiblemente pocos afiliados a la Confederación sabrán quién era su Secretario General aquel histórico 18 de julio de 1936, día en que tuvo lugar aquel golpe básicamente militar cuyo fracaso dio paso a una larga guerra civil y, dentro de la misma, a un proceso revolucionario de una entidad inédita. Esa persona era Horacio Martínez Prieto, un bilbaíno nacido en 1902, en el popular barrio de Achuri, de padre libertario que le puso de nombre Acracio, y que “perdió” al ir a la escuela secundaria.

 

Su propio hijo, César M. Lorenzo, autor de Los anarquistas españoles y el poder (1868-1969) (Eds. du Seuil, 1969; ed. en castellano: Ruedo Ibérico, París, 1972) y, recientemente, de Le mouvement anarchiste en Espagne: pouvoir et révolution sociale (Les Éditions Libertaires,  Saint-Georges-d’Oléron, 2006)[1] afronta un reto que en su día le formulara Antonio Téllez: “¿Cuándo te vas a decidir a escribir su biografía?”. Y es lo que hace en un libro sentido, a la vez que analítico: César trenza las páginas de hechos vividos, de relación de sucesos y acontecimientos históricos tanto privados como personales, con fragmentos escogidos de los diferentes escritos publicados por su padre. Pero, además, en un ejercicio de gran riesgo y mérito, dedica un capítulo final (“Él y yo”) a la relación personal que hubo entre padre e hijo, y a la consideración intelectual y política que a este segundo le merecen –y sin compasión ninguna- las reflexiones de su progenitor. En sendos decálogos de práctica y de teoría, de vida y de ideología, se aborda esa siempre compleja relación, marcada por el diferente rol íntimo de cada uno, así como por los tan distintos tiempos vividos por cada cual.

 

El resultado es un libro profundo, serio y nada complaciente. En él se da cuenta y se explica la reflexión que llevó a Horacio Martínez Prieto a formular en su momento un “posibilismo libertario” que fuera capaz de rescatar políticamente la tradición de la Confederación en términos de instrumento útil para una sociedad radicalmente distinta de la de los años treinta, y no como una ensoñación conservada en el formol del recuerdo. En esa entelequia, el bilbaíno se acercó a modalidades del socialismo democrático, pero nunca asumió la posibilidad de que uno y otro pudieran establecer convergencias a un plazo. Quizás convenga recordar que sólidos historiadores, como el profesor Pere Gabriel, especularon con un destino “laborista” de anarcosindicalistas como Peiró… de no haber mediado la tragedia de la guerra y del exilio, y de no haberse fracturado radicalmente la posibilidad de una cierta “evolución” o deriva ideológica.  Lo cierto es que reflexiones heterodoxas como las de Horacio M. Prieto le sirven otra vez más al historiador y político que no deja de ser su hijo para formular propuestas en el marco de “la-sociedad-realmente-existente”, algo que acostumbra a hacer César en todas y cada una de sus obras personales.

 

En resumen, un libro necesario, oportuno, inspirador, que está pidiendo a gritos unos pocos cuartos para ver su edición en castellano, y así reconocer como se debe el coraje y la entrega de un confederado tan importante como olvidado.

 


[1] Se pueden consultar una entrevista suya en Memoria Libertaria, así como su intervención en una conferencia organizada en Bilbao, en http://www.memorialibertaria.org/IMG/pdf/memoria_cesar-2.pdf y http://www.cgt-lkn.org/bizkaia/?p=517