LP 75 – LibrePensamiento https://archivo.librepensamiento.org Pensar para ser libre Sat, 13 Mar 2021 11:36:39 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 Las fuentes del Nilo o la búsqueda de los orígenes de la dominación masculina https://archivo.librepensamiento.org/2020/08/04/las-fuentes-del-nilo-o-la-busqueda-de-los-origenes-de-la-dominacion-masculina/ https://archivo.librepensamiento.org/2020/08/04/las-fuentes-del-nilo-o-la-busqueda-de-los-origenes-de-la-dominacion-masculina/#respond Tue, 04 Aug 2020 09:29:35 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4786 Me contaba un amigo que, con ocasión de un viaje al norte de Somalia, había visitado una gran comunidad agrícola que le recordaba una curiosa fórmula de «comunismo islámico». Después de escuchar una larga exposición acerca de los principios y las estructuras igualitarias de sus anfitriones, el amigo (que tomaba el té tumbado en las alfombras con algunos hombres de la comunidad mientras masticaban semillas de qat) preguntó cuáles eran en ese contexto igualitario las condiciones de las mujeres (que habían servido el té en silencio y humildad muy orientales). Cogido por sorpresa por la insólita pregunta, el líder carismático y religioso le respondió con expresión algo molesta y cómplice de hombre a hombre: «Bueno, ya lo sabemos, lo dice el Profeta, las mujeres son semejantes al hombre, pero no son iguales».
Impulsada por un concepto tan sinceramente expresado, mi intención es partir de esta afirmación para proceder hacia atrás en la historia humana e intentar remontarme a los orígenes de una concepción que desde hace milenios informa las culturas humanas más arraigadas y extendidas, que definiremos aquí con el término colectivo de culturas patriarcales (1).
Antes de pasar a esta complicada tarea debo hacer algunas precisiones preliminares. En primer lugar, una necesaria declaración de modestia. Si al inicio de la investigación me había propuesto con bastante atrevimiento el ambicioso objetivo de remontarme a los orígenes de la desigualdad sexual, durante el transcurso del análisis esa pretensión se ha frustrado. He experimentado una sensación parecida a la que, si se me permite la comparación, debió de sentir el legendario Livingstone cuando, remontando el curso del Nilo, en lugar de llegar a las fuentes, como había esperado, se encontró ante sucesivas bifurcaciones que se perdían en territorios inexplorados. De nuevo se demostró que hay más cosas en el cielo y en la tierra que en nuestro planteamiento. Para hallar las míticas fuentes habrá que organizar aún muchas expediciones, explorar muchos senderos y sufrir muchas desilusiones. Pero la aventura no pierde su atractivo. E igual que en su larga y sufrida búsqueda Livingstone no pudo disfrutar de los fríos y precisos reconocimientos fotográficos de los modernos satélites, tampoco nosotros tenemos a nuestra disposición sofisticados aparatos técnicos, pero debemos aceptar los límites intrínsecos del conocimiento humano. La humanidad está inmersa en su cultura y no puede prescindir de ella para mirarse objetivamente desde las alturas siderales. No nos queda sino afrontar los inconvenientes de una larga investigación provistos de unas pocas certezas y muchos interrogantes.
Una de esas certezas ya está implícita en el enunciado de los objetivos: si se parte al descubrimiento de los orígenes se da por descontado que esos orígenes existen, es decir, que la asimetría sexual no es un elemento natural sino cultural. Sin entrar a concretar esta afirmación, cuya explicación resultará evidente en el curso de la exposición posterior, baste observar que si la asimetría sexual fuera un elemento natural inscrito en la biología humana hoy estaríamos contemplando (y contribuyendo a) una paradoja inexplicable: el rechazo de su condición «natural» por parte de la mujer. Si la subordinación femenina estuviera determinada genéticamente, tendríamos entonces una identificación total e incontestable de la mujer con su naturaleza, una perfecta coincidencia de ser y conciencia. Por el contrario, asistimos hoy (un hoy que se extiende hasta abarcar el nacimiento del movimiento moderno de emancipación femenina a finales del siglo XVIII) al impensable rechazo que la mujer opone a su «naturaleza». En el propio acto de rebelarse, de concebir lo inconcebible, la mujer afirma que la «inferioridad» femenina, lejos de pertenecer al ámbito de la naturaleza es un producto cultural, por lo tanto modificable, por lo tanto generado.
Antes de adentrarnos en la búsqueda de estos orígenes conviene describir brevemente cuáles son las formas asumidas por la asimetría sexual en las sociedades de cultura patriarcal. A saber, sociedades que comparten una estructura social jerárquica, dividida en una esfera pública y en una esfera doméstica en la que la primera determina la segunda; en la que la mujer, relegada a la esfera doméstica, está excluida del poder político, más allá del papel económico que cumple, y se subordina al predominio masculino incluso en el seno de la esfera doméstica; en la que, en definitiva, una cultura no igualitaria ordena alrededor de figuras jerárquicas los significados atribuidos a las actitudes y las actividades masculinas y femeninas. Las sociedades de cultura patriarcal son, pues, sociedades que, si bien diferentes entre ellas, se sitúan todas en el espacio prescrito por el dominio y se caracterizan por dos hendiduras que se cruzan entre sí: la de la esfera pública y los hombres por un lado y la de la esfera doméstica y las mujeres por otro. Se entiende por esfera pública la de las instituciones, actividades y formas de asociación que trascienden las unidades familiares y que constituyen el ámbito en el que se desarrolla y se estructura el dominio sobre cuyo modelo jerárquico se configura toda la sociedad. Este es el ámbito social de competencia masculina. Por esfera doméstica se entienden las «instituciones básicas» que se estructuran alrededor de las unidades sociales de base, o sea, la familia más o menos amplia, cuyo modo de ser está completamente determinado por la esfera pública. Este es el ámbito social de competencia femenina.
Veremos más tarde cómo y por qué se han producido estas grietas. De momento basta con fijar el aspecto general de esta sociedad desarmonizada que empareja con una estructura social jerárquica una cultura totalmente organizada en torno a los conceptos de «superior» e «inferior», obviamente atribuyendo los valores superiores a la esfera dominante masculina y los inferiores a la esfera dominada femenina.
(1) Para evitar malentendidos conviene aclarar que aquí se entiende por «culturas patriarcales» todas las culturas jerárquicas que han asegurado el predominio social masculino, independientemente de las formas específicas que ese predominio ha tenido en las distintas civilizaciones. En particular, no hace falta identificar las «culturas patriarcales» con el patriarcado, que es solo una de las formas asumidas por el predominio social masculino.
 

Según esta ordenación social no igualitaria se deducen dos representaciones antitéticas de los géneros sexuales ampliamente predominantes. Por un lado está el Hombre, elemento central determinante de la sociedad gracias a una supuesta «naturaleza» abstracta, racional, activa y asertiva; todo el poder de decisión reside en sus manos, él es quien elabora por excelencia los valores culturales (incluida la propia definición de mujer); él desempeña los papeles de mayor prestigio social, cualesquiera que sean. Por otro lado está la mujer, elemento periférico marginal del cuerpo social a causa de su supuesta «naturaleza» práctica, impulsiva, pasiva y subordinada, que ejerce papeles de bajo o nulo prestigio social, sean los que sean. Mientras el hombre sujeto social se define según su papel, beneficiándose de la pluralidad de opciones que la sociedad le ofrece, la mujer objeto social se define por la relación de parentesco más directo con el hombre, sufriendo la imposición de un único modelo de vida socialmente aceptado: el matrimonio (o sea, el paso legal de la patria potestad a la potestad del esposo) y la maternidad.

Hay que destacar no obstante que estas representaciones, comunes a las distintas culturas patriarcales precisamente por su carácter general, contienen al menos dos abstracciones determinantes que deben ser subrayadas. La primera es que dentro de la estructura social jerárquica, apropiadamente identificada con la figura geométrica de la pirámide, se ha rebajado por simplificación descriptiva la compleja relación no igualitaria entre los sexos en una polarización abstracta de secciones bien diferenciadas de la pirámide social, de modo que la parte superior queda totalmente ocupada por el género masculino y la inferior por el femenino.

Pero esta simplificación es una exageración teórica que no explica en absoluto la más compleja relación asimétrica existente entre los sexos y en el seno de la sociedad, que ve más bien dos semipirámides, una femenina y otra masculina, deslizadas a lo largo del plano medio vertical, de manera que el vértice y cualquier otro nivel intermedio de la semipirámide femenina quedan descentrados respecto al vértice y los niveles intermedios de la semipirámide masculina. Por lo que, en igualdad de condiciones, el estatus social de la mujer resulta siempre y en cualquier caso inferior al del hombre.


Por esta razón creo preferible emplear el término de «asimetría» sexual para definir esta representación social más compleja, y evitar el término «desigualdad», que remite sobre todo a la visión dicotómica abstracta de la pirámide simple.
La segunda abstracción que se puede observar en las representaciones anteriores, siempre imputable al hecho de que se trata de generalizaciones, de modelos ideales, es que no coinciden exactamente con la realidad dinámica de las distintas culturas patriarcales. En particular, este desajuste es evidente en relación con la sociedad occidental contemporánea, en la que esas representaciones parecen, en parte, clichés superados, versiones radicales que no tienen una identificación exacta con la realidad social. En efecto, sostener que hoy en los países occidentales la mujer es solo un objeto social, marginal e irrelevante nos parece inadmisible.
Si es una verdad indiscutible que hasta hace unos decenios coincidían modelo ideal y realidad social, es igualmente indiscutible que la condición femenina está cambiando de forma rápida y generalizada. Aunque a día de hoy una buena parte o la mayoría de las mujeres occidentales podrían ser incluidas todavía en las definiciones mencionadas, una minoría importante hace parecer esas definiciones felizmente obsoletas. En el mundo occidental se están haciendo cada vez más borrosas las formas de la asimetría sexual y más contestada su existencia, hasta el punto de poder hablar de «crisis» de la cultura patriarcal. Una crisis que forma parte de una alteración más general de todo el sistema de valores en los que se apoya la cultura occidental; un proceso que va más allá del presente estudio por su complejidad. Nos basta afirmar que el problema de la asimetría sexual en la sociedad occidental está afrontado en la actualidad con una lucidez de análisis que barre las groseras simplificaciones que ha padecido. Una lucidez que nos permite asimismo recapacitar sobre una hipótesis fundamental desde el punto de vista libertario: la posibilidad de que la asimetría sexual se pueda modificar y desaparecer totalmente sin cambiar sustancialmente la desigual estructura global de la sociedad.
Volviendo al fondo de la cuestión, el primer dato macroscópico que se impone en una reflexión sobre la asimetría sexual es su presencia, tan generalizada que avala la hipótesis de una universalidad del fenómeno. Y en un primer análisis, sin duda esta presunta universalidad parece confirmarse, como sugiere Michelle Rosaldo [14], tanto en un estudio sincrónico de las sociedades existentes, como en uno diacrónico de las conocidas. Aun reconociendo los mitos y testimonios arqueológicos que probarían una mayor relevancia social de la mujer en algunas culturas prehistóricas, para Rosaldo, y con ella para para buena parte de la antropología, se pueden construir sobre estos mitos y testimonios tan solo interpretaciones altamente especulativas, imposibles de verificar. Tal prudencia parece estar motivada también por el hecho de que quizá sociedades que aparentemente habían invertido la relación hombre/mujer a favor de esta última, revelaban en una investigación más profunda la «clásica» asimetría, al delegar el poder último en manos de un varón de la familia materna en lugar de la paterna.
El panorama de la cultura humana parece, pues, caracterizado por este rasgo homogéneo que se repite en el tiempo y el espacio en sociedades en muchos aspectos muy diferentes entre ellas. Resultan numerosos los mitos transmitidos que explican los orígenes de la relación asimétrica entre sexos, sorprendentemente semejantes entre ellos a pesar de los miles de años o de kilómetros que separan las culturas que los han elaborado (2). De modo que no parecería injustificado proclamar la universalidad de la asimetría sexual como elemento incuestionable de la cultura humana.
Para verificar la validez de esta hipótesis recurriremos a la ayuda involuntaria de Claude Lévi-Strauss, quien asegura: «[…] en efecto, todo lo que es constante entre los hombres escapa necesariamente del dominio de las costumbres, de las técnicas y de las instituciones que diferencian y oponen a los grupos. […] Supongamos entonces que todo lo que es universal en el hombre pertenece al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, y que todo lo que se somete a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y lo específico» [11, p. 46]. Si aceptamos esta definición, la supuesta universalidad de la asimetría sexual otorgaría a la dominación hombre/mujer un carácter de inexorabilidad biológica que ya hemos puesto en duda. Por otra parte, el propio Lévi-Strauss afirma que donde está la Regla, el acto social codificado, allí está la cultura. De modo que no resta más que comprobar si la asimetría sexual es constante, uniforme y no codificada, y por lo tanto natural, o bien inconstante, diversificada y codificada, y por lo tanto cultural.
Pero en la aproximación a cualquier civilización resulta evidente que el comportamiento social de los sexos no se deja al azar, no recae en la categoría de la «espontaneidad», sino que, por contra, es objeto de reglamentaciones sociales detalladas. En realidad, una vez establecidas ciertas decisiones biológicas, la naturaleza se retrae y abandona el comportamiento sexual a la arbitrariedad. Un espacio vacío que es inmediatamente ocupado por la cultura, cuyo papel primordial, sigue diciendo Lévi-Strauss, «es asegurar la existencia del grupo en cuanto grupo, y sustituir por la tanto la organización al azar», la cultura, de hecho, «no puede introducir un tipo de categoría donde no existe ninguna» [11, p. 75]. Y que se trata de cultura y no de naturaleza está justamente confirmado por la increíble variedad de comportamientos y papeles sexuales que atraviesa las distintas civilizaciones humanas: si en todas las sociedades existe la división sexual del trabajo social, difieren considerablemente de una sociedad a otra los papeles y comportamientos «femeninos» de los papeles y comportamientos «masculinos»(3). Se trata de una nueva confirmación de que en la actuación social de los dos sexos no se dan decisiones instintivas que impongan modelos universales de comportamiento, sino elaboraciones culturales que difieren enormemente en las diversas sociedades. En definitiva, la asimetría sexual no se explica solo por los mitos (lo que implica la necesidad de su justificación), sino que toda sociedad codifica minuciosamente sus formas específicas asumidas en su propio contexto cultural. Lo cual excluye la hipótesis de que sea uniforme y no codificada. Falta aún aclarar por qué la asimetría sexual aparece a gran parte de la antropología (incluidas las feministas) como un fenómeno universal.
Adelantando brevemente lo que será el tema de las siguientes páginas, podemos asegurar que esta universalidad aparente deriva de una lectura sesgada, ampliamente extendida en antropología, que asume como general un elemento que en cambio es parcial. Un error de perspectiva bastante típico de la cultura occidental que, a causa de su arrogante concepción del mundo, pretende reducirlo «a su imagen y semejanza». Impregnada de su filosofía etnocéntrica, esta proyecta sobre cualquier otra sociedad humana el principio jerárquico que la conforma, reduciendo toda la realidad al modelo de sociedad del dominio que le es propio. De ahí se deriva que la asimetría sexual, como cualquier otro rasgo cultural propio de la sociedad del dominio, se convierte en universal de la misma manera en que el dominio se convierte en universal. Así es como esa realidad parcial que también hemos señalado al definir la cultura patriarcal, es decir, la concomitancia de estructura social jerárquica y de asimetría sexual, se transforma en realidad absoluta, cuando más bien es un rasgo cultural universal de la sociedad del dominio.
Aclarado el origen de esta malentendida universalidad de la asimetría sexual, prometemos explorar más adelante el ámbito poco conocido de las sociedades sin dominio y sin historia (por usar la definición de Pierre Clastres) con el fin de comprobar si la ausencia de dominio comporta por esa misma razón la desaparición de la asimetría sexual.
Antes de proceder a un análisis más profundo de la relación entre poder y asimetría sexual vale la pena detenerse en el problema del etnocentrismo. Clastres señala: «Hace tiempo que el lector habrá reconocido al adversario siempre activo, el obstáculo siempre presente en la investigación antropológica: el etnocentrismo, que interviene en la visión de las diferencias para identificarlas y, por último, abolirlas. […] La etnología pretende situarse de entrada en la universalidad sin percatarse de que en muchos aspectos permanece sólidamente establecida en su particularidad y que su falso discurso científico no tarda en degradarse en auténtica ideología» [6, pp. 16-17]. Acabamos de ver cómo esta perspectiva ha inducido a buena parte de la antropología a asumir como universales la sociedad con poder político coercitivo (siempre en la definición de Clastres) y los rasgos culturales que la caracterizan, como la asimetría sexual. El rechazo de ese planteamiento se ha beneficiado de la aportación crítica de la corriente arraigada en América en los años setenta que llamaremos de antropología «feminista». La mayor contribución de esta corriente ha sido haber identificado un aspecto peculiar del etnocentrismo occidental, fundamental para un análisis de la asimetría sexual: el androcentrismo.
Como dice la propia palabra, se entiende por androcentrismo la visión de la realidad centrada en el hombre que ha caracterizado la antropología occidental. Esta, al describir las demás sociedades, no solo ha forzado sobre ellas una lectura asimétrica de las relaciones entre sexos, sino que a la vez ha marginado el papel social de la mujer, ocultándolo sin diferenciación en el masculino o ignorándolo completamente. La historia de la especie humana se ha convertido así en historia del hombre, mientras el «segundo sexo» se ha sumergido en un mundo difuso, en un escenario de fondo que sirve de marco al «verdadero» protagonista de la aventura humana: el Hombre.
Resulta paradigmática para comprender la posición androcéntrica de la antropología tradicional la afirmación que hace Evans-Pritchard en su clásico y por muchas razones interesante estudio sobre los nuer: «También los nuer, como los demás pueblos, se diferencian en función del sexo. Es una dicotomía de escaso o nulo interés para las relaciones estructurales que constituyen el tema de este libro. Su importancia es más doméstica que política y se le presta poca atención» [8, p. 38, la cursiva es mía]. Así se liquida en dos palabras el problema, la ausencia de la mujer del ámbito político, que ni siquiera parece tal problema, sino un elemento normal, indiscutible, de la realidad de quien describe y de quien es descrito.
Contra este planteamiento androcéntrico surge la corriente feminista que pone bajo acusación el enfoque metodológico de la antropología tradicional, con el declarado objetivo de hacer emerger el mundo social femenino de las profundidades a las que lo ha relegado la cultura androcéntrica. Dos son los problemas más urgentes que se imponen en esta búsqueda: paliar la enorme carencia de datos heredada de la antropología occidental y releer críticamente los datos ya recogidos, de forma que se pueda obtener, de esta historia escrita por los hombres sobre los hombres, una imagen lo más completa y fidedigna de la mujer y, por lo tanto, de la especie humana. Se trata de un objetivo preliminar de todo estudio definitivo sobre la asimetría sexual.
La carga de entusiasmo necesaria para esta difícil tarea procede, como es lógico, del movimiento de liberación de la mujer, cuya positiva influencia en la fijación del desarrollo de la corriente de antropología feminista es innegable. Es en el seno del movimiento de liberación de la mujer donde nace la exigencia de recomponer la identidad ignorada del segundo sexo; exigencia que, al volcarse en la antropología feminista, se transforma en el intento de reescribir una historia de la especie humana liberada de los prejuicios androcéntricos que hasta ahora la han caracterizado. Sin embargo, si es mérito del movimiento feminista haber iniciado este cambio revolucionario de la investigación antropológica, aquel ha derribado algunos de sus límites intrínsecos, o mejor, intrínsecos en su parte más consistente (4).
Ante todo, el movimiento es continuamente víctima de una simplificación analítica que ya hemos identificado en la estratificación horizontal de los sexos representada por la pirámide simple. Ilusión óptico-teórica que reduce la realidad a una falsa dicotomía en la que el elemento femenino está cargado de signos positivos, mientras que el masculino, demonizado, resulta cargado solo de signos negativos. De esto derivan dos representaciones en exceso ideales, abstractas, poco útiles para comprender a fondo la asimetría sexual. En realidad basta fijar mejor la atención sobre estas representaciones para reconocer los rasgos propios de una categoría social e histórica concreta: el hombre y la mujer de la clase media blanca de los países occidentales(5). Y si no se puede negar que estos modelos sociales son modelos líderes de la cultura occidental (o sea, los medios más ampliamente representados en el cuerpo social y decisivos para influir en los modelos culturales de las clases inferiores), así como la cultura occidental es la cultura líder (en el sentido de más influyente) del mundo contemporáneo, es igualmente cierto que en un discurso sobre la asimetría sexual ese modelo específico no se puede proponer como el modelo que recoge todos los caracteres fundamentales de un concepto muy heterogéneo de hombre y mujer.
De naturaleza más esencial es el otro límite analítico del movimiento de liberación de la mujer, estrechamente relacionado con esta representación abstracta de los sexos. En conjunto falta al movimiento un análisis detallado del poder y la estructura jerárquica que se deriva de ella. Pero, obsérvese, no del poder masculino ni de la estructura sexual jerárquica, temas muy conocidos por el movimiento de liberación de la mujer, analizados en sus más recónditos recovecos, en sus más leves matices, sino del poder sin atributos, del poder como categoría absoluta. Básicamente indiscutido, el poder parece un elemento casi «natural» de la sociedad humana que solo se cuestiona a consecuencia de su degeneración en poder masculino. Prisionera de su lógica, la crítica feminista se debate en ese espacio ideológico informado por el principio jerárquico ordenador, sin lograr vincular con ello el rechazo de una asimetría especia con el rechazo global del principio subyacente.
Este límite teórico, heredado de la corriente de antropología feminista, desgraciadamente la devuelve al redil de la antropología tradicional desde el momento en que replantea la sociedad del dominio como la sociedad humana. Esta aceptación del poder como hecho inexorable de la socialización reabre las puertas a la perspectiva etnocéntrica previamente criticada por la antropología feminista: un fantasma continuamente exorcizado y que siempre se vuelve a alzar.
Avanzando más allá en la reflexión sobre la asimetría sexual, nos encontramos aquí en una encrucijada teórica. Por un lado, la reflexión se dirige a la identificación de los mecanismos sociales a través de los cuales se reproduce la asimetría social en la sociedad contemporánea. Por otro, se adentra en la búsqueda de las fuentes míticas.
No hay duda de que el primer camino es más concreto y generoso en resultados, y no sorprende pues que sea también el más trillado. En especial el feminismo ha empujado en esta dirección, convencido de que cualquiera que haya sido el origen de la asimetría sexual, si hoy se pretende modificarla, hay que identificar primero e intervenir después sobre los mecanismos que al reproducirla la perpetúan. Se oculta la hipótesis de que la asimetría sexual, una vez agotada la motivación que la ha establecido, se reproducirá por inercia debido a la persistencia de estos mecanismos.  Remitiendo al respecto a la vasta literatura existente sobre el tema, basta mencionar el «clásico» de Simone de Beauvoir [7], y sin hacer un análisis detallado, nos limitaremos aquí a una rápida identificación de los más importantes.
El primero por orden cronológico y por importancia es seguramente la diferente socialización entre los sexos, que generación tras generación adapta hombres y mujeres al modelo sexual asimétrico desde la primera infancia. Una socialización distinta que incide profundamente a nivel de la psique y contribuye a plasmar la personalidad masculina y femenina según los atributos psicológicos que toda cultura considera «inherentes» a los dos sexos. La rígida división sexual del trabajo social contribuye más tarde a trazar una clara brecha entre el papel social de las mujeres y el de los hombres, delimitando de este modo dos mundos separados que cristalizan gracias a la separación de la sociedad en una esfera pública de signo masculino y en otra esfera privada de signo femenino.
Aun reconociendo validez a este análisis, se le puede objetar que, si es sin duda necesario desactivar los mecanismos que orientan la reproducción de la asimetría, no es suficiente este acto para eliminarla. Si no se identifican y eliminan las causas primeras que la producen, sería verosímil que se activaran paulatinamente otros mecanismos que sustituyesen a los bloqueados para perpetuar de este modo la asimetría sexual.
Además este planteamiento está justificado en virtud de otra consideración que ya hemos indicado, esto es, el carácter demasiado especulativo de tales hipótesis. Se argumenta que precisamente por la imposibilidad de corroborar hipótesis tan distantes se corre el riesgo de proyectar sobre los orígenes los propios deseos, construyendo una auténtica «narración mítica». Ciertamente existe ese riesgo. ¿Pero no es un riesgo inevitable, intrínseco al conocimiento humano? Las explicaciones «racionales», «objetivas» de la realidad y, en particular, de la realidad humana, ¿no están todas impregnadas por los mitos fundacionales de la cultura que fabrica esas explicaciones (sin olvidar el mismo mito de la objetividad y la racionalidad propias de la cultura occidental)? Mito y realidad parecen entrelazados indisolublemente: la trama inevitable sobre la que se teje el conocimiento humano. De acuerdo con estas consideraciones e impulsados por algunos interrogantes cruciales que esperan aún respuesta, nosotros, firmes en nuestro propósito, preferimos emprender el otro camino, aun siendo conscientes de los problemas que comporta esta elección.
Vayamos en primer lugar al terreno de las hipótesis antes formuladas. La primera gran división que lo cruza, ordenando las interpretaciones del origen de la asimetría sexual en campos opuestos, atañe al binomio Naturaleza/Cultura. Se pueden clasificar, por una parte, las teorías que recurren a motivaciones biológicas para explicar la asimetría sexual; por otra, en cambio, se pueden agrupar las teorías que, al considerar a la especie humana como un fenómeno predominantemente cultural, sitúan la asimetría sexual en el ámbito de las decisiones humanas. La segunda gran división, que se superpone parcialmente a la anterior, se establece con respecto al poder, subdividiendo el terreno entre los que reconocen un nexo de causa y efecto, o cuando menos de correlación, entre ambos fenómenos sociales y entre los que no parecen observar nexo alguno entre los dos. En el primer grupo situaremos, pues, todas las hipótesis «naturalistas», que claramente no reconocen en el poder un factor determinante de la asimetría sexual; en el segundo grupo colocaremos las interpretaciones «culturalistas», que diferenciaremos  internamente según la posición asumida con respecto al poder. Se incluyen claramente en el primer grupo todas las teorías, hoy en veloz declive, que como hemos señalado al principio no suponen ningún origen para la asimetría sexual, pues la consideran un elemento natural. Son los teóricos que ven en la «naturaleza» pasiva y subordinada de la mujer, opuesta a la activa y dominante del hombre, un orden jerárquico no pensado por la humanidad pero inexorablemente dictado por determinaciones biológicas. Si hoy este tosco determinismo instintivo (sociobiología aparte) parece perder toda credibilidad, durante milenios ha sido esta la concepción angular de la cultura sexual. Una concepción «naturalista» que, sin embargo, se revela esencial para analizar el discurso eminentemente cultural que sobre las diferencias biológicas ha construido el hombre.
Partiendo de estas diferencias indiscutibles, la cultura patriarcal las interpreta en clave antagonista y las reconduce al binomio fundamental a cuyo alrededor gira la especie humana: Naturaleza y Cultura. Apropiándose de manera exclusiva del ámbito humano por excelencia, la cultura, el hombre relega a la mujer al reino de la naturaleza, casi a un estadio prehumano de la especie. Una asimilación justificada por la presencia invasora que el hecho biológico parece tener en la vida femenina, cuyo carácter cíclico existencial parece vibrar al mismo ritmo que el ciclo natural. Por el contrario, el hombre, al considerarse inmune a las determinaciones biológicas tan evidentes en la mujer, se erige como representante único de la especie capaz de trascender la naturaleza y de encarnar su rasgo peculiar: la capacidad simbólica. Al reservarse el papel de procesador cultural único, el hombre niega esta capacidad a la mujer y la condena a la inmanencia. El mundo femenino, expulsado de la esfera social que por su carácter trascendente intrínseco se convierte en el ámbito preferente de la actividad masculina, queda circunscrito a una esfera doméstica en la que el elemento biológico determina y delimita la relevancia social. «La humanidad es masculina», afirma Simone de Beauvoir, «y el hombre define a la mujer no en cuanto tal sino en relación con él, no la considera un ser autónomo. […] La mujer se determina y se diferencia en relación al hombre, no el hombre en relación a ella; es lo no esencial frente a lo esencial. Él es el Sujeto, el Absoluto: ella es el Otro [7, p. 16]. Al objetivar y alterar a la mujer, el hombre crea los términos de otro binomio indisociable: «Desde el momento en que el sujeto busca afirmarse, le es necesario el otro que lo limita y lo niega; el sujeto no se realiza sino mediante esta extraña realidad» [7, p. 187]. La mujer es pues el objeto que permite al hombre definirse. Por esta razón la definición de mujer transmitida por la cultura patriarcal es sin duda más útil para conocer bien al hombre antes que al objeto de la propia definición.
La razón por la que el hombre lleva a cabo este proceso de expoliación cultural de la mujer, privándola de su capacidad simbólica y condenándola a la intrascendencia, es una pregunta que requiere una reflexión ulterior. En parte se puede aceptar la tesis, no completamente satisfactoria, de que este sentido de desquite del hombre nazca de su envidia de la capacidad reproductora de la mujer. Como afirma Magli, el hombre identifica en esta capacidad procreadora un poder de vida y de muerte que se controla mediante la cultura(6). Al estar excluido por la biología de la mágica cualidad procreadora, el hombre puede afirmar su superioridad frente a la mujer solo apropiándose de la capacidad creadora intelectual y proclamando después la superioridad de la Cultura sobre la Naturaleza y, por lo tanto, del Uno sobre el Otro. En realidad, la declarada incapacidad simbólica de la mujer, que parece encadenarla al mundo natural, no es más que una invención de la cultura patriarcal dirigida a justificar el expolio del que es víctima la mujer. La cultura patriarcal es la que impide a la mujer desarrollar sus capacidades de abstracción, como demuestra Merlin Stone en su interesante libro [17] sobre la cultura religiosa de signo predominantemente femenino, desarrollada durante milenios antes de la llegada de la cultura patriarcal. Una nueva confirmación de que la «naturaleza» femenina propuesta por la cultura asimétrica tiene una clara fecha de nacimiento que confirma su origen cultural.
Siguiendo todavía brevemente en el ámbito de las hipótesis «naturales», una segunda corriente más tendenciosa propone una interpretación más sutil del elemento biológico. En ella la mujer no se considera «naturalmente» inferior, sino subordinada a un «destino biológico» que la constriñe a un papel social marginal que a la larga determina su condición subalterna. La maternidad, la neotenia de la cría humana, la menor fuerza física parecen excluir a la mujer de los actos humanos fundamentales, como la caza, a cuyo alrededor se desarrolla la especie. Evolución en la que la mujer solo puede participar marginalmente, totalmente presa de sus funciones biológicas. Por esta razón la inferioridad social de la mujer ya no está inscrita en la «naturaleza» femenina, pero de todos modos está determinada desde el punto de vista biológico. En tal caso, los orígenes de la socialización vendrían a coincidir con los de la asimetría sexual.
Se trata de una lectura sumamente etnocéntrica de la evolución humana que proyecta sobre situaciones históricas y sociales muy diversas, principalmente las sociedades nómadas de los cazadores-recolectores, la asimetría propia de nuestra cultura jerárquica no igualitaria, y sobrevalora la aportación masculina a la evolución de la especie ignorando o negando toda aportación femenina. Muy interesante en este punto es el ensayo de Sally Slocum [16] que echa por tierra esta tesis al demostrar que los hechos evolutivos antes asociados solo a la caza (es decir, a los hombres) se manifiestan idénticos en la esfera de competencia femenina. Así, la exigencia de una mayor cooperación, que lleva a un desarrollo de la socialización, está presente por igual en la organización masculina de la gran caza y en la organización doméstica de las mujeres; la complejidad del lenguaje, que lleva al desarrollo de la capacidad simbólica, es indispensable tanto para la coordinación de las cacerías como para la socialización de los niños a cargo de las mujeres; la invención de nuevos instrumentos, que conduce al desarrollo de la capacidad tecnológica, es tanto obra del hombre por las armas de caza como de la mujer por todas las herramientas de uso doméstico o destinadas al transporte de alimento.
Una vez puesta al descubierto esta visión descaradamente antropocéntrica de la evolución humana, queda aún preguntarse por qué las funciones biológicas de la mujer, al determinar su papel social, la obligan a una posición subalterna. Ciertamente no está nada claro por qué resultan inferiores en sí la maternidad, la crianza y la socialización de los niños, esenciales para la supervivencia de la especie, y la gestión del ámbito doméstico, esencial para la supervivencia de la comunidad. De igual modo, no se comprende por qué la caza tiene que ser socialmente superior en sí o, ampliando nuestra perspectiva, por qué todas las actividades sociales desempeñadas por los hombres, sean las que sean, resultan siempre socialmente superiores, mientras todas las actividades llevadas a cabo por las mujeres resultan siempre socialmente inferiores. A estas alturas es evidente que no es el valor intrínseco de un específico papel social lo que determina su lugar, sino el género sexual que lo encarna: lo que es masculino es superior, lo que es femenino es inferior. El origen y la explicación de la subordinación de la mujer no se debe buscar pues en su «naturaleza» ni en su «destino biológico», sino en una interpretación cultural de las diferencias sexuales y de los papeles sociales asociados  a ellas.
Margaret Mead asegura que es impresionante la «obra de imaginación que puede realizar una sociedad humana confiriendo un valor especial a un mero hecho biológico» [13, p. 20]. En realidad el elemento biológico es en sí neutro; adopta un valor positivo o negativo en el seno de un sistema de valores definido culturalmente. Con ello no se pretende negar la importancia del hecho biológico, pero este no determina el comportamiento social de los géneros sexuales aunque los diferencie y los caracterice. La interpretación cultural de la asimetría sexual llega incluso a invalidar la conexión de causa y efecto que parecía orientar la relación entre elemento biológico y elemento cultural. Con la formulación del concepto de «plasticidad cultural» se invierte incluso esta relación: es la capacidad cultural del hombre la que elabora el elemento biológico y este el que determina el hecho social. Una cultura, escribe de nuevo Mead, «puede obligar a cualquier individuo nacido en su seno a asumir un tipo de comportamiento para el que ni la edad, ni el sexo, ni las aptitudes específicas constituyen elementos de diferenciación» [13, p. 19]. Esta fuerza del hecho cultural, capaz de constreñir en los modelos propuestos a la mayoría de los seres humanos por encima del temperamento individual, no explica solo la difusión de los caracteres «femeninos» entre las mujeres y de los «masculinos» entre los hombres, sino también por qué los caracteres «femeninos» de algunas culturas se transforman de modo igualmente profuso y «natural» en caracteres «masculinos» en otra cultura.
Parece contradictoria la postura de Claude Lévi-Strauss en relación con el problema de la asimetría sexual, como se puede inferir de la lectura de Las estructuras elementales del parentesco. Aunque este tema no es abordado directamente en la obra, actúa como trasfondo de la teoría sobre la prohibición del incesto que en ella se expone. Como es sabido, Lévi-Strauss plantea que la prohibición del incesto señala el «lugar» exacto del paso de la naturaleza a la cultura, constituyendo el acto fundador de la socialización. El objetivo que pretende esta prohibición es «asegurar la circulación total y permanente de los bienes por excelencia que posee el grupo, que son sus mujeres y sus hijas» [11, p. 614]. Gracias a este intercambio generalizado «el vínculo de afinidad con una familia distinta asegura la conquista de lo social sobre lo biológico, de lo cultural sobre lo natural» [11, p. 614]. Pero las mujeres, definidas como el bien más valioso del grupo, son un raro bien. En efecto, «la marcada tendencia poligámica, que podemos considerar existente en todos los hombres, hace que el número de mujeres disponibles parezca siempre insuficiente» [11, p. 82]. En realidad, la poligamia (o la poliginia, porque de esto se trata), aun siendo inviable desde el punto de vista biológico como hecho universal para el equilibrio demográfico existente entre los sexos, resulta ser un privilegio diferenciador del jefe, «la recompensa del poder» [11, p. 89].
Si el discurso general de Lévi-Strauss es manifiestamente un discurso sobre la preeminencia en la evolución humana de lo cultural sobre lo natural, con respecto al problema subyacente de la asimetría sexual esta preeminencia parece asumir caracteres contradictorios. Una sensación que se basa en la ausencia de una explicación convincente de por qué son las mujeres (y solo ellas) las que deben desplazarse para tejer las estructuras familiares en las que se funda la socialización. En cambio, se tiene la clara impresión de que los grupos que determinan este intercambio recíproco se identifican con su componente masculino, mientras que las mujeres se convierten en objetos que consienten este intercambio generalizado entre hombres. Si la mujer es el bien por excelencia, el hombre aparece como el poseedor de este bien. Y de nuevo no está claro por qué a esta «poliginia tendencial» del hombre no solo no responde una igualmente lógica «poliandria tendencial» de la mujer, sino que incluso a esta no se atribuye ninguna tendencia sexual, subyaciendo en cambio una supuesta pasividad que le permite adaptarse a todas las opciones sexuales efectuadas por la contraparte masculina. Ni se comprende por qué es precisamente la poliginia la que se convierte en señal de reconocimiento del poder. Hecho que además implica no solo la existencia del monopolio del poder en el momento mismo en que se da la socialización, sino que este poder nazca ya caracterizado sexualmente (huelga decirlo: masculino). Nuestra impresión es que la mujer llega a la prohibición del incesto, es decir, al hecho fundacional de la sociedad, o sea, al «lugar» preciso del paso de la naturaleza a la cultura, cargada ya con una serie de significados claramente culturales, paradójicamente anteriores al nacimiento de la cultura. Esto es, que esta condición y este valor social de la mujer, que nos parecen subordinados, no son un elemento de cultura sino de naturaleza, o sea, universales. Pero ya hemos contestado a esto con las palabras del propio Lévi-Strauss.
También pues Lévi-Strauss plantea la existencia del dominio como elemento indiscutible de la socialización humana, asumiendo así una posición muy clara respecto a la segunda gran división que atraviesa el ámbito de las hipótesis acerca del origen de la asimetría sexual. Y esta es en efecto la posición más amplia y tácitamente compartida en antropología, y el hecho no puede sorprendernos. Como hemos mencionado, solo recientemente la corriente de antropología feminista ha impugnado el poder «masculino», pero sin llevar su crítica más allá de esta restringida atribución de género. Hay que esperar la aportación de la que podemos llamar aquí corriente de antropología libertaria para que por fin se empiece a investigar el poder como categoría absoluta, haciéndolo emerger del inconsciente cultural en el que se incrusta, dejando clara su presencia, siempre subyacente pero determinante para etiquetar el espacio ideológico en el que se desenvuelve la indagación cognitiva.
Nos referimos especialmente a la obra pionera del antropólogo francés Pierre Clastres y a la más reciente del ecólogo estadounidense Murray Bookchin. Aun estando todavía lejos de una visión completa y definitiva, sobre todo con respecto al problema de la asimetría sexual, sus ideas han allanado el camino de un análisis lúcidamente libertario de la evolución humana.
La primera dificultad teórica con la que se ha medido la antropología de inspiración libertaria ha sido la necesidad de despejar el terreno de esa visión etnocéntrica tan querida por la cultura occidental que, al proyectar sobre otras sociedades la propia estructura social jerárquica, la eleva a único modelo de sociedad existente y existida. Salir del espacio ideológico del dominio para entender las otras sociedades es el imperativo categórico que ha caracterizado el enfoque metodológico diferente de la antropología libertaria. Gracias a su capacidad de reconocer y analizar la diferencia ha empezado a trazar algunas hipótesis sobre la génesis del fenómeno social que legítimamente aspira hoy a la universalidad: la posesión preferente del poder, o sea, del dominio.
Antes de proceder a un tratamiento más amplio de este punto de vista, debemos cerrar el panorama de las hipótesis antes formuladas acerca del origen de la asimetría sexual abordando un «clásico» del tema, el matriarcado, e intentando responder a la también clásica pregunta: ¿mito o realidad?
La polémica del matriarcado, tema de frecuentes debates en los ámbitos antropológicos, ha sido recientemente reavivada por el renovado interés mostrado por esta hipótesis por el movimiento de liberación de la mujer; terreno en el que esta idea de superioridad femenina ha demostrado toda su carga utópica. Más «científica» ha sido la actitud adoptada por la corriente de antropología feminista al afrontar una temática emocionalmente tan atractiva. Sin embargo, al igual que la antropología tradicional, al responder a la pregunta habitual de si el matriarcado fue un mito o una realidad histórica, la corriente de antropología feminista se dividió en dos campos opuestos. Si por un lado se afirma que no existen pruebas históricas concretas de una ginecocracia arcaica, por otro se responde que existe una serie de evidencias arqueológicas que demuestran una consideración social de la mujer diferente y más elevada, cuyas implicaciones respecto a la estructura social general están todavía por verificarse. Mead aseguraba en 1926 que «[…] en algunas partes del mundo habían existido y existían instituciones matriarcales que conferían libertad de acción a la mujer y le otorgaban una capacidad de decisión no contemplada en la cultura histórica europea» [13, p. 23]. Lejos de proclamar la existencia indiscutible de un régimen matriarcal, se afirma en cambio la certeza de que toda cultura matriarcal arcaica (cuya prueba macroscópica es la religiosidad de signo femenino que hemos indicado con anterioridad) no puede no haber tenido una correspondencia directa con la estructura social en la que se basaba. Hipótesis avalada por el hecho de que, limitando la investigación a las sociedades históricas matrilineales, aunque formen parte de la inmensa categoría de las sociedades asimétricas de predominio masculino, es fácil reconocer que la posición y el valor social de la mujer son por término medio superiores a los de las sociedades patrilineales.
Efectivamente, la existencia misma de numerosos mitos primitivos y arcaicos sobre el matriarcado tendentes a demostrar que del caos y la iniquidad social propios de la dominación femenina se había pasado al orden y la justicia propios de la dominación masculina (desvelando con ello, sin ninguna duda, el género sexual de los desconocidos autores) son otras tantas pruebas de que con el dominio masculino se creó una nueva situación social; situación que necesita una legitimación cultural mediante la elaboración de un mito justificativo.
Se supone así, sin llegar a un análisis más profundo, el nacimiento del «poder masculino» como hecho de la historia humana, opuesto al tema más o menos subyacente común a los que sostienen la interpretación mítica del matriarcado, que la sociedad de predominio masculino es un elemento intemporal. En realidad nos parece más bien que cuantos tienden a considerar un mito el matriarcado son a su vez prisioneros del «mito del patriarcado», de la ilusión teórica de que la cultura patriarcal ha sido la única realidad histórica conocida por la especie humana.
Para la antropóloga italiana Ida Magli [12], que bien puede representar esta tendencia, el matriarcado no solo es un mito, sino un mito machista, útil para comprender las motivaciones profundas de la sociedad que lo ha creado, pero no ciertamente para ampliar el conocimiento histórico. Y con esta afirmación no pretende referirse tanto a los fabricantes de los mitos arcaicos cuanto a los antropólogos, como Bachofen, que han replanteado este mito de nuestra cultura con una clave de lectura claramente patriarcal(7).
Aun reconociendo cierta validez a esta tesis, parece no obstante extremadamente restrictivo liquidar como malvado mito machista una abundancia de evidencias que confluyen para señalar la existencia de una sociedad con una cultura sexual distinta de la nuestra. Si para muchos (y muchas) «distinta» se entiende como un matriarcado que sea la imagen especular del patriarcado, planteando de este modo el dominio como rasgo indiscutible de la socialización, estamos de acuerdo con Bookchin cuando afirma: «Tengo aquí que rebatir el asunto de que ‘el matriarcado’ que implica la dominación de las mujeres sobre los hombres no ha existido nunca en el mundo primitivo por el simple hecho de que la dominación misma no existía» [3, p. 79]. Una afirmación que nos devuelve al fondo de la cuestión.
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Como desde el principio prometíamos, ya es hora de lidiar con la cuestión del poder, paso obligado si se quiere llegar lo más cerca posible de una explicación de la asimetría sexual. Ya hemos visto cómo las diferencias sexuales han asumido valores asimétricos en una cultura no igualitaria como la de la sociedad jerárquica y cómo, debido a una visión metodológica afectada por el etnocentrismo, esta sociedad, esta cultura y esta asimetría se han convertido en realidades universales.
Es sobre todo en la obra de Clastres donde esta visión sesgada está sometida a una crítica demoledora, que a su vez abre las puertas a un universo desconocido, las sociedades sin dominio: «[…] ante todo tenemos que identificar los elementos que distinguen nuestra cultura de las primitivas o salvajes […]. El principal criterio de clasificación para distinguir entre sociedades primitivas y sociedades históricas es el ESTADO. Sociedades primitivas = sociedades sin Estado. Sociedades históricas = sociedades de Estado. Estos son los términos en los que se debe centrar la especulación»(8) [4, p. 50].
La ausencia de una estructura política formal, organizada y jerárquica había relegado hasta ahora las sociedades primitivas al limbo de las sociedades apolíticas, a un estadio primitivo de la evolución humana, evolución concebida como inevitablemente orientada  a la aparición del Estado, símbolo de la madurez política de la especie humana, del nacimiento de la «civilización». En oposición a esta arrogante concepción evolucionista, Clastres niega el apoliticismo de la sociedad primitiva, demostrando que se trata, por el contrario,  de una diferente concepción política. Mientras que, en realidad, las sociedades estatistas «presentan todas ellas la dimensión demediada desconocida para las otras», en las sociedades sin Estado «el poder no está separado de la sociedad» [5, p. 3]. El poder político, lejos de estar ausente, más bien escapa de la lógica de la coerción propia de la sociedad demediada y recae en manos de la totalidad del cuerpo social(9).
Se deriva de este análisis de la sociedad primitiva una nueva figura política, paradójicamente denominada por Clastres el «jefe sin poder», es decir, un jefe que no manda, cuya palabra no tiene fuerza de ley. Si el cuerpo social es el ámbito del poder real, en él debemos ver el ámbito del poder virtual. Sin apropiárselo, él personifica el poder social en cuanto controlado por el conjunto de la sociedad, consciente del peligro inherente al dominio y la mediación que logra de ella. El afán de prestigio que mueve al jefe sin poder es mantenido a raya por la sociedad mediante una serie de obligaciones, principalmente una generosidad cercana al autoexpolio económico, que representa la «deuda» que el jefe sin poder ha contraído con la sociedad a causa de su especial función. Por lo tanto, el significado político de esta nueva figura no puede comprenderse recurriendo a la categoría de «dominio», sino más bien a la de «prestigio social», idea a la que volveremos más tarde.
Antes de proseguir es preciso detenerse en los términos «poder» y «dominio» (hasta ahora usados con frecuencia como sinónimos) para aclarar su significado intrínseco y evitar la engañosa confusión conceptual y terminológica que los caracteriza. Con este propósito aprovechamos las definiciones propuestas por Amedeo Bertolo en su ensayo Potere, autorità, dominio: una proposta di definizione [2]. El objetivo es disociar la nebulosa poder, concepto cargado de significados diferentes y a menudo contradictorios. Se propone, pues, reservar la palabra poder para la función reguladora social, neutral en sí misma, que constituye el conjunto de procesos conforme a los que la sociedad se regula produciendo normas, aplicándolas y haciéndolas respetar, función «necesaria no solo para la existencia de la sociedad, la cultura y el mismo hombre, sino para el ejercicio de esa libertad como elección entre posibilidades concretas de la que había partido nuestro discurso» [2, p. 61]. Por el contrario, se deben entender como dominio las relaciones sociales jerárquicas caracterizadas por la relación orden/obediencia que distinguen los «sistemas sociales en los que la función reguladora no es ejercida por la colectividad sobre sí misma, sino por una parte de la colectividad (general, pero no necesariamente, por una minoría pequeña) sobre otra (generalmente la gran mayoría); o sea, por sistemas en los que el acceso al poder es monopolio de una porción de la sociedad (individuos, grupos, clases, etc.)» [2, p. 62].
Aplicando esta fundamental distinción conceptual a las sociedades históricas y a las sociedades primitivas identificadas por Clastres, podemos definir las primeras como sociedades del dominio, en las que una parte del cuerpo social se ha asegurado el monopolio del poder, es decir, de la función reguladora social, expropiando a la otra parte y demediando la sociedad. Y podemos definir las segundas, para mejor, como sociedades de la igualdad, en las que el poder está difundido por todo el cuerpo social, que se plantea indiviso. Las unas, sociedades jerárquicas informadas por la relación orden/obediencia; las otras, sociedades igualitarias informadas por la relación de reciprocidad.
Una vez definidas estas sociedades como igualitarias, subyace implícitamente que la asimetría sexual que se manifiesta de forma continua, «universal», en las sociedades del dominio, no es por tanto una característica cultural propia de la sociedad igualitaria. Según Bookchin, además, en estas sociedades que él define como orgánicas «no existen conceptos como ‘igualdad’ y ‘libertad’. Están implícitos en su visión del mundo. Mejor aún, puesto que no se contraponen a los conceptos de ‘desigualdad’ y de ‘falta de libertad’, estas nociones faltan por completo» [3, p. 44]. Existe el concepto de diversidad, pero no se ordena a lo largo de un eje vertical como en la sociedad jerárquica: «Para estas comunidades, los individuos y las cosas no son necesariamente mejores o peores; son simplemente diferentes» [3, p. 44]. Aunque ambas sociedades, las del dominio y las de la igualdad, cumplen con la acción humana por excelencia, en palabras de Mead, «revestir de significados la desnudez de la vida» [13, p. 21], unas adjudican los valores colocándolos a lo largo de líneas jerárquicas; las otras, en cambio, evalúan a todos y a todas las cosas de acuerdo con su unicidad.
Gracias a la reflexión de Bookchin la visión fragmentaria de las sociedades de la igualdad se sitúa en un sistema orgánico y comprensible que posibilita una primera representación global de esas sociedades. En especial, precisamente con respecto a la relación hombre/mujer, lo que estaba implícito en Clastres en Bookchin deviene argumentado y estructurado.
La imagen de sociedad igualitaria de Bookchin (situada por él históricamente en la época de transición desde la concepción nómada de la vida, típica de los grupos de cazadores-recolectores, hasta la sedentaria de las comunidades dedicadas a la horticultura) es la de una sociedad unida por el pacto de sangre de los lazos naturales que se basa en la igualdad absoluta entre individuos, sexos y categorías de edad; en el usufructo y el principio de reciprocidad; en el rechazo de las relaciones sociales basadas en la coerción; y en el «mínimo irreducible», es decir, el derecho de todo individuo a recibir de la comunidad lo que le permita sobrevivir, cualquiera que sea su aportación a la vida y la riqueza comunitaria. Una sociedad que a la concepción de Homo Economicus propia de nuestra cultura opone el ideal de Homo Collectivus. «Casa» y «mundo» coinciden en la visión de la sociedad orgánica, carente de la fatal brecha entre esfera pública y esfera privada cuya aparición marcará el final de la comunidad una e indivisa. Los dos sexos se presentan soberanos, autónomos e independientes en sus respectivas esferas de competencia, establecidas de acuerdo con la fundamental división sexual del trabajo social; división funcional que adquiere un carácter de complementariedad económica exenta de significados positivos o negativos, ya que se adjudica a ambos sexos un papel esencial para la supervivencia de la comunidad. Se configura de este modo una cultura sexualmente igualitaria en la que Bookchin detecta, además, una primacía del elemento femenino, hasta el punto de poder definirla como matricéntrica[i]10). «Con este término no pretendo decir que las mujeres ejercitaran alguna forma de soberanía institucional sobre los hombres o que hubieran asumido la dirección de la gestión social. Quiero decir solo que la comunidad, liberada en parte de su dependencia de la gran caza y los animales migratorios, empezó a desplazar su imaginario social del macho cazador hacia la mujer procreadora, de las hogueras del campo al hogar doméstico, de los rasgos culturales asociados al padre a los asociados a la madre» [3, p. 58]. En conclusión, una cultura ajena a cualquier asimetría social precisamente por ajena al principio ordenador jerárquico que remodela la sociedad en forma piramidal y que transforma la diversidad en desigualdad.
Si se han realizado progresos considerables para explicar cómo se ha impuesto el principio jerárquico, o sea, para describir los fenómenos que han marcado el paso de la sociedad igualitaria a la del dominio, estamos aún lejos de dar una respuesta satisfactoria a por qué se ha generado el dominio. En parte es un terreno aún inexplorado en el que uno se mueve cautelosamente de una hipótesis a otra, de una incertidumbre a otra.
Alentador en este sentido es lo que afirma Bertolo de modo incompleto, quien supone que «el dominio se ha presentado en un momento dado del acontecer humano como ‘mutación cultural’ […], es decir, en nuestro caso como una innovación cultural que en determinadas condiciones se ha revelado ventajosa para los grupos sociales que la adoptaban en términos de supervivencia, por ejemplo para una mayor eficacia militar, por lo que acababa por imponerse como modelo, por conquista o por imitación defensiva» [2, p. 77]. Una mutación cultural que invadirá y condicionará lentamente la psicología, el lenguaje, el propio inconsciente del género humano, reformándolos de acuerdo con su principio de desigualdad. Todo papel, comportamiento, persona o cosa adquirirán un valor que decidirá su ubicación en la escala jerárquica.
Paradójicamente, es en el seno de la sociedad igualitaria donde debemos mirar para rastrear los orígenes del proceso de transformación social que llevará en última estancia a la afirmación del dominio(11). Se pueden identificar al menos cuatro fenómenos que en el curso de los milenios abren nuevas fisuras en la unidad-totalidad de la sociedad igualitaria y logran finalmente resquebrajarla. Todos forman parte del extenso y tormentoso proceso de diferenciación social de la comunidad primigenia una e indivisa de la que surge al final el concepto de individuo opuesto al de colectividad. Un proceso que no lleva necesariamente a la sociedad de la desigualdad, pero que al cruzarse, pongamos por caso, con la «mutación cultural» casual representada por el principio organizativo jerárquico desemboca en la sociedad del dominio que todavía hoy nos caracteriza(12).
El primer fenómeno (sin que se sobrentienda orden cronológico o de prioridad) que se puede destacar es de tipo económico. Debido al aumento demográfico y al incremento de la capacidad productiva se crea la posibilidad de diferentes bienes entre los miembros de la comunidad. El peligro inherente en esta acumulación individual de riqueza es muy claro para la sociedad igualitaria, que busca impedirla conscientemente mediante la práctica del usufructo y del obsequio y el principio de reciprocidad (precisamente es en el seno de esta clara conciencia donde se enmarca y se incluye la «generosidad institucional» del jefe sin poder).
Un segundo fenómeno va modificando poco a poco la sociedad igualitaria: la progresiva rigidez de los papeles sociales. Basados en el sexo, la edad y el linaje, definen la responsabilidad individual hacia la comunidad y forman parte de la división fundamental del trabajo social que parece caracterizar todas las sociedades humanas. Los orígenes de esta división son inciertos(13), pero claramente deriva de la exigencia de organizar racionalmente la vida y el trabajo comunitarios. Ya hemos visto cómo la adjudicación de papeles es totalmente cultural (con las sabidas y discutibles excepciones) y por lo tanto varía enormemente. Sin embargo, en todas las culturas la perpetuación durante eras históricas de una misma división de papeles acaba por fijar a los dos sexos en las respectivas esferas de competencia. Así se desencadena un proceso de diferenciación entre ambas que se institucionaliza y se transmite mediante una socialización diversa. Esa diferenciación llega a afectar a la misma estructura caracterial de los dos sexos, debido a un proceso milenario de selección de los rasgos compatibles con los papeles asignados (sin llegar, sin embargo, a una clonación cultural de los sexos, como demuestra la persistencia de la alteración). Esta materialización de los papeles provoca asimismo la atribución permanente a uno solo de los sexos de ciertas condiciones sociales, como por ejemplo la movilidad, que en épocas posteriores adquirirán una importancia fundamental para establecer la apropiación exclusiva de ámbitos sociales que antes eran comunes.
Un tercer fenómeno fundamental que corroe la unidad de la sociedad igualitaria es la emergencia de una esfera pública distinta de la doméstica. Quizá se trata de la ruptura más dramática que debe afrontar la sociedad orgánica.  El surgimiento en un momento concreto de la evolución de un ámbito público no significa, por supuesto, que falte una dimensión social a la sociedad igualitaria. Realmente la esfera pública no se forma por partenogénesis, sino por escisión de la esfera que solo ahora podemos definir como doméstica. Como ya hemos dicho, en la sociedad igualitaria coinciden «casa» y «mundo», la sociedad es indivisa; con el desarrollo del proceso de diferenciación esta unidad se parte en dos ámbitos que van alejándose lentamente hasta alcanzar el antagonismo y el desequilibrio que caracterizan a ambas esferas en la sociedad del dominio. Así la «casa» se convierte en el ámbito privado de incumbencia femenina, en ámbito de la naturaleza, de la inmanencia, de lo insustancial; por el contrario, el «mundo» se convierte en el ámbito público de incumbencia masculina, en ámbito de la cultura, de la trascendencia, de lo sustancial.
No estamos en el contexto de remitirnos a una reflexión detallada acerca de la concatenación de fenómenos que han llevado a la escisión de lo público y de lo privado. No obstante, es un proceso que debe ser atentamente estudiado si se quiere dar respuesta a ciertas preguntas cruciales sobre el origen de la asimetría sexual que permanecen de momento sin solución. Por ejemplo, ¿por qué se adueñan los hombres del ámbito público? Se puede avanzar la hipótesis de que el tipo de división sexual de los roles manifestado en la sociedad primitiva, que atribuye a las mujeres la mayor parte del trabajo doméstico y la crianza de los hijos, dejara al hombre menos empeñado en actividades cotidianas rutinarias y más libre, pues, de comprometerse en una actividad social específica. Además, condiciones como la mayor movilidad masculina pueden haber favorecido una mayor cantidad de relaciones fuera de la comunidad, más complejas desde el punto de vista social. Pero aún estamos muy lejos de una respuesta exhaustiva y satisfactoria. Y de nuevo, ¿por qué las mujeres han aceptado pasivamente un proceso de diferenciación que las marginaba cada vez más, interiorizando por último una concepción devaluada de sí mismas? Quizá se podría recurrir al concepto de «complicidad» femenina anticipado por De Beauvoir(14), pero ni siquiera este basta para explicar una aquiescencia tan desconcertante. Nos encontramos ante interrogantes complejos que exigen una reflexión más intensa, que, ya lo hemos dicho, solo puede ser fruto de una tarea colectiva.
En definitiva, cuando este proceso de diferenciación social se topa con el dominio, este incorpora a su concepción jerárquica las diferencias que se han ido perfilando en la sociedad igualitaria y las transforma en desigualdades. Cuando el usufructo y la reciprocidad se sustituyan por el intercambio; cuando a los lazos naturales se les contrapongan las relaciones políticas; cuando a la sociedad una e indivisa suceda la sociedad ordenada en torno a los conceptos de superior e inferior, entonces se podrá afirmar que la sociedad igualitaria y su visión globalmente simétrica del mundo habrán muerto. Se desarrollarán en el cuerpo social no una, sino cien, mil asimetrías, algunas ligadas a factores biológicos (el sexo, la edad, las razas…), otras a factores socioeconómicos (artesanado contra agricultura, trabajo intelectual contra trabajo manual, ciudad contra campo…). En definitiva, se irá formando lentamente la sociedad del dominio en cuyo espacio ideológico todavía hoy vivimos y pensamos. Hemos dejado  aparte intencionadamente el último de los cuatro fenómenos que contribuyen a establecer el proceso de diferenciación social recién considerado, ya que reviste una importancia fundamental para comprender el desarrollo de la asimetría sexual. Pretendemos ocuparnos del prestigio social, que expresa bien el deseo de individualidad que está en la base del proceso de diferenciación. Como también ha señalado Clastres, se trata de una categoría que, confundida a menudo con la de dominio, impide la comprensión de las sociedades que se desenvuelven fuera de esta lógica. «Se entiende aquí la confusión común en la literatura etnológica entre los conceptos de poder y prestigio. ¿Qué mueve al big man? ¿Qué propósito? No ya un objetivo de orden, que también puede desear pero que la gente de la tribu se negaría a soportar. Él se dirige hacia un objetivo de prestigio que le permite reflejarse en una comunidad que celebra la gloria de un jefe trabajador y generoso. […] A cambio de su generosidad el big man no obtiene poder, sino prestigio» [4, p. 120].
Se puede definir el prestigio como una valoración distinta y superior atribuida por la sociedad a determinados individuos o determinados roles. Como tal es un «bien posicional», o sea, un privilegio en sí mismo, no conectado sin embargo en la sociedad primitiva y salvaje con otros privilegios sociales (económicos, políticos…). El prestigio individual está ligado a capacidades específicas o dotes personales, mientras que el prestigio de rol conlleva la posesión de las habilidades vinculadas al propio rol. El rasgo principal que permite distinguir con seguridad el dominio del prestigio social es la relación orden/obediencia que informa al primero, pero es ajeno al segundo. Por lo que una asimetría de rol que, siendo informal, implique la relación orden/obediencia pertenece al espacio ideológico del dominio, mientras que toda asimetría de rol que, siendo formal, no implique la relación orden/obediencia pertenece en cambio al espacio ideológico del prestigio social. Refiriéndonos a la mencionada propuesta definitoria de Bertolo, podríamos decir también que el prestigio individual, que se ejerce mediante relaciones personales, se incluye en la categoría de influencia, pero el prestigio ligado al rol, que se ejerce mediante relaciones funcionales, se incluye en la categoría de autoridad (15). Aun siendo diferentes e interactuando de manera diferente con el cuerpo social, el prestigio individual y el de rol son dos momentos sucesivos del mismo proceso de individualización. Sin embargo, mientras el primero, que precede en el tiempo al segundo, no implica la fragmentación del orden social igualitario, el otro, que no comporta la absorción y desaparición del prestigio individual, se presenta como su superación, logrando desplazar el prestigio de la persona a la función e institucionalizando de ese modo la diferencia.
Una vez definido a grandes líneas el concepto de prestigio social, veamos cómo se presenta este respecto al problema de la asimetría sexual. Por muy convincente y aceptable que sea la imagen de sociedad igualitaria aquí descrita, hay un elemento en el que es preciso centrar la atención y que necesita de una mayor profundización: cuando el prestigio individual se transforma en prestigio de rol, esos roles se convierten todos en masculinos. Se perfilan entonces dos hipótesis contrapuestas que deben ser examinadas cuidadosamente: o la exclusión de la mujer de estos roles implica por esa misma razón la existencia del dominio, o bien la asimetría sexual se estructura ya en la sociedad de la igualdad y precede a la consolidación del dominio.
De un análisis de la sociedad igualitaria resulta evidente que con el paso del tiempo la mujer va perdiendo prestigio social, mientras el hombre, al contrario, lo va conquistando de forma paralela. De la sociedad una e indivisa en la que el prestigio estaba repartido equitativamente entre todos los miembros de la comunidad, pero en la que la cultura era de signo predominantemente femenino, se llega a una sociedad diferenciada con una cultura de signo principalmente masculino. Si originariamente los primeros grupos que se «inventan» una posición prestigiosa, como las categorías de edad más alta o los chamanes (16), están compuestos indistintamente por hombres y mujeres, con el tiempo el elemento femenino tiende a desaparecer. Ciertamente no existe un corte limpio en este proceso de lenta marginación de la mujer, tanto que aún hoy en distintas sociedades matricéntricas el prestigio social de las ancianas es todavía destacado, así como se conoce la existencia de chamanas en muchas sociedades primitivas y salvajes. Sin embargo, principalmente en las sociedades anteriores a la del dominio, las mujeres desaparecen de los roles que están más valorados. Las figuras sociales que se asientan, el jefe sin poder, el chamán y el guerrero(17), son de hecho todas masculinas y cuando comience a asentarse la cultura jerárquica la mujer se encontrará excluida ya de esos roles que se apoderarán de modo preferente, respectivamente, del poder político, del poder mágico-religioso y del poder militar. Casi podríamos decir que en tanto el prestigio es sobre todo individual los hombres y las mujeres disfrutan de él indistintamente, pero cuando resulta asociado al papel y se formaliza el reparto sexual se vuelve masculino. No obstante (con lo que se excluye la primera de las hipótesis anticipadas), si se acepta la diferencia principal que distingue el dominio del prestigio, es decir, la presencia o la ausencia de la relación orden/obediencia, hay que admitir que no es esta la clase de relación social que dirige las relaciones entre sexos. Es evidente por otra parte que no nos hallamos frente a una situación de perfecta igualdad. Así pues, la segunda hipótesis parece más verosímil. Volviendo una vez más a las definiciones de Bertolo [2, p. 66], en las sociedades sin dominio se dan asimetrías sociales de autoridad que no pueden ser asimiladas a la categoría de dominio, pero que asimismo niegan la igualdad social. Y nos parece que la asimetría de autoridad hombre/mujer es de esta clase.
Aquí concluye nuestro viaje. Como Livingstone, tampoco nosotros hemos conseguido encontrar las míticas fuentes. Pero aunque muchos interrogantes permanezcan sin resolver, comienza no obstante a dibujarse un mapa, si bien impreciso, de la zona explorada. Al identificar la relación de causa y efecto que transcurre entre el dominio y la asimetría sexual podemos decir que hemos sido conducidos hasta las orillas del lago Victoria; al detectar las asimetrías sociales de autoridad entre los sexos que preceden a la aparición del dominio, nos hemos adentrado suavemente en la corriente del río Kagera, hacia la que se ha señalado formalmente como la fuente del Nilo Blanco. Sin embargo, a diferencia de los geógrafos que han atribuido solo al Kagera el honor de ser proclamado como la fuente del Nilo Blanco, nosotros estamos convencidos de que tal honor corresponde a todos los afluentes que alimentan al lago Victoria. Esto es, para decirlo sin metáforas, no creemos que la asimetría sexual tenga un único origen, sino que sus fuentes son complejas y ramificadas como las del Nilo. La reflexión tiene que dirigirse ahora a la búsqueda de estas numerosas fuentes. Y su descubrimiento contribuirá sobre todo a dibujar un mapa muy importante, todavía hoy enormemente incompleto: el mapa de la génesis del dominio.
Para acabar, permitidme recuperar una lapidaria cita de san Agustín que me ha animado en el curso de este estudio:
La mujer es una bestia, ni firme ni constante.
Notas
(2) Baste citar como ejemplo la extraordinaria similitud entre los mitos elaborados por diversas tribus amerindias como los Yamana-Yaghan o los Selk’nam [1] y el mito babilonio de Tiamat y Marduk [17].
(3) Pocos papeles no parecen intercambiables entre los sexos, pues se definen aparentemente por dos decisiones biológicas, la capacidad de procreación de la mujer y la mayor fuerza física del hombre. La primera parece determinar el papel materno al transformar un hecho biológico en función social. La segunda fija aparentemente los papeles masculinos ligados al uso de la violencia, como la caza y la guerra. Sin embargo creemos que, a pesar de la aparente universalidad de esta adjudicación de papeles, nos encontramos frente a lo que son elaboraciones culturales de sencillos datos biológicos. El hecho biológico de la procreación, por ejemplo, no implica seguramente todas las complejas y prolongadas relaciones sociales, afectivas y económicas que configuran la relación madre-hijo. Del mismo modo, no nos parece seguro en absoluto que la mayor fuerza física media de los hombres implique necesariamente el monopolio de la violencia.
(4) Es abusivo hablar del movimiento de liberación de la mujer como un movimiento de estructura monolítica que comparte un análisis único. Realmente nos encontramos ante un movimiento sumamente polifacético en el que se dan legítimamente posiciones encontradas. Particularmente no se puede ignorar la existencia de una minoría de práctica y análisis libertarios (que se define como corriente anarcofeminista) cuyas posiciones no son asimilables a las que aquí se critican. Pero parece innegable que la mayoría del movimiento feminista encaja en estas posiciones.
(5) Prisionera de esta excesiva simplificación teórica es, por ejemplo, la conocida feminista estadounidense Betty Friedan [10].
(6) Por contra, para otros, como Clastres, el hombre, al atribuirse el uso exclusivo de la violencia, ascenderá en la consideración social en cuanto dispensador de muerte para sí y para los otros, contraponiendo este poder suyo (cultural) de muerte al poder (natural) de vida de la mujer.
(7) Efectivamente, incluso Bachofen, el primero que resucitó la hipótesis del matriarcado, lejos de una interpretación «feminista», lo interpreta como un «estado de naturaleza» al que sucederá el patriarcado identificado con el «estado de cultura», replanteando así en términos modernos la misma explicación de los mitos arcaicos.
(8) Clastres lamenta que estas sociedades se definan en negativo como sociedades sin Estado, sociedades sin economía, como propone cierta antropología por conformarse estas sociedades con un nivel considerado de mera subsistencia, hipótesis contestada brillantemente por Marshall Sahlins [15]. En realidad, esta definición en negativo denota, más que una «carencia» efectiva en las sociedades descritas, un límite intrínseco a la cultura occidental: es decir, el hecho de que no pueda conocer y definir las otras sociedades si no es partiendo de la realidad propia, que es la del dominio. Las formas de lo conocido, de lo existente, determinan inevitablemente los modos del conocimiento. Por eso no debería sorprender la negatividad expresada por el propio término «anarquía». Puesto que esta doctrina de la igualdad y la libertad nace de la realidad cultural del dominio, es lógico que suponga una alternativa que niegue lo presente, lo existente.
(9) Dejamos para una reflexión posterior la valoración de la relación de conjunto que discurre entre poder social y tradición en las sociedades salvajes y primitivas. Este «anhelo de repetición del orden cósmico», por emplear las palabras de Clastres, parece paralizar la capacidad autorreguladora de estas sociedades, obligando a todo el cuerpo social a atenerse pasivamente a papeles y comportamientos que no ha elaborado. Se trata, como dice Bertolo, de «una situación de ‘totalitarismo’ social generalizado» [2], cuya influencia en el problema de la asimetría sexual está aún por investigar.
[i]10) También Clastres está de acuerdo en atribuir un signo principalmente femenino a esta cultura, igualitaria por lo demás: «En las sociedades salvajes, aunque lo masculino sea una señal muy persistente −ver los cultos de la virilidad−, los hombres están en posición de defensa ante las mujeres» [4, p. 192].
(11) Totalmente contrario es Clastres, quien niega que se pueda asegurar una continuidad lógica entre la figura del jefe sin poder y la del jefe con posesión preferente de poder sin caer en una burda lógica evolucionista. Por otro lado, estos parecen haber sido los pasos (quizá no obligados, pero esto está por demostrar) mediante los que la humanidad se ha hallado prisionera de una aciaga invención: el dominio. Si es justo contestar la lógica según la cual lo existente es la única realidad posible, también hace falta escapar de la inversión de esta lógica, según la cual leer en sucesión causal los acontecimientos de la cultura humana es siempre absurdo evolucionismo.
(12) Una consideración al margen de lo dicho. Las sociedades igualitarias primitivas o salvajes no corresponden al ideal anarquista de sociedad igualitaria. No representan una mítica edad dorada, la anarquía original, a la que hay que regresar. Por otra parte, sería impensable volver a plantear hoy la comunidad una e indivisa en la que el individuo volvería a desaparecer. El concepto anarquista de sociedad igualitaria, lejos de borrar milenios de evolución cultural de la especie humana, se propone por el contrario un intento de síntesis armónica, en equilibrio inestable entre conflicto y solidaridad, para el binomio individuo/colectividad, que en la historia humana aparece siempre desequilibrado hacia uno de los dos polos.
(13) Retomando una idea a la que hacía referencia Bertolo [2, p. 77], se puede avanzar la hipótesis, aún por demostrar, de que la división de roles nace por imitación cultural del comportamiento instintivo de los animales sociales más parecidos a la especie humana. Esa imitación explicaría también por qué a la capacidad procreadora de la mujer y a la fuerza física del hombre se han asociado, respectivamente, el papel social de madre y los papeles ligados al empleo monopolístico de la violencia. La sorprendente similitud que se halla entre el llamado «instinto maternal» de la mujer y de las hembras de muchas especies animales y entre el comportamiento agresivo del hombre y de los machos de esas mismas especies, mejor que ser descrito como expresión de un mismo «orden natural», se podría interpretar como resultado de este proceso de imitación. De hecho no es impensable que la humanidad, al tener que inventar ex novo todas las formas culturales, se haya dirigido al mundo natural en busca de modelos que imitar y reproducir.
(14) Según Simone de Beauvoir [7, p. 20], en la subordinación femenina está presente cierta dosis de «complicidad» psicológica. «Negarse a ser el otro, rechazar la complicidad con el hombre, significaría para ellas renunciar a todas las ventajas que conlleva la alianza con la casta superior. El hombre-soberano protegerá materialmente a la mujer-vasalla y pensará en justificar su existencia; eludiendo el riesgo económico ella esquiva el riesgo metafísico de una libertad que tiene que crear sus propios objetivos sin participación de los demás». Visión antipática y tal vez peor de la subordinación femenina que, sin embargo, contiene un fondo de verdad. Pero, como afirma Kathe Ferguson [9], con frecuencia se definen como «femeninos» rasgos que son típicos de la subordinación, que podemos encontrar en todas las categorías sociales dominadas con independencia del sexo. Por consiguiente tenemos que la «complicidad» psicológica ya no debe ser contemplada como una actitud típicamente femenina, sino como una característica psicológica intrínseca de todas las relaciones sociales informadas por la relación orden/obediencia.
(15) Para una definición de «influencia» y «autoridad», véase Amedeo Bertolo [2].
(16) Para un análisis detallado, véase Murray Bookchin [3].
(17) Para un análisis minucioso del surgimiento de la figura social del guerrero, véase Pierre Clastres [4].
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[1] J. Bamberger, «The Mythe of Matriarchy: Why Men Rule in Primitive Society», en M. Z. Rosaldo y L. Lamphere (a cargo de), Woman, Culture and Society, Stanford University Press, CA, 1974. Hay traducción española en O. Harris y K. Young (compiladores), Antropología y feminismo, Anagrama.
[2] A. Bertolo, «Potere, autorità, dominio: una proposta di definizione», en Volontà, n.º 2, abril-junio, 1983. Hay traducción al español a cargo de Heloísa Castellanos en https://lapeste.org/2013/12/amedeo-bertolo-poder-autoridad-dominio-una-propuesta-de-definicion/
[3] M. Bookchin, The Ecology of Freedom, Cheshire Books, Palo lto, CA, 1982. Hay traducción española, La ecología de la libertad, Editorial Nossa y Jara, Madre Tierra y Colectivo Los Arenalejos, 1999.
[4] P. Clastres, Archeologia della violenza e altri scritti di antropologia politica, La Salamandra, Milano, 1982. Hay traducción española de Luciano Padilla López, Arqueología de la violencia: la guerra en las sociedades primitivas, FCE, Buenos Aires, 2004.
[5] P. Clastres, «La question du pouvoir dans les sociétés primitives», en Interrogations, n.º 7, junio-julio, 1976. Hay versión española en https://lapeste.org/2019/02/pierre-clastres-la-cuestion-del-poder-en-las-sociedades-primitivas/
[6] P. Clastres, La società contro lo Stato, Feltrinelli, Milano, 1977. Existe traducción española, La sociedad contra el Estado, Monte Ávila Editores, Caracas-Barcelona, 1978.
[7] S. De Beauvoir, Il secondo sesso, il Saggiatore, Milano, 1961. Traducción española: El segundo sexo, Cátedra, 2017.
{8] E. E. Evans-Pritchard, I Nuer: un’anarchia ordinata, Angeli, Milano, 1975. Hay traducción española de Carlos Manzano, Los Nuer, Anagrama, 1977.
[9] K. Ferguson, «La femmnilizzazione del politico», en Volontà, n.º 1, enero-marzo, 1983.
[10] B. Friedan, La mistica della femminilità, Comunità, Milano, 1964. Hay traducción al español de Magalí Martínez Solimán, La mística de la feminidad, Ediciones Cátedra, Madrid, 2009.
[11] C. Lévi-Strauss, Le strutture elementari della parentela, Feltrinelli, Milano, 1978. Traducción española a cargo de Marie Therèse Cevasco, Las estructuras elementales del parentesco, Paidós Ibérica, 1981.
[12] I. Magli, Matriarcato e potere delle donne, Feltrinelli, Milano, 1978.
[13] M. Mead, Sesso e temperamento in tre società primitive, Garzanti, Milano, 1980. Hay traducción española de Marta Pino Moreno et alii, Sexo y temperamento, Paidós Ibérica, 2006.
[14] Z. Rosaldo, «Woman, Culture and Society: A Theoretical Overview», en M. Z. Rosaldo y L. Lamphere,  Woman, Culture and Society, Stanford University Press, Stanford, CA, 1974. Hay traducción española en O. Harris y K. Young (compiladores), Antropología y feminismo, Anagrama.
[15] M. Sahlins, L’economia dell’età della pietra, Bompiani, Milano, 1980. Hay traducción española de Emilio Muñiz y Erna Rosa Fondevila, Economía de la Edad de Piedra, Akal, 1983.
[16] S. Slocum, «Woman The Gatherer: Male Bias in Anthropology», en Rayna R. Reiter (a cargo de), Toward an Anthropology of Women, Monthly Review Press, New York, 1975.
[17] M. Stone, When God was a Woman, Harvest Books, New York, 1978.

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https://archivo.librepensamiento.org/2020/08/04/las-fuentes-del-nilo-o-la-busqueda-de-los-origenes-de-la-dominacion-masculina/feed/ 0
Editorial nº 75 https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/editorial-no-75/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/editorial-no-75/#respond Fri, 21 Jun 2013 21:00:48 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4118 Llevamos 25 años y 75 números de Libre Pensamiento. No es poco e indica algún grado de solidez y de continuidad, no solo de LP sino también de la organización que lo impulsa. También indica otras cosas.

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Llevamos 25 años y 75 números de Libre Pensamiento. No es poco e indica algún grado de solidez y de continuidad, no solo de LP sino también de la organización que lo impulsa. También indica otras cosas.

Desde su voluntad inicial, al margen de aciertos y desaciertos, siempre LP se ha mantenido como revista amplia en las temáticas y abierta en los enfoques, muy alejada del servir de portavoz ni de instrumento de propaganda. Viene siendo un intento de abrir caminos de intervención y líneas de pensamiento, de aportar aciertos y de afrontar carencias con una visión no internista, sabiéndonos siempre parte y solo parte. Ese enfoque generosamente abierto y desprendido ha sido posible porque nunca ha habido desde ninguna de las instancias de la organización la indicación más leve en la dirección contraria. Refleja una forma de entender nuestro quehacer y nuestro papel en la sociedad: sin exclusividades, sin verdades acabadas, sin cortas miradas internistas, sin cortoplacismos, priorizando siempre la realidad social y sindical, que no es nuestra y que tenemos que construir con (y contra) otros agentes que trabajan en nuestros mismos campos. Nuestra razón de ser estriba en nuestra aportación a los cambios sociales que seamos capaces de impulsar y la mejor imagen que podemos alcanzar será esa aportación, no los intentos de apropiación. En una sociedad inundada por la propaganda y con una información absolutamente entrelazada con ella, invadida por el ruido, no nos haremos oír elevando más la voz, así solo aumentaríamos el ruidos. Necesitamos otros métodos que nos saquen de la falsedad imperante y estos pasan porque los hechos y las presencias, y las formas y los contenidos de hacer y de estar sean las que hablen y precedan siempre al decir. Libre Pensamiento es económicamente cara por lo que, sin duda, resulta costosa para la organización, lo que hace más encomiable la apuesta por una revista de este tipo y su mantenimiento durante estos 25 años. Empalma esa apuesta con lo mejor del obrerismo inicial: el afán por los conocimientos y la cultura. El sindicalismo y la lucha obrera nacen del rechazo a lo existente, pero rápidamente dan el paso a la aspiración; su éxito no puede estar solo basado en la capacidad para imponerse, en su capacidad de lucha; de nada serviría ésta si no fuera acompañada de una superioridad, ¿moral?, ¿intelectual?, pero en todo caso personal. La lucha (el rechazo) contra lo existente y la aspiración a una sociedad nueva son dos retos exigentes que requieren, entre otras cosas, de la apropiación de los saberes y de la cultura en cuanto sustrato de esos saberes, capaz de darles un orden de prioridad. Exige también no quedarse con lo dado, recoger todo reinventándolo, plasmándolo en personalidad y vida, sin que se quede en algo externo. Esa aspiración a una sociedad nueva tiene como referencia de rechazo la sociedad que se padece y de ese rechazo surgen unas orientaciones que la prefiguren, pero que son mínimas: la aspiración se presenta inicialmente como algo no prefijado sino como expansiva apertura de posibilidades. Cierto que con el tiempo adopta unos esquemas y concreciones determinadas, pero nunca pierde ese carácter de búsqueda y abierta. Nuestra apuesta colectiva por una revista como Libre Pensamiento se corresponde con la exigencia en el terreno de la apropiación de la cultura de esa aspiración a una sociedad nueva. Mantener esas aspiraciones en nuestras decisiones colectivas es sustancial y forma parte de lo mejor de nosotros mismos.Seguramente el aspecto menos positivo de Libre Pensamiento, al margen de los muchísimos errores en su realización, venga dado por la sospecha que a todas las personas que la elaboramos se nos presenta sobre el uso que se da a la revista y la utilidad que tiene, lo cual también sería indicativo de una suerte de escasa ligazón entre lo colectivo y lo personal. Colectivamente, tanto la organización CGT como el equipo editorial, optamos por el esfuerzo común de mantener LP; es más dudoso que ese esfuerzo que colectivamente decidimos asumir sea correspondido por el esfuerzo personal de leerla y utilizarla, en primer lugar, y de mejorarla y difundirla en segundo. Esa falta de ligazón entre lo colectivo y lo personal seguramente no es exclusiva de esta revista, aunque en ella se vea agrandada, sino que salpica a otras muchas actividades y empresas que colectivamente nos proponemos. No escapamos a la individualización, al vivir invadidos y atrapados por la multitud de reclamos externos, a la preeminencia de “la vida particular”, al ser por partes y a trozos y a la falta de centralidad que promueve nuestra sociedad de consumo. La oferta incesante de opciones y posibilidades, algunas de ellas totalmente banales pero otras muchas enriquecedoras en diverso grado, todo ello muy teledirigido y utilizado, acaban por convertir la diversidad y riqueza en dispersión y fuente de trivialización. Cuando todo vale, nada vale, porque el valor pierde significado.Es lógico que en LP el handicap de la no ligazón sea más manifiesto. Si algún terreno ha sido deteriorado en nuestras sociedades democráticas ese ha sido el de la cultura. Aquí sí que la oferta nos ha reducido a receptores pasivos, cabiendo en ella todo, acaba siendo nada, y la necesidad de llagada a “todo el mundo” termina abocándola a la banalización y el entretenimiento, absolutamente contrarios a la exigencia de una recepción activa que es necesaria para lograr que la cultura sea algo valioso que nos enriquezca personalmente. Y sin embargo LP se mantiene como una revista que nada tiene que ver con la distracción y el entretenimiento. Su lectura es asequible pero requiere un esfuerzo de atención y concentración y no parece conveniente un viraje facilitador que lo ahorrase.

De una parte porque difícilmente podría conseguirse sin merma de los contenidos (aunque algo pudiera avanzarse en esa dirección) y de otra, porque todo proceso personal de enriquecimiento y aprendizaje exige esfuerzo, siendo la satisfacción del logro obtenido directamente proporcional al esfuerzo personal empleado en el camino.LP, como otras muchas otras de las empresas que como organización acordamos, necesita el esfuerzo de sus lectores y en especial de sus lectores de CGT, necesita que aquello por lo que apostamos colectivamente pase a ser, también, apuesta personal de cada uno de nosotros. Ocurre en todos los campos, podríamos estar diciendo grandes verdades y haciendo acertadísimas propuestas, pero estarán condenadas a quedar perdidas en el ruido existente e incluso contribuirán a aumentarlo sin personas que les hagan vivir, que las plasmen en sus formas de ser, de estar y de actuar.

A LP le queda mucho camino por recorres y mucho que mejorar, pero hacerlo es algo que requiere las colaboraciones diversas de una mayoría de las personas que formamos la CGT y que, colectivamente, hacemos la apuesta por la revista.

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Reformas laborales, crisis y negociación colectiva: una historia de rufianes y pasmados https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/reformas-laborales-crisis-y-negociacion-colectiva-una-historia-de-rufianes-y-pasmados/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/reformas-laborales-crisis-y-negociacion-colectiva-una-historia-de-rufianes-y-pasmados/#respond Fri, 21 Jun 2013 20:00:15 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4122 Normal 0 false false false EN-US X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4

1La negociación colectiva es una especie de foto fija del momento de las relaciones laborales y sociales. Pese a las apariencias difusas la foto es nítida: exigencias de una patronal agresiva frente a cesiones de unas plantillas a la defensiva. Negociación tras negociación esas dinámicas se reiteran y acrecientan con el resultado de que en esa sucesión de fotos la patronal aparece cada ver más erguida y envalentonada, mientras que las plantillas y las organizaciones sindicales aparecemos más desmejoradas.

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Carlos Couso. Sección sindical CGT, VW-Navarra

Desde su entrada en vigor en 1980 el Estatuto de los Trabajadores  ha sido reformado en diversas ocasiones (normalmente a golpe de Decreto Ley del gobierno de turno), con la introducción progresiva de medidas de recorte y eliminación de los derechos laborales, siendo la última de ellas y una de las más salvajes la perpetrada a comienzos de 2012, que ha dejado dicha Ley en lo que ya podríamos llamar el Estatuto de los Empresarios. Una nueva legalidad absolutamente antagónica de aquella otra que fue su originen hace casi 35 años. Acompañando a estas reformas estatutarias se han sucedido desde el año 1980 multitud de Acuerdos y planes nacionales de todo tipo en materia laboral, suscritos por los “agentes sociales” UGT y CCOO y las organizaciones empresariales, que venían anticipando o desarrollando a posteriori esas reformas laborales.

Un ejemplo de esto es el  “Acuerdo Nacional por el Empleo 2012” que firmado por estas organizaciones “sindicales” y empresariales junto con el gobierno del PP, contiene un 80% de la reforma que se decretó apenas unos días después, viéndose en este caso –como en otros anteriores- el papel decisivo que han jugado todos estos “agentes” en el progresivo desmantelamiento del Estatuto de los Trabajadores, en un proceso que nos ha traído hasta la actual situación de barra libre para los empresarios, cuestión que también es fácil de apreciar observando el poco o ningún convencimiento con el que se vienen convocando tarde y mal las repuestas sindicales contra las sucesivas reformas, con las que no se pretende más que guardar las apariencias, sin ir más lejos de lo que pueda ser hacer un gesto puramente testimonial ni prenderlo.

1

EL EMPECINAMIENTO EN LA CONCERTACIÓN EN TIEMPOS DE GUERRA

El sucio trabajo de consentimiento y colaboración realizado por estas dos organizaciones burocrático-“sindicales” (?) ha venido siendo puntualmente recompensado con la asignación -a través de los “acuerdos y planes  nacionales (y territoriales) por el empleo” y otros- de enormes partidas económicas salidas de los presupuestos generales del estado y las comunidades autónomas para su gestión privada, prácticamente sin ningún tipo de control por parte de la administración pública. Sobre esta base económica los “agentes sociales”, UGT y CCOO, han podido construir unos aparatos burocráticos sobredimensionados en relación a su afiliación, que les han permitido tejer unas extensas redes clientelares con las que han discriminado y dividido a una clase trabajadora sobre la que -desde su posición mayoritaria calculada por el poder político y económico- han podido ejercer una labor de control y contención en favor de sus pagadores, que no son solo los gobiernos de turno en cada momento, sino también y siempre, los empresarios a golpe de prebenda: enchufismos en la contratación, ascensos, etc…, pago por ERE, privilegios “sindicales” en la empresa, etc, etc..

Este es el secreto a voces que explica por qué hoy en día el capital nos está machacando a los y las trabajadoras de este país sin mayores problemas. Los empresarios han conseguido el marco legal adecuado para ello, aunque no renuncian a seguir mejorándoselo, y se han apoderado de las principales estructuras de defensa de los trabajadores, los sindicatos mayoritarios, que integrados plenamente en el sistema, trabajan para abortar cualquier posibilidad de respuesta seria y de clase . 

Y así, con prácticamente todas las herramientas legales y “sindicales” en su poder, y en un contexto de “crisis” bien organizado, son los propios empresarios quienes provocan todo tipo de conflictos en sus empresas con la intención de abrir procesos de negociación colectiva; a la que, lejos de lo que pasaba décadas atrás, ya no tienen ningún miedo, como ocurría cuando quienes forzábamos la negociación colectiva por medio de nuestra capacidad para generar y gestionar los conflictos colectivos éramos las trabajadoras. En definitiva, los empresarios tienen la Ley de su parte, las burocracias “sindicales” las tienen a sueldo, y a una gran mayoría de trabajadores nos tienen convenientemente individualizados e insertados hasta la médula económica e ideológicamente en su sistema.

 

«(…) obligado por la necesidad, el rico concibió por fin el proyecto más reflexivo que jamás ha entrado en el espíritu humano; y fue emplear en su proyecto las mismas fuerzas que le atacaban, tomar a sus adversarios por defensores suyos, inspirarles otras máximas… ( y así los pobres)  corrieron al encuentro de sus cadenas, creyendo asegurar su libertad».(J.J. ROUSSEAU (1712 – 1778), «Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres»)

 

Los empresarios pueden contratar libremente, como quieran; pueden despedir de forma colectiva o individual, libremente y a muy bajo coste, como quieran; pueden descolgarse de lo que pacten; lo pueden justificar de cualquier manera, incluso planteando situaciones hipotéticas de futuro; tienen toda la flexibilidad que quieren…, y cuando no tienen algo que puntualmente “necesiten”, ya tienen al PP, al PSOE, a UGT y a CCOO para que se lo proporcionen… Pues nada, a aprovechar el momento…

Así, la negociación colectiva hoy en día no es tal, sino que viene a ser tan solo un “me lo das o te lo quito, porque puedo, y porque vosotros no vais a tener narices de hacer nada, porque tenéis miedo”, planteado por los empresarios. En cualquiera que sea la empresa y cualquiera que sea su situación productiva y económica, en todas partes y en todas las empresas, se está planteando lo mismo: rescindir un porcentaje de los contratos, suspender temporalmente otro tanto, congelar los salarios si no rebajarlos de quienes quedarán en la empresa, introducir dobles escalas salariales, aumentar la jornada y la productividad, vía libre a la subcontratación, etc. Con este planteamiento tan chulesco e injustificado pero legalmente posible, y a la vista está que “sindicalmente” también, venimos funcionando hace tiempo en el camino que nos lleva a los siete millones de desemplead@s…

Y así, el desempleo hoy en día se ha convertido en el epicentro de todos los problemas, el que directa o indirectamente más incide en el discurrir de las relaciones humanas en el ámbito de lo político, lo económico, lo social, y de lo laboral. Pero el desempleo es un problema solo para l@s trabajador@s; para los otros actores sociales, los empresarios y todos los que ostentan el poder económico, es una herramienta que bien usada en los procesos de conflicto y negociación colectiva, les sirve como elemento de presión para imponer recortes en plantillas y derechos con los que potenciar sus beneficios. Los siete millones de personas en paro son su declaración de guerra total.

El desempleo pues, nos representa a los trabajadores un enorme problema tanto para quienes tenemos trabajo como para quienes carecemos de él. La progresiva precarización del trabajo es causa y a la vez consecuencia del desempleo, un ejemplo muy explícito y de lo más paradigmático de la pescadilla que se muerde la cola. Y no es un problema cualquiera; bajo la amenaza del despido y las -bien expuestas socialmente- nefastas consecuencias que puede acarrear hoy en día, las trabajadoras empleadas aceptamos una vez tras otra la progresiva precarización de nuestras condiciones laborales, por puro miedo. Creemos ponernos a salvo cuando aceptamos aumentar nuestra jornada; cuando aceptamos aumentar nuestra productividad sometiendo nuestra actividad laboral diaria a unas condiciones más propias de un deporte de riesgo; cuando aumentamos nuestra disponibilidad a costa de nuestra vida personal, familiar y social; cuando reducimos nuestros salarios; cuando renunciamos a todo tipo de derechos sociales y laborales antes adquiridos en el ámbito de la empresa, etc, etc… Y cada vez que hacemos esto y lo materializamos y convertimos en legalidad pactada en acuerdos y convenios colectivos, reducimos el valor de nuestro trabajo, que es reducir el valor de las personas en el trabajo, nos hacemos cada vez más débiles para combatir los futuros envites empresariales que exigirán una y otra vez mayores cotas de precarización, nos hacemos cada vez más vulnerables ante la amenaza del despido, acrecentando el factor más fundamental de nuestro miedo, pues con nuestra precarización laboral generamos más espacio y más argumentos matemáticos para justificar más despidos, destrozando de paso las pocas expectativas y posibilidades de encontrar trabajo de las personas desempleadas, quienes verán aún más precarizada su vida irreversiblemente marcada y recortada por su situación de desempleo, lo que a la vista de todos aún dará más miedo a los miedosos con empleo.

Este es el círculo sin sentido en el que estamos absurdamente instalados, trabajadores empleados (en el papel de activos-pasivos-disciplinados) y desempleados (en el papel de pasivos-pasivos-desesperados); girando entorno a él, una vuelta tras otra, con la misma irracionalidad con la que antiguamente hacían girar los asnos los engranajes de los molinos y norias que les esclavizaban vitalmente hasta alcanzar su “inservilibidad” para hacer rotar el mecanismo en las condiciones exigidas, momento en el que eran sacrificados (por su bien).

2La racionalidad superior que se nos supone a los seres humanos sobre los asnos debiera hacer que tras haber probado por un tiempo la experiencia, no hubiéramos tardado en concluir que, o bien el mecanismo que nos tiene atrapados y nosotros mismos hacemos girar no está rotando en el sentido correcto, y probar como primera y más tímida alternativa a darnos la vuelta para hacerlo girar en el sentido contrario a ver qué pasa…, o bien a pensar que la maquinaria, gire para donde gire, es una trampa que nos va a perjudicar a nosotros de cualquier manera, y con la que –por tanto- hay que acabar para sustituirla por otra.

En cualquier caso, para buscar una solución por cualquiera de las dos vías y cambiar una situación que nos es más que muy molesta a todos, las personas con empleo tendremos que pasar a desempeñar un papel activo-activo, y entender que ese papel, a desarrollar en el ámbito laboral más directo, pero también en el social por la cuenta que nos trae, va a ser determinante para alcanzar el objetivo.

Si se trata de cambiar el sentido en el que hacemos que gire absurdamente la maquinaria o sistema, deberemos intentar seriamente dejar de ceder derechos ante la patronal, sobre todo una vez que hemos comprobado que esto no nos soluciona nada, sino que, al contrario, nos está complicando mucho la vida a tod@s…, y luchar a cambio por revalorizar la importancia de las personas en el trabajo, al mismo tiempo que entendemos el valor del trabajo para las personas y la evidente necesidad de repartirlo.

PERDER EL MIEDO QUE NOS ENCADENA

Pero para poder optar a materializar esto último -y otras muchas cosas que hemos de perseguir- como fruto de nuestras negociaciones y luchas (cuando las haya de verdad…) en el ámbito laboral y social, los trabajadores con empleo antes habremos de vencer al miedo (a perder nuestro empleo) que nos desactiva. Y para ello, en primer lugar hemos de ser conscientes de que el miedo no nos llega desde fuera ni depende de la amenaza permanente sobre nosotr@s que el sistema ha convertido en uno de los pilares estructurales de su estrategia de funcionamiento, sino que el miedo reside dentro de nosotr@s mism@s, y que simplemente nos surge cuando l@s trabajador@s no sabemos cómo afrontar ni combatir contra esa amenaza. El miedo no es consecuencia de la amenaza, sino de nuestras dudas, de nuestra inseguridad, de nuestra precariedad intelectual e ideológica, de nuestros individualismos, de nuestra falta de referentes, de nuestra falta de convicción, y de otras muchas cosas que solo dependen de nosotr@s mism@s.

3Recuperar todo eso que nos falta es imprescindible para perder el miedo y poder estar a la altura del papel que nos corresponde desarrollar a los trabajadores en este momento histórico. De no hacerlo deberemos considerarnos la peor generación obrera de la historia, aquella que recibió una herencia de derechos ganada por sus antecesores a golpe de lucha obrera y como unos niñatos mal criados la dilapidó dejando a sus hijos un asco de mundo para vivir, de tal manera que no podremos mirar a la cara ni a nuestros mayores ni a nuestr@s hij@s. Deberíamos tener más vergüenza, y más consciencia de esto, y no permitirlo. Nuestra obligación moral y política es dar la talla en una lucha de clases que obviamente nunca finalizó ni finalizará, y que, siguiendo las enseñanzas y referencias que nuestra memoria histórica, nos muestra el camino de la lucha como el más eficaz para conseguir y consolidar derechos.

Y para ello, encontraremos el mejor apoyo y refuerzo argumental en la otra parte de nosotros mismos, esa que nos dice que nosotros también somos los trabajadores desempleados y que tampoco es para tanto lo que nos queda por perder. Y es que, ciertamente, lo somos, o al menos así deberíamos considerarnos, sin necesidad de apelar al compañerismo, la solidaridad, o cualquier otro sentimiento emanado de nuestra (ya no supuesta) conciencia de clase.

Lo somos -de primeras- porque nos merecemos serlo, y de hecho si no estamos ya “de facto” en la situación de desempleo es por el mismo azar que les ha llevado a otras a estar en ella, por circunstancias, o por las decisiones ajenas de una panda de cabrones que quieren aprovecharse de la situación para forrarse todavía más, y que aún no las han tomado, pero pueden tomarlas y aplicarlas en cualquier momento, sabedores de que no van a tener una respuesta preocupante para ellos. Merecemos serlo y probablemente lo seamos porque la inacción, la cobardía y la estupidez durante siglos y hasta hace bien poco jamás se habían considerado un mérito. Claro que ya sabemos que este sistema le da la vuelta a todo… 

            REVERTIR LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA

Por todo lo expuesto hasta aquí es imprescindible recuperar el valor transformador de la negociación colectiva que ha quedado anulado por la acción conjunta de la patronal y las burocracias sindicales. Para ello tenemos que luchar por la consecución de distintas formas de reparto del trabajo y de la riqueza que nos permitan alcanzar el objetivo de trabajar menos para vivir mejor y trabajar tod@s. Luchar en el ámbito de las empresas prioritariamente por los objetivos de clase, los que nos unen a las personas trabajadoras empleadas y desempleadas, y, apoyándonos unas en otras, desarrollar esa lucha simultáneamente en las empresas y socialmente en la calle.

Las expresiones de reparto del trabajo y de la riqueza  pueden llegar a ser diferentes en función de los sectores laborales; ya que la base fundamental en la que se sustenta el beneficio empresarial no es la misma en todos los ámbitos laborales. Por ejemplo, en el sector del automóvil, del metal, y otras industrias del capitalismo «clásico», las empresas consiguen sus beneficios sirviéndose sobre todo de unos elevadísimos niveles de productividad, más que recurriendo a los bajos salarios. La citada productividad está basada en la combinación de unos abusivos ritmos de trabajo en las cadenas de producción con multitud de formas de flexibilidad de la jornada (trabajo en sábados y fin de semana, nocturnidad, bolsas de horas y días por encima y por debajo de la jornada laboral individual, etc.), lo cual supone en su conjunto una grave amenaza para la salud de los trabajadores, para su vida social y familiar, y para el empleo. En estos sectores laborales la defensa de los trabajadores exige ineludiblemente una reducción sustancial de los ritmos de trabajo y la de la flexibilidad de la jornada existente, ya que de no acometerse previamente esa tarea, cualquier reducción de la jornada sería anulada por una productividad galopante que seguiría creciendo.

4En la industria clásica la finalidad prioritaria no debería ser solo trabajar menos días al año, sino trabajar con menos intensidad cada jornada, mejorando las condiciones de trabajo para trabajar mejor (que es trabajar también menos) protegiendo la salud, y que los calendarios resultantes sean compatibles con la vida social y familiar. Respecto a la cuestión salarial, ésta no debiera ser eje central de la negociación como hasta ahora, y no tendría que ser abordada desde el rutinario planteamiento porcentual de conseguir unos puntos o unas décimas por encima del IPC para toda la plantilla independientemente de las categorías profesionales; el planteamiento reivindicativo en este campo tendría que consistir en la eliminación de las distintas escalas salariales, acabando con las discriminaciones económicas a las que son sometidos quienes llevan menos tiempo en la empresas.

En otros espacios laborales el reparto del trabajo y de la riqueza tiene que situarse en otros términos; en la administración pública debería plasmarse a través de la lucha por la reducción de la jornada y contra la eventualidad, siendo el aspecto salarial también una cuestión más secundaria que  debiera ser tratada intentando reducir las escalas salariales, y escapando del tópico repunteo en torno al IPC.

Por el contrario, en otros ámbitos laborales donde las trabajadoras padecen salarios bajos, que cada vez lo son más respecto a otros sectores, la cuestión salarial tiene que ser un objetivo de primer orden que deberíamos situar al mismo nivel que la mejora de las condiciones de trabajo.

Pero los objetivos no son lo único que tenemos que valorar para definir nuestro papel en la negociación colectiva, a su vez es necesario reflexionar sobre nuestras formas de lucha  que es imprescindible que sean más audaces y consecuentes. No solo los trabajadores tienen que mirarse frente al espejo para desprenderse de sus miedos, también lo tiene que hacer el sindicalismo alternativo que en muchas ocasiones está afectado por ciertos pánicos que lo paralizan. Tenemos que tratar de romper los clásicos guiones de la negociación colectiva, diseñados y controlados por los empresarios, UGT y CCOO, y en los que el sindicalismo alternativo se ve atrapado con demasiada frecuencia. En la mayoría de las ocasiones de nada nos sirve consensuar plataformas reivindicativas ni calendarios de movilización con estas organizaciones, pues sabemos de sobra por la experiencia acumulada que abandonarán sus compromisos en cuanto lo consideren oportuno, y con nuestra acción conjunta con estas organizaciones estaríamos dando carta de credibilidad a un “sindicalismo” falso y contraproducente; estaríamos contribuyendo al engaño a los trabajadores. Por tanto, en donde el contexto lo permita, el sindicalismo alternativo a UGT y CCOO debe tener el valor de convocar todo tipo de acciones sindicales y huelgas en solitario, pues nuestra responsabilidad y razón de ser es la de ofrecer a los trabajadores opciones de pelea reales, que sean verdaderamente participativas y signifiquen espacios de confrontación real.

No hay que tener miedo a que estas acciones (de huelga y movilización para la presión en la negociación) puedan tener en principio seguimientos reducidos, porque ese no sería nuestro mayor fracaso, nuestro mayor fracaso sería la inacción a la que nos pudieran arrastrar otras organizaciones como UGT y CCOO o, peor aún, que nos arrastraran hacia formas de movilización diseñadas por ellos para engañar a los trabajadores, fingiendo peleas que no son tales, algo muy característico del “sindicalismo” mayoritario de estos tiempos. Por eso tampoco podemos estar esperando eternamente a que se den una serie de condiciones «óptimas» para movilizarnos  en solitario, que parece ser que se nos tienen que presentar como si fueran diseñadas a escuadra y cartabón; las condiciones las tenemos que crear nosotros mismos a través de nuestra acción diaria y permanente en el tiempo, que habrá de ser coherente con la que desarrollemos puntualmente y de forma específica durante los conflictos y procesos de negociación colectiva.

A su vez, desde los ámbitos laborales tenemos que conectar y buscar alianzas con sectores de los movimientos sociales que quieran superar las dinámicas de oposición testimonial en las que también pueden estar inconscientemente (o cómodamente) instalados; gentes y colectivos que al igual que nosotros valoren que es imprescindible intervenir con acciones que afecten directamente sobre los procesos productivos  para defender a los trabajadores empleados en esas empresas y desempleados por esas empresas.

Nuestra memoria histórica nos cuenta que en los procesos de negociación colectiva en particular, y en los procesos de transformación económica en general, la acción sindical y social directa (de paralización), desarrollada de forma contundente y continua, sobre los procesos productivos es fundamental para alcanzar los objetivos deseados.  Y esto es algo que no solo se debe intentar conseguir desde el interior de las empresas, sino también desde la calle, desde lo social. Esa es la tarea que debería acometer lo mejor del movimiento obrero y de los movimientos sociales, asumiendo tanto unos como otros que no podemos contar para tal fin ni con las burocracias “sindicales” insertadas en el sistema, ni con quienes convierten el espacio de la protesta social en un escenario lúdico-festivo con el que solo pretenden testimoniar un descontento.

En definitiva, nos tenemos que tomar todos este asunto mucho más en serio y entender que como personas, como trabajadores (empleados y desempleados), y sobre todo como organizaciones, que  tenemos que asumir los riesgos que supone una lucha como la que debemos afrontar, pues también tenemos que ser conscientes de que cuanto más tardemos en hacer esto, esos riesgos van a ser más y mayores, y las peores situaciones desde las que afrontarlos estarán más retrocedidas.

Sabemos que da de sí y a qué nos conduce una actuación sindical y social más guiada por nuestro miedo que por nuestro impulso: una negociación colectiva a la defensiva y que renuncia a la pelea, una actuación social reducida a la denuncia y unas movilizaciones generales aisladas y sin continuidad ni decisión. Sabemos que todo eso queda dentro, integrado en lo que hay y sin cambiar nada. Estamos como quien ante una tunda de golpes levanta los brazos para protegerse, esperando a que escampe. Respondemos con posturas defensivas particulares e individualizadas a lo que es una declaración de guerra social. Actitud muy insuficiente en esta situación que exigiría de nosotros una mayor apuesta y riesgo, tanto en los contenidos como en los métodos de actuación sindical y social.

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Presentación del dossier: 25 años de Libre Pensamiento https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/presentacion-del-dossier-25-anos-de-libre-pensamiento/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/presentacion-del-dossier-25-anos-de-libre-pensamiento/#respond Fri, 21 Jun 2013 19:30:09 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4157 1Estamos en mayo de 1988 y la revista Libre Pensamiento nace con la siguiente declaración de intenciones: LP nace con vocación de libertad, debate y teorización, de polémica y pacífica confrontación de pareceres. LP ve la luz con ánimo también de ser altavoz del sentir de los compañeros y compañeras de a pié que, sin participación directa en las estructuras federales de la Organización, precisan de una tribuna donde poder expresarse, porque todos tenemos algo que decir.

Intentaremos que LP sea reflejo de esa amalgama de ideas y proyectos que hoy es la Confederación, el sindicalismo autónomo y el pensamiento antiautoritario en general.

LP será taller experimental abierto a todas las reflexiones sin tabúes ni miedos, a todos los planteamientos serios aunque novedosos, a todos y todas los hombres y mujeres de pensamiento libre. Libre Pensamiento será lo que queráis que sea.

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“LP nace con vocación de libertad, debate y teorización, de polémica y pacífica confrontación de pareceres. LP ve la luz con ánimo también de ser altavoz del sentir de los compañeros y compañeras de a pié que, sin participación directa en las estructuras federales de la Organización, precisan de una tribuna donde poder expresarse, porque todos tenemos algo que decir.

Intentaremos que LP sea reflejo de esa amalgama de ideas y proyectos que hoy es la Confederación, el sindicalismo autónomo y el pensamiento antiautoritario en general.

LP será taller experimental abierto a todas las reflexiones sin tabúes ni miedos, a todos los planteamientos serios aunque novedosos, a todos y todas los hombres y mujeres de pensamiento libre. Libre Pensamiento será lo que queráis que sea».

Con esta declaración de intenciones aparece en Mayo de 1988 LIBRE PENSAMIENTO como TALLER Ð DEBATE CONFEDERAL.  Unos objetivos acordes con el momento histórico que vivía el anarcosindicalismo español tras las rupturas dramáticas de la década de los ochenta que, en paralelo con los aspectos organizativos, constituyó un impasse notable en la capacidad colectiva para pensar lo qué queríamos ser y definir nuestra línea de actuación en el seno de una sociedad en proceso acelerado de transformación económica y social.

 Desde una perspectiva dinámica, una revista debe ser concebida como un vehículo de pensamiento crítico, que facilite el intercambio de ideas y prácticas con la finalidad de un aprendizaje colectivo para luego actuar y de la práctica retornar a la teoría como método de autocrítica y corrección de los errores detectados pero también de afianzamiento de los logros conseguidos.  Al hilo del argumento anterior, subyace la idea de si el objetivo último de una revista que tiene por nombre LIBRE PENSAMIENTO es el pensar o el actuar o, dando por sentado que no pueda haber separación absoluta entre el uno y el otro, lo que parece plantearse es el hincapié de la referencia con la actuación de ese pensamiento que se quiere producir.

La revista, como elaboración colectiva, no debiera alejarse mucho del de la organización CGT que la sustenta y protagoniza y que constituye un auténtico laboratorio social con su intervención cotidiana en el abordaje de problemas no solo sindicales sino también sociales. Siendo el objetivo de CGT  la transformación de la sociedad el de LIBRE PENSAMIENTO no debiera andarle muy distante. Organización y revista no tendrían por qué trabajar para ese objetivo en el mismo plano, más concreto y apegado a la realidad sería el de la primera y con mayor posibilidades de distancia y reflexión el de la segunda pero siempre tocando la tierra de la realidad a través de los finos hilos de conexión de sus militantes y estructuras participativas.

 El papel de las revistas de pensamiento, cultura y acción en la historia del anarcosindicalismo español se vio potenciado por un contexto de dificultades de acceso a la información por parte de la inmensa mayoría de los trabajadores, sobre todo en el medio rural, a los que la lectura colectiva de textos posibilitaba no sólo formación sociopolítica en torno a la IDEA sino también la libre confrontación de opiniones. Su papel motriz permitió vehicular contenidos, difundir ideas, transmitir información, proponer análisis, ejercer y espolear el pensamiento crítico para Crear Organización  a la par que mantener, estrechar, y expandir lazos sociales, crear vínculos,  fomentar un tejido social de complicidades, solidaridades, y experiencias compartidas, forjar identidades compartidas, esto es Fomentar sentido de Comunidad.

En la actual sociedad de la información, esas coordenadas han cambiado en un doble sentido: la accesibilidad individual y la conexión en red. Hoy la prensa ha pasado a ser unidimensional. Las revistas, y esto pasa también con LIBRE PENSAMIENTO, son “revistas para ser leídas”. Si miramos las cosas desde una perspectiva histórica, nos damos cuenta que solo queda la función “lectura”, la revista se agota en la mera “textualidad”, y para esta función  basta quizás con internet. La función vertebradora ha desaparecido en buena medida y con ello se ha esfumado una parte importante del “para actuar” que acompañaba el “para pensar” en la definición de las revistas con vocación revolucionaria.

 De este modo,  esa aparente separación entre las tareas anteriormente descritas se acorta con las características de la situación presente, que conducen a un debilitamiento del peso de los sistemas de pensamiento y del de los elementos de análisis y de crítica bajo una ideología dominante en el seno de una sociedad líquida (Zygmunt Baumann). De hecho, el carácter mecánico, totalizador, envolvente y obvio de la realidad actual falsea el papel de los sistemas de pensamiento y resta impulso a los elementos de análisis y crítica de la realidad. Podemos considerarnos de cualquier ismo, pero no por ello dejamos de estar envueltos y siendo participes de esa realidad y ese sistema de pensamiento, no alcanzamos la unidad vida/pensamiento que le daba fuerza, quedando reducido a un decirse que justifica más que impulsa.

 Por otra parte, los elementos de análisis y crítica descubren poco de una realidad obvia y sin disfraces, que,  por sabidos no mueven ni alteran la realidad. De poco sirve la crítica a lo existente y a otras opciones políticas o sindicales, dado que solo añade reiteración, se convierte en queja y elemento justificatorio pero no es movilizador.

 Solo la actuación es capaz de atacar la realidad y solo ella abre espacios en los que elementos parciales de pensamiento, de análisis y de crítica recuperen su carácter operativo y escapen del papel justificador al que han sido reducidos en general. En esa medida solo puede pensarse desde nuestra actuación y sobre ella, sobre su abrir brecha en la realidad y sobre los aspectos hasta entonces envueltos en ella, que esa apertura convierte en susceptibles de ser utilizados.

Pensar nuestra actuación es pensarla críticamente, pensar críticamente nuestra actuación es pensar críticamente sobre (contra) nosotros mismos. A la vez es evitar que nuestra capacidad crítica se pierda en terrenos en los que nunca será operativa y de la que se nos volverá como paralizante elemento de satisfacción.

 La experiencia de setenta y cinco números de Libre Pensamiento, un largo recorrido mantenido durante veinticinco años como apuesta de CGT,  nos lleva a reafirmar que debemos fortalecerla como una revista para pensar la realidad desde nuestra actuación en ella y en el que el protagonismo de todos aquellos que quieran trasladar su reflexión y experiencia colectiva tanto en el seno de CGT como de estructural antiautoritarias de intervención social debe tener un valor prioritario.

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Réfractions: una revista singular https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/refractions-una-revista-singular/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/refractions-una-revista-singular/#respond Fri, 21 Jun 2013 19:00:03 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4141 1024x768 2.1La revista Réfractions propone desde hace 15 años una reflexión sobre la situación social, política y cultural, y sobre la manera en que las teorías y las prácticas anarquistas podrían influir en la misma. Las diversas tendencias que coexisten en el colectivo de redacción se reflejan en los análisis, ya que estos integran y tratan de articular entre sí diversos puntos de vista y hasta posiciones antagonistas, sin exclusiones ni síntesis forzadas. El doble desafío que la revista afronta desde su inicio consiste en difundir las ideas anarquistas más allá del círculo de los lectores militantes y poner las investigaciones de tipo teórico en relación con las luchas y las realizaciones de la vida cotidiana.]]> Annick Stevens, Miembro del colectivo editor de la revista

La revista Réfractions propone desde hace 15 años una reflexión sobre la situación social, política y cultural, y sobre la manera en que las teorías y las prácticas anarquistas podrían influir en la misma. Las diversas tendencias que coexisten en el colectivo de redacción se reflejan en los análisis, ya que estos integran y tratan de articular entre sí diversos puntos de vista y hasta posiciones antagonistas, sin exclusiones ni síntesis forzadas. El doble desafío que la revista afronta desde su inicio consiste en difundir las ideas anarquistas más allá del círculo de los lectores militantes y poner las investigaciones de tipo teórico en relación con las luchas y las realizaciones de la vida cotidiana.

2.1Al inicio de los años noventa se hacía sentir en los países francófonos la necesidad de crear una revista de teoría anarquista que no fuese el órgano de una asociación o de una tendencia particular del movimiento. Algunos universitarios se interesaban por primera vez a esta corriente política, haciendo de la tradición anarquista un objeto de estudio para historiadores, filósofos o politólogos, y un dialogo entre militantes y académicos parecía poder desarrollarse. Sin embargo, el grupo fundador no quería dedicarse al estudio del pasado, sino actualizar los principios y las propuestas sociales del movimiento a fin de apoyar un renacimiento tanto teórico como práctico. La exigencia de un elevado nivel intelectual fue asumida desde el inicio, aunque siempre se puso en tensión con la exigencia igualmente importante de ponerse al alcance de cada persona comprometida, de cada individuo o miembro de un grupo militante que estuviese interesado por sus aportaciones de reflexión y análisis.

El grupo fundador estaba compuesto por una docena de compañeros y compañeras que ya habían participado en diferentes movimientos y publicaciones anarquistas, sea de orientación pacifista o sindicalista o individualista, y de los cuales una buena parte tenía una formación universitaria y ejercía una profesión intelectual, de tal modo que los que no tenían estas características no perdieron ocasión de recordar con regularidad la obligación de escribir de manera sencilla y clara, sin formulaciones inútilmente complicadas fuese cual fuese la complejidad de los temas. Con la incorporación progresiva de nuevos miembros se reforzó la componente universitaria, pero también la relación con medios más activistas y se incrementó el deseo de hacerse eco de las nuevas experiencias prácticas. 

Hasta ahora esta tensión entre un elevado nivel intelectual y la voluntad de posibilitar un acceso generalizado se mantiene como la marca distintiva de la revista en el panorama de las publicaciones anarquistas de lengua francesa. No existe otro ejemplo de una revista que sea intermediaria entre, por una parte, las publicaciones de ciencias humanas de tipo académico y, por otra parte, los periódicos militantes. En el primer grupo se pueden encontrar revistas intelectuales progresistas como Multitudes o Vacarme, que se sitúan en la izquierda independiente pero sin referencia a la anarquía, y en el secundo los periódicos de las principales organizaciones específicas: el semanal Le Monde libertaire de la Fédération anarchiste, los mensuales Le combat syndicaliste de la CNT, Courant alternatif de la Organisation Communiste Libertaire, Alternative libertaire de la organización del mismo nombre, o el trimestral Offensive, de la red Offensive libertaire et sociale. Por supuesto, esas publicaciones también proponen análisis y reflexiones además de informaciones puntuales, pero lo hacen mediante artículos más cortos, con enfoques más ligados a las luchas actuales, y con una línea política propia. Merece una mención particular la revista A Contretemps, un boletín bibliográfico que dedica amplios dossiers a autores más o menos conocidos del pasado y del presente, y de diversos países, con un nivel de investigación y de sensibilidad excepcional.

La forma editorial de Réfractions está adaptada al ritmo de dos publicaciones por año: cada número comporta en general entre 164 a 198 páginas, ocupadas en su mayor parte por un gran dossier temático, seguido por dos o tres secciones tituladas « Transversales », « Pour continuer le débat », « Anarchives », y por fin las recensiones de libros y otras publicaciones. En el dossier se busca un equilibrio entre dos tipos de temáticas: la clarificación de conceptos tradicionales del anarquismo, como el Estado, la libertad, la democracia, el federalismo; y la observación de tendencias político-sociales actuales como, por ejemplo, la ecología, el feminismo, los movimientos de indignados y las ocupaciones. También nos hacemos eco de los debates internos del anarquismo contemporáneo, por ejemplo cuando nos interrogamos sobre la oportunidad de adoptar ciertas concepciones postmodernistas, o sobre la manera de entender la subjetivación y su relación con una finalidad emancipadora o revolucionaria. Los autores de los artículos son miembros del colectivo editorial o son invitados a escribir por su experiencia o especialización con relación al tema elegido. La sección “Transversales” acoge varios tipos de textos que no forman parte del tema principal, y la sección “Pour continuer le débat” presenta las eventuales reacciones provocadas por un tema anterior. La sección “Arnarchive” no figura en cada número, solo aparece cuando un evento actual tiene una conexión interesante y más o menos olvidada con algún elemento del pasado. El trabajo de elección y elaboración del dossier así como de las otras secciones se desarrolla en dos etapas. La primera consiste en la reunión, dos veces por año, de la totalidad del colectivo, es decir más o menos veinticinco personas que viven en diversas partes de Francia, o en Suiza y Bélgica, e incluso en España. En esa ocasión también se toman las decisiones en lo que se refiere a la difusión, los gastos y la recaudación, nuestra presencia en encuentros libertarios u otros eventos. En efecto, toda la administración se lleva a cabo sin asalariados ni puestos de dirección, sin ninguna subvención, y solamente una pequeña parte de la difusión se confía a un distribuidor profesional especializado en los circuitos alternativos. La segunda etapa del trabajo se realiza en comisiones de cinco o seis personas, que se constituyen según los intereses y disponibilidades de cada cual. A partir de la orientación general de la temática elaborada por la discusión en el seno del colectivo, la comisión responsable del número decide cuales son los artículos necesarios para tratar todos los aspectos de la problemática, así como los colaboradores exteriores que se podría solicitar. A veces también recibimos propuestas de artículos que la comisión decide  aceptar o rechazar.

Nuestra posición sobre la conveniencia de la diversidad de opiniones es tal que, en un mismo número, ciertos artículos pueden expresar posiciones muy distintas o incluso contradictorias. No tratamos de llegar a una convergencia consensual ni de borrar los conflictos de ideas (dentro de ciertos límites por supuesto, que excluyen los insultos, las posturas autoritarias o las descalificaciones). Lo más interesante se alcanza cuando los artículos han circulado entre los autores de textos contradictorios y estos se responden dentro del propio desarrollo de sus escritos. En el seno de una comisión pueden coexistir varias posiciones, que tratamos de articular y justificar en la presentación editorial, pero sin pretender desembocar en una síntesis. Un ejemplo de debate fue, en el número dedicado a la reedición de El apoyo mutuo de Kropotkin, la cuestión de saber si el hecho de fundamentar los comportamientos humanos de cooperación y solidaridad en la naturaleza resulta teóricamente válido y prácticamente deseable. Unos redactores sostenían con Kropotkin este “darwinismo de izquierda”, otros lo cuestionaban en nombre de una filosofía de la libertad. Esta actitud sorprende a veces los compañeros que nos leen o colaboran desde afuera, y puede ocurrir que nos atribuyan un acuerdo que no tenemos con una posición publicada. Por otro lado, la diversidad de opiniones y tendencias dentro del colectivo  nos obliga a mantener un equilibrio y un dialogo tan franco como respetuoso para evitar que los conflictos degeneren en exclusiones, escisiones o salidas dolorosas. Uno de nuestros motivos de satisfacción es que hasta ahora han sido muy pocas las crisis de este tipo, en parte gracias a las precauciones expresamente aplicadas para evitarlas, pero quizás aún más gracias a las fuertes relaciones que existen entre los miembros del colectivo, que van del mero placer de reencontrarse a la más profunda amistad.

Formaba parte del proyecto inicial la integración de diferentes expresiones artísticas, tales como pintura, fotografía, poesía y otros modos creativos, considerados independientemente de su relación con los artículos. Sin embargo, ese es uno de los objetivos que nos cuesta más alcanzar, probablemente por falta de relaciones con artistas interesados, pero también por la coexistencia de la tendencia opuesta que consiste en utilizar el material gráfico como una simple ilustración de las temáticas tratadas. Enriquecer la dimensión cultural y artística es seguramente uno de los desafíos que tenemos de cara al futuro, así como intensificar la colaboración puntual con personas próximas por su pensamiento y compromiso. Otro desafío sería el de alcanzar nuevos públicos más allá de los lectores militantes, lo cual podría beneficiarse de una coyuntura general cada vez más interesada por las ideas libertarias. También tenemos el proyecto de establecer relaciones más estrechas con las publicaciones anarquistas en otros idiomas, por medio de traducciones de textos e intercambios de experiencias.

Después de algo más de quince años de existencia acabamos de publicar nuestro trigésimo número, y aunque nuestra tirada puede parecer bastante modesta (entre 600 y 700 ejemplares por número) la verdad es que nos sentimos bien conocidos y reconocidos en ese estilo que nos es propio. Las ferias del libro libertario constituyen unas de las mejores ocasiones para conocer la opinión de los lectores sobre la revista. Las críticas más frecuentes conciernen el precio de la revista y la dificultad de lectura por la extensión y la complejidad de los artículos. A la primera contestamos que, de hecho, cada número es casi un libro y que nos importa mucho la calidad de la impresión; además, los números, exceptos los tres últimos, están integralmente y gratuitamente disponibles sobre nuestro sitio internet. A la segunda contestamos que la revista no representaría el mismo instrumento de reflexión si no estuviese escrita de esa manera conceptual que intenta profundizar en los temas, aunque hacemos los mayores esfuerzos para expresarnos con claridad y evitar caer en formulaciones farragosas. Pero la mayoría de los comentarios son positivos y subrayan la utilidad de un tipo de investigación que pretende aunar el compromiso político en el seno de la sociedad actual y la distancia crítica de los saberes teóricos.

 

 

 

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“A” Rivista anarchica: nacida en Milán en 1971. https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/a-rivista-anarchica-nacida-en-milan-en-1971/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/a-rivista-anarchica-nacida-en-milan-en-1971/#respond Fri, 21 Jun 2013 18:00:14 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4143 1024x768

3.1Con motivo del cuarenta aniversario de la revista mensual en italiano "A" revista anarquista, la redacción publicó un número especial (260 páginas) que contenía, entre otros, unos ochenta escritos de colaboradoras y colaboradores, la reproducción en cuatricromía de las portadas de los primeros 358 números, la lista de las 2.681 personas y asociaciones que habían escrito en "A" y una larga entrevista al redactor de "A",  Paolo Finzi, el último de los del grupo fundador (en febrero de 1971) que aún sigue en la redacción. La entrevista fue realizada por Adriano Paolella, colaborador histórico de "A" sobre todo en temas ecologistas. Para estas páginas de “Libre Pensamiento” hemos pedido al entrevistado que seleccionara los fragmentos de la entrevista que pudieran resultar más informativos para nuestros lectores.Publicamos pues una pequeña parte de esa entrevista, que se puede leer íntegramente (¡en italiano!) en la página de "A": arivista.org.

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Entrevista a Paolo Finzi   por Adriano Paolella

«A» cumple 40 años. ¿Cuál fue la idea que dio origen a la revista?

La revista celebrará sus 40 años en febrero de 2011[1]. En efecto, el primer número salió en febrero de 1971. Tuvo una fase de gestación de algunos meses, apareció a poco más de un año del 12 de diciembre de 1969, sin duda hija de la masacre de Piazza Fontana, del asesinato de Giuseppe Pinelli y de la campaña de contrainformación a raíz del atentado.

El grupo de redacción inicial estaba compuesto principalmente por compañeros del Circolo Anarchico Ponte della Ghisolfa, el círculo de Pinelli. Por aquel entonces yo tenía 18 años y era uno de los componentes más jóvenes. Del equipo de redacción, por un año aproximadamente, formó parte un «romano», Guido Montana, que seguidamente salió tanto de la redacción como del movimento anarquista.

¿Antes del 69 y de las bombas del 12 de diciembre no existía la idea de crear una revista?

No. De hecho, desde el punto de vista financiero, la revista nació con una recogida de fondos dentro del grupo promotor con el objetivo de cubrir los gastos de los primeros tres números. Teníamos intención de sacar, de todos modos, tres números mensuales de «A» y después habríamos decidido, según la acogida y la reacción de los anarquistas. Si la respuesta hubiese sido positiva habríamos seguido adelante con el dinero de las ventas y de nuevas suscripciones. El fondo utilizado para la revista «A» formaba parte del dinero recogido por algunos compañeros del Circolo Anarchico Ponte della Ghisolfa para un proyecto de compra de una casa de campo deshabitada en la Toscana, en el pueblo de Solata, para construir una comuna del tipo campo-ciudad. Yo no formaba parte del proyecto de la comuna de los compañeros mayores, que tenían edades alrededor de los 23-29 años.

Con la masacre de Piazza Fontana y la necesidad de realizar contrainformación, el dinero recogido se utilizó para crear la nueva revista.

¿Cómo era la vida en la redacción de la revista en aquellos tiempos? ¿Cómo se desarrollaba?

Una anécdota es que la revista, que salía mensualmente, en un número de principios de los setenta, contenía la advertencia:  «Perdonad pero el mes pasado no logramos publicar la revista porque estábamos ocupados», es decir, la redacción de la revista, que se reunía por la noche, estaba compuesta por militantes que de día trabajaban o estudiaban en la universidad. Éramos personas que vivíamos de forma intensa la militancia, cosa que hoy casi ya no sucede, ha disminuido el voluntariado y el contexto es bastante diferente… En aquellos tiempos volvíamos de una concentración y nos íbamos a corregir los borradores. Las reuniones eran muy animadas y llenas de humo hoy en día no podría participar en una de esas reuniones, no había sensibilidad contra el humoy terminábamos siempre discutiendo con los vecinos de casa ya que la redacción estaba situada en un pisillo de un pequeño bloque de apartamentos de un barrio obrero, hoy en día habitado por muchos chinos y egipcios, en el noroeste de las afueras de Milán. Las relaciones con los vecinos de casa actualmente son buenas porque ya no existe aquel clima militante con reuniones hasta muy tarde, llenas de gritos ··· y ya no está aquella maldita máquina que imprimía en los sobres las direcciones elaboradas sobre láminas de zinc ··· tong tong ··· a cada golpe seguían las blasfemias de los del piso de arriba, aunque pusiéramos toallas bajo la prensa para amortiguar el ruido.

 

Además, la sede de la revista era una de las sedes anarquistas de Milán; sucedía a menudo que se encontrara algún compañero extranjero durmiendo delante del portal con el saco de dormir y que no siempre emanara buenos olores, naturalmente eso no entusiasmaba ni a los vecinos de casa ni a los redactores.

Un poco fuera de los esquemas, pero…

La revista ha tenido siempre mucha consideración hacia el pasado y hacia la historia del movimiento. ¿Cómo fueron las relaciones con los compañeros de mayor edad al aparecer la nueva revista?

La consideración hacia la historia del movimiento formaba parte de un proyecto cultural. En 1973 salió para Edizioni Antistato (en aquel entonces bajo tutela de un albañil de la zona de Cesena, Pio Turroni, con quien tenía un vínculo humano muy fuerte) un opúsculo firmado por cinco compañeros, entre los cuales estaba yo, con el título «Un análisis nuevo para la estrategia de siempre». El folleto presentaba nuestra idea del anarquismo posible en aquel momento y resumía nuestro parecer. Estábamos orgullosos de ser anarquistas pero también éramos anarquistas críticos. Por una parte estaba el orgullo de formar parte de un movimiento que había sido dejado de lado por mucho tiempo y que en cambio tenía una historia, una historia noble, que nacía de la primera polémica entre Marx y Bakunin, un movimiento que apenas tenía históricos o profesores, en parte debido a sus orígenes mayoritariamente proletarios.

3.2La atención hacia el pasado formaba parte de nuestro ser anarquistas. El pasado era para nosotros fundamental pero no suficiente. El anarquismo tiene que mirar siempre hacia adelante y no quedarse anclado en el propio pasado. En los años setenta la presencia de compañeros de edad avanzada era numerosa, se trataba de la generación del pre-fascismo que «dirigía» y representaba al movimiento. En los congresos de la FAI y en las reuniones había muchas barbas viejas y personas ancianas. Con todas sus virtudes y defectos, ésa ha sido mi generación de referencia, «los tenían bien puestos», era gente que se había comprometido personalmente contra el fascismo y no sólo teóricamente. En efecto, muchos de ellos, debido a su coherencia, terminaron en prisión, desterrados, exiliados en Francia, Bélgica, España y Rusia donde murieron incluso víctimas del estalinismo. Las relaciones entre ellos eran muy intensas y emblemáticas, de manera que en los congresos sus duras experiencias afloraban y muchos rompían a llorar y se abrazaban.

 

En 1965, en el movimiento anarquista, que constituía casi completamente la FAI, se dio la dolorosa escisión de una minoría que no reconocía las nuevas modalidades organizativas y se creó así una nueva Federazione; sin embargo, la represión y los acontecimientos del 69 recompactaron en parte esa división, se reanudaron los encuentros, las relaciones y el diálogo común.

En Milán, los viejos compañeros que se reunían los domingos por la mañana eran pocos y no muy significativos, con respecto al papel que jugaban sus coetáneos en otras localidades. La reaparición del movimiento anarquista en Milán, después del boom que siguió a la segunda posguerra y del semidesierto de los años cincuenta, se remonta a 1962, gracias a un acto clamoroso (que nada tenía que ver con el terrorismo) que tuvo como protagonista al entonces joven anarquista Amedeo Bertolo (todavía hoy en activo), con el secuestro del vicecónsul español en Milán (realizado de modo artesanal y poco organizado), un gesto noble y significativo para evitar la ejecución de la condena a muerte de un compañero anarquista en Catalunya. El gesto tuvo una respuesta clamorosa en la prensa y, en el proceso celebrado en la ciudad de Varese, Amedeo Bertolo se presento en la sala. A pesar del arresto de otros compañeros, el proceso se transformó en una causa contra el franquismo. Los acusados fueron condenados a penas muy leves ( hoy en día habrían sido martirizados con las leyes antiterrorismo) y absueltos. Fue una especie de pequeño triunfo. Gracias a este acontecimiento y al periódico Materialismo e Libertà, empezaron a juntarse un grupo de jóvenes anarquistas y libertarios. Después, el 68 En el 71, a nivel nacional, los compañeros de mayor edad acogieron positivamente la recién nacida revista «A», fueron poquísimos los que se mostraron recelosos ante la excesiva modernidad que representaba la misma.

En Milán, los compañeros que estaban con Amedeo, conocido por los hechos del 62, gozaban de gran aceptación por parte de los compañeros más ancianos, credibilidad debida también a la presencia militante de los entonces cuarentones Giuseppe Pinelli y Cesare Vurchio (todavía colaborador de la revista y del Centro Studi Libertari), hoy de 78 años ··· eran los dos militantes «viejos» del joven movimiento anarquista milanés. Pertenecían a un grupo de edad casi ausente entre los anarquistas ya que habían nacido y crecido bajo el régimen fascista. Pinelli había ayudado a que creciera la estima de los viejos compañeros hacia los milaneses y, siendo ferroviario (y muy extrovertido), era considerado el «ministro de asuntos exteriores» de los anarquistas milaneses, viajaba gratis con su familia (mujer y dos hijas), conocía a Alfonso Failla, Pio Turroni, Umberto Marzocchi y a todos los exponentes más destacados del movimiento anarquista italiano.

 

Los más ancianos apreciaron el nacimiento de la nueva revista y nos dimos cuenta de ello porque cuando pedimos el apartamento para ubicar la redacción nos concedieron su uso enseguida. Credibilidad y aprecio debidos también al peso que dábamos en la revista a nuestra sagrada historia, reconstruida página a página, número a número. De este modo caía el recelo hacia aquella parte de nuestra generación; quedaba claro que no éramos una nueva oleada de jóvenes anarquistas poco serios a los márgenes del movimiento que creaba jaleo, criticaba (a veces justamente) y que después desaparecía ··· había, por parte de los viejos compañeros, una cierta desconfianza hacia los del 68, debida además a la polémica en el Congreso de Carrara de ese año con Daniel Cohn-Bendit. Era la demostración de la objetiva dificultad de relacionarse que tenía el movimiento anarquista, en particular con el surgimiento de las grandes tendencias libertarias.

Nosotros, los del grupo de «A», nos colocábamos, no digo a mitad de camino, pero intentábamos  arraigarnos al viejo movimiento sin deshechar todo lo demás ··· el agua de la bañera con el niño dentro, intentábamos salvar lo bueno de las nuevas tendencias libertarias, seguramente caóticas ··· como del marxismo libertario que se manifestaba, tanto a nivel teórico como práctico, bajo la forma de una estrecha colaboración entre los anarquistas y Lotta Continua, Potere Operaio y el Movimento Studentesco.

 No había, según mi opinión, una línea justa y perfecta pero seguramente por parte de los más ancianos había una desconfianza (bastante comprensible, al menos por parte mía), a veces excesiva, hacia los jóvenes, aunque también es verdad que Cohn-Bendit en el Congreso de Carrara y muchos otros proponían según la experiencia de las barricadas de París la disolución del movimiento anarquista. Y los viejos que algunos decenios antes habían hecho, por ejemplo, las barricadas del barrio de San Paolo en Roma en el 22, no se dejaban impresionar por la dureza de la lucha. Si los mayores, por tanto, observaban la revista con simpatía era porque veían que de todos modos, nosotros, aunque un poco atrevidos y fuera de los esquemas por ciertas cosas (por ejemplo, nosotros hablamos en seguida de Reich, de la revolución sexual y del orgón … cosas que el anarquismo más tradicional no amaba mucho), estábamos bién arraigados en la vieja ecclesia.[2]

Ciertamente no sólo para anarquistas.

La revista se caracteriza por su apertura hacia el exterior y sin miedo a confrontarse con los demás, buscando estímulos para una reflexión libertaria, lo que la ha caracterizado durante estos cuarenta años.

Sí, la cosa se ha ido acentuando con el tiempo y en base a nuestra experiencia. Si uno se fija en los colaboradores y en las cosas del primer decenio, que son la mejor parte de la revista ··· el estadio del nacimiento-adolescencia ··· estoy muy ligado a aquel período ··· veo una revista muy anarquista. La A de la revista que es la misma de ahora ··· una revista muy variada y abierta sobre todo dentro del anarquismo ··· activa a nivel internacional, fuimos entre los primeros en traducir a Noam Chomsky, sus reflexiones sobre los nuevos mandarinos, sobre la revolución española y también sobre el debate Marx-Bakunin, nos abrimos muchísimo. El movimento anarquista ofrecía mucho y nosotros hurgábamos en su interior … estábamos en ebullición ··· salimos en el 71 con un montón de cosas que contar ··· Si lo pienso ahora, veo los primeros años de la revista como una difusión progresiva de todo aquello que teníamos por decir ··· y que poco a poco empezábamos a decir ··· hablamos de Gori, de Galleani, de autogestión ··· es un proceso que ha ido avanzando en el tiempo en paralelo a los cambios de las situaciones, para entender mejor habría que ver la posición ante la lucha armada y ante muchos otros temas… la revista ha acentuado sus características ··· en efecto hoy resulta más fácil que antes que escriban en ella personas no anarquistas.

La revista ha sido una experiencia de vida excepcional ··· se crean relaciones con muchísima gente… incluso loca… creativa… siempre gente que desea un mundo mejor… con un montón de ideas raras. Ahora nos hemos abierto mucho hacia el exterior, especialmente cuando desde principios del primer decenio de este siglo nos transformamos (además) en una casa de producción musical, vinculada a los CD del cantautor De André; ello nos ha permitido ampliar nuestras relaciones a muchísima gente.

En todos estos años me he dado cuenta de que quien dirige una redacción como la de nuestra revista debe ser más un buen psicólogo que un gran periodista. En los últimos años percibimos a través del mundo y de las personas que hay un gran sufrimiento, la soledad juega un papel devastador, hay una gran necesidad de pertenencia y de identidad además de comunicación.

El lector de «A»

¿Quiénes son los lectores de la revista?, ¿Han cambiado respecto al pasado?, ¿Cuáles son sus actuales características?

Nunca hemos llevado a cabo un estudio estadístico en este sentido, nos movemos con los datos que percibimos con «nuestras antenas», en nuestra intuición. Nos basamos en quién nos contacta, quién nos escribe, quién nos da una opinión. El lector de «A», en mi opinión, es diverso, no se reduce a un sector específico, se podría decir que la mayoría son jóvenes pero no es una revista con tendencias juveniles, al contrario, para muchos de esos jóvenes resulta una revista un poco tradicional.

 Hace años que la revista se encuentra en internet, ayer recibimos el mensaje de nuestra compañera, que desde Cerdeña se ocupa de la publicación on-line, indicándonos que el número que acaba de salir ya está disponible en la red, eso cuando muchos aún no lo han recibido en casa. Gracias al «contador» conocemos los contactos on-line, que son casi 6/7000 al mes, no sabemos qué leen ni por cuánto tiempo. Creemos que entre los lectores de papel y aquéllos on-line tenemos unos 12.000 al mes. El lector de «A» va del estudiante al trabajador, del habitante del pequeño pueblo al de la gran ciudad, es un lector listo y comprometido, usuario de los medios de comunicación, utiliza nuestra revista para documentarse de la misma manera que usa otras fuentes, «A» no es percibida como un órgano interno del movimiento, abatidos la ideología y el sectarismo, nos leen anarquistas y libertarios de todas las tendencias ya que damos espacio a varias orientaciones, nos ven muy abiertos. Se nos aprecia incluso desde el exterior.

3.3

Lo que da solidez a una revista es la coherencia en el tiempo, una de las cosas más difícilmente realizables en un mundo profundamente incoherente. 40 años de coherencia como la no-publicidad en la revista ··· da miedo ··· llama la atención ··· la revista representa una rareza en la realización de una idea puesta en práctica ··· parece algo normal pero que en 40 años no haya perdido su identidad, a mí me parece impresionante ···

Es verdad que desde el exterior se perciben más cosas ··· analizar la coherencia puede ser algo complicado, si se convierte en rigidez, en arrogancia hacia los demás o lleva a una excesiva autoestima, puede ser peligrosa ··· el equilibrio está entre estar orgulloso de ser anarquista y la arrogancia de serlo ··· Orgulloso significa ser conscientes de que, depurado de varias cosas (no pocas, a veces), el anarquismo es una corriente significativa de la historia y del pensamiento que puede tener incluso un papel positivo. Arrogante, en cambio, es pensar que los anarquistas tenemos la verdad en el bolsillo, cosa de lo que bastantes están convencidos. Estoy seguro de que el anarquismo es un instrumento fundamental, además que cultural, para la transformación en el sentido libertario. El anarquismo es irrenunciable, es fundamental pero no suficiente, el anarquismo es indispensable pero insuficiente.

En otras palabras, no se puede dejar de parte el anarquismo cuando se piensa en una transformación social, pero el anarquismo solo no basta.

 

Los ejemplos históricos de España, Kronstadt, Makhnovtchina, y aquéllos actuales de la comunidad de Urupia, el municipalismo libertario de los compañeros de Spezzano Albanese (lo digo sin ánimo de burla ya que estoy convencido de que son experiencias concretas importantes) no son suficientes para plantear un cambio del mundo. Nuestra historia y nuestro pensamiento no son suficientes. Tenemos que captar ideas incluso de otros pensamientos ··· Hay que escuchar a los demás, sobre todo a los que actúan concretamente, pero también a los que reflexionan sobre la existencia a partir de otras corrientes de pensamiento, incluso religioso. Hay gente que en muchas partes del mundo está realizando cosas interesantísimas sin alguna referencia al anarquismo. Mucha gente. Es posible realizar cosas buenas, óptimas, fuera del anarquismo (pero no contra).

Como anarquistas tenemos que ganarnos cada día nuestro espacio y nuestra credibilidad. En sus cuarenta años creo que la revista «A» ha contribuido específicamente en la conquista de ese espacio y esa credibilidad.

Adriano Paolella

Traducción de Magda Riera


[1]             N del T. : La entrevista a Paolo Finzi fue realizada en diciembre de 2010, dos meses antes de que la revista «A» cumpliera 40 años.

[2]     Concepto usado para referirse a la doctrina tradicional.

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4.1El esfuerzo por publicar siempre ha ocupado un lugar muy importante en los medios anarquistas: la « propaganda por el hecho » es inseparable de la propaganda escrita, bajo la forma de periódicos y de folletos. El presente artículo, muestra, entre otras cosas, como los anarquistas han llevado a cabo esas luchas para propagar sus ideas: recurriendo a tipógrafos competentes, o a imprentas clandestinas, superando dificultades para aprender a escribir, financiando y difundiendo su prensa por todos los medios a su alcance. El artículo aborda también, de forma breve, el tema de la conservación y de la salvaguarda de los archivos.

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Marianne Enckell, CIRA (Centre International de Recherches sur l’anarchisme) Lausana (Suiza).

En su prólogo a la Bibliographie de l’anarchie publicada por Max Nettlau en 1897, Eliseo Reclus escribía lo siguiente: “Reconozco por mi parte que no nos sabia tan ricos: la importancia que ha tomado esta recopilación, todavía incompleta, me ha sorprendido mucho. Las ideas anarquistas, desarrolladas conscientemente bajo su forma actual, son de origen tan reciente que podemos imaginar que se encuentran todavía en una fase rudimentaria de propaganda. Sin duda, la mayor parte de los documentos citados en esta recopilación está destinada a desaparecer y tan apenas merece ser conservada, pero algunas de estas obras dejarán huella  en la historia del siglo 19. […] En adelante nadie en el mundo, tanto si nos quiere como si nos odia, podrá pretender ignorarnos.”

No había transcurrido entonces ni medio siglo desde la publicación de algunos libros (Proudhon) y periódicos (L’Anarchie, journal de l’ordre deAnselmeBellegarrigue, Le Libertairede Joseph Déjacque) que hablaban de anarquía; tan solo hacía veinticinco años que el movimiento anarquista había comenzado a tomar cuerpo, en el congreso de Saint-Imier de 1872. Desde entonces, los anarquistas nunca han abandonado la propaganda escrita, la “dinamita cerebral«scrimarrigue y.

¡Y con qué dificultades! Ni el más remoto parecido con la situación actual, donde buen número de periódicos tienen el lujoso aspecto de Libre Pensamiento, portadas en colores, profusión de ilustraciones, maqueta profesional, precio de venta que asciende a varios euros. ¡Cuántos sacrificios eran necesarios entonces para reunir algunos céntimos afín de comprar un periódico o un folleto, o para conseguir algunos centenares de francos para poder publicar!  En 1879, Kropotkin, Dumartheray y Herzig fundan en Ginebra el periódico Le Révolté con tan solo 23 francos en caja; con una tirada de 3000 ejemplares, el primer número vende dos mil, lo cual permite que se pueda continuar.

Fabricar

Desde su número 283 (Nueva York, 24 de marzo 1894), el periódico Liberty de Benjamín Tucker[i]  inventa una nueva tipografía, abandonando la justificación del texto sobre tres columnas. Tucker explica a sus lectores cómo el tipógrafo tiene que añadir espacios finos entre las palabras para forzar la línea, mientras la composición « en bandera » conserva los mismos espacios, añadiéndose simplemente los cuadratinesal final de la línea. Resulta más agradable para la vista, y mucho menos caro, sobre todo frente a la linotipia recientemente inventada; de esta forma se podrá pues publicar más libros, ya que cualquiera puede componerlos. El único riesgo sería que la oficina de correos juzgue este método herético y se niegue a distribuir el periódico: «… el Estado ha hecho cosas aún más extrañas », ironizaba Tucker.

Sin embargo la tipografía no es  un arte tan sencillo. En 1906, los hermanos Max y Siegfried Nacht publican en Londres Le Chansonnier international du Révolté (El cancionero internacional del rebelde), 64 páginas en nueve lenguas, vendido 30 céntimos, 3 Schilling o 8 cents.

« Esta selección de las canciones revolucionarias que están más en boga en los diferentes idiomas,–escriben en su prólogo— será acogida con alegría por el anarquista errante, perseguido de país en país, que se encuentre entre compañeros de otras lenguas, podrá así compartir el entusiasmo, cantando con ellos los himnos de libertad y de revuelta… Al mismo tiempo creemos haber contribuido un poco mediante esta edición al desarrollo del espíritu internacionalista. Las canciones han sido recogidas durante peregrinaciones a través de toda  Europa, y compuestas en una verdadera tipografía rebelde, adquirida por contrabando, y en la cual muchos anarquistas alemanes y rusos han aprendido la composición”– ¡”aprendido” es tan solo un modo de hablar, a la vista del número de gazapos y de aproximaciones que comporta el folleto!

En 1908 Jules Vignes publica en la ciudad de Moulins (Francia), el periódico La Torche (La antorcha), “primeramente policopiado sobre gelatina antes de ser imprimido con una selección de caracteres de imprenta de segunda mano comprados al precio del plomo”[ii]; Jules Vignes mantendrá su labor de publicación, con otros cinco o seis títulos distintos, hasta  1958. En Ginebra, Louis Bertoni publica Le Réveil / Il Risveglio (El despertar) durante cuarenta y seis años, sin interrupción; lleva a cabo la composición en su habitación, salvo cuando está en la cárcel, y cada quince días lleva los moldes a la imprenta, y deposita después los periódicos en la oficina de correos. En Lausana, se crea una imprenta comunista en 1906 para publicar el semanal La Voix du peuple (La Voz del pueblo)- sin duda, otras imprentas de este tipo se crearon en otros lugares. Sin hablar de las imprentas clandestinas en tiempos de dictadura, de las imprentas móviles de las columnas de Makhno o de Durruti, de los impresos clandestinos en papel cebolla.

Quedamos aun unos cuantos veteranos y veteranas para recordar los esténciles y las multicopistas, las sesiones dedicadas a ensamblar y grapar… Esos documentos se han vuelto prácticamente ilegibles para los ojos actuales; afortunadamente la digitalización puede facilitar el acceso a estas publicaciones.[iii]

Imprentas pobres y desaparejadas, y sin embargo ¡cuánto cuidado, y qué imaginación! Los periódicos cuidan sus títulos y sus cabeceras, recaban la colaboración de pintores y de dibujantes, publican xilografías, aunque es verdad que la calidad final deja  recciorigue y a veces que desear. Los veintiocho números de La Feuille (La Hoja) de Zo d’Axa, editada en París desde 1897 hasta 1899, llevan todos  en primera plana un dibujo de Théophile Steinlen, o de Maximilien Luce,y el texto al dorso del dibujo. La cabecera de El Incontrolado, periódico anarquista, publicado no se sabe dónde en España en enero de 1938, está adornada con muñecos que hacen pensar en los personajes de los cómics de Robert Crumb dibujados cuarenta años más tarde. Las imágenes de mujeres con los pechos al aire que esgrimen una antorcha perduran más que el propio sentido del símbolo.

Podría seguir hasta el infinito. Joseph Ishill, aprendiz tipógrafo en Rumanía, emigra a Nueva York en 1909 y, además de su trabajo, imprime el boletín de la escuela Ferrer The Modern School (La escuela moderna) antes de publicar a lo largo de cincuenta años unas doscientas obras, compuestas a mano, con ilustraciones fuera de texto, libradas a muy pocos ejemplares, un auténtico tesoro de bibliofilia anarquista. Las hermanas Olivia y Helen Rossetti, que han leído el folleto de Kropotkin A los jóvenes, instalan una imprenta en el sótano de la casa familiar en Londres y publican The Torch (La Antorcha) desde 1891; tienen dieciséis y doce años…

4.2

Difundir, redactar

Los periódicos tienen muy rápidamente una difusión internacional, por modesta que sea su tirada. Se suscriben desde el mundo entero al Bulletin de la Fédération jurassienne (1872 – 1878) a la dirección de Adhémar Schwitzguébel, grabador, en el pequeño pueblo de Sonvilier (cantón de Berna, Suiza), aunque solo se trate de algunas decenas de suscriptores,[iv] en Alsacia, en Bélgica, en España, en Italia por ejemplo, que pagan regularmente 5 francos por año. En 1877, una cincuentena de ejemplares son enviados gratis, a fines de propaganda, a los cafés y a periódicos de la región; a periódicos anarquistas o socialistas de Verviers, Amberes, Berlín, Leipzig, Hamburgo, Ámsterdam, La Haya, Barcelona, México, Milán, Siena, Rímini, Alejandría (Egipto) ; a compañeros en Patras ( Grecia), en Lisboa, Madrid, Montevideo, Londres, en Iowa, o a la prisión de Capua Vetere en Italia, donde está encarcelado Errico Malatesta, pero también al profesor Eugen Dühring de la universidad de Berlín.

Cada uno y cada una se improvisa periodista, envía correspondencia, traduce noticias o cartas recibidas desde lejos. En La Voz de la Mujer (subtitulada Ni dios, ni amo, ni marido; Buenos Aires 1896-1897), las redactoras firman con su nombre, nunca con su apellido; en otros lugares solo aparecen iniciales o seudónimos. René Bianco ha identificado sin embargo unas ocho mil firmas en los dos mil periódicos y revistas anarquistas de lengua francesa que ha fichado entre 1880 y 1983. Se encuentran las de Sébastien Faure y de Kropotkin en más de cien periódicos; Eliseo Reclus, Bakunin, Malatesta, Charles Malato, Han Ryner, Louise Michel, Emile Armand, Hem Day, Jean Grave han escrito o han sido citados en más de cincuenta. Las dos terceras partes de los firmantes solo han publicado en un periódico, y probablemente en ninguna otra parte. Se aprende a escribir, como se aprende a hablar en público, para la propaganda de la idea anarquista. Como se aprende a leer, también, y a escuchar: un buen número de militantes han indicado que cuando eran niños y niñas escolarizadas, leían la prensa a sus mayores, en el taller o en el barrio.

Los periódicos anarquistas presentaban a veces un contenido pobre, incluso repetitivo cuando para llenar un número había que reproducir citas o extractos de libros. Pero es preciso leerlos hasta las últimas líneas: es  en general al final de la última página donde se ubican: “ las cuentas y las comunicaciones administrativas, y […] las notas personales que intercambian militantes alejados los unos de los otros, llamadas a la solidaridad, anuncios de liberaciones o de encarcelamientos de compañeros, llamadas para debates o para fiestas[v]. Esos periódicos se constituyen así en testigos de la vida del movimiento, de las sociabilidades, del trabajo político, de las redes.

Conservar

No se trata  de establecer aquí un inventario de las publicaciones; otros lo han intentado y sus trabajos quedan como preciosas referencias[vi], pero se  enriquecen constantemente gracias a nuevos descubrimientos –en los archivos policiales, en las cajas inexploradas de las bibliotecas, incluso en los muros o por debajo de los parqués.

¡Qué paciencia de archivistas han tenido tantas compañeras y compañeros, constituyendo bibliotecas de grupos, juntando colecciones  personales, estableciendo escondites! Fue bajo el suelo de una casa donde hacia obras para un cliente donde Lucien Grelaud encontró colecciones de los periódicos de Proudhon, que luego depositó en el CIRA de Lausana. Fue el hecho de estar cimentado en un muro lo que permitió que el archivo de Edgard Leuenroth, en Brasil, pudiera atravesar intacto la dictadura. Es gracias a Solón Amorós, quien los ha fechado y localizado, que se pueden identificar hoy un centenar de periódicos y de boletines publicados en España durante los dos años que siguen la muerte de Franco (los recogió in situ en aquellos tiempos; puede que se hayan catalogado otros posteriormente). Sin su trabajo, estas pequeñas hojas a menudo tituladas Boletín CNT número cero habrían quedado catalogadas “sin lugar ni fecha“, siendo pues materialmente ilegibles.

El Centro internacional de investigaciones sobre el anarquismo en Lausana dispone actualmente de más de 4000 títulos de periódicos en su catálogo[vii]. Su hemeroteca conserva en una decena de lenguas periódicos cuyas cabeceras remiten a los Drapeaux noirs, Bandera negra, o Bandiera nera; la bandera deviene a veces un trapo (Black Rag), a veces justo un hilo (Schwarzer Faden). Y en los títulos de los periódicos el color negro se asocia con una infinidad de símbolos. Junto con el célebre gato se encuentra todo un bestiario negro (el topo francés, el lagarto japonés, el dragón y la rata estadounidenses, el gallo griego y alemán, el cuervo español, la oveja y el y fénix brasileños); al lado de las rosas negras también nacen tulipanes, cardos y hasta rábanos negros. L’Ami Noir (el Amigo negro) acompaña las viudas negras alemanas y belgas. La Cruz Negra se encuentra en compañía del martillo o de la linterna negra. En el espacio negro (Espace Noir en Saint-Imier), el sol y las estrellas echan una luz negra sobre las ideas, los humores, el combate, incluso el arte (la publicación turca Kara Sanat), la verdad y el reparto (los periódicos rusos Cernaja Pravda, Cernyi Peredel). Se escribe con tinta negra sobre páginas y cuadernos negros, bajo una máscara negra…

Financiar

Y las publicaciones surgen a veces a partir de negros propósitos. Severino Di Giovanni, un anarquista italiano emigrado a Argentina en 1923 para huir del fascismo, es un propagandista impaciente y susceptible, « idealista de la violencia » como lo califica su biógrafo Osvaldo Bayer. Entre otras acciones directas sangrientas, asalta bancos para la publicación en italiano de dos bellos volúmenes de Scritti Sociali de Eliseo Reclus[viii]: tipografía cuidada, letrinas y elegantes culos-de-lámpara, retratos y facsímiles, pequeña tirada generosamente distribuida entre los amigos.

La leyenda quiere que Di Giovanni haya aprendido la técnica de la mano de Durruti quien, con sus compañeros, había encontrado algunos años antes la manera de financiar las actividades del movimiento: ir a buscar el dinero allí donde se encuentra, para redistribuirlo.  En la primavera de 1925, en México, habrían hecho posible la edición de un semanal anarquista y la abertura de escuelas racionalistas gracias a la caja fuerte de una fábrica textil. Ya habían enviado dinero a Francia para el desarrollo de la Obra internacional de las ediciones anarquistas y de la Librería social internacional. Allí tampoco no se plantearon demasiadas preguntas sobre la procedencia de este maná.

El precio del  plomo puede ser elevado. Estos juegos peligrosos forzaron Durruti y su grupo de compañeros a sucesivos exilios, e hicieron fusilar a Di Giovanni.

Mucho más tarde, en Holanda y en Bélgica, libreros y editores anarquistas encontraron otra artimaña: asociar la edición y la venta de literatura militante a la de obras gastronómicas, eróticas, o incluso pornográficas. Algunos de los clientes de la tienda « Aux Joies de l’Esprit » (A las Alegrías del Espíritu), en la bella Galería del comercio de Bruselas, se paraban delante de los escaparates o de las cajas de libros de ocasión, pero otros pasaban detrás de una cortina que daba acceso a un discreto gabinete – antes de pasar a pagar en la caja de Hem Day, un auténtico pilar de la edición anarquista francófona.

Fueron muy pocos los periódicos o las revistas que incluyeron publicidad de pago. La financiación provenía casi siempre, de los bolsillos del público. El periódico L’ Agitatore se exclamaba en 1898: “Los fondos y las garantías de esta publicación no pueden venir más que de la pobreza de sus colaboradores mismos. ¡No, un millonario tan solo puede escribir el inventario de sus riquezas! “

¿Todo esto para qué?

« Los obreros fundamos nuestros periódicos para combatir a nuestros enemigos y patentizar nuestras aspiraciones. Estos nacen siempre en lamentable estado de anemia (…) Unos hombres desinteresados lo cuidan con amorosa solicitud y según lo ven crecer, así crece en ellos la voluntad de luchar y el deseo de vencer » declaraba el periódico Fraternidadd (Madrid) en 1927[ix].n crecer, as. solicitud y seg.

Fernand Pelloutierdeseaba que los obreros adquiriesen «la ciencia de su desdicha», que tuviesen acceso a encuestas y a estadísticas, Kropotkin, otra vez él, comentaba en sus memorias[x] cuál era su estado de espíritu en el momento de lanzar el periódico Le  Révolté:

« Los periódicos socialistas tienden a menudo a convertirse en memoriales de agravios contra el régimen actual. En ellos se relatan los sufrimientos de los trabajadores de las minas, las fábricas y los campos; la miseria que aflige a aquéllos y sus padecimientos durante la huelga son descritos con esos colores; su impotencia en la lucha legal con los patronos se pone de manifiesto, y esta sucesión de esfuerzos inútiles, dados a conocer por la prensa, ejerce una influencia muy deprimente en el ánimo del lector. Para contrarrestarla, el periodista tiene que acudir principalmente a un lenguaje enérgico, con el cual procura despertar al dormido y avivar la fe del incrédulo.

Yo, por el contrario, pensé que un periódico revolucionario debe ser, ante todo, el que ponga de manifiesto esos síntomas, que en todas partes anuncian la llegada de una nueva era, la germinación de nuevas formas de vida social y la creciente rebeldía contra las caducas instituciones. Estas señales de los tiempos deberían ser atentamente observadas, reunidas según sus afinidades y agrupadas de tal modo que hicieran ver al espíritu vacilante de las mayorías, la ayuda invisible, y con frecuencia inconsciente, que las ideas avanzadas encuentran en todas partes, cuando un renacimiento de vida intelectual tiene lugar en la sociedad entera. Identificarse con las aspiraciones del corazón humano en toda la superficie del planeta, con los actos de rebeldía contra las antiguas y añejas injusticias sociales, con sus esfuerzos encaminados a buscar nuevas formas -tal debía ser el principal deber de una publicación revolucionaria. La esperanza y no la desesperación, es lo que da el triunfo a las revoluciones. »

 

Traducción Tomás Ibáñez

Notas.

 


[i]Está accesible on-line: véase la referencia en la página <http://www.bibliothekderfreien.de/lidiap/eng/index.htm>, esta página es un apreciable intento de establecer un inventario de los periódicos anarquistas antiguos y actuales publicados on-line bajo formas más o menos conseguidas.

[ii]René Bianco,  Regards sur l’édition libertaire en France, (Miradas sobre la edición libertaria en Francia), in La culture libertaire, Lyon 1997.

[iii]Véase por ejemplo los primeros números policopiados de la revista Noir et Rouge puestos on-line (junto con otros títulos) en la página <la-presse-anarchiste.net>.  

[iv]Lista de los suscriptores al Bulletin, Amsterdam IISG, Archives Fédération jurassienne, dossier 11.

 [v]Ismaël Zosso,  Le verbe magique  (El verbo mágico) Cahiers d’histoire du mouvement ouvrier 17, Lausanne 2001.

 [vi]Algunos ejemplos. Para España, Francisco Madrid, La prensa anarquista  y anarcosindicalista  en España desde la I Internacional hasta el final de la Guerra Civil, Barcelona 1989, <http://cedall.org/documentacio/castella/cedall203410101.htm>. Fernando Gómez Peláez,  De Soli a Frente libertario, publicaciones libertarias  el exilio, in El movimiento libertario español, pasado, presente  futuro, Ruedo Ibérico, 1974. Rolf Dupuy,  Clandestinité libertaire en Espagne: 1. La presse. Bulletin du CIRA-Marseille, 1995.Así como los catálogos establecidos por los centros de documentación libertaria. Para los países francófonos, el repertorio de periódicos establecido por René Bianco es accesible on-line y se enriquece con la aportación de correcciones y de nuevos índices: <bianco.ficedl.info>. Hay otros trabajos pioneros, como el de Leonardo Bettini,  Bibliografia dell’anarchismo: periodici (1872-1971), Firenze 1972, o el de René Bianco, Ronald Creagh, Nicole Riffaut-Perrot, Quand le coq rouge chantera. Anarchistes français et italiens aux Etats-Unis d’Amérique : bibliographie, (Cuando el gallo rojo cantará. Anarquistas franceses e italianos en los Estados Unidos de América: bibliografía). Marseille et Montpellier 1986; y muchos otros, en  numerosas áreas lingüísticas.

[vii]www.cira.ch/catalogue

[viii]Buenos Aires, I libri di Anarchia, 1930.

[ix] Citado por Francisco Madrid, op.cit.

[x]Pedro Kropotkin, Memorias de un revolucionario.(6ª parte, capítulo 7)

 

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ANÁLISIS DEL RECORRIDO DEL LIBRE PENSAMIENTO (LP): Equipos, Contenidos, Autores. https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/analisis-del-recorrido-del-libre-pensamiento-lp-equipos-contenidos-autores/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/analisis-del-recorrido-del-libre-pensamiento-lp-equipos-contenidos-autores/#respond Fri, 21 Jun 2013 16:00:10 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4148 Normal 0 false false false EN-US X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4

Hemos hecho un recorrido por la historia de la revista LP, tras veinticinco años de su existencia y setenta y cinco números editados. Un recorrido que incluye los Equipos de trabajo que la han hecho posible, los contenidos sobre los que han versado los artículos y los autores que los desarrollado. Tras analizar este recorrido, como conclusión, podemos afirmar, sin ningún tipo de duda, que la revista LP es una de las grandes realidades, uno de los grandes frutos que nuestra organización ha producido. El LP es una herramienta de formación para la afiliación,  para la clase trabajadora, para la población en su conjunto, que combate desde un enfoque libertario cualquier tipo de dogmatismo. La CGT debe sentirse orgullosa de su publicación. 

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Con motivo del nº 75 del LP y su veinticinco aniversario como revista, hemos acometido la tarea de hacer un recorrido exhaustivo, por la práctica totalidad de los números editados, sus épocas, sus equipos de trabajo, sus contenidos, sus autores, intentando conocer la realidad que nos pueden aportar las cifras, los datos, el estudio estadístico, cuantitativo, y desde ahí, poder efectuar una sucinta valoración, una reflexión, alguna conclusión, siempre subjetiva de dichos datos, pero buscando el máximo de objetividad, siendo conscientes de que la realidad nunca se puede recoger en unas cifras o unas impresiones provocadas a la luz de dichas cifras.

Lo importante sobre la realidad de lo que representa el LP, lo que ha representado, para la CGT, para la clase trabajadora, para la sociedad en su conjunto, es algo inabarcable desde un sólo punto de vista, desde una aproximación cuantificable, desde la frialdad de los datos. La realidad de la revista LP está en función de los objetivos que la organización se plantea con ella, del nivel de consecución de dichos objetivos, del nivel de impacto transformador, formador, que esa herramienta llamada LP, tiene sobre la militancia de la organización, sobre la clase trabajadora, sobre la sociedad en su conjunto.

5.1Este enfoque, más cualitativo, interpretativo, ya se trata en otros textos de este mismo LP, ya sea a través de conocer lo que opinan los y las lectoras de la revista, ya sea a través del análisis y reflexión que efectúan quienes han sido sus máximos responsables, sus directores – coordinadores.

Estamos aquí para contar la realidad, aquella parte de la realidad que nos aporta el enfoque que hemos dado a este trabajo. Como decimos, hemos trabajado con la práctica totalidad de los 74 números editados de la herramienta que identificamos como revista LP (nos ha faltado el número 26, habiendo sido infructuosa su búsqueda). El primer número de la revista apareció en mayo de 1988, siendo el único número editado ese año, pero desde entonces ha tenido una periodicidad que ha oscilado de 2 a 4  ejemplares por año, excepto el año 1990 en que no se editó ningún número.

A nivel informativo, ya que no han formado parte de este trabajo de análisis sobre el recorrido del LP, indicar que también se han editado 5 números monográfico conjuntamente con las cabeceras de Libre Pensamiento, Ecologistas en Acción y Baladre, concretamente: el invierno de 2004/2005 sobre La constitución de la Europa del capital; el invierno de 2006/2007 sobre Vivir dignamente es un derecho. Creando alternativas; Marzo de 2008 sobre Economía Social y Economía Ecológica; Marzo de 2009 sobre Tiempo de Crisis, Tiempo de Lucha y el invierno de 2012 ¿Unión Europea? Pa qué? ¡Pa Ná!

 Os presentamos a continuación, por problemas de espacio y extensión del artículo,  un resumen muy seleccionado de lo que hemos encontrado entre los equipos que la han realizado, los autores que la han escrito y los contenidos sobre los que ha versado. Para ampliar esta información, para obtener datos concretos sobre cualquiera de estos ámbitos (equipos, autores o contenidos) sólo tenéis que poneros en contacto con la revista o cualquiera de los autores de este trabajo.

5.4

 1ª. PARTE: ANÁLISIS DE LOS EQUIPOS DE TRABAJO DEL L.P.

En este recorrido por los Equipos de Trabajo que han hecho posible el LP a lo largo de su historia, hemos distinguido los siguientes apartados:

 1. 1. DIRECTOR – COORDINADOR

A pesar de haberlo intentado, no hemos encontrado un acuerdo de Congreso, una ponencia, una resolución explícita, en la que la Organización decida editar la revista LP. Lo cierto es que el primer número aparece en Mayo de 1988. A partir de ahí, a lo largo de sus veinticinco años de historia, ha habido cuatro personas que han tenido la responsabilidad de desarrollar el trabajo de dirección, de coordinación del Libre Pensamiento.

El primer director de la revista, por tanto, su fundador, fue Juan Luís González, quien ejerció desde 1988 a 1989, llegando a editar los 5 primeros números (1 nº en 1988 y 4 nº en 1989). Como hemos dicho, en el año 1990, el LP no salió  a la calle, eran los tiempos posteriores al XI Congreso, tiempos en que la organización estaba en proceso de revisión interna, de búsqueda de sus propias señas de identidad, tras la pérdida de las siglas en 1989.

A Juan Luís González, le sucedió Félix García Moriyón, quien no figura como director sino como Coordinador, ejerciendo desde 1991 a 1996  y llegando a editar 17 números, los comprendidos entre el nº 6 al 22.

Posteriormente, fue Antonio Rivera quien ejerció como director-coordinador desde 1997 a 2005 llegando a editar 23 números, del 23 al 46.

Finalmente, es Chema Berro quien actúa como director-coordinador desde 2005 hasta la fecha, habiendo sido el responsable de que se pudieran editar otros 28 números comprendidos entre el nº 47 al 74.

Excepto el primer director, Juan Luís González, el resto han estado muy vinculados siempre a la revista, han estado alternando su pertenencia el Equipo de Redacción, Equipo Editorial y la Dirección – Coordinación del LP.

 

1. 2. CONSEJO EDITORIAL / EQUIPO REDACCIÓN

 

Del nº 1 al 5:

 En el  nº 1 de la revista no se encuentra ninguna referencia a nombres del Equipo de Redacción, Equipo Editorial, etc., mientras que en los números siguientes, del nº 2 al 5, a pesar de que tampoco hay Equipo de Redacción como tal, si encontramos una referencia sobre el grupo de personas que “Han hecho posible es número”. Ese Equipo que hacen posible los cinco primeros números es bastante estable y abarca una decena de personas en torno al director, Juan Luís González. Todos estos nombres que hacen posible los números del 2 al 5, curiosamente, no vuelven a aparecer en el resto de números.

 Del nº 6 al 74 del LP:

 Con el cambio de director, con Félix García Moriyón, la revista aparece con el rótulo de Nueva Época y él mismo aparece como Coordinador. En los números del 6 al 14 del LP, no existe Consejo de Redacción como tal, sino que sigue apareciendo el epígrafe “Han hecho posible este número”.  Aquí, procede destacar la gran diversidad de nombres que aparecen, resaltando algunos de ellos por su mayor presencia como Chema Berro, Javier Espinosa, Paco Marcellán o José Mª Olaizola. Es a partir del nº 15 al 22, cuando ya aparece un epígrafe denominado Equipo de Redacción junto a otro listado de Colaboradores, que intervienen, esencialmente, como autores de los artículos.

Con el nuevo cambio de director, a partir del número 23, con Antonio Rivera y posteriormente con Chema Berro, ya se habla de Equipo Editorial y la coordinación pasa a denominarse Director-Coordinador.

Podemos destacar que, en general, el Consejo de Redacción, Equipo Editorial, son grupos de personas bastante estables en las distintas épocas, coincidiendo con el coordinador, director-coordinador de la revista, es decir, el grueso de los Equipos van cambiando conforme cambia el director-coordinador. En total, nos encontramos con han sido un poco más de una treintena de personas quienes han participado en la práctica totalidad de los Equipos del LP, lo que sin duda, nos da idea de la estabilidad de los mismos, a lo largo de los veinticinco años.

Dentro de esa treintena de personas, existe un número reducido, pero significativo, de ellas que han  participado en la práctica totalidad de números del LP, destacando Chema Berro, Félix García Moriyón y Paco Marcellán. Por otra parte, hay otro reducido número de personas que han participado en los Equipos de una cantidad importante de números pero que en un momento determinado dejan de estar o aparecen de forma continuada en ciertos periodos, obviamente relacionadas, como hemos dicho, con quien ejerce de director – coordinador de la revista e incluso con los momentos históricos congresuales de la organización y los consecuentes cambios en los secretariados. Así podemos destacar nombres como Agustín Morán, Carlos Ramos, Carlos Taibo, J.L. Ibáñez, Antonio Morales, J.L. Arantegui o Jacinto Ceacero.

 1.3.      EQUIPOS TÉCNICOS

En este apartado distinguimos lo que ha sido la Composición, Diseño, Impresión de la revista y comprobamos que ha habido tres lugares de impresión, que se han sucedido en el tiempo, debiendo destacarse que todos ellos han hecho un trabajo importante por el  cuidado y la calidad de la edición, en la práctica totalidad de los números.

Con respecto a la Coordinación Técnica, han sido solamente una decena de personas las que se han encargado, a lo largo de la historia de la revista, de la coordinación técnica, fotografías, grafismo, diseño interior, portada, maquetación… Entre este grupo, destacamos a Mikel Galé al haber intervenido en casi 60 números de los 74 editados, desde el número 23, allá por el año 1997, hasta el número 67, en el año 2011.

 5.2

2ª PARTE. ANALISIS DE LOS CONTENIDOS  DE LIBRE PENSAMIENTO.

Como hemos comentado en la primera parte, referida a los Equipos del LP, para realizar el trabajo de esta segunda parte, referida al análisis de los contenidos, hemos buceado en la práctica totalidad de los 74 números editados del LP. El primer problema a abordar para el análisis de contenido ha sido determinar unas categorías básicas o temas, en las que poder incluir los diferentes artículos que componen la revista, por ejemplo: alimentación, democracia, poder… Para ello, como metodología, se ha partido de un muestreo previo que se fue modificando según las necesidades detectadas y que iban surgiendo. Cuando los títulos de los artículos aluden a varias categorías, se ha optado por clasificarlo por el primer concepto o el concepto más sustantivo.

Una vez, determinadas las categorías, los artículos se han clasificado en función de los siguientes apartados: 1. Editoriales; 2. Artículos; 3. Dossier; 4. Reseñas de: cine, cuentos, libros, poesía; 5. Entrevistas; 6. Inmemorian; 7. Otros. Disponemos de los datos concretos sobre los diferentes apartados, sobre las categorías utilizadas, con el  número de artículos que las integran y el número de LP en que aparece publicado. Lo más significativo que hemos encontrado es:

 2.1. EDITORIALES.

En el primer apartado de Editoriales, lo primero a observar es que hay una gran diversidad de categorías o temas tratados, más de una treintena. En esa diversidad, destacan dos categorías de forma más sobresaliente: La Crisis con 6 artículos y La Economía con 5 artículos. La crisis se trata, obviamente, en está última época de la revista, al coincidir con la crisis económica, sistémica, por la que atraviesa el país en estos años, mientras que la economía se aborda en el primer tercio de la misma, más en la década de los 90. A continuación, las categorías de mayor interés han sido las Elecciones, Europa, lo Libertario, el Poder y el Sindicalismo con tres artículos cada una de ellas.

 2.2. ARTÍCULOS

En el segundo apartado referido a los Artículos, nos encontramos, obviamente,  una enorme dispersión en las categorías o los temas tratados a lo largo de los veinticinco años de la revista, llegando a rondar las cien categorías. Para esta clasificación de los artículos no hemos tenido en cuenta los que se incluyen en el apartado Dossier, ya que todos ellos, obviamente, quedan integrados en él

En esta gran variedad, descubrimos que destacan, de forma muy importante, la temática Internacional con cerca de cincuenta artículos repartidos a lo largo de toda la vida de la revista y le siguen a mucha distancia, el Sindicalismo con casi una veintena de artículos también repartidos en todo el tiempo de la revista, el Capitalismo y la Filosofía  con trece artículos, especialmente a partir de la mitad de la década de los 90., la Economía con doce artículos, repartidos de forma desigual entre el principio y el final de la vida de la revisa, la Comunicación y el Anarcosindicalismo con once artículos repartidos desigualmente. A mayor distancia están las categorías como la Pobreza con siete artículos, la Inmigración, el Feminismo, el Antimilitarismo y  el Anarquismo con 6 artículos. Finalmente, destacamos la Ecología, la Memoria o Europa con  cinco artículos.

 2.3. DOSSIER.

El tercer apartado en el que hemos trabajado ha sido el Dossier. El formato de Dossier no ha existido como tal en todos los números, especialmente en los primeros años de la revista. Como tal Dossier, aparece de forma sistemática en la segunda mitad de los años 90. Pero de  una forma u otra, la revista siempre ha contemplado un eje vertebrador en los diferentes números de manera que varios de los artículos estaban referidos a ese eje vertebrador y que nosotros hemos considerado como tal Dossier, sin que apareciera explícitamente dicho nombre. 

Lo que nos dicen los datos es que las categorías sobre las que ha  tratado el Dossier han sido ligeramente superiores a cuarenta, destacando algunas por su mayor frecuencia. Así, la revista a lo largo de su historia ha dedicado nueve Dossier al  Sindicalismo desde el número 24 hacia adelante.  Le siguen seis Dossier sobre Memoria a partir del número 31,  cuatro Dossier sobre Educación, cuatro sobre América Latina, cuatro de Internacional y tres sobre Anarcosindicalismo y Ecología respectivamente. 

5.5

 2.4. RESEÑAS

Como cuarto apartado consideramos las Reseñas y hemos distinguido las categorías de Cine, Cuentos, Libros, Música, Pintura, Poesía, Teatro. En este sentido, destaca sobremanera, que la Reseña de Libros aparece repartida de forma homogénea en cuarenta y seis de los números editados de LP. En segundo lugar destaca que la Poesía aparece en veintidós números del LP, no tratándose desde los números 60 hasta la fecha. En tercer lugar, los Cuentos que han sido abordados en once de los números anteriores al número 24. Finalmente, resultan mínimas las referencias a las otras categorías como el Cine, que se cita sólo cinco veces, el Teatro en tres ocasiones, la Música en dos y la Pintura en una sola ocasión. 

 2.5. ENTREVISTAS

Con respecto a este apartado, se han efectuado dieciséis entrevistas a lo largo de los veinticinco años, entre las que podemos resaltar por su reconocimiento público o su relevancia para la organización, las de Noam Chomsky, José Antonio Labordeta o Eladio Villanueva.

 2.6. INMEMORIAN:

Se han tratado hasta en diez ocasiones, destacando nombre muy conocidos como Francisco Ferrer i Guardia., Cesar Vallejo, Bartolomeo Vanzetti, Valeriano Orobón Fernández, Ramonín. Ramón Alvarez o Ramón Fernández Durán.

 5.3

2.7. OTROS.

En el apartado séptimo dedicado a Otros, podemos descubrir hasta once categorías diferentes entre las que merece la pena resaltar las Cartas  de los Lectores en cinco ocasiones  y en el periodo comprendido entre los números 17 al 36; la Opinión en tres ocasiones o los Anuncios en otras tres.

 3ª PARTE: RECORRIDO POR LOS AUTORES EN EL LP

Este ha sido también un trabajo ingente ya que hemos revisado meticulosamente todos y cada uno de los autores que han escrito los más de mil artículos que configuran el patrimonio intelectual, cultural, ideológico, político… de la revista LP.  Como decimos este patrimonio asciende a más de mil textos que abarcan opiniones, reflexiones, entrevistas, trabajos, reseñas, propuestas, investigaciones, comentarios…

Los responsables de todo ese legado escrito giran a torno a quinientas personas de muy diferentes perfiles, currículum y ascendencia. Personas que transitan desde el autodidactismo, el puro activismo hasta la formación académica, universitaria o periodística más formal. Desde luego, la mayoría de estos autores tienen o han tenido una vinculación directa con el sindicato, con la CGT, por supuesto con el mundo libertario o con planteamientos no sectarios o autoritarios. Natural y afortunadamente, un número importante de esas firmas son colaboradoras, absolutamente externas a la organización, que altruistamente comparten sus análisis y reflexiones sobre la realidad y la vida con toda la afiliación, con toda población, a través de sus escritos en el LP.

 Esta diversidad, esta amplitud de miras y puntos de vista que encontramos entre los y las autoras, sin duda, fortalecen el discurso de la organización.

Como en las partes primera y segunda de este trabajo, disponemos de un recuento exhaustivo de autores, por orden alfabético, junto al nombre del artículo que ha escrito y el número de LP en que se publica.

Como decimos, nos encontramos con unos quinientos autores entre los que destacamos, por su número de colaboraciones, a los siguientes. Paco Marcellán ha sido la persona que más artículos ha escrito para esta revista con un total de veinticinco entre escritos y reseñas de libros. Así mismo, Antonio Rivera cuenta con veinte artículos, Féĺix García Moriyón con diecinueve y Crema Berro con diecisiete.

 Junto a este grupo, nos encontramos a Tomás Ibáñez, Emilio Cortavitarte y J.Miguel Fernández con doce artículos, mientras que Jesús Sainz les sigue con once, lo mismo que la firma de José con once colaboraciones en textos literarios, teatrales. Por su parte, Falcón, F. Mintz y Agustín Morán aparecen con nueve textos, Antonio Carretero con ocho, J.L.Arántegui, Antonio Morales, Paco Zugasti, Reny Poch con siete y, finalmente, Carlos Taibo, Eladio Villanueva, Aisa, Octavio Alberola o Pepe Aranda firman seis artículos. El resto de autores, hasta ese conjunto cercano a quinientos, firman cinco artículos o menos.

A la vista de estos nombres, podemos concluir, que estos autores más prolijos forman parte muy directa de la CGT, de su historia o de la historia del movimiento libertario, pero que existe una gran mayoría de colaboraciones más puntuales que pertenecen a la militancia de la organización y  a  muchas otras personas ajenas a esta casa.

 4ª PARTE. DATOS DE LA DISTRIBUCIÓN

En esta última parte, aportamos unos breves datos sobre el número de ejemplares que se imprimen de la revista y cómo se distibuyen.

En estos últimos años, la medía de ejemplares que se editan está en torno a mil, que se distribuyen entre Entes de la CGT, quienes reciben varios ejemplares, Entes ajenos a la CGT y suscripciones tanto de nuestro país como de fuera. Concretamente la distribución se realiza entre (a) sesenta y siete suscripciones de Entes de la CGT que abarcan veintinueve Federaciones Locales, dieciocho sindicatos, catorce secciones sindicales y siete secretariados territoriales; (b) setenta y cinco Entes que no son de la CGT como bibliotecas públicas, librerías, fundaciones, locales sociales, organizaciones internacionales, otras revistas;  c) doscientos ochenta y cuatro suscripciones individuales nacionales y extranjeras de Europa y América.

    4. VALORACIÓN FINAL

Teniendo en cuenta los datos de que disponemos y que aquí hemos presentado sucintamente, de los contenidos, de los autores, de los equipos de trabajo, de su distribución, a la vista del recorrido que hemos hecho por los 74 números que conforman los veinticinco años de historia de la revista, consideramos que el LP ha cumplido con creces con lo que la organización pretende con dicha herramienta. El LP tiene entidad suficiente como para ser objeto de formación para la militancia, de la afiliación y de toda aquella persona o colectivo que decida acercarse a la revista. EL LP aporta discurso, debate, abre vías de análisis, abarca un ingente campo de intereses que incluyen los sindical, lo social, lo científico, lo medioambiental y lo cultural, que trasciende desde lo nacional hasta lo internacional, que abarca los diferentes sectores laborales y sociales. Es una publicación no sectaria, con un perfil de autores cualificado por su academicismo y por su activismo. Es una revista que tiene una edición cuidada y de calidad, una revista que contribuye a recrear nuestro pensamiento, nuestra ideología. Es, sin duda, uno de los grandes proyectos concretos y reales que integran la CGT, uno de los grandes proyectos de los que CGT tiene que sentirse orgullosa.

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Encuesta: lo que opinan los y las lectoras https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/encuesta-lo-que-opinan-los-y-las-lectoras/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/encuesta-lo-que-opinan-los-y-las-lectoras/#respond Fri, 21 Jun 2013 15:00:54 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4152 Normal 0 false false false EN-US X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4

6.1Con motivo del número 75 de la revista Libre Pensamiento (LP) y cumpliendo los primeros 25 años de su historia, se ha querido realizar un número especial que evalúe esta publicación desde sus orígenes hasta la actualidad.

A la hora de abordar esta retrospectiva nos parecía fundamental conocer la opinión de nuestras lectoras y lectores, prioritariamente de entre la afiliación a la Confederación, ya que, entendemos, el resto de las y los suscriptores muestran su grado de satisfacción en función de su fidelidad a dicha suscripción.

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Hemos realizado la siguiente encuesta, entre responsables de comunicación de diferentes entes confederales. En primer lugar, queremos agradecer a estos responsables de comunicación, su colaboración contestando esta encuesta. Sin pretender que se pudiera homologar por parte de la comunidad científica, como una investigación sociológica, si creemos que este trabajo tiene un mínimo y suficiente rigor y representatividad dada la dispersión geográfica de las encuestas recogidas (Barcelona, Bilbao, Burgos, Madrid, Alicante… así como por la diversidad de entes confederales que han contestado (banca, transportes, químicas, artes gráficas, enseñanza). La encuesta planteada ha sido la siguiente:

1. ¿Qué utilidad tiene la revista Libre Pensamiento en el interior del sindicato?

2. ¿Qué opiniones conoces que haya sobre ella?

3. ¿Qué crees que se puede hacer en los contenidos de la revista y en las formas de propagación y distribución para mejorar esa utilización?

Tras analizar las respuestas, las conclusiones básicas han sido las siguientes:

1- ¿Qué utilidad tiene la revista Libre Pensamiento en el interior del sindicato?

* Para que la revista sea útil tiene que leerse y sobre este aspecto, faltan datos, faltan datos sobre la cantidad de personas que la leen en su totalidad o en parte. En general, en los sindicatos, en las secciones sindicales, la revista va rotando entre las y los delegados, activistas y afiliación interesada, de una forma discrecional.

* En ocasiones, pocas, la revista da pie a un taller de debate y discusión libertaria en el que participa libremente la afiliación en torno a alguno de los artículos publicados, por ejemplo: la educación, el sindicalismo hoy o la gobernanza.

* Por una parte, se percibe como una revista informativa que expresa puntos de vistas distintos sobre temas de interés nacional, cultural… como una revista que proporciona herramientas intelectuales y realiza propuestas en el campo sindical y social, como una revista que aporta opiniones sin provenir estrictamente del ámbito de la organización, aunque siempre representativas de posiciones afines a la misma.

* Por otra parte, por sus contenidos, cumple una función imprescindible y prioritaria en el ámbito anarquista, anarcosindicalista, una función pedagógica, de enriquecimiento intelectual, de formación teórica de la afiliación, de formación del espíritu crítico y el libre pensamiento entre la afiliación.

* Por sus contenidos, la revista aporta un foro de debate entre las diferentes alternativas libertarias, permitiendo mantener, incentivar y difundir el carácter libertario del sindicato.

* Sucede que si se quiere tener la capacidad de enfrentarse con el Estado, si se quiere tener la posibilidad real de hacer frente a ese monstruo que es el Estado y sus instituciones, de transformarlo, de sustituirlo por instituciones propias construidas previamente, es necesaria una gran Confederación que nos permita ejercitar hoy el modelo de sociedad que queremos para mañana.

Sin embargo, una gran Confederación de personas asalariadas, de ciudadanos y ciudadanas puede entrañar un cierto peligro que lleve a desvirtuar ese carácter libertario del que tiene que estar dotada, y surgir así comportamientos y/o dinámicas inadecuadas. El correcto funcionamiento de la Confederación será directamente proporcional a la formación libertaria de sus componentes, de su afiliación. Es decir, para mantener las dinámicas antiautoritarias, asamblearias, horizontales y que no aparezcan comportamientos jerárquicos, para que las “cúpulas” de esa organización estén vigiladas y no puedan extralimitarse en sus funciones, las personas que integran la Confederación deben poseer ese espíritu libertario que los mantenga vigilantes y no indiferentes ante comportamientos de este tipo. Y es aquí donde Libre Pensamiento cumple un papel fundamental: el de incentivar ese carácter libertario entre la afiliación de la organización.

2-¿Qué opiniones conoces que haya sobre ella?

En esta pregunta, las respuestas manifiestan más las opiniones personales e incorporan, como mucho, opiniones contrastadas de otras personas del entorno de las y los encuestados.

* La revista se conoce poco o más bien muy poco. Esto implica que si no se conoce y no se lee, no se tiene opinión fundada sobre la misma.

* Cuando se lee, se lee sólo en parte, seleccionando los artículos más «concretos» y asequibles, puesto que la mayoría son demasiado genéricos o ideologizados, como para ser de interés mayoritario.

* Por el formato y el contenido, es lo mejor que edita el sindicato, no es complaciente con nadie e invita a la reflexión, pero es un poco dura de leer, pudiendo resultar aburrida. Hacerla más asequible (intelectualmente hablando) no estaría mal, aunque se corre el riesgo de eludir el debate sesudo que propone.

* Dentro del sindicato, la revista se entiende como parte del mismo, es algo que muestra nuestra forma de ser, cómo somos, lo que hacemos, por qué lo hacemos.

* La afiliación está contenta con la revista, la consideran una buena publicación por sus contenidos y continente y si de algo se quejan es de no usarla más en los debates, de no articular debates formativos.

* Es un buen modo de formación e información para la afiliación y la militancia al acercar los temas que nos interesan de una manera muy ilustrativa.

* En general, se considera que los contenidos son adecuados, o muy adecuados y los matices varían simplemente en que se aborden más temas sociales o sindicales, aunque se admite que la revista ha conseguido un equilibrio en las materias desarrolladas.

* Se valora muy positivamente la información cultural que publica la revista sobre todo porque en otras de nuestras publicaciones suele ser más escasa, por lo que enriquece nuestra mente y repercute en la aceptación y/o lectura del público en general, no sólo del ámbito militante.

6.2

3- ¿Qué crees que se puede hacer en contenido de la revista y en formas de propagación y distribución para mejorar esa utilización?

EN CONTENIDOS:

* La revista debe huir, y normalmente lo consigue, de sectarismos y centrarse fundamentalmente en dos aspectos: reportajes de actualidad abarcando todos los campos del mundo laboral y social e igualmente apostar por artículos de debate teórico de actualidad.

* El contenido debería repartirse por igual entre acción sindico-laboral y social. Lo prioritario no debe ser reunir «nombres» de articulistas, sino distribuir el contenido por temas de actualidad y con aportaciones lo más concretas posibles.

* En cuanto a temas sindico-laborales, conviene contar experiencias concretas de nuestras Secciones Sindicales. Contar el proceso, su desarrollo y conclusiones aportaría no sólo una experiencia digna de estudio, se gane o pierda, sino algo tan valioso como ¡animo y ejemplo! para el resto de la organización. En el periódico Rojo y Negro aparecen estas luchas y experiencias, pero sin el análisis del proceso, sin la reflexión interna y las conclusiones necesarias mientras que en el LP podría, por disponer de más espacio, servir de «incitación» a la militancia para su reproducción en todos los ámbitos confederales. El propio artículo de LP puede servir como formación interna y como criterio para confeccionar resúmenes o comunicados públicos de cualquier ente de la CGT.

* Los artículos actuales de LP pecan de demasiada filosofía (en general) y poco pragmatismo, más literatura que concreción.

* Ofrece más información cultural que sindical si se compara con otras publicaciones de CGT, por lo que enriquece la aceptación y/o lectura de más publico.

* Los contenidos son plurales y de calidad aunque deberían difundir información sobre los problemas que se dan en el día de hoy, debiendo estar pegada a la realidad actual y sobre las «supuestas» necesidades de la clase trabajadora.

* Hay que esforzarse en ofrecer al lector nuevas tendencias que, aunque no cuenten con un apoyo masivo, deben ser tenidas en cuenta para fomentar la reflexión y el debate.

* Además, también podría ofrecer una retrospectiva acerca de los debates que, si bien hoy se han olvidado, debemos recuperar para no perder el gran trabajo realizado por los y las viejas compañeras. Cuestión que servirá también para actualizar dichos debates y traerlos a nuestro contexto.

* Al contenido se debería añadir más “colorido” algunos añadidos en maquetación para hacerla menos monótona e incluiría “píldoras” informativas (pequeños mensajes o informaciones resaltadas sobre asuntos puntuales).

* Los contenidos y la profundidad de los mismos es de una calidad bastante elevada, siendo esta es la principal ventaja y a la vez el principal hándicap

* Es una revista no pensada para el “consumo masivo” y requiere una lectura reposada y un tiempo del que muchas veces adolecemos.

* El propio tamaño de los artículos dificulta que la lectura sea más masiva.

EN PROPAGANDA Y DISTRIBUCIÓN:

* Los destinatarios deben ir más allá de la CGT y su entorno

* Debe propiciarse la suscripción de todos los entes confederales: federaciones locales, secciones sindicales provinciales, secciones estatales de empresa, federaciones de ramo, confederaciones, etc. además de las suscripciones propias personales. Debiera ser habitual la suscripción personal de los secretariados permanentes y se debiera considerar el LP como una base formativa, un caudal de criterios y datos, sobre los temas de mayor actualidad e interés para la CGT. Una apuesta en argumentación (además de datos) de los propios Cuadernos Confederales (que pasan totalmente desapercibidos por su escaso número y forma de distribución).

* Todos los números han de distribuirse y estar a la venta en la calle, en librerías. En definitiva, habría que sacarla de las locales

* Tendría que llegar al público en general por su gran contenido cultural y por lo que su distribución tendría que ser más amplia, más allá de la suscripción

* Sobre el modo de difusión, es importante, por un lado, ocupar el espacio audiovisual y, por otro, estar en las redes sociales.

* Se debe ocupar el espacio audiovisual ya sea con anuncios, o una sección específica en este formato, pues es el más demandado en cuanto a consumo de cultura a día de hoy, lo que hace que la utilización del medio audiovisual sea imprescindible para llegar al mayor número de consumidores posibles, sea el producto que sea.

* La utilización de las redes sociales para la propagación de la revista y sus contenidos no sólo es importante, sino que quién no está en las redes sociales hoy, no existe. Quien existiendo el avión cruza el océano en bote, poco tiene que hacer frente a sus competidores.

* Además, hay una tercera vía por explotar y que ya se está consolidando, si no lo está ya, como futuro de los medios de comunicación. Esa tercera vía es la de las aplicaciones para móviles. Crear aplicaciones del sindicato o de los medios de comunicación de éste para móviles es, sin duda, un trabajo a desarrollar que cuanto más tardemos en hacerlo peor será para la CGT.

* Estando de acuerdo con la línea editorial de combinar temas sociales y sindicales, poder disponer de la revista en pdf es una buena idea para quien no pueda o no desee adquirirla en papel. En la web existe un enlace, pero no se sabe si con ocasión de la aparición de cada número aparece más destacado como noticia o se informa a las confederaciones y federaciones locales de la disponibilidad en la web de los números que se van editando.

* Hay que publicitar más la revista, aumentar la tirada, aumentar los puntos de distribución, publicitando cada vez que se lance un número nuevo y hacerlo también en formato digital (esto es básico si se quiere evolucionar a más y es además el único medio que leen mucha afiliación).

* También se pueden llevar revistas a concentraciones y manifestaciones para su conocimiento y difusión.

* Parece claro que además de realizar una campaña entre la afiliación y resto de población para que conozca Libre Pensamiento, son sus contenidos y cómo se presenten lo que hará a la revista atractiva para sus potenciales lectores.

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Intrahistoria de Libre Pensamiento. La experiencia de los coordinadores https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/intrahistoria-de-libre-pensamiento-la-experiencia-de-los-coordinadores/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/intrahistoria-de-libre-pensamiento-la-experiencia-de-los-coordinadores/#comments Fri, 21 Jun 2013 14:00:22 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4155 Juan Luís González López
Fundador de Libre Pensamiento y Director de los 5 primeros números
Mayo 1988 – Diciembre 1989

 La publicación en mayo del 88 del nº 1 de Libre Pensamiento, no fue un brindis al sol ni un homenaje al Mayo francés, aunque lo representara sin quererlo. Surgió más bien como respuesta a una demanda de información y debate de la militancia confederal de aquellos turbulentos años, y como culminación de la misión que nos llevó a Carlos y a mí de Málaga a Madrid en un viaje que aún andamos transitando.

De siempre se me había dado bien escribir (recuerdo que en los sectores más inmovilistas de la CNT-AIT se me trataba de descalificar llamándome el poeta; lástima de prejuicios) y Carlos nunca ha dejado de ser ese viejo anarquista autodidacta del siglo XIX trasladado a nuestros días, que ponía el papel impreso para que otros pudieran expresarse en libertad. Desde que coincidimos años atrás, habíamos colaborado en distintos proyectos editoriales en el sindicato de Sanidad de Málaga y, a primeros de los 80, en el Comité Regional de Andalucía de la CNT-AIT.

Cuando, tras el Congreso Extraordinario de Torrejón, el Comité Nacional de la CNT-AIT comenzó la caza de brujas de los sindicatos “aperturistas” que reclamaban la unificación de la CNT, escindida en dos (CNT-AIT y CNT-Congreso de Valencia) desde el V Congreso de la Casa de Campo, entendimos que era precisa una publicación que sirviera de aglutinador en medio del caos de agresiones, libelos y expulsiones. Por acuerdo unánime de los sindicatos aperturistas de la Federación Local de Málaga, los fondos proporcionales obtenidos con mucho sudor en la Feria, se dedicaron a publicar los 3 números de la 1ª época de Rojo y Negro que sirvió de catalizador de los sindicatos “aperturistas” de la CNT-AIT y valedor de la Conferencia Nacional de Sindicatos de la CNT-AIT celebrada en Colmenar Viejo (Madrid) los días 24 y 25 de marzo de 1984, que dio paso al Congreso de Unificación de Julio de 1984 donde fue elegido Secretario General Pepe March.

6.1 6.2

En 1987, March me escribió ofreciéndome un puesto como Secretario de Información e Imagen en la candidatura de renovación que pensaba presentar en el X Congreso. Las circunstancias personales y la idea de dotar a la organización de un órgano de expresión del que seguía huérfano, me llevaron a aceptar la aventura, con el apoyo de los compañeros del sindicato del comité de empresa del Hospital Civil al que pertenecía, aceptando posteriormente la organización traerse a Carlos para ayudarme a hacer realidad el proyecto. En diciembre de ese mismo año publicamos el nº 0 de la II Época de Rojo y Negro, esta vez como órgano de expresión de la CNT/CGT. Sin embargo, vivíamos tiempos turbulentos. Junto a un crecimiento y consolidación evidente de la organización surgida del Congreso de Unificación de 1984, el 7 de abril de 1989 el Tribunal Supremo otorgaba las históricas siglas al sector más inmovilista y ortodoxo organizado en CNT-AIT, obligando con ello a un cambio de siglas que algunos quisieron aprovechar para refundar una nueva organización que, libre de clichés libertarios, pudiera hacer confluir a todo el espectro de la izquierda radical, en lo que el tiempo ha demostrado que se trató, ahora sí, de un brindis al sol.

En ese contexto, para evitar que las tensiones y debates internos socavaran la organización trasladándose a los centros de trabajo por medio de las páginas de Rojo y Negro o los rumores interesados, hace 25 años, se publicó el nº 1 de Libre Pensamiento que entonces tenía como subtítulo TALLER Ð DEBATE CONFEDERAL. Aquel primer número dedicó su dossier interior al tema Presente y futuro del anarcosindicalismo. El Taller de debate se presentaba en un cuadernillo central, en papel coloreado, de modo que se pudiera coleccionar extrayéndolo de la revista. Como ocurriera antes con Rojo y Negro, el nombre de Libre Pensamiento surgió de mi cosecha y el diseño de la cabecera, que ningún director ha cambiado en 75 números, era de Carlos Peña García, que aún hoy continúa buscándose la vida en el diseño gráfico de Madrid, editando el periódico de las Asambleas de barrio del Movimiento 15-M. Aún recuerdo las madrugadas compartidas en el local de Calle Sagunto, cada uno en su guerra, yo con la máquina de escribir para ir sacando los artículos y Carlos con los programas de edición en inglés Pagemaker y Venturi para maquetar cada número.

La Reseña que servía de presentación y editorial al primer nº de Lp decía:

“Lp nace con vocación de libertad, debate y teorización, de polémica y pacífica confrontación de pareceres. Lp ve la luz con ánimo también de ser altavoz del sentir de los compañeros y compañeras de a pié que, sin participación directa en las estructuras federales de la Organización, precisan de una tribuna donde poder expresarse, porque todos tenemos algo que decir.

Intentaremos que Lp sea reflejo de esa amalgama de ideas y proyectos que hoy es la Confederación, el sindicalismo autónomo y el pensamiento antiautoritario en general.

Lp será taller experimental abierto a todas las reflexiones sin tabúes ni miedos, a todos los planteamientos serios aunque novedosos, a todos y todas los hombres y mujeres de pensamiento libre.

Libre Pensamiento será lo que queráis que sea.

La Redacción.”

Sin embargo, pese a todos los esfuerzos por el debate y el consenso, en el XI Congreso 47 sindicatos impusieron por 4 votos un cambio de estatutos a los otros 62 sindicatos, introduciendo en los estatutos de la CGT conceptos tan extraños como liberados asalariados, corrientes de opinión, votos proporcionales en Plenarias, doble militancia, democracia representativa, izquierda sindical, comisión de conflictos, etc. Y, como no estábamos dispuestos a hacer del sindicalismo la profesión con que ganarnos la vida, ni hacer política en la organización o acabar por dividirla, dejamos que la vida nos colocara en otra parte. Y, aunque la Confederación se ha desgajado y desangrado por no saber reconocerlo, colocarte en otra parte no tiene por qué colocarte al otro lado de la barricada.

Probablemente, aunque fuera el primero, he sido el director más breve de la revista. En total alcanzamos a editar en dos años 5 números de Lp y 15 números de Rojo y Negro. Con la paulatina incorporación de colaboradores, el equipo de LP acabó formado en esa primera época por Chon Allué, Angel Pomares, Lola Valera, Daniel Barcala, Cristina Pistolesi, Carlos Peña y yo mismo, ninguno de los cuales pudo continuar en el proyecto tras el congreso.

Así surgió Libre Pensamiento pero, sobre aquellas bases, la revista se ha ido desarrollando en otras manos durante todos estos años. Como sabíamos desde un principio y escribí en el artículo que abría el nº 1 (Recetas para un debate libertario), publicar Lp era “engendrar algo que ya no será la idea primigenia, sino fruto de ésta y de la tierra que la recibe en sí y la transforma”. Nosotros pusimos la semilla, no recogimos sus frutos.

70 números después, he podido ojear algunos de los últimos números y, en lo que se refiere a su forma, me agrada comprobar que se mantiene la histórica y bellísima cabecera de Carlos; también que dispone de una magnífica presentación con un cuidado diseño y la utilización de las últimas tecnologías de diseño gráfico, de las que no disponíamos entonces. Aunque se ha eliminado el subtítulo de la cabecera (entiendo que son otros tiempos), cambiado por el de “Papeles de reflexión y debate”, que considero adecuado, se ha mantenido el dossier (antes taller) interior monográfico. No comparto sin embargo la idea de incluir el logo de la CGT, alineando institucionalmente la revista. Es como poner coto al libre pensamiento cuando su objetivo debe ser precisamente hacer pensar y concienciar dentro y fuera de las siglas. Puesto que su director lo elige el congreso, no encuentro tampoco razón a su servidumbre de una secretaría del C. Confederal.

Sobre su contenido, con el que puedo estar más o menos de acuerdo o en desacuerdo, no diré más que está bastante cuidado y es rico, profundo y variado, aunque echo en falta la opinión de los lectores, la participación de esos compañeros y compañeras de a pié para los que nació la revista. Existía desde un principio el riesgo de caer en un elitismo que diera la espalda a la realidad, a las inquietudes y necesidades reales de la militancia de base, de sus propios lectores y de la sociedad en general, más grave aún en estos negros momentos de involución social que atravesamos. Puede ser una mera impresión personal, pero no me parece que sea una publicación que lean muchos afiliados de la CGT, o las bases de los movimientos sociales de hoy día (15M, desahucios, marea verde, marea blanca, etc.). De hecho, parece tener más posibilidades de convertirse en una revista de culto que en agitador de conciencias. Como consecuencia de esa falta de participación y de la sinergia que ésta genera, la revista parece haberse convertido en una revista más de análisis intelectual que de denuncia de la actual situación política, económica y social, donde parece primar el análisis ideológico y el adoctrinamiento vanguardista sobre debate.

Sin embargo, en la presentación de la revista colgada en la web, bajo el título ¿Qué es LP?”, he podido leer: “…que pretende abordarlos con la actitud de búsqueda propia de quien es consciente de que sus convicciones y certezas suscitan más preguntas que respuestas. (…) Libre Pensamiento quiere ser una publicación a través de la cual la C.G.T. piensa sobre sí misma, contando para ello con materiales propios y ajenos. Pero pensándose a la luz pública, de modo que esa reflexión se pueda convertir en polo de atracción y apertura.”…

De ser esto así, tanto Carlos como yo podemos sentirnos satisfechos: los objetivos que nos trajeron a Madrid se habrían cumplido. Si no, siempre nos quedará pensar que a fin de cuentas, 25 años después, Lp es y será lo que queráis que sea.

Salud y libre pensamiento.

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Félix García Morrión

1991 – 1996

¿Qué planteamiento te hiciste al asumir la coordinación?

Asumí la dirección de la revista en el año 1990 y estuve hasta el 1996. No puedo recordar en estos momentos si mi cargo fue aprobado en un Congreso, pero creo que no fue así; simplemente me pidieron que me hiciera cargo y asumí la tarea. Dejé el cargo de coordinador (siempre es saludable rotar en los cargos) y desde entonces sigo en el consejo de redacción.

6.4El planteamiento era, por encargo de la CGT, doble: mejorar la calidad de la revista, definiendo mejor su perfil, y lograr que avanzara como publicación de izquierda libertaria abierta a un público amplio. El proyecto era ambicioso y, en cierto sentido, nos servían de referencia revistas como Bicicleta (http://eljorobado.enlucha.info/bicicleta/bicicleta/ciclo/01/indice.htm ) o  El viejo Topo, dos revistas que tuvieron impacto en la vida intelectual de la izquierda y que alcanzaron en su momento una buena difusión.        

Por otra parte se pretendía una revista dirigida más bien al público más preparado de la CGT: no era una revista de divulgación general, sino con pretensiones de alcanzar cierto nivel. En una supuesta y discutible división del trabajo intelectual, la revista tenía como público posible más los militantes que los afiliados. La pretensión era combina rigor intelectual con capacidad de divulgación. Haciendo honor a su nombre, no pretendía impartir doctrina anarcosindicalista, sino proporcionar propuestas que incitaran a la reflexión y ayudaran a pensar con mente abierta los problemas del mundo actual.

Intentamos además hacer una colección de libros en colaboración con De la Torre y luego con Catarata, pero fracasó y, que yo recuerde, solo se publicó un número centrado en los Derechos Humanos.

¿Qué facilidades/dificultades encontraste en su realización?

Tuvimos las dificultades propias de un proyecto que era ambicioso y no era fácil de llevar a buen puerto. Ponerse objetivos elevados es bueno porque te exige un mayor esfuerzo. Pero también puede ser negativo en la medida en que pueda ser un área inalcanzable y provoque cierta frustración. En todo caso, no me siento personalmente frustrado porque nos quedáramos lejos de los objetivos propuestos.

En aquellos tiempos falló, sobre todo, la distribución. Probamos entonces a que estuviera en algunas librerías emblemáticas de España, para que la revista llegar a un amplio público, el círculo más amplio de potenciales lectores, pero no fue posible. Exigía mucho esfuerzo y no había infraestructura para ello.

Quisimos también lograr un número significativo de suscriptores, entre el amplio mundo de izquierdas, con planteamientos receptivos a las propuestas libertarias; ese sería el segundo círculo de lectores al que queríamos dirigirnos. Tampoco en este caso conseguimos un número crítico de suscriptores, que debería ser, creo, de unos 500 como mínimo.

Por último, no tengo claro que lográramos llegar al primer círculo de potenciales lectores, esos militantes de la organización para los que la revista debería ser un material de referencia en su reflexión y formación militante. Nunca tuve claro que la revista llegara al primer círculo al que estaba destinada: militantes cualificados de la CGT a los que se pretendía ofrecer instrumentos de análisis. Tampoco arbitramos un estudio serio que hiciera posible saber qué gente lo leía dentro de la organización.

¿Qué utilidad crees que tiene la revista?

Sé la utilidad que siempre hemos querido que tuviera, peo con eso no respondo a la pregunta y lo que pueda decir no pasa de ser pura especulación. Por eso se pidió en una reunión de la revista encargar un estudio serio de audiencia. Creo que no se ha hecho y sería fundamental hacerlo. Empezar por saber el número de ejemplares que publicamos y a quiénes se envían. Analizar la lista de suscriptores. Averiguar las personas que acceder a nuestra página… Todo eso hecho con cierto rigor, para poder utilizarlo como punto de partida en las discusiones acerca de la mejora de la revista.

Puestos a especular, creo que la revista tiene un impacto bien escaso en la CGT y casi despreciable fuera de la CGT. Ahora bien, como es pura especulación y además tiene claras connotaciones negativas, lo mejor es prescindir de esta valoración.

6.5

¿Cuál crees que debiera ser el futuro de la revista?

Creo que los objetivos señalados en los dos primeros apartados siguen siendo válidos y a ellos debiéramos volcarnos, haciendo lo que hemos visto que funciona, corrigiendo los errores y profundizando en los medios adecuados para logra lo que queremos. Hoy día parece necesario adaptarnos a los medios existentes, dando mayor valor a la página web en la que debieran estar todos los números anteriores, con un buen índice, y en la que se pudiera tener un pleno acceso a los números una vez pasado un año desde su publicación. O quizá pasar directamente a que todo estuviera accesible en internet, de manera gratuita.

Creo que, como ocurre en casi todos los productos de este tipo, hay un problema claro de distribución: hacemos un producto digno, pero no logramos que llegue a donde debiera llegar. No soy competente en ese campo y no sé cómo se podría hacer.

Dado que algunas personas estamos aquí desde hace muchos años, que siempre hemos tenido claro ese problema (creo) y que no hemos logrado resolverlo, quizá fuera importante darle protagonismo a gente nueva. Eso sí, yo seguiría colaborando, si la gente nueva lo estimara oportuno, claro.

Por otra parte, potenciaría la presencia de Libre Pensamiento en las redes sociales, aunque ya están todas muy saturadas y no resulta sencillo abrirse un espacio. La colaboración habitual con Ecologistas en acción puedes ser un buen referente que debemos tener en cuenta..

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Antonio Rivera

1997 – 2005

 Nos hicimos cargo de Libre Pensamiento en su número 23 de enero de 1997. Entonces aparecía el precio en pesetas (450) y Durruti nos miraba desde la portada con ojos de comprobar en cada número si lo íbamos a hacer bien. Menos mal que el monográfico de esa vez se titulaba “La memoria, una verdad esquiva”, lo que contenía a un tiempo sabiduría e intención de bordear la línea de lo confederalmente permitido. Hablo en plural porque para entonces la aventura editorial ya tenía precedente: en octubre de 1991 habíamos asumido la responsabilidad de Rojo y Negro un equipo de personas del País Vasco, con núcleo duro compuesto por Chema Berro, Mikel Galé y el que suscribe, además de otros compañeros que fueron yendo y viniendo, como es habitual en la casa. El mismo núcleo duro vasconavarro se hizo cargo de Libre Pensamiento, con un consejo del que también iba entrando y saliendo gente, pero todos ellos dispuestos y capaces para la nueva aventura. Félix García, siempre presente, siguió en ese sanedrín después de haber trasegado con más soledad que compañía en los años en que la revista trató de tener más ambición y mayor proyección exterior que con la que había nacido: no se olvide que su origen en mayo de 1988 como “taller de debate confederal” tenía que ver sobre todo con su concepción de publicación para el debate interno, necesario después de la unificación de diferentes sectores del anarcosindicalismo en 1984.

La idea desde el primer momento fue hacer de Libre Pensamiento un escaparate de las posibilidades reflexivas de la organización y, sobre todo, del entorno libertario, sindical y de izquierda extrema que no tenía otros medios. Los años de la alegría capitalista, aquellos falsos felices finales de siglo y comienzos del presente –aquellos polvos mágicos y estos lodos siniestros-, coincidían también con una general parálisis de los medios teóricos de la izquierda. Ese hueco tratábamos de cubrir, pero con la mirada puesta en un ejercicio de prestigio, digámoslo con claridad. La para entonces ya CGT venía escalando puestos en la presencia social a través de la acción sindical, pero se corría el riesgo de su desdibujamiento en el terreno de las ideas. No en que se perdieran las señas de identidad libertarias que tanto nos preocupan, sino que el crecimiento convirtiera precisamente a esas señas en adorno y no en sustento. Algo parecido, pero no lo mismo. Se trataba de aprovechar la fuerza social que íbamos adquiriendo para consolidarnos en paralelo como una referencia en los debates y la reflexión de la izquierda extrema, libertaria o no.

6.6

A ese objeto fuimos, por un lado, poniendo sobre la mesa temáticas relativamente novedosas en el tiempo, que el día a día sindical era incapaz de formular. Actuamos como avanzadilla de debates como el citado de la memoria (todavía no se hablaba de esas cosas), de la renta básica universal, de las debilidades intrínsecas de la fórmula sindical, de las contradicciones de las ONG´s, del reparto del trabajo, de la amenaza de una Europa construida desde la perspectiva económica capitalista (¡qué anticipados!), sobre el agotamiento del discurso de la izquierda internacional, sobre las limitaciones de la historia del anarquismo español, sobre la inmigración… Temas nuevos y gente nueva, procedente de donde fuera de la izquierda, mucho profesor universitario ajeno a nuestro mundo pero hablando de lo mismo que nosotros (o instándoles a hablar de ello), personas con capacidad para emitir un discurso más allá de los lugares comunes y tontorrones del clasicismo izquierdista. Prestigiar, en definitiva, a la CGT en el terreno más intelectual, caminando en paralelo del trabajo que hacía la organización en la calle y en los espacios laborales. Por eso no hubo nunca límites a hablar de lo innombrable, de cosas nuevas desde perspectivas diferentes, y a que lo hicieran personas a las que no se les preguntaba por su origen, sino que se les reclamaba para opinar con criterio, información y capacidad para exponer y hacer útil su discurso. Hay que citar a algunos de aquellos que ahora recuerdo, con el riesgo de dejarme en el tintero a la mayoría y a los mejores. Pero lo haré, por aquello de corroborar lo que afirmaba y de recordar a gente que igual hoy ya no circula por nuestros espacios: Antonio Morales, Carlos Taibo, Agustín Morán, José Luis Arantegui (y sus hilarantes y profundos relatos), José Luis Ibáñez, Félix Díaz y Paco Marcellán (siempre ahí)… Colaboraciones de gente de peso, que siempre contestó con amabilidad y disposición a nuestros reclamos: Imanol Zubero, Tomás Ibáñez, Pedro Arrojo, Ramonet, Emilio Cortavitarte, Javier Aisa, el desaparecido Pepe García Rey, José Iglesias Fernández, Miguel Jara, Toni Segura, James Petras… Santones como Chomsky, Murray Boocking, Ramonet, Pierre Bordieu, los historiadores Van der Linden  y Waine Thorpe (del Instituto de Historia Social de Amsterdam), Marta Ackelsberg, Naomi Klein y otros y otras no pusieron pegas a que trabajos suyos o entrevistas aparecidas en otros medios encontraran cabida en el nuestro.

La fórmula del monográfico fue tomando peso en este tipo. Ello suponía, de entrada, que la revista no era un cajón de sastre donde se colocaba lo que iba llegando de forma espontánea. En absoluto, el consejo de redacción discutía previamente y con antelación de algunos números (al principio, luego flaqueó la planificación, como todo) los temas monográficos a desarrollar en base a la preocupación que suscitaban, y señalaba los posibles candidatos a ser tocados para tratar los asuntos. Ello permitió que algunos monográficos, sobre todo de temas históricos, fueran rebasando los límites de nuestros medios y que resultaran citados en revistas y artículos de otras cabeceras e incluso académicos (vg. la historia corta aún de la CGT, la del sindicalismo revolucionario y otras).

De alguna manera, se fue poniendo el cimiento para asentar el “sistema” de comunicación con que cuenta hoy la organización, mucho más complejo y desarrollado que entonces, cuando solo teníamos Libre Pensamiento y Rojo y Negro, además de los muchos portavoces de empresa y alguno de confederaciones regionales o locales. Pero era el inicio de lo que hay ahora: medios de combate y de periodicidad más corta, que tratan temas desde la perspectiva de su inmediatez y de su uso como instrumento de intervención y de conocimiento de los avances y retrocesos de la organización y de sus entornos, que conviven y se complementan con una revista de análisis más mesurado, más complejo, más profundo, sobre temas que no tienen por qué ser de actualidad ahora pero que amenazan con serlo en un futuro no lejano, abriendo sus páginas a gentes que por su condición o ubicación no participarían con nosotros por temor u oposición a ser etiquetados. Por el contrario, hacerlo en Libre Pensamiento les resulta amable, bien recibido e incluso prestigioso. Y eso es un logro de entonces y de la trayectoria que ha mantenido la publicación desde que la dejara en su número 47, de la primavera de 2005.

Por eso la utilidad y el futuro de la revista los veo exactamente igual hoy que hace un cuarto de siglo: ser el espacio para el debate y la reflexión profunda y meditada, con gentes diversas y con puntos de vista diversos, sobre temas novedosos y que anticipen el inmediato futuro, sin límite alguno a la radicalidad o templanza de las opiniones, demostración de que somos también una organización que piensa a la vez que actúa, para ampliar nuestros marcos atrayendo a gente a las que no mueve la acción sindical o social nuestra, para colocarnos como una cabecera de referencia ineludible en los foros que mueven el libre pensamiento de los que creen que otro mundo (mejor) es posible.

En ese camino se está. Falta otro punto, que constituiría una demostración de éxito si se cumpliera: Libre Pensamiento debe ser tan popular dentro de los sindicatos como lo es fuera de ellos. De nada sirve ganar prestigio en determinados sectores, mostrar músculo intelectual por parte de la CGT y sus entornos, si Libre Pensamiento es un objeto de decoración entre la mayor parte de la militancia sindical. Efectivamente, leer algo más que el panfleto cuesta, pero como tan acertadamente ilustraba una publicidad vieja de Le Monde Diplomatique, es la distancia que hay entre el fast food y una buena chuleta de ternera. Porque hay tiempo para todo.

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Chema Berro

2005 – 2013

 ¿Qué planteamientos te hiciste al coger la coordinación de la revista?

 Cogí la coordinación de la revista Libre Pensamiento para tapar un hueco, por cese de Antonio Rivera, y sin ningún planteamiento. Llevaba tiempo en el equipo de redacción y lo que me preocupaba, con algún miedo, era que la revista no dejara de editarse, y no pensaba  más que en una tarea de mantenimiento, dentro de una continuidad con lo que se venía haciendo y con el mismo equipo de redacción que ya venía funcionando. Los objetivos se me fueron planteando en el propio ir haciendo.

Lo primero que tuve que hacer fue consolidar el equipo de redacción, muy desengrasado en la última etapa de Antonio, dado que su capacidad le permitía casi prescindir de él. No era mi caso, yo lo necesitaba.

Por esa necesidad he contribuido a que el actual equipo de redacción tenga un funcionamiento regularizado. A lo largo de estos 8 años y 28 números que llevo en la coordinación el equipo se ha renovado mucho, ha habido altas y bajas, alguna de éstas producidas de forma poco amable, pero siempre en un proceso de consolidación. Creo que el actual es un equipo sólido y muy capaz. Hay una variedad generacional y de tiempo que se lleva participando, pero es un equipo bien engrasado. Cualquiera de las y los participantes podría sustituirme en la tarea de coordinación con total  garantía de que la revista saldría ganando.

6.7También la revista está más consolidada en estructura y secciones. Faltaría que cada una de las personas del equipo de redacción asumiese más directamente la responsabilidad de cada una de ellas.

Otro de los objetivos que se me fue planteando e intenté impulsar fue el que la revista entrase en los muchos problemas y carencias de la actuación sindical y social en el dificilísimo momento actual. Intentamos que los dossieres fueran alternando entre temas sociosindicales y otros más dispersos. La verdad es que, salvo los de educación, desarrollados por la federación de enseñanza, nunca he quedado satisfecho de los resultados obtenidos en esos dossieres dedicados a la actuación sindical y social. (Al escribir esto pienso que un mayor papel de las federaciones de industria en dossieres diversos, sería muy positivo, y en muchos sentidos, para la revista)

Se han hecho también un par de experiencias de organizar en torno a la revista algún debate más participado, los resultados fueron decentes, pero es algo que el siguiente equipo, si quiere, tendrá que trabajar mucho más, partiendo bastante de cero.

 ¿Qué facilidades/dificultades encontraste en su realización?

 La facilidad viene dada por el equipo, creo que somos una organización con un buen número de personas con capacidad alta y que se mueve en un marco de preocupaciones muy amplio, manteniendo las cabezas abiertas. Todo ello, pese a que colectivamente todavía funcionen entre nosotros mucho los clichés. En ese sentido la revista se hace fácil.

Más difícil es conseguir un mayor entrelazamiento entre nuestra actividad diaria y nuestro discurrir. Pese a que seamos una organización que hace muchas cosas y pese a que nuestro activismo está vivo, con ganas, en búsqueda y sin anquilosarse nos cuesta poner eso por escrito, haciendo de ello una reflexión que sea útil para el conjunto. Estoy convencido de que mucha de nuestra gente tendría mucho que aportar y decir, pero o no lo hace o yo no he sido capaz de recogerlo. Pese a que creo haberlo intentado.

Para mí es un aspecto crucial. Seguramente mi menor bagaje teórico respecto a anteriores directores, me obliga a buscar mayor interrelación entre actuación y discurso. Es una cuestión de la propia limitación personal, pero también de convicción. Hay que obligar siempre al discurso a ese entrelazamiento, al esfuerzo por aterrizar en contenidos prácticos. De la misma forma que nuestra práctica tiene que someterse a una reflexión discursiva, sin dejarse atrapar nunca por la rutina y por la tendencia a la repetición.

Pese al dicho de “en tiempo de crisis, no hacer mudanzas”, considero que la actual crisis nos exige muchos cambios y mucha tensión que impida que el discurso caiga en refugio cultural y la actuación en la rutina. Me hubiera gustado que Libre Pensamiento hubiera ayudado y empujado más en esa dirección.

 ¿Qué utilidad crees que tiene la revista?

 La verdad es que no lo sé. De lo que vengo diciendo se desprende que considero que la revista todavía no es el producto que necesitaríamos: una revista que al cogerla nuestra gente viera en ella un aporte a sus preocupaciones cotidianas.

 Puede considerarse que Libre Pensamiento es una buena revista, valorable y valorada por quienes la conocen, pero eso no puede dejarnos satisfechos. Es cierto que aporta materiales y reflexión, pero todavía eso se mantiene en los márgenes (por decirlo de alguna forma), sin acabar de entrarle al núcleo duro de nuestras carencias y necesidades. Todavía seguimos planeando desde la altura, es posible que ampliemos el horizonte, lo que es positivo, pero no es suficiente. La altura que seamos capaces de alcanzar en el planeo debe servirnos para un picado más directo y contundente.

Eso en cuanto al contenido emitido. Por otro lado está lo que de ella se recibe, y en este aspecto, aunque solo puedo hablar guiado por intuiciones sin tener elementos objetivos de valoración, la impresión es todavía menos optimista.

Y nada tiene que ver con que el producto no sea del todo el adecuado. No es problema solo del emisor, sino también del receptor. Hoy se lee poco porque se busca poco, es el resultado del acomodo del que no escapamos. Contribuye también a ello la permanente invasión de mensajes a que estamos sometidos, sin que pueda establecerse una demarcación clara entre el puro entretenimiento y lo que de verdad importa. Esto es, sin que sea fácil ocupar una cierta centralidad.

Como cualquiera de las otras cosas que emprendemos, Libre Pensamiento lo tiene difícil y, también como en esas otras muchas cosas, una clave de acierto está en la participación. Debiera estar a nuestro alcance pues no estamos hablando de la participación en abstracto y universal, sino de la participación de un número de personas a las que podemos contar y poner rostro. Habría que acudir para ello a secciones sindicales, federaciones de industria, coordinadoras, etc.

 ¿Cuál crees que debiera ser el futuro de la revista?

Creo que ya está dicho aunque convenga explicitarlo. Libre Pensamiento tendría que ser una revista de recogida y aporte de materiales diversos y plurales que enriquezcan nuestra visión de las cosas. Una revista en la que caben todas las temáticas y todos los tratamientos, siempre que se planteen abiertos y en búsqueda. A la vez todos esos materiales, aunque algunos de ellos más específicamente, deberían converger en ese afrontar todas las carencias y elementos de mejora de nuestro quehacer. Una revista a la búsqueda de respuestas, desde la convicción de que ninguna de ellas puede matar las preguntas.

Tendría que ser una revista nutriente, que si desapareciese dejara un vacío que se notase y que fuera necesario llenar; tendría que ser no una revista sino la (nuestra) revista.

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