Debates – LibrePensamiento https://archivo.librepensamiento.org Pensar para ser libre Sat, 13 Mar 2021 10:30:45 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 Presentación del dossier: 25 años de Libre Pensamiento https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/presentacion-del-dossier-25-anos-de-libre-pensamiento/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/presentacion-del-dossier-25-anos-de-libre-pensamiento/#respond Fri, 21 Jun 2013 19:30:09 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4157 1Estamos en mayo de 1988 y la revista Libre Pensamiento nace con la siguiente declaración de intenciones: LP nace con vocación de libertad, debate y teorización, de polémica y pacífica confrontación de pareceres. LP ve la luz con ánimo también de ser altavoz del sentir de los compañeros y compañeras de a pié que, sin participación directa en las estructuras federales de la Organización, precisan de una tribuna donde poder expresarse, porque todos tenemos algo que decir.

Intentaremos que LP sea reflejo de esa amalgama de ideas y proyectos que hoy es la Confederación, el sindicalismo autónomo y el pensamiento antiautoritario en general.

LP será taller experimental abierto a todas las reflexiones sin tabúes ni miedos, a todos los planteamientos serios aunque novedosos, a todos y todas los hombres y mujeres de pensamiento libre. Libre Pensamiento será lo que queráis que sea.

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“LP nace con vocación de libertad, debate y teorización, de polémica y pacífica confrontación de pareceres. LP ve la luz con ánimo también de ser altavoz del sentir de los compañeros y compañeras de a pié que, sin participación directa en las estructuras federales de la Organización, precisan de una tribuna donde poder expresarse, porque todos tenemos algo que decir.

Intentaremos que LP sea reflejo de esa amalgama de ideas y proyectos que hoy es la Confederación, el sindicalismo autónomo y el pensamiento antiautoritario en general.

LP será taller experimental abierto a todas las reflexiones sin tabúes ni miedos, a todos los planteamientos serios aunque novedosos, a todos y todas los hombres y mujeres de pensamiento libre. Libre Pensamiento será lo que queráis que sea».

Con esta declaración de intenciones aparece en Mayo de 1988 LIBRE PENSAMIENTO como TALLER Ð DEBATE CONFEDERAL.  Unos objetivos acordes con el momento histórico que vivía el anarcosindicalismo español tras las rupturas dramáticas de la década de los ochenta que, en paralelo con los aspectos organizativos, constituyó un impasse notable en la capacidad colectiva para pensar lo qué queríamos ser y definir nuestra línea de actuación en el seno de una sociedad en proceso acelerado de transformación económica y social.

 Desde una perspectiva dinámica, una revista debe ser concebida como un vehículo de pensamiento crítico, que facilite el intercambio de ideas y prácticas con la finalidad de un aprendizaje colectivo para luego actuar y de la práctica retornar a la teoría como método de autocrítica y corrección de los errores detectados pero también de afianzamiento de los logros conseguidos.  Al hilo del argumento anterior, subyace la idea de si el objetivo último de una revista que tiene por nombre LIBRE PENSAMIENTO es el pensar o el actuar o, dando por sentado que no pueda haber separación absoluta entre el uno y el otro, lo que parece plantearse es el hincapié de la referencia con la actuación de ese pensamiento que se quiere producir.

La revista, como elaboración colectiva, no debiera alejarse mucho del de la organización CGT que la sustenta y protagoniza y que constituye un auténtico laboratorio social con su intervención cotidiana en el abordaje de problemas no solo sindicales sino también sociales. Siendo el objetivo de CGT  la transformación de la sociedad el de LIBRE PENSAMIENTO no debiera andarle muy distante. Organización y revista no tendrían por qué trabajar para ese objetivo en el mismo plano, más concreto y apegado a la realidad sería el de la primera y con mayor posibilidades de distancia y reflexión el de la segunda pero siempre tocando la tierra de la realidad a través de los finos hilos de conexión de sus militantes y estructuras participativas.

 El papel de las revistas de pensamiento, cultura y acción en la historia del anarcosindicalismo español se vio potenciado por un contexto de dificultades de acceso a la información por parte de la inmensa mayoría de los trabajadores, sobre todo en el medio rural, a los que la lectura colectiva de textos posibilitaba no sólo formación sociopolítica en torno a la IDEA sino también la libre confrontación de opiniones. Su papel motriz permitió vehicular contenidos, difundir ideas, transmitir información, proponer análisis, ejercer y espolear el pensamiento crítico para Crear Organización  a la par que mantener, estrechar, y expandir lazos sociales, crear vínculos,  fomentar un tejido social de complicidades, solidaridades, y experiencias compartidas, forjar identidades compartidas, esto es Fomentar sentido de Comunidad.

En la actual sociedad de la información, esas coordenadas han cambiado en un doble sentido: la accesibilidad individual y la conexión en red. Hoy la prensa ha pasado a ser unidimensional. Las revistas, y esto pasa también con LIBRE PENSAMIENTO, son “revistas para ser leídas”. Si miramos las cosas desde una perspectiva histórica, nos damos cuenta que solo queda la función “lectura”, la revista se agota en la mera “textualidad”, y para esta función  basta quizás con internet. La función vertebradora ha desaparecido en buena medida y con ello se ha esfumado una parte importante del “para actuar” que acompañaba el “para pensar” en la definición de las revistas con vocación revolucionaria.

 De este modo,  esa aparente separación entre las tareas anteriormente descritas se acorta con las características de la situación presente, que conducen a un debilitamiento del peso de los sistemas de pensamiento y del de los elementos de análisis y de crítica bajo una ideología dominante en el seno de una sociedad líquida (Zygmunt Baumann). De hecho, el carácter mecánico, totalizador, envolvente y obvio de la realidad actual falsea el papel de los sistemas de pensamiento y resta impulso a los elementos de análisis y crítica de la realidad. Podemos considerarnos de cualquier ismo, pero no por ello dejamos de estar envueltos y siendo participes de esa realidad y ese sistema de pensamiento, no alcanzamos la unidad vida/pensamiento que le daba fuerza, quedando reducido a un decirse que justifica más que impulsa.

 Por otra parte, los elementos de análisis y crítica descubren poco de una realidad obvia y sin disfraces, que,  por sabidos no mueven ni alteran la realidad. De poco sirve la crítica a lo existente y a otras opciones políticas o sindicales, dado que solo añade reiteración, se convierte en queja y elemento justificatorio pero no es movilizador.

 Solo la actuación es capaz de atacar la realidad y solo ella abre espacios en los que elementos parciales de pensamiento, de análisis y de crítica recuperen su carácter operativo y escapen del papel justificador al que han sido reducidos en general. En esa medida solo puede pensarse desde nuestra actuación y sobre ella, sobre su abrir brecha en la realidad y sobre los aspectos hasta entonces envueltos en ella, que esa apertura convierte en susceptibles de ser utilizados.

Pensar nuestra actuación es pensarla críticamente, pensar críticamente nuestra actuación es pensar críticamente sobre (contra) nosotros mismos. A la vez es evitar que nuestra capacidad crítica se pierda en terrenos en los que nunca será operativa y de la que se nos volverá como paralizante elemento de satisfacción.

 La experiencia de setenta y cinco números de Libre Pensamiento, un largo recorrido mantenido durante veinticinco años como apuesta de CGT,  nos lleva a reafirmar que debemos fortalecerla como una revista para pensar la realidad desde nuestra actuación en ella y en el que el protagonismo de todos aquellos que quieran trasladar su reflexión y experiencia colectiva tanto en el seno de CGT como de estructural antiautoritarias de intervención social debe tener un valor prioritario.

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Réfractions: una revista singular https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/refractions-una-revista-singular/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/refractions-una-revista-singular/#respond Fri, 21 Jun 2013 19:00:03 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4141 1024x768 2.1La revista Réfractions propone desde hace 15 años una reflexión sobre la situación social, política y cultural, y sobre la manera en que las teorías y las prácticas anarquistas podrían influir en la misma. Las diversas tendencias que coexisten en el colectivo de redacción se reflejan en los análisis, ya que estos integran y tratan de articular entre sí diversos puntos de vista y hasta posiciones antagonistas, sin exclusiones ni síntesis forzadas. El doble desafío que la revista afronta desde su inicio consiste en difundir las ideas anarquistas más allá del círculo de los lectores militantes y poner las investigaciones de tipo teórico en relación con las luchas y las realizaciones de la vida cotidiana.]]> Annick Stevens, Miembro del colectivo editor de la revista

La revista Réfractions propone desde hace 15 años una reflexión sobre la situación social, política y cultural, y sobre la manera en que las teorías y las prácticas anarquistas podrían influir en la misma. Las diversas tendencias que coexisten en el colectivo de redacción se reflejan en los análisis, ya que estos integran y tratan de articular entre sí diversos puntos de vista y hasta posiciones antagonistas, sin exclusiones ni síntesis forzadas. El doble desafío que la revista afronta desde su inicio consiste en difundir las ideas anarquistas más allá del círculo de los lectores militantes y poner las investigaciones de tipo teórico en relación con las luchas y las realizaciones de la vida cotidiana.

2.1Al inicio de los años noventa se hacía sentir en los países francófonos la necesidad de crear una revista de teoría anarquista que no fuese el órgano de una asociación o de una tendencia particular del movimiento. Algunos universitarios se interesaban por primera vez a esta corriente política, haciendo de la tradición anarquista un objeto de estudio para historiadores, filósofos o politólogos, y un dialogo entre militantes y académicos parecía poder desarrollarse. Sin embargo, el grupo fundador no quería dedicarse al estudio del pasado, sino actualizar los principios y las propuestas sociales del movimiento a fin de apoyar un renacimiento tanto teórico como práctico. La exigencia de un elevado nivel intelectual fue asumida desde el inicio, aunque siempre se puso en tensión con la exigencia igualmente importante de ponerse al alcance de cada persona comprometida, de cada individuo o miembro de un grupo militante que estuviese interesado por sus aportaciones de reflexión y análisis.

El grupo fundador estaba compuesto por una docena de compañeros y compañeras que ya habían participado en diferentes movimientos y publicaciones anarquistas, sea de orientación pacifista o sindicalista o individualista, y de los cuales una buena parte tenía una formación universitaria y ejercía una profesión intelectual, de tal modo que los que no tenían estas características no perdieron ocasión de recordar con regularidad la obligación de escribir de manera sencilla y clara, sin formulaciones inútilmente complicadas fuese cual fuese la complejidad de los temas. Con la incorporación progresiva de nuevos miembros se reforzó la componente universitaria, pero también la relación con medios más activistas y se incrementó el deseo de hacerse eco de las nuevas experiencias prácticas. 

Hasta ahora esta tensión entre un elevado nivel intelectual y la voluntad de posibilitar un acceso generalizado se mantiene como la marca distintiva de la revista en el panorama de las publicaciones anarquistas de lengua francesa. No existe otro ejemplo de una revista que sea intermediaria entre, por una parte, las publicaciones de ciencias humanas de tipo académico y, por otra parte, los periódicos militantes. En el primer grupo se pueden encontrar revistas intelectuales progresistas como Multitudes o Vacarme, que se sitúan en la izquierda independiente pero sin referencia a la anarquía, y en el secundo los periódicos de las principales organizaciones específicas: el semanal Le Monde libertaire de la Fédération anarchiste, los mensuales Le combat syndicaliste de la CNT, Courant alternatif de la Organisation Communiste Libertaire, Alternative libertaire de la organización del mismo nombre, o el trimestral Offensive, de la red Offensive libertaire et sociale. Por supuesto, esas publicaciones también proponen análisis y reflexiones además de informaciones puntuales, pero lo hacen mediante artículos más cortos, con enfoques más ligados a las luchas actuales, y con una línea política propia. Merece una mención particular la revista A Contretemps, un boletín bibliográfico que dedica amplios dossiers a autores más o menos conocidos del pasado y del presente, y de diversos países, con un nivel de investigación y de sensibilidad excepcional.

La forma editorial de Réfractions está adaptada al ritmo de dos publicaciones por año: cada número comporta en general entre 164 a 198 páginas, ocupadas en su mayor parte por un gran dossier temático, seguido por dos o tres secciones tituladas « Transversales », « Pour continuer le débat », « Anarchives », y por fin las recensiones de libros y otras publicaciones. En el dossier se busca un equilibrio entre dos tipos de temáticas: la clarificación de conceptos tradicionales del anarquismo, como el Estado, la libertad, la democracia, el federalismo; y la observación de tendencias político-sociales actuales como, por ejemplo, la ecología, el feminismo, los movimientos de indignados y las ocupaciones. También nos hacemos eco de los debates internos del anarquismo contemporáneo, por ejemplo cuando nos interrogamos sobre la oportunidad de adoptar ciertas concepciones postmodernistas, o sobre la manera de entender la subjetivación y su relación con una finalidad emancipadora o revolucionaria. Los autores de los artículos son miembros del colectivo editorial o son invitados a escribir por su experiencia o especialización con relación al tema elegido. La sección “Transversales” acoge varios tipos de textos que no forman parte del tema principal, y la sección “Pour continuer le débat” presenta las eventuales reacciones provocadas por un tema anterior. La sección “Arnarchive” no figura en cada número, solo aparece cuando un evento actual tiene una conexión interesante y más o menos olvidada con algún elemento del pasado. El trabajo de elección y elaboración del dossier así como de las otras secciones se desarrolla en dos etapas. La primera consiste en la reunión, dos veces por año, de la totalidad del colectivo, es decir más o menos veinticinco personas que viven en diversas partes de Francia, o en Suiza y Bélgica, e incluso en España. En esa ocasión también se toman las decisiones en lo que se refiere a la difusión, los gastos y la recaudación, nuestra presencia en encuentros libertarios u otros eventos. En efecto, toda la administración se lleva a cabo sin asalariados ni puestos de dirección, sin ninguna subvención, y solamente una pequeña parte de la difusión se confía a un distribuidor profesional especializado en los circuitos alternativos. La segunda etapa del trabajo se realiza en comisiones de cinco o seis personas, que se constituyen según los intereses y disponibilidades de cada cual. A partir de la orientación general de la temática elaborada por la discusión en el seno del colectivo, la comisión responsable del número decide cuales son los artículos necesarios para tratar todos los aspectos de la problemática, así como los colaboradores exteriores que se podría solicitar. A veces también recibimos propuestas de artículos que la comisión decide  aceptar o rechazar.

Nuestra posición sobre la conveniencia de la diversidad de opiniones es tal que, en un mismo número, ciertos artículos pueden expresar posiciones muy distintas o incluso contradictorias. No tratamos de llegar a una convergencia consensual ni de borrar los conflictos de ideas (dentro de ciertos límites por supuesto, que excluyen los insultos, las posturas autoritarias o las descalificaciones). Lo más interesante se alcanza cuando los artículos han circulado entre los autores de textos contradictorios y estos se responden dentro del propio desarrollo de sus escritos. En el seno de una comisión pueden coexistir varias posiciones, que tratamos de articular y justificar en la presentación editorial, pero sin pretender desembocar en una síntesis. Un ejemplo de debate fue, en el número dedicado a la reedición de El apoyo mutuo de Kropotkin, la cuestión de saber si el hecho de fundamentar los comportamientos humanos de cooperación y solidaridad en la naturaleza resulta teóricamente válido y prácticamente deseable. Unos redactores sostenían con Kropotkin este “darwinismo de izquierda”, otros lo cuestionaban en nombre de una filosofía de la libertad. Esta actitud sorprende a veces los compañeros que nos leen o colaboran desde afuera, y puede ocurrir que nos atribuyan un acuerdo que no tenemos con una posición publicada. Por otro lado, la diversidad de opiniones y tendencias dentro del colectivo  nos obliga a mantener un equilibrio y un dialogo tan franco como respetuoso para evitar que los conflictos degeneren en exclusiones, escisiones o salidas dolorosas. Uno de nuestros motivos de satisfacción es que hasta ahora han sido muy pocas las crisis de este tipo, en parte gracias a las precauciones expresamente aplicadas para evitarlas, pero quizás aún más gracias a las fuertes relaciones que existen entre los miembros del colectivo, que van del mero placer de reencontrarse a la más profunda amistad.

Formaba parte del proyecto inicial la integración de diferentes expresiones artísticas, tales como pintura, fotografía, poesía y otros modos creativos, considerados independientemente de su relación con los artículos. Sin embargo, ese es uno de los objetivos que nos cuesta más alcanzar, probablemente por falta de relaciones con artistas interesados, pero también por la coexistencia de la tendencia opuesta que consiste en utilizar el material gráfico como una simple ilustración de las temáticas tratadas. Enriquecer la dimensión cultural y artística es seguramente uno de los desafíos que tenemos de cara al futuro, así como intensificar la colaboración puntual con personas próximas por su pensamiento y compromiso. Otro desafío sería el de alcanzar nuevos públicos más allá de los lectores militantes, lo cual podría beneficiarse de una coyuntura general cada vez más interesada por las ideas libertarias. También tenemos el proyecto de establecer relaciones más estrechas con las publicaciones anarquistas en otros idiomas, por medio de traducciones de textos e intercambios de experiencias.

Después de algo más de quince años de existencia acabamos de publicar nuestro trigésimo número, y aunque nuestra tirada puede parecer bastante modesta (entre 600 y 700 ejemplares por número) la verdad es que nos sentimos bien conocidos y reconocidos en ese estilo que nos es propio. Las ferias del libro libertario constituyen unas de las mejores ocasiones para conocer la opinión de los lectores sobre la revista. Las críticas más frecuentes conciernen el precio de la revista y la dificultad de lectura por la extensión y la complejidad de los artículos. A la primera contestamos que, de hecho, cada número es casi un libro y que nos importa mucho la calidad de la impresión; además, los números, exceptos los tres últimos, están integralmente y gratuitamente disponibles sobre nuestro sitio internet. A la segunda contestamos que la revista no representaría el mismo instrumento de reflexión si no estuviese escrita de esa manera conceptual que intenta profundizar en los temas, aunque hacemos los mayores esfuerzos para expresarnos con claridad y evitar caer en formulaciones farragosas. Pero la mayoría de los comentarios son positivos y subrayan la utilidad de un tipo de investigación que pretende aunar el compromiso político en el seno de la sociedad actual y la distancia crítica de los saberes teóricos.

 

 

 

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“A” Rivista anarchica: nacida en Milán en 1971. https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/a-rivista-anarchica-nacida-en-milan-en-1971/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/a-rivista-anarchica-nacida-en-milan-en-1971/#respond Fri, 21 Jun 2013 18:00:14 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4143 1024x768

3.1Con motivo del cuarenta aniversario de la revista mensual en italiano "A" revista anarquista, la redacción publicó un número especial (260 páginas) que contenía, entre otros, unos ochenta escritos de colaboradoras y colaboradores, la reproducción en cuatricromía de las portadas de los primeros 358 números, la lista de las 2.681 personas y asociaciones que habían escrito en "A" y una larga entrevista al redactor de "A",  Paolo Finzi, el último de los del grupo fundador (en febrero de 1971) que aún sigue en la redacción. La entrevista fue realizada por Adriano Paolella, colaborador histórico de "A" sobre todo en temas ecologistas. Para estas páginas de “Libre Pensamiento” hemos pedido al entrevistado que seleccionara los fragmentos de la entrevista que pudieran resultar más informativos para nuestros lectores.Publicamos pues una pequeña parte de esa entrevista, que se puede leer íntegramente (¡en italiano!) en la página de "A": arivista.org.

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Entrevista a Paolo Finzi   por Adriano Paolella

«A» cumple 40 años. ¿Cuál fue la idea que dio origen a la revista?

La revista celebrará sus 40 años en febrero de 2011[1]. En efecto, el primer número salió en febrero de 1971. Tuvo una fase de gestación de algunos meses, apareció a poco más de un año del 12 de diciembre de 1969, sin duda hija de la masacre de Piazza Fontana, del asesinato de Giuseppe Pinelli y de la campaña de contrainformación a raíz del atentado.

El grupo de redacción inicial estaba compuesto principalmente por compañeros del Circolo Anarchico Ponte della Ghisolfa, el círculo de Pinelli. Por aquel entonces yo tenía 18 años y era uno de los componentes más jóvenes. Del equipo de redacción, por un año aproximadamente, formó parte un «romano», Guido Montana, que seguidamente salió tanto de la redacción como del movimento anarquista.

¿Antes del 69 y de las bombas del 12 de diciembre no existía la idea de crear una revista?

No. De hecho, desde el punto de vista financiero, la revista nació con una recogida de fondos dentro del grupo promotor con el objetivo de cubrir los gastos de los primeros tres números. Teníamos intención de sacar, de todos modos, tres números mensuales de «A» y después habríamos decidido, según la acogida y la reacción de los anarquistas. Si la respuesta hubiese sido positiva habríamos seguido adelante con el dinero de las ventas y de nuevas suscripciones. El fondo utilizado para la revista «A» formaba parte del dinero recogido por algunos compañeros del Circolo Anarchico Ponte della Ghisolfa para un proyecto de compra de una casa de campo deshabitada en la Toscana, en el pueblo de Solata, para construir una comuna del tipo campo-ciudad. Yo no formaba parte del proyecto de la comuna de los compañeros mayores, que tenían edades alrededor de los 23-29 años.

Con la masacre de Piazza Fontana y la necesidad de realizar contrainformación, el dinero recogido se utilizó para crear la nueva revista.

¿Cómo era la vida en la redacción de la revista en aquellos tiempos? ¿Cómo se desarrollaba?

Una anécdota es que la revista, que salía mensualmente, en un número de principios de los setenta, contenía la advertencia:  «Perdonad pero el mes pasado no logramos publicar la revista porque estábamos ocupados», es decir, la redacción de la revista, que se reunía por la noche, estaba compuesta por militantes que de día trabajaban o estudiaban en la universidad. Éramos personas que vivíamos de forma intensa la militancia, cosa que hoy casi ya no sucede, ha disminuido el voluntariado y el contexto es bastante diferente… En aquellos tiempos volvíamos de una concentración y nos íbamos a corregir los borradores. Las reuniones eran muy animadas y llenas de humo hoy en día no podría participar en una de esas reuniones, no había sensibilidad contra el humoy terminábamos siempre discutiendo con los vecinos de casa ya que la redacción estaba situada en un pisillo de un pequeño bloque de apartamentos de un barrio obrero, hoy en día habitado por muchos chinos y egipcios, en el noroeste de las afueras de Milán. Las relaciones con los vecinos de casa actualmente son buenas porque ya no existe aquel clima militante con reuniones hasta muy tarde, llenas de gritos ··· y ya no está aquella maldita máquina que imprimía en los sobres las direcciones elaboradas sobre láminas de zinc ··· tong tong ··· a cada golpe seguían las blasfemias de los del piso de arriba, aunque pusiéramos toallas bajo la prensa para amortiguar el ruido.

 

Además, la sede de la revista era una de las sedes anarquistas de Milán; sucedía a menudo que se encontrara algún compañero extranjero durmiendo delante del portal con el saco de dormir y que no siempre emanara buenos olores, naturalmente eso no entusiasmaba ni a los vecinos de casa ni a los redactores.

Un poco fuera de los esquemas, pero…

La revista ha tenido siempre mucha consideración hacia el pasado y hacia la historia del movimiento. ¿Cómo fueron las relaciones con los compañeros de mayor edad al aparecer la nueva revista?

La consideración hacia la historia del movimiento formaba parte de un proyecto cultural. En 1973 salió para Edizioni Antistato (en aquel entonces bajo tutela de un albañil de la zona de Cesena, Pio Turroni, con quien tenía un vínculo humano muy fuerte) un opúsculo firmado por cinco compañeros, entre los cuales estaba yo, con el título «Un análisis nuevo para la estrategia de siempre». El folleto presentaba nuestra idea del anarquismo posible en aquel momento y resumía nuestro parecer. Estábamos orgullosos de ser anarquistas pero también éramos anarquistas críticos. Por una parte estaba el orgullo de formar parte de un movimiento que había sido dejado de lado por mucho tiempo y que en cambio tenía una historia, una historia noble, que nacía de la primera polémica entre Marx y Bakunin, un movimiento que apenas tenía históricos o profesores, en parte debido a sus orígenes mayoritariamente proletarios.

3.2La atención hacia el pasado formaba parte de nuestro ser anarquistas. El pasado era para nosotros fundamental pero no suficiente. El anarquismo tiene que mirar siempre hacia adelante y no quedarse anclado en el propio pasado. En los años setenta la presencia de compañeros de edad avanzada era numerosa, se trataba de la generación del pre-fascismo que «dirigía» y representaba al movimiento. En los congresos de la FAI y en las reuniones había muchas barbas viejas y personas ancianas. Con todas sus virtudes y defectos, ésa ha sido mi generación de referencia, «los tenían bien puestos», era gente que se había comprometido personalmente contra el fascismo y no sólo teóricamente. En efecto, muchos de ellos, debido a su coherencia, terminaron en prisión, desterrados, exiliados en Francia, Bélgica, España y Rusia donde murieron incluso víctimas del estalinismo. Las relaciones entre ellos eran muy intensas y emblemáticas, de manera que en los congresos sus duras experiencias afloraban y muchos rompían a llorar y se abrazaban.

 

En 1965, en el movimiento anarquista, que constituía casi completamente la FAI, se dio la dolorosa escisión de una minoría que no reconocía las nuevas modalidades organizativas y se creó así una nueva Federazione; sin embargo, la represión y los acontecimientos del 69 recompactaron en parte esa división, se reanudaron los encuentros, las relaciones y el diálogo común.

En Milán, los viejos compañeros que se reunían los domingos por la mañana eran pocos y no muy significativos, con respecto al papel que jugaban sus coetáneos en otras localidades. La reaparición del movimiento anarquista en Milán, después del boom que siguió a la segunda posguerra y del semidesierto de los años cincuenta, se remonta a 1962, gracias a un acto clamoroso (que nada tenía que ver con el terrorismo) que tuvo como protagonista al entonces joven anarquista Amedeo Bertolo (todavía hoy en activo), con el secuestro del vicecónsul español en Milán (realizado de modo artesanal y poco organizado), un gesto noble y significativo para evitar la ejecución de la condena a muerte de un compañero anarquista en Catalunya. El gesto tuvo una respuesta clamorosa en la prensa y, en el proceso celebrado en la ciudad de Varese, Amedeo Bertolo se presento en la sala. A pesar del arresto de otros compañeros, el proceso se transformó en una causa contra el franquismo. Los acusados fueron condenados a penas muy leves ( hoy en día habrían sido martirizados con las leyes antiterrorismo) y absueltos. Fue una especie de pequeño triunfo. Gracias a este acontecimiento y al periódico Materialismo e Libertà, empezaron a juntarse un grupo de jóvenes anarquistas y libertarios. Después, el 68 En el 71, a nivel nacional, los compañeros de mayor edad acogieron positivamente la recién nacida revista «A», fueron poquísimos los que se mostraron recelosos ante la excesiva modernidad que representaba la misma.

En Milán, los compañeros que estaban con Amedeo, conocido por los hechos del 62, gozaban de gran aceptación por parte de los compañeros más ancianos, credibilidad debida también a la presencia militante de los entonces cuarentones Giuseppe Pinelli y Cesare Vurchio (todavía colaborador de la revista y del Centro Studi Libertari), hoy de 78 años ··· eran los dos militantes «viejos» del joven movimiento anarquista milanés. Pertenecían a un grupo de edad casi ausente entre los anarquistas ya que habían nacido y crecido bajo el régimen fascista. Pinelli había ayudado a que creciera la estima de los viejos compañeros hacia los milaneses y, siendo ferroviario (y muy extrovertido), era considerado el «ministro de asuntos exteriores» de los anarquistas milaneses, viajaba gratis con su familia (mujer y dos hijas), conocía a Alfonso Failla, Pio Turroni, Umberto Marzocchi y a todos los exponentes más destacados del movimiento anarquista italiano.

 

Los más ancianos apreciaron el nacimiento de la nueva revista y nos dimos cuenta de ello porque cuando pedimos el apartamento para ubicar la redacción nos concedieron su uso enseguida. Credibilidad y aprecio debidos también al peso que dábamos en la revista a nuestra sagrada historia, reconstruida página a página, número a número. De este modo caía el recelo hacia aquella parte de nuestra generación; quedaba claro que no éramos una nueva oleada de jóvenes anarquistas poco serios a los márgenes del movimiento que creaba jaleo, criticaba (a veces justamente) y que después desaparecía ··· había, por parte de los viejos compañeros, una cierta desconfianza hacia los del 68, debida además a la polémica en el Congreso de Carrara de ese año con Daniel Cohn-Bendit. Era la demostración de la objetiva dificultad de relacionarse que tenía el movimiento anarquista, en particular con el surgimiento de las grandes tendencias libertarias.

Nosotros, los del grupo de «A», nos colocábamos, no digo a mitad de camino, pero intentábamos  arraigarnos al viejo movimiento sin deshechar todo lo demás ··· el agua de la bañera con el niño dentro, intentábamos salvar lo bueno de las nuevas tendencias libertarias, seguramente caóticas ··· como del marxismo libertario que se manifestaba, tanto a nivel teórico como práctico, bajo la forma de una estrecha colaboración entre los anarquistas y Lotta Continua, Potere Operaio y el Movimento Studentesco.

 No había, según mi opinión, una línea justa y perfecta pero seguramente por parte de los más ancianos había una desconfianza (bastante comprensible, al menos por parte mía), a veces excesiva, hacia los jóvenes, aunque también es verdad que Cohn-Bendit en el Congreso de Carrara y muchos otros proponían según la experiencia de las barricadas de París la disolución del movimiento anarquista. Y los viejos que algunos decenios antes habían hecho, por ejemplo, las barricadas del barrio de San Paolo en Roma en el 22, no se dejaban impresionar por la dureza de la lucha. Si los mayores, por tanto, observaban la revista con simpatía era porque veían que de todos modos, nosotros, aunque un poco atrevidos y fuera de los esquemas por ciertas cosas (por ejemplo, nosotros hablamos en seguida de Reich, de la revolución sexual y del orgón … cosas que el anarquismo más tradicional no amaba mucho), estábamos bién arraigados en la vieja ecclesia.[2]

Ciertamente no sólo para anarquistas.

La revista se caracteriza por su apertura hacia el exterior y sin miedo a confrontarse con los demás, buscando estímulos para una reflexión libertaria, lo que la ha caracterizado durante estos cuarenta años.

Sí, la cosa se ha ido acentuando con el tiempo y en base a nuestra experiencia. Si uno se fija en los colaboradores y en las cosas del primer decenio, que son la mejor parte de la revista ··· el estadio del nacimiento-adolescencia ··· estoy muy ligado a aquel período ··· veo una revista muy anarquista. La A de la revista que es la misma de ahora ··· una revista muy variada y abierta sobre todo dentro del anarquismo ··· activa a nivel internacional, fuimos entre los primeros en traducir a Noam Chomsky, sus reflexiones sobre los nuevos mandarinos, sobre la revolución española y también sobre el debate Marx-Bakunin, nos abrimos muchísimo. El movimento anarquista ofrecía mucho y nosotros hurgábamos en su interior … estábamos en ebullición ··· salimos en el 71 con un montón de cosas que contar ··· Si lo pienso ahora, veo los primeros años de la revista como una difusión progresiva de todo aquello que teníamos por decir ··· y que poco a poco empezábamos a decir ··· hablamos de Gori, de Galleani, de autogestión ··· es un proceso que ha ido avanzando en el tiempo en paralelo a los cambios de las situaciones, para entender mejor habría que ver la posición ante la lucha armada y ante muchos otros temas… la revista ha acentuado sus características ··· en efecto hoy resulta más fácil que antes que escriban en ella personas no anarquistas.

La revista ha sido una experiencia de vida excepcional ··· se crean relaciones con muchísima gente… incluso loca… creativa… siempre gente que desea un mundo mejor… con un montón de ideas raras. Ahora nos hemos abierto mucho hacia el exterior, especialmente cuando desde principios del primer decenio de este siglo nos transformamos (además) en una casa de producción musical, vinculada a los CD del cantautor De André; ello nos ha permitido ampliar nuestras relaciones a muchísima gente.

En todos estos años me he dado cuenta de que quien dirige una redacción como la de nuestra revista debe ser más un buen psicólogo que un gran periodista. En los últimos años percibimos a través del mundo y de las personas que hay un gran sufrimiento, la soledad juega un papel devastador, hay una gran necesidad de pertenencia y de identidad además de comunicación.

El lector de «A»

¿Quiénes son los lectores de la revista?, ¿Han cambiado respecto al pasado?, ¿Cuáles son sus actuales características?

Nunca hemos llevado a cabo un estudio estadístico en este sentido, nos movemos con los datos que percibimos con «nuestras antenas», en nuestra intuición. Nos basamos en quién nos contacta, quién nos escribe, quién nos da una opinión. El lector de «A», en mi opinión, es diverso, no se reduce a un sector específico, se podría decir que la mayoría son jóvenes pero no es una revista con tendencias juveniles, al contrario, para muchos de esos jóvenes resulta una revista un poco tradicional.

 Hace años que la revista se encuentra en internet, ayer recibimos el mensaje de nuestra compañera, que desde Cerdeña se ocupa de la publicación on-line, indicándonos que el número que acaba de salir ya está disponible en la red, eso cuando muchos aún no lo han recibido en casa. Gracias al «contador» conocemos los contactos on-line, que son casi 6/7000 al mes, no sabemos qué leen ni por cuánto tiempo. Creemos que entre los lectores de papel y aquéllos on-line tenemos unos 12.000 al mes. El lector de «A» va del estudiante al trabajador, del habitante del pequeño pueblo al de la gran ciudad, es un lector listo y comprometido, usuario de los medios de comunicación, utiliza nuestra revista para documentarse de la misma manera que usa otras fuentes, «A» no es percibida como un órgano interno del movimiento, abatidos la ideología y el sectarismo, nos leen anarquistas y libertarios de todas las tendencias ya que damos espacio a varias orientaciones, nos ven muy abiertos. Se nos aprecia incluso desde el exterior.

3.3

Lo que da solidez a una revista es la coherencia en el tiempo, una de las cosas más difícilmente realizables en un mundo profundamente incoherente. 40 años de coherencia como la no-publicidad en la revista ··· da miedo ··· llama la atención ··· la revista representa una rareza en la realización de una idea puesta en práctica ··· parece algo normal pero que en 40 años no haya perdido su identidad, a mí me parece impresionante ···

Es verdad que desde el exterior se perciben más cosas ··· analizar la coherencia puede ser algo complicado, si se convierte en rigidez, en arrogancia hacia los demás o lleva a una excesiva autoestima, puede ser peligrosa ··· el equilibrio está entre estar orgulloso de ser anarquista y la arrogancia de serlo ··· Orgulloso significa ser conscientes de que, depurado de varias cosas (no pocas, a veces), el anarquismo es una corriente significativa de la historia y del pensamiento que puede tener incluso un papel positivo. Arrogante, en cambio, es pensar que los anarquistas tenemos la verdad en el bolsillo, cosa de lo que bastantes están convencidos. Estoy seguro de que el anarquismo es un instrumento fundamental, además que cultural, para la transformación en el sentido libertario. El anarquismo es irrenunciable, es fundamental pero no suficiente, el anarquismo es indispensable pero insuficiente.

En otras palabras, no se puede dejar de parte el anarquismo cuando se piensa en una transformación social, pero el anarquismo solo no basta.

 

Los ejemplos históricos de España, Kronstadt, Makhnovtchina, y aquéllos actuales de la comunidad de Urupia, el municipalismo libertario de los compañeros de Spezzano Albanese (lo digo sin ánimo de burla ya que estoy convencido de que son experiencias concretas importantes) no son suficientes para plantear un cambio del mundo. Nuestra historia y nuestro pensamiento no son suficientes. Tenemos que captar ideas incluso de otros pensamientos ··· Hay que escuchar a los demás, sobre todo a los que actúan concretamente, pero también a los que reflexionan sobre la existencia a partir de otras corrientes de pensamiento, incluso religioso. Hay gente que en muchas partes del mundo está realizando cosas interesantísimas sin alguna referencia al anarquismo. Mucha gente. Es posible realizar cosas buenas, óptimas, fuera del anarquismo (pero no contra).

Como anarquistas tenemos que ganarnos cada día nuestro espacio y nuestra credibilidad. En sus cuarenta años creo que la revista «A» ha contribuido específicamente en la conquista de ese espacio y esa credibilidad.

Adriano Paolella

Traducción de Magda Riera


[1]             N del T. : La entrevista a Paolo Finzi fue realizada en diciembre de 2010, dos meses antes de que la revista «A» cumpliera 40 años.

[2]     Concepto usado para referirse a la doctrina tradicional.

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4.1El esfuerzo por publicar siempre ha ocupado un lugar muy importante en los medios anarquistas: la « propaganda por el hecho » es inseparable de la propaganda escrita, bajo la forma de periódicos y de folletos. El presente artículo, muestra, entre otras cosas, como los anarquistas han llevado a cabo esas luchas para propagar sus ideas: recurriendo a tipógrafos competentes, o a imprentas clandestinas, superando dificultades para aprender a escribir, financiando y difundiendo su prensa por todos los medios a su alcance. El artículo aborda también, de forma breve, el tema de la conservación y de la salvaguarda de los archivos.

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Marianne Enckell, CIRA (Centre International de Recherches sur l’anarchisme) Lausana (Suiza).

En su prólogo a la Bibliographie de l’anarchie publicada por Max Nettlau en 1897, Eliseo Reclus escribía lo siguiente: “Reconozco por mi parte que no nos sabia tan ricos: la importancia que ha tomado esta recopilación, todavía incompleta, me ha sorprendido mucho. Las ideas anarquistas, desarrolladas conscientemente bajo su forma actual, son de origen tan reciente que podemos imaginar que se encuentran todavía en una fase rudimentaria de propaganda. Sin duda, la mayor parte de los documentos citados en esta recopilación está destinada a desaparecer y tan apenas merece ser conservada, pero algunas de estas obras dejarán huella  en la historia del siglo 19. […] En adelante nadie en el mundo, tanto si nos quiere como si nos odia, podrá pretender ignorarnos.”

No había transcurrido entonces ni medio siglo desde la publicación de algunos libros (Proudhon) y periódicos (L’Anarchie, journal de l’ordre deAnselmeBellegarrigue, Le Libertairede Joseph Déjacque) que hablaban de anarquía; tan solo hacía veinticinco años que el movimiento anarquista había comenzado a tomar cuerpo, en el congreso de Saint-Imier de 1872. Desde entonces, los anarquistas nunca han abandonado la propaganda escrita, la “dinamita cerebral«scrimarrigue y.

¡Y con qué dificultades! Ni el más remoto parecido con la situación actual, donde buen número de periódicos tienen el lujoso aspecto de Libre Pensamiento, portadas en colores, profusión de ilustraciones, maqueta profesional, precio de venta que asciende a varios euros. ¡Cuántos sacrificios eran necesarios entonces para reunir algunos céntimos afín de comprar un periódico o un folleto, o para conseguir algunos centenares de francos para poder publicar!  En 1879, Kropotkin, Dumartheray y Herzig fundan en Ginebra el periódico Le Révolté con tan solo 23 francos en caja; con una tirada de 3000 ejemplares, el primer número vende dos mil, lo cual permite que se pueda continuar.

Fabricar

Desde su número 283 (Nueva York, 24 de marzo 1894), el periódico Liberty de Benjamín Tucker[i]  inventa una nueva tipografía, abandonando la justificación del texto sobre tres columnas. Tucker explica a sus lectores cómo el tipógrafo tiene que añadir espacios finos entre las palabras para forzar la línea, mientras la composición « en bandera » conserva los mismos espacios, añadiéndose simplemente los cuadratinesal final de la línea. Resulta más agradable para la vista, y mucho menos caro, sobre todo frente a la linotipia recientemente inventada; de esta forma se podrá pues publicar más libros, ya que cualquiera puede componerlos. El único riesgo sería que la oficina de correos juzgue este método herético y se niegue a distribuir el periódico: «… el Estado ha hecho cosas aún más extrañas », ironizaba Tucker.

Sin embargo la tipografía no es  un arte tan sencillo. En 1906, los hermanos Max y Siegfried Nacht publican en Londres Le Chansonnier international du Révolté (El cancionero internacional del rebelde), 64 páginas en nueve lenguas, vendido 30 céntimos, 3 Schilling o 8 cents.

« Esta selección de las canciones revolucionarias que están más en boga en los diferentes idiomas,–escriben en su prólogo— será acogida con alegría por el anarquista errante, perseguido de país en país, que se encuentre entre compañeros de otras lenguas, podrá así compartir el entusiasmo, cantando con ellos los himnos de libertad y de revuelta… Al mismo tiempo creemos haber contribuido un poco mediante esta edición al desarrollo del espíritu internacionalista. Las canciones han sido recogidas durante peregrinaciones a través de toda  Europa, y compuestas en una verdadera tipografía rebelde, adquirida por contrabando, y en la cual muchos anarquistas alemanes y rusos han aprendido la composición”– ¡”aprendido” es tan solo un modo de hablar, a la vista del número de gazapos y de aproximaciones que comporta el folleto!

En 1908 Jules Vignes publica en la ciudad de Moulins (Francia), el periódico La Torche (La antorcha), “primeramente policopiado sobre gelatina antes de ser imprimido con una selección de caracteres de imprenta de segunda mano comprados al precio del plomo”[ii]; Jules Vignes mantendrá su labor de publicación, con otros cinco o seis títulos distintos, hasta  1958. En Ginebra, Louis Bertoni publica Le Réveil / Il Risveglio (El despertar) durante cuarenta y seis años, sin interrupción; lleva a cabo la composición en su habitación, salvo cuando está en la cárcel, y cada quince días lleva los moldes a la imprenta, y deposita después los periódicos en la oficina de correos. En Lausana, se crea una imprenta comunista en 1906 para publicar el semanal La Voix du peuple (La Voz del pueblo)- sin duda, otras imprentas de este tipo se crearon en otros lugares. Sin hablar de las imprentas clandestinas en tiempos de dictadura, de las imprentas móviles de las columnas de Makhno o de Durruti, de los impresos clandestinos en papel cebolla.

Quedamos aun unos cuantos veteranos y veteranas para recordar los esténciles y las multicopistas, las sesiones dedicadas a ensamblar y grapar… Esos documentos se han vuelto prácticamente ilegibles para los ojos actuales; afortunadamente la digitalización puede facilitar el acceso a estas publicaciones.[iii]

Imprentas pobres y desaparejadas, y sin embargo ¡cuánto cuidado, y qué imaginación! Los periódicos cuidan sus títulos y sus cabeceras, recaban la colaboración de pintores y de dibujantes, publican xilografías, aunque es verdad que la calidad final deja  recciorigue y a veces que desear. Los veintiocho números de La Feuille (La Hoja) de Zo d’Axa, editada en París desde 1897 hasta 1899, llevan todos  en primera plana un dibujo de Théophile Steinlen, o de Maximilien Luce,y el texto al dorso del dibujo. La cabecera de El Incontrolado, periódico anarquista, publicado no se sabe dónde en España en enero de 1938, está adornada con muñecos que hacen pensar en los personajes de los cómics de Robert Crumb dibujados cuarenta años más tarde. Las imágenes de mujeres con los pechos al aire que esgrimen una antorcha perduran más que el propio sentido del símbolo.

Podría seguir hasta el infinito. Joseph Ishill, aprendiz tipógrafo en Rumanía, emigra a Nueva York en 1909 y, además de su trabajo, imprime el boletín de la escuela Ferrer The Modern School (La escuela moderna) antes de publicar a lo largo de cincuenta años unas doscientas obras, compuestas a mano, con ilustraciones fuera de texto, libradas a muy pocos ejemplares, un auténtico tesoro de bibliofilia anarquista. Las hermanas Olivia y Helen Rossetti, que han leído el folleto de Kropotkin A los jóvenes, instalan una imprenta en el sótano de la casa familiar en Londres y publican The Torch (La Antorcha) desde 1891; tienen dieciséis y doce años…

4.2

Difundir, redactar

Los periódicos tienen muy rápidamente una difusión internacional, por modesta que sea su tirada. Se suscriben desde el mundo entero al Bulletin de la Fédération jurassienne (1872 – 1878) a la dirección de Adhémar Schwitzguébel, grabador, en el pequeño pueblo de Sonvilier (cantón de Berna, Suiza), aunque solo se trate de algunas decenas de suscriptores,[iv] en Alsacia, en Bélgica, en España, en Italia por ejemplo, que pagan regularmente 5 francos por año. En 1877, una cincuentena de ejemplares son enviados gratis, a fines de propaganda, a los cafés y a periódicos de la región; a periódicos anarquistas o socialistas de Verviers, Amberes, Berlín, Leipzig, Hamburgo, Ámsterdam, La Haya, Barcelona, México, Milán, Siena, Rímini, Alejandría (Egipto) ; a compañeros en Patras ( Grecia), en Lisboa, Madrid, Montevideo, Londres, en Iowa, o a la prisión de Capua Vetere en Italia, donde está encarcelado Errico Malatesta, pero también al profesor Eugen Dühring de la universidad de Berlín.

Cada uno y cada una se improvisa periodista, envía correspondencia, traduce noticias o cartas recibidas desde lejos. En La Voz de la Mujer (subtitulada Ni dios, ni amo, ni marido; Buenos Aires 1896-1897), las redactoras firman con su nombre, nunca con su apellido; en otros lugares solo aparecen iniciales o seudónimos. René Bianco ha identificado sin embargo unas ocho mil firmas en los dos mil periódicos y revistas anarquistas de lengua francesa que ha fichado entre 1880 y 1983. Se encuentran las de Sébastien Faure y de Kropotkin en más de cien periódicos; Eliseo Reclus, Bakunin, Malatesta, Charles Malato, Han Ryner, Louise Michel, Emile Armand, Hem Day, Jean Grave han escrito o han sido citados en más de cincuenta. Las dos terceras partes de los firmantes solo han publicado en un periódico, y probablemente en ninguna otra parte. Se aprende a escribir, como se aprende a hablar en público, para la propaganda de la idea anarquista. Como se aprende a leer, también, y a escuchar: un buen número de militantes han indicado que cuando eran niños y niñas escolarizadas, leían la prensa a sus mayores, en el taller o en el barrio.

Los periódicos anarquistas presentaban a veces un contenido pobre, incluso repetitivo cuando para llenar un número había que reproducir citas o extractos de libros. Pero es preciso leerlos hasta las últimas líneas: es  en general al final de la última página donde se ubican: “ las cuentas y las comunicaciones administrativas, y […] las notas personales que intercambian militantes alejados los unos de los otros, llamadas a la solidaridad, anuncios de liberaciones o de encarcelamientos de compañeros, llamadas para debates o para fiestas[v]. Esos periódicos se constituyen así en testigos de la vida del movimiento, de las sociabilidades, del trabajo político, de las redes.

Conservar

No se trata  de establecer aquí un inventario de las publicaciones; otros lo han intentado y sus trabajos quedan como preciosas referencias[vi], pero se  enriquecen constantemente gracias a nuevos descubrimientos –en los archivos policiales, en las cajas inexploradas de las bibliotecas, incluso en los muros o por debajo de los parqués.

¡Qué paciencia de archivistas han tenido tantas compañeras y compañeros, constituyendo bibliotecas de grupos, juntando colecciones  personales, estableciendo escondites! Fue bajo el suelo de una casa donde hacia obras para un cliente donde Lucien Grelaud encontró colecciones de los periódicos de Proudhon, que luego depositó en el CIRA de Lausana. Fue el hecho de estar cimentado en un muro lo que permitió que el archivo de Edgard Leuenroth, en Brasil, pudiera atravesar intacto la dictadura. Es gracias a Solón Amorós, quien los ha fechado y localizado, que se pueden identificar hoy un centenar de periódicos y de boletines publicados en España durante los dos años que siguen la muerte de Franco (los recogió in situ en aquellos tiempos; puede que se hayan catalogado otros posteriormente). Sin su trabajo, estas pequeñas hojas a menudo tituladas Boletín CNT número cero habrían quedado catalogadas “sin lugar ni fecha“, siendo pues materialmente ilegibles.

El Centro internacional de investigaciones sobre el anarquismo en Lausana dispone actualmente de más de 4000 títulos de periódicos en su catálogo[vii]. Su hemeroteca conserva en una decena de lenguas periódicos cuyas cabeceras remiten a los Drapeaux noirs, Bandera negra, o Bandiera nera; la bandera deviene a veces un trapo (Black Rag), a veces justo un hilo (Schwarzer Faden). Y en los títulos de los periódicos el color negro se asocia con una infinidad de símbolos. Junto con el célebre gato se encuentra todo un bestiario negro (el topo francés, el lagarto japonés, el dragón y la rata estadounidenses, el gallo griego y alemán, el cuervo español, la oveja y el y fénix brasileños); al lado de las rosas negras también nacen tulipanes, cardos y hasta rábanos negros. L’Ami Noir (el Amigo negro) acompaña las viudas negras alemanas y belgas. La Cruz Negra se encuentra en compañía del martillo o de la linterna negra. En el espacio negro (Espace Noir en Saint-Imier), el sol y las estrellas echan una luz negra sobre las ideas, los humores, el combate, incluso el arte (la publicación turca Kara Sanat), la verdad y el reparto (los periódicos rusos Cernaja Pravda, Cernyi Peredel). Se escribe con tinta negra sobre páginas y cuadernos negros, bajo una máscara negra…

Financiar

Y las publicaciones surgen a veces a partir de negros propósitos. Severino Di Giovanni, un anarquista italiano emigrado a Argentina en 1923 para huir del fascismo, es un propagandista impaciente y susceptible, « idealista de la violencia » como lo califica su biógrafo Osvaldo Bayer. Entre otras acciones directas sangrientas, asalta bancos para la publicación en italiano de dos bellos volúmenes de Scritti Sociali de Eliseo Reclus[viii]: tipografía cuidada, letrinas y elegantes culos-de-lámpara, retratos y facsímiles, pequeña tirada generosamente distribuida entre los amigos.

La leyenda quiere que Di Giovanni haya aprendido la técnica de la mano de Durruti quien, con sus compañeros, había encontrado algunos años antes la manera de financiar las actividades del movimiento: ir a buscar el dinero allí donde se encuentra, para redistribuirlo.  En la primavera de 1925, en México, habrían hecho posible la edición de un semanal anarquista y la abertura de escuelas racionalistas gracias a la caja fuerte de una fábrica textil. Ya habían enviado dinero a Francia para el desarrollo de la Obra internacional de las ediciones anarquistas y de la Librería social internacional. Allí tampoco no se plantearon demasiadas preguntas sobre la procedencia de este maná.

El precio del  plomo puede ser elevado. Estos juegos peligrosos forzaron Durruti y su grupo de compañeros a sucesivos exilios, e hicieron fusilar a Di Giovanni.

Mucho más tarde, en Holanda y en Bélgica, libreros y editores anarquistas encontraron otra artimaña: asociar la edición y la venta de literatura militante a la de obras gastronómicas, eróticas, o incluso pornográficas. Algunos de los clientes de la tienda « Aux Joies de l’Esprit » (A las Alegrías del Espíritu), en la bella Galería del comercio de Bruselas, se paraban delante de los escaparates o de las cajas de libros de ocasión, pero otros pasaban detrás de una cortina que daba acceso a un discreto gabinete – antes de pasar a pagar en la caja de Hem Day, un auténtico pilar de la edición anarquista francófona.

Fueron muy pocos los periódicos o las revistas que incluyeron publicidad de pago. La financiación provenía casi siempre, de los bolsillos del público. El periódico L’ Agitatore se exclamaba en 1898: “Los fondos y las garantías de esta publicación no pueden venir más que de la pobreza de sus colaboradores mismos. ¡No, un millonario tan solo puede escribir el inventario de sus riquezas! “

¿Todo esto para qué?

« Los obreros fundamos nuestros periódicos para combatir a nuestros enemigos y patentizar nuestras aspiraciones. Estos nacen siempre en lamentable estado de anemia (…) Unos hombres desinteresados lo cuidan con amorosa solicitud y según lo ven crecer, así crece en ellos la voluntad de luchar y el deseo de vencer » declaraba el periódico Fraternidadd (Madrid) en 1927[ix].n crecer, as. solicitud y seg.

Fernand Pelloutierdeseaba que los obreros adquiriesen «la ciencia de su desdicha», que tuviesen acceso a encuestas y a estadísticas, Kropotkin, otra vez él, comentaba en sus memorias[x] cuál era su estado de espíritu en el momento de lanzar el periódico Le  Révolté:

« Los periódicos socialistas tienden a menudo a convertirse en memoriales de agravios contra el régimen actual. En ellos se relatan los sufrimientos de los trabajadores de las minas, las fábricas y los campos; la miseria que aflige a aquéllos y sus padecimientos durante la huelga son descritos con esos colores; su impotencia en la lucha legal con los patronos se pone de manifiesto, y esta sucesión de esfuerzos inútiles, dados a conocer por la prensa, ejerce una influencia muy deprimente en el ánimo del lector. Para contrarrestarla, el periodista tiene que acudir principalmente a un lenguaje enérgico, con el cual procura despertar al dormido y avivar la fe del incrédulo.

Yo, por el contrario, pensé que un periódico revolucionario debe ser, ante todo, el que ponga de manifiesto esos síntomas, que en todas partes anuncian la llegada de una nueva era, la germinación de nuevas formas de vida social y la creciente rebeldía contra las caducas instituciones. Estas señales de los tiempos deberían ser atentamente observadas, reunidas según sus afinidades y agrupadas de tal modo que hicieran ver al espíritu vacilante de las mayorías, la ayuda invisible, y con frecuencia inconsciente, que las ideas avanzadas encuentran en todas partes, cuando un renacimiento de vida intelectual tiene lugar en la sociedad entera. Identificarse con las aspiraciones del corazón humano en toda la superficie del planeta, con los actos de rebeldía contra las antiguas y añejas injusticias sociales, con sus esfuerzos encaminados a buscar nuevas formas -tal debía ser el principal deber de una publicación revolucionaria. La esperanza y no la desesperación, es lo que da el triunfo a las revoluciones. »

 

Traducción Tomás Ibáñez

Notas.

 


[i]Está accesible on-line: véase la referencia en la página <http://www.bibliothekderfreien.de/lidiap/eng/index.htm>, esta página es un apreciable intento de establecer un inventario de los periódicos anarquistas antiguos y actuales publicados on-line bajo formas más o menos conseguidas.

[ii]René Bianco,  Regards sur l’édition libertaire en France, (Miradas sobre la edición libertaria en Francia), in La culture libertaire, Lyon 1997.

[iii]Véase por ejemplo los primeros números policopiados de la revista Noir et Rouge puestos on-line (junto con otros títulos) en la página <la-presse-anarchiste.net>.  

[iv]Lista de los suscriptores al Bulletin, Amsterdam IISG, Archives Fédération jurassienne, dossier 11.

 [v]Ismaël Zosso,  Le verbe magique  (El verbo mágico) Cahiers d’histoire du mouvement ouvrier 17, Lausanne 2001.

 [vi]Algunos ejemplos. Para España, Francisco Madrid, La prensa anarquista  y anarcosindicalista  en España desde la I Internacional hasta el final de la Guerra Civil, Barcelona 1989, <http://cedall.org/documentacio/castella/cedall203410101.htm>. Fernando Gómez Peláez,  De Soli a Frente libertario, publicaciones libertarias  el exilio, in El movimiento libertario español, pasado, presente  futuro, Ruedo Ibérico, 1974. Rolf Dupuy,  Clandestinité libertaire en Espagne: 1. La presse. Bulletin du CIRA-Marseille, 1995.Así como los catálogos establecidos por los centros de documentación libertaria. Para los países francófonos, el repertorio de periódicos establecido por René Bianco es accesible on-line y se enriquece con la aportación de correcciones y de nuevos índices: <bianco.ficedl.info>. Hay otros trabajos pioneros, como el de Leonardo Bettini,  Bibliografia dell’anarchismo: periodici (1872-1971), Firenze 1972, o el de René Bianco, Ronald Creagh, Nicole Riffaut-Perrot, Quand le coq rouge chantera. Anarchistes français et italiens aux Etats-Unis d’Amérique : bibliographie, (Cuando el gallo rojo cantará. Anarquistas franceses e italianos en los Estados Unidos de América: bibliografía). Marseille et Montpellier 1986; y muchos otros, en  numerosas áreas lingüísticas.

[vii]www.cira.ch/catalogue

[viii]Buenos Aires, I libri di Anarchia, 1930.

[ix] Citado por Francisco Madrid, op.cit.

[x]Pedro Kropotkin, Memorias de un revolucionario.(6ª parte, capítulo 7)

 

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Intrahistoria de Libre Pensamiento. La experiencia de los coordinadores https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/intrahistoria-de-libre-pensamiento-la-experiencia-de-los-coordinadores/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/intrahistoria-de-libre-pensamiento-la-experiencia-de-los-coordinadores/#comments Fri, 21 Jun 2013 14:00:22 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4155 Juan Luís González López
Fundador de Libre Pensamiento y Director de los 5 primeros números
Mayo 1988 – Diciembre 1989

 La publicación en mayo del 88 del nº 1 de Libre Pensamiento, no fue un brindis al sol ni un homenaje al Mayo francés, aunque lo representara sin quererlo. Surgió más bien como respuesta a una demanda de información y debate de la militancia confederal de aquellos turbulentos años, y como culminación de la misión que nos llevó a Carlos y a mí de Málaga a Madrid en un viaje que aún andamos transitando.

De siempre se me había dado bien escribir (recuerdo que en los sectores más inmovilistas de la CNT-AIT se me trataba de descalificar llamándome el poeta; lástima de prejuicios) y Carlos nunca ha dejado de ser ese viejo anarquista autodidacta del siglo XIX trasladado a nuestros días, que ponía el papel impreso para que otros pudieran expresarse en libertad. Desde que coincidimos años atrás, habíamos colaborado en distintos proyectos editoriales en el sindicato de Sanidad de Málaga y, a primeros de los 80, en el Comité Regional de Andalucía de la CNT-AIT.

Cuando, tras el Congreso Extraordinario de Torrejón, el Comité Nacional de la CNT-AIT comenzó la caza de brujas de los sindicatos “aperturistas” que reclamaban la unificación de la CNT, escindida en dos (CNT-AIT y CNT-Congreso de Valencia) desde el V Congreso de la Casa de Campo, entendimos que era precisa una publicación que sirviera de aglutinador en medio del caos de agresiones, libelos y expulsiones. Por acuerdo unánime de los sindicatos aperturistas de la Federación Local de Málaga, los fondos proporcionales obtenidos con mucho sudor en la Feria, se dedicaron a publicar los 3 números de la 1ª época de Rojo y Negro que sirvió de catalizador de los sindicatos “aperturistas” de la CNT-AIT y valedor de la Conferencia Nacional de Sindicatos de la CNT-AIT celebrada en Colmenar Viejo (Madrid) los días 24 y 25 de marzo de 1984, que dio paso al Congreso de Unificación de Julio de 1984 donde fue elegido Secretario General Pepe March.

6.1 6.2

En 1987, March me escribió ofreciéndome un puesto como Secretario de Información e Imagen en la candidatura de renovación que pensaba presentar en el X Congreso. Las circunstancias personales y la idea de dotar a la organización de un órgano de expresión del que seguía huérfano, me llevaron a aceptar la aventura, con el apoyo de los compañeros del sindicato del comité de empresa del Hospital Civil al que pertenecía, aceptando posteriormente la organización traerse a Carlos para ayudarme a hacer realidad el proyecto. En diciembre de ese mismo año publicamos el nº 0 de la II Época de Rojo y Negro, esta vez como órgano de expresión de la CNT/CGT. Sin embargo, vivíamos tiempos turbulentos. Junto a un crecimiento y consolidación evidente de la organización surgida del Congreso de Unificación de 1984, el 7 de abril de 1989 el Tribunal Supremo otorgaba las históricas siglas al sector más inmovilista y ortodoxo organizado en CNT-AIT, obligando con ello a un cambio de siglas que algunos quisieron aprovechar para refundar una nueva organización que, libre de clichés libertarios, pudiera hacer confluir a todo el espectro de la izquierda radical, en lo que el tiempo ha demostrado que se trató, ahora sí, de un brindis al sol.

En ese contexto, para evitar que las tensiones y debates internos socavaran la organización trasladándose a los centros de trabajo por medio de las páginas de Rojo y Negro o los rumores interesados, hace 25 años, se publicó el nº 1 de Libre Pensamiento que entonces tenía como subtítulo TALLER Ð DEBATE CONFEDERAL. Aquel primer número dedicó su dossier interior al tema Presente y futuro del anarcosindicalismo. El Taller de debate se presentaba en un cuadernillo central, en papel coloreado, de modo que se pudiera coleccionar extrayéndolo de la revista. Como ocurriera antes con Rojo y Negro, el nombre de Libre Pensamiento surgió de mi cosecha y el diseño de la cabecera, que ningún director ha cambiado en 75 números, era de Carlos Peña García, que aún hoy continúa buscándose la vida en el diseño gráfico de Madrid, editando el periódico de las Asambleas de barrio del Movimiento 15-M. Aún recuerdo las madrugadas compartidas en el local de Calle Sagunto, cada uno en su guerra, yo con la máquina de escribir para ir sacando los artículos y Carlos con los programas de edición en inglés Pagemaker y Venturi para maquetar cada número.

La Reseña que servía de presentación y editorial al primer nº de Lp decía:

“Lp nace con vocación de libertad, debate y teorización, de polémica y pacífica confrontación de pareceres. Lp ve la luz con ánimo también de ser altavoz del sentir de los compañeros y compañeras de a pié que, sin participación directa en las estructuras federales de la Organización, precisan de una tribuna donde poder expresarse, porque todos tenemos algo que decir.

Intentaremos que Lp sea reflejo de esa amalgama de ideas y proyectos que hoy es la Confederación, el sindicalismo autónomo y el pensamiento antiautoritario en general.

Lp será taller experimental abierto a todas las reflexiones sin tabúes ni miedos, a todos los planteamientos serios aunque novedosos, a todos y todas los hombres y mujeres de pensamiento libre.

Libre Pensamiento será lo que queráis que sea.

La Redacción.”

Sin embargo, pese a todos los esfuerzos por el debate y el consenso, en el XI Congreso 47 sindicatos impusieron por 4 votos un cambio de estatutos a los otros 62 sindicatos, introduciendo en los estatutos de la CGT conceptos tan extraños como liberados asalariados, corrientes de opinión, votos proporcionales en Plenarias, doble militancia, democracia representativa, izquierda sindical, comisión de conflictos, etc. Y, como no estábamos dispuestos a hacer del sindicalismo la profesión con que ganarnos la vida, ni hacer política en la organización o acabar por dividirla, dejamos que la vida nos colocara en otra parte. Y, aunque la Confederación se ha desgajado y desangrado por no saber reconocerlo, colocarte en otra parte no tiene por qué colocarte al otro lado de la barricada.

Probablemente, aunque fuera el primero, he sido el director más breve de la revista. En total alcanzamos a editar en dos años 5 números de Lp y 15 números de Rojo y Negro. Con la paulatina incorporación de colaboradores, el equipo de LP acabó formado en esa primera época por Chon Allué, Angel Pomares, Lola Valera, Daniel Barcala, Cristina Pistolesi, Carlos Peña y yo mismo, ninguno de los cuales pudo continuar en el proyecto tras el congreso.

Así surgió Libre Pensamiento pero, sobre aquellas bases, la revista se ha ido desarrollando en otras manos durante todos estos años. Como sabíamos desde un principio y escribí en el artículo que abría el nº 1 (Recetas para un debate libertario), publicar Lp era “engendrar algo que ya no será la idea primigenia, sino fruto de ésta y de la tierra que la recibe en sí y la transforma”. Nosotros pusimos la semilla, no recogimos sus frutos.

70 números después, he podido ojear algunos de los últimos números y, en lo que se refiere a su forma, me agrada comprobar que se mantiene la histórica y bellísima cabecera de Carlos; también que dispone de una magnífica presentación con un cuidado diseño y la utilización de las últimas tecnologías de diseño gráfico, de las que no disponíamos entonces. Aunque se ha eliminado el subtítulo de la cabecera (entiendo que son otros tiempos), cambiado por el de “Papeles de reflexión y debate”, que considero adecuado, se ha mantenido el dossier (antes taller) interior monográfico. No comparto sin embargo la idea de incluir el logo de la CGT, alineando institucionalmente la revista. Es como poner coto al libre pensamiento cuando su objetivo debe ser precisamente hacer pensar y concienciar dentro y fuera de las siglas. Puesto que su director lo elige el congreso, no encuentro tampoco razón a su servidumbre de una secretaría del C. Confederal.

Sobre su contenido, con el que puedo estar más o menos de acuerdo o en desacuerdo, no diré más que está bastante cuidado y es rico, profundo y variado, aunque echo en falta la opinión de los lectores, la participación de esos compañeros y compañeras de a pié para los que nació la revista. Existía desde un principio el riesgo de caer en un elitismo que diera la espalda a la realidad, a las inquietudes y necesidades reales de la militancia de base, de sus propios lectores y de la sociedad en general, más grave aún en estos negros momentos de involución social que atravesamos. Puede ser una mera impresión personal, pero no me parece que sea una publicación que lean muchos afiliados de la CGT, o las bases de los movimientos sociales de hoy día (15M, desahucios, marea verde, marea blanca, etc.). De hecho, parece tener más posibilidades de convertirse en una revista de culto que en agitador de conciencias. Como consecuencia de esa falta de participación y de la sinergia que ésta genera, la revista parece haberse convertido en una revista más de análisis intelectual que de denuncia de la actual situación política, económica y social, donde parece primar el análisis ideológico y el adoctrinamiento vanguardista sobre debate.

Sin embargo, en la presentación de la revista colgada en la web, bajo el título ¿Qué es LP?”, he podido leer: “…que pretende abordarlos con la actitud de búsqueda propia de quien es consciente de que sus convicciones y certezas suscitan más preguntas que respuestas. (…) Libre Pensamiento quiere ser una publicación a través de la cual la C.G.T. piensa sobre sí misma, contando para ello con materiales propios y ajenos. Pero pensándose a la luz pública, de modo que esa reflexión se pueda convertir en polo de atracción y apertura.”…

De ser esto así, tanto Carlos como yo podemos sentirnos satisfechos: los objetivos que nos trajeron a Madrid se habrían cumplido. Si no, siempre nos quedará pensar que a fin de cuentas, 25 años después, Lp es y será lo que queráis que sea.

Salud y libre pensamiento.

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Félix García Morrión

1991 – 1996

¿Qué planteamiento te hiciste al asumir la coordinación?

Asumí la dirección de la revista en el año 1990 y estuve hasta el 1996. No puedo recordar en estos momentos si mi cargo fue aprobado en un Congreso, pero creo que no fue así; simplemente me pidieron que me hiciera cargo y asumí la tarea. Dejé el cargo de coordinador (siempre es saludable rotar en los cargos) y desde entonces sigo en el consejo de redacción.

6.4El planteamiento era, por encargo de la CGT, doble: mejorar la calidad de la revista, definiendo mejor su perfil, y lograr que avanzara como publicación de izquierda libertaria abierta a un público amplio. El proyecto era ambicioso y, en cierto sentido, nos servían de referencia revistas como Bicicleta (http://eljorobado.enlucha.info/bicicleta/bicicleta/ciclo/01/indice.htm ) o  El viejo Topo, dos revistas que tuvieron impacto en la vida intelectual de la izquierda y que alcanzaron en su momento una buena difusión.        

Por otra parte se pretendía una revista dirigida más bien al público más preparado de la CGT: no era una revista de divulgación general, sino con pretensiones de alcanzar cierto nivel. En una supuesta y discutible división del trabajo intelectual, la revista tenía como público posible más los militantes que los afiliados. La pretensión era combina rigor intelectual con capacidad de divulgación. Haciendo honor a su nombre, no pretendía impartir doctrina anarcosindicalista, sino proporcionar propuestas que incitaran a la reflexión y ayudaran a pensar con mente abierta los problemas del mundo actual.

Intentamos además hacer una colección de libros en colaboración con De la Torre y luego con Catarata, pero fracasó y, que yo recuerde, solo se publicó un número centrado en los Derechos Humanos.

¿Qué facilidades/dificultades encontraste en su realización?

Tuvimos las dificultades propias de un proyecto que era ambicioso y no era fácil de llevar a buen puerto. Ponerse objetivos elevados es bueno porque te exige un mayor esfuerzo. Pero también puede ser negativo en la medida en que pueda ser un área inalcanzable y provoque cierta frustración. En todo caso, no me siento personalmente frustrado porque nos quedáramos lejos de los objetivos propuestos.

En aquellos tiempos falló, sobre todo, la distribución. Probamos entonces a que estuviera en algunas librerías emblemáticas de España, para que la revista llegar a un amplio público, el círculo más amplio de potenciales lectores, pero no fue posible. Exigía mucho esfuerzo y no había infraestructura para ello.

Quisimos también lograr un número significativo de suscriptores, entre el amplio mundo de izquierdas, con planteamientos receptivos a las propuestas libertarias; ese sería el segundo círculo de lectores al que queríamos dirigirnos. Tampoco en este caso conseguimos un número crítico de suscriptores, que debería ser, creo, de unos 500 como mínimo.

Por último, no tengo claro que lográramos llegar al primer círculo de potenciales lectores, esos militantes de la organización para los que la revista debería ser un material de referencia en su reflexión y formación militante. Nunca tuve claro que la revista llegara al primer círculo al que estaba destinada: militantes cualificados de la CGT a los que se pretendía ofrecer instrumentos de análisis. Tampoco arbitramos un estudio serio que hiciera posible saber qué gente lo leía dentro de la organización.

¿Qué utilidad crees que tiene la revista?

Sé la utilidad que siempre hemos querido que tuviera, peo con eso no respondo a la pregunta y lo que pueda decir no pasa de ser pura especulación. Por eso se pidió en una reunión de la revista encargar un estudio serio de audiencia. Creo que no se ha hecho y sería fundamental hacerlo. Empezar por saber el número de ejemplares que publicamos y a quiénes se envían. Analizar la lista de suscriptores. Averiguar las personas que acceder a nuestra página… Todo eso hecho con cierto rigor, para poder utilizarlo como punto de partida en las discusiones acerca de la mejora de la revista.

Puestos a especular, creo que la revista tiene un impacto bien escaso en la CGT y casi despreciable fuera de la CGT. Ahora bien, como es pura especulación y además tiene claras connotaciones negativas, lo mejor es prescindir de esta valoración.

6.5

¿Cuál crees que debiera ser el futuro de la revista?

Creo que los objetivos señalados en los dos primeros apartados siguen siendo válidos y a ellos debiéramos volcarnos, haciendo lo que hemos visto que funciona, corrigiendo los errores y profundizando en los medios adecuados para logra lo que queremos. Hoy día parece necesario adaptarnos a los medios existentes, dando mayor valor a la página web en la que debieran estar todos los números anteriores, con un buen índice, y en la que se pudiera tener un pleno acceso a los números una vez pasado un año desde su publicación. O quizá pasar directamente a que todo estuviera accesible en internet, de manera gratuita.

Creo que, como ocurre en casi todos los productos de este tipo, hay un problema claro de distribución: hacemos un producto digno, pero no logramos que llegue a donde debiera llegar. No soy competente en ese campo y no sé cómo se podría hacer.

Dado que algunas personas estamos aquí desde hace muchos años, que siempre hemos tenido claro ese problema (creo) y que no hemos logrado resolverlo, quizá fuera importante darle protagonismo a gente nueva. Eso sí, yo seguiría colaborando, si la gente nueva lo estimara oportuno, claro.

Por otra parte, potenciaría la presencia de Libre Pensamiento en las redes sociales, aunque ya están todas muy saturadas y no resulta sencillo abrirse un espacio. La colaboración habitual con Ecologistas en acción puedes ser un buen referente que debemos tener en cuenta..

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Antonio Rivera

1997 – 2005

 Nos hicimos cargo de Libre Pensamiento en su número 23 de enero de 1997. Entonces aparecía el precio en pesetas (450) y Durruti nos miraba desde la portada con ojos de comprobar en cada número si lo íbamos a hacer bien. Menos mal que el monográfico de esa vez se titulaba “La memoria, una verdad esquiva”, lo que contenía a un tiempo sabiduría e intención de bordear la línea de lo confederalmente permitido. Hablo en plural porque para entonces la aventura editorial ya tenía precedente: en octubre de 1991 habíamos asumido la responsabilidad de Rojo y Negro un equipo de personas del País Vasco, con núcleo duro compuesto por Chema Berro, Mikel Galé y el que suscribe, además de otros compañeros que fueron yendo y viniendo, como es habitual en la casa. El mismo núcleo duro vasconavarro se hizo cargo de Libre Pensamiento, con un consejo del que también iba entrando y saliendo gente, pero todos ellos dispuestos y capaces para la nueva aventura. Félix García, siempre presente, siguió en ese sanedrín después de haber trasegado con más soledad que compañía en los años en que la revista trató de tener más ambición y mayor proyección exterior que con la que había nacido: no se olvide que su origen en mayo de 1988 como “taller de debate confederal” tenía que ver sobre todo con su concepción de publicación para el debate interno, necesario después de la unificación de diferentes sectores del anarcosindicalismo en 1984.

La idea desde el primer momento fue hacer de Libre Pensamiento un escaparate de las posibilidades reflexivas de la organización y, sobre todo, del entorno libertario, sindical y de izquierda extrema que no tenía otros medios. Los años de la alegría capitalista, aquellos falsos felices finales de siglo y comienzos del presente –aquellos polvos mágicos y estos lodos siniestros-, coincidían también con una general parálisis de los medios teóricos de la izquierda. Ese hueco tratábamos de cubrir, pero con la mirada puesta en un ejercicio de prestigio, digámoslo con claridad. La para entonces ya CGT venía escalando puestos en la presencia social a través de la acción sindical, pero se corría el riesgo de su desdibujamiento en el terreno de las ideas. No en que se perdieran las señas de identidad libertarias que tanto nos preocupan, sino que el crecimiento convirtiera precisamente a esas señas en adorno y no en sustento. Algo parecido, pero no lo mismo. Se trataba de aprovechar la fuerza social que íbamos adquiriendo para consolidarnos en paralelo como una referencia en los debates y la reflexión de la izquierda extrema, libertaria o no.

6.6

A ese objeto fuimos, por un lado, poniendo sobre la mesa temáticas relativamente novedosas en el tiempo, que el día a día sindical era incapaz de formular. Actuamos como avanzadilla de debates como el citado de la memoria (todavía no se hablaba de esas cosas), de la renta básica universal, de las debilidades intrínsecas de la fórmula sindical, de las contradicciones de las ONG´s, del reparto del trabajo, de la amenaza de una Europa construida desde la perspectiva económica capitalista (¡qué anticipados!), sobre el agotamiento del discurso de la izquierda internacional, sobre las limitaciones de la historia del anarquismo español, sobre la inmigración… Temas nuevos y gente nueva, procedente de donde fuera de la izquierda, mucho profesor universitario ajeno a nuestro mundo pero hablando de lo mismo que nosotros (o instándoles a hablar de ello), personas con capacidad para emitir un discurso más allá de los lugares comunes y tontorrones del clasicismo izquierdista. Prestigiar, en definitiva, a la CGT en el terreno más intelectual, caminando en paralelo del trabajo que hacía la organización en la calle y en los espacios laborales. Por eso no hubo nunca límites a hablar de lo innombrable, de cosas nuevas desde perspectivas diferentes, y a que lo hicieran personas a las que no se les preguntaba por su origen, sino que se les reclamaba para opinar con criterio, información y capacidad para exponer y hacer útil su discurso. Hay que citar a algunos de aquellos que ahora recuerdo, con el riesgo de dejarme en el tintero a la mayoría y a los mejores. Pero lo haré, por aquello de corroborar lo que afirmaba y de recordar a gente que igual hoy ya no circula por nuestros espacios: Antonio Morales, Carlos Taibo, Agustín Morán, José Luis Arantegui (y sus hilarantes y profundos relatos), José Luis Ibáñez, Félix Díaz y Paco Marcellán (siempre ahí)… Colaboraciones de gente de peso, que siempre contestó con amabilidad y disposición a nuestros reclamos: Imanol Zubero, Tomás Ibáñez, Pedro Arrojo, Ramonet, Emilio Cortavitarte, Javier Aisa, el desaparecido Pepe García Rey, José Iglesias Fernández, Miguel Jara, Toni Segura, James Petras… Santones como Chomsky, Murray Boocking, Ramonet, Pierre Bordieu, los historiadores Van der Linden  y Waine Thorpe (del Instituto de Historia Social de Amsterdam), Marta Ackelsberg, Naomi Klein y otros y otras no pusieron pegas a que trabajos suyos o entrevistas aparecidas en otros medios encontraran cabida en el nuestro.

La fórmula del monográfico fue tomando peso en este tipo. Ello suponía, de entrada, que la revista no era un cajón de sastre donde se colocaba lo que iba llegando de forma espontánea. En absoluto, el consejo de redacción discutía previamente y con antelación de algunos números (al principio, luego flaqueó la planificación, como todo) los temas monográficos a desarrollar en base a la preocupación que suscitaban, y señalaba los posibles candidatos a ser tocados para tratar los asuntos. Ello permitió que algunos monográficos, sobre todo de temas históricos, fueran rebasando los límites de nuestros medios y que resultaran citados en revistas y artículos de otras cabeceras e incluso académicos (vg. la historia corta aún de la CGT, la del sindicalismo revolucionario y otras).

De alguna manera, se fue poniendo el cimiento para asentar el “sistema” de comunicación con que cuenta hoy la organización, mucho más complejo y desarrollado que entonces, cuando solo teníamos Libre Pensamiento y Rojo y Negro, además de los muchos portavoces de empresa y alguno de confederaciones regionales o locales. Pero era el inicio de lo que hay ahora: medios de combate y de periodicidad más corta, que tratan temas desde la perspectiva de su inmediatez y de su uso como instrumento de intervención y de conocimiento de los avances y retrocesos de la organización y de sus entornos, que conviven y se complementan con una revista de análisis más mesurado, más complejo, más profundo, sobre temas que no tienen por qué ser de actualidad ahora pero que amenazan con serlo en un futuro no lejano, abriendo sus páginas a gentes que por su condición o ubicación no participarían con nosotros por temor u oposición a ser etiquetados. Por el contrario, hacerlo en Libre Pensamiento les resulta amable, bien recibido e incluso prestigioso. Y eso es un logro de entonces y de la trayectoria que ha mantenido la publicación desde que la dejara en su número 47, de la primavera de 2005.

Por eso la utilidad y el futuro de la revista los veo exactamente igual hoy que hace un cuarto de siglo: ser el espacio para el debate y la reflexión profunda y meditada, con gentes diversas y con puntos de vista diversos, sobre temas novedosos y que anticipen el inmediato futuro, sin límite alguno a la radicalidad o templanza de las opiniones, demostración de que somos también una organización que piensa a la vez que actúa, para ampliar nuestros marcos atrayendo a gente a las que no mueve la acción sindical o social nuestra, para colocarnos como una cabecera de referencia ineludible en los foros que mueven el libre pensamiento de los que creen que otro mundo (mejor) es posible.

En ese camino se está. Falta otro punto, que constituiría una demostración de éxito si se cumpliera: Libre Pensamiento debe ser tan popular dentro de los sindicatos como lo es fuera de ellos. De nada sirve ganar prestigio en determinados sectores, mostrar músculo intelectual por parte de la CGT y sus entornos, si Libre Pensamiento es un objeto de decoración entre la mayor parte de la militancia sindical. Efectivamente, leer algo más que el panfleto cuesta, pero como tan acertadamente ilustraba una publicidad vieja de Le Monde Diplomatique, es la distancia que hay entre el fast food y una buena chuleta de ternera. Porque hay tiempo para todo.

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Chema Berro

2005 – 2013

 ¿Qué planteamientos te hiciste al coger la coordinación de la revista?

 Cogí la coordinación de la revista Libre Pensamiento para tapar un hueco, por cese de Antonio Rivera, y sin ningún planteamiento. Llevaba tiempo en el equipo de redacción y lo que me preocupaba, con algún miedo, era que la revista no dejara de editarse, y no pensaba  más que en una tarea de mantenimiento, dentro de una continuidad con lo que se venía haciendo y con el mismo equipo de redacción que ya venía funcionando. Los objetivos se me fueron planteando en el propio ir haciendo.

Lo primero que tuve que hacer fue consolidar el equipo de redacción, muy desengrasado en la última etapa de Antonio, dado que su capacidad le permitía casi prescindir de él. No era mi caso, yo lo necesitaba.

Por esa necesidad he contribuido a que el actual equipo de redacción tenga un funcionamiento regularizado. A lo largo de estos 8 años y 28 números que llevo en la coordinación el equipo se ha renovado mucho, ha habido altas y bajas, alguna de éstas producidas de forma poco amable, pero siempre en un proceso de consolidación. Creo que el actual es un equipo sólido y muy capaz. Hay una variedad generacional y de tiempo que se lleva participando, pero es un equipo bien engrasado. Cualquiera de las y los participantes podría sustituirme en la tarea de coordinación con total  garantía de que la revista saldría ganando.

6.7También la revista está más consolidada en estructura y secciones. Faltaría que cada una de las personas del equipo de redacción asumiese más directamente la responsabilidad de cada una de ellas.

Otro de los objetivos que se me fue planteando e intenté impulsar fue el que la revista entrase en los muchos problemas y carencias de la actuación sindical y social en el dificilísimo momento actual. Intentamos que los dossieres fueran alternando entre temas sociosindicales y otros más dispersos. La verdad es que, salvo los de educación, desarrollados por la federación de enseñanza, nunca he quedado satisfecho de los resultados obtenidos en esos dossieres dedicados a la actuación sindical y social. (Al escribir esto pienso que un mayor papel de las federaciones de industria en dossieres diversos, sería muy positivo, y en muchos sentidos, para la revista)

Se han hecho también un par de experiencias de organizar en torno a la revista algún debate más participado, los resultados fueron decentes, pero es algo que el siguiente equipo, si quiere, tendrá que trabajar mucho más, partiendo bastante de cero.

 ¿Qué facilidades/dificultades encontraste en su realización?

 La facilidad viene dada por el equipo, creo que somos una organización con un buen número de personas con capacidad alta y que se mueve en un marco de preocupaciones muy amplio, manteniendo las cabezas abiertas. Todo ello, pese a que colectivamente todavía funcionen entre nosotros mucho los clichés. En ese sentido la revista se hace fácil.

Más difícil es conseguir un mayor entrelazamiento entre nuestra actividad diaria y nuestro discurrir. Pese a que seamos una organización que hace muchas cosas y pese a que nuestro activismo está vivo, con ganas, en búsqueda y sin anquilosarse nos cuesta poner eso por escrito, haciendo de ello una reflexión que sea útil para el conjunto. Estoy convencido de que mucha de nuestra gente tendría mucho que aportar y decir, pero o no lo hace o yo no he sido capaz de recogerlo. Pese a que creo haberlo intentado.

Para mí es un aspecto crucial. Seguramente mi menor bagaje teórico respecto a anteriores directores, me obliga a buscar mayor interrelación entre actuación y discurso. Es una cuestión de la propia limitación personal, pero también de convicción. Hay que obligar siempre al discurso a ese entrelazamiento, al esfuerzo por aterrizar en contenidos prácticos. De la misma forma que nuestra práctica tiene que someterse a una reflexión discursiva, sin dejarse atrapar nunca por la rutina y por la tendencia a la repetición.

Pese al dicho de “en tiempo de crisis, no hacer mudanzas”, considero que la actual crisis nos exige muchos cambios y mucha tensión que impida que el discurso caiga en refugio cultural y la actuación en la rutina. Me hubiera gustado que Libre Pensamiento hubiera ayudado y empujado más en esa dirección.

 ¿Qué utilidad crees que tiene la revista?

 La verdad es que no lo sé. De lo que vengo diciendo se desprende que considero que la revista todavía no es el producto que necesitaríamos: una revista que al cogerla nuestra gente viera en ella un aporte a sus preocupaciones cotidianas.

 Puede considerarse que Libre Pensamiento es una buena revista, valorable y valorada por quienes la conocen, pero eso no puede dejarnos satisfechos. Es cierto que aporta materiales y reflexión, pero todavía eso se mantiene en los márgenes (por decirlo de alguna forma), sin acabar de entrarle al núcleo duro de nuestras carencias y necesidades. Todavía seguimos planeando desde la altura, es posible que ampliemos el horizonte, lo que es positivo, pero no es suficiente. La altura que seamos capaces de alcanzar en el planeo debe servirnos para un picado más directo y contundente.

Eso en cuanto al contenido emitido. Por otro lado está lo que de ella se recibe, y en este aspecto, aunque solo puedo hablar guiado por intuiciones sin tener elementos objetivos de valoración, la impresión es todavía menos optimista.

Y nada tiene que ver con que el producto no sea del todo el adecuado. No es problema solo del emisor, sino también del receptor. Hoy se lee poco porque se busca poco, es el resultado del acomodo del que no escapamos. Contribuye también a ello la permanente invasión de mensajes a que estamos sometidos, sin que pueda establecerse una demarcación clara entre el puro entretenimiento y lo que de verdad importa. Esto es, sin que sea fácil ocupar una cierta centralidad.

Como cualquiera de las otras cosas que emprendemos, Libre Pensamiento lo tiene difícil y, también como en esas otras muchas cosas, una clave de acierto está en la participación. Debiera estar a nuestro alcance pues no estamos hablando de la participación en abstracto y universal, sino de la participación de un número de personas a las que podemos contar y poner rostro. Habría que acudir para ello a secciones sindicales, federaciones de industria, coordinadoras, etc.

 ¿Cuál crees que debiera ser el futuro de la revista?

Creo que ya está dicho aunque convenga explicitarlo. Libre Pensamiento tendría que ser una revista de recogida y aporte de materiales diversos y plurales que enriquezcan nuestra visión de las cosas. Una revista en la que caben todas las temáticas y todos los tratamientos, siempre que se planteen abiertos y en búsqueda. A la vez todos esos materiales, aunque algunos de ellos más específicamente, deberían converger en ese afrontar todas las carencias y elementos de mejora de nuestro quehacer. Una revista a la búsqueda de respuestas, desde la convicción de que ninguna de ellas puede matar las preguntas.

Tendría que ser una revista nutriente, que si desapareciese dejara un vacío que se notase y que fuera necesario llenar; tendría que ser no una revista sino la (nuestra) revista.

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Utopías contra quimeras https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/utopias-contra-quimeras/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/utopias-contra-quimeras/#respond Fri, 21 Jun 2013 11:00:09 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4129 Normal 0 false false false EN-US X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4

94Utopía: Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.

Quimera: 1. Monstruo imaginario que, según la fábula, vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón.

2. Ilusión, fantasía que se cree posible, pero que no lo es

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“Eso que planteas es totalmente utópico. ¡A ver si pones los pies en el suelo!” He perdido ya la cuenta de las veces que he tenido que escuchar estas palabras cuando he tratado de dar respuestas alternativas a la realidad monolítica e inmutable que nos venden como la única posible. Si insisto y trato de argumentar desde la razón, comienzo a deslizarme peligrosamente por la pendiente que me sitúa directamente al margen del sistema o, lo que es aún peor, a engrosar las filas de los indeseables, de los jóvenes violentos antisistema, por más que uno haya dejado de ser joven hace muchos años y que repudie la violencia de manera radical. En lo de antisistema…, pues es posible que acierten… de hecho una de las pocas cosas serias y honradas que nos quedan hoy en día es ser radicalmente contrarios al modelo económico y social establecido; armarse de las tan denostadas utopías para desenmascarar y destruir las quimeras del sistema.

No es tarea fácil. El poder de seducción y de adición de las quimeras supera a los más potentes hongos alucinógenos y sus efectos secundarios son devastadores. Los medios de comunicación y la publicidad han actuado de vaselina para que el placebo del consumo como modelo de felicidad, suministrado en forma de supositorio, se nos haya instalado en el fondo del cerebro.

El capitalismo, desde la II Guerra Mundial hasta la caída del muro de Berlín, se vio obligado a diseñar un modelo, el estado del bienestar, que fuera más atractivo para los obreros que el capitalismo de estado que se desarrolló en el bloque soviético. No fue tarea demasiado difícil porque la realidad del socialismo real era demasiado gris, demasiado totalitaria, demasiado desalmada para resultar atractiva. Además es cierto que el estado del bienestar dio notables cotas de progreso social y generó modelos políticos abiertos, tolerantes, en los que la educación, la sanidad, los derechos humanos eran asegurados por el Estado para todos los ciudadanos.

Sin embargo, el fin de la Guerra Fría hizo desaparecer la necesidad de mantener el modelo del bienestar y los poderosos (hoy llamados mercados) decidieron que ya era hora de maximizar sus beneficios. Para lograrlo se 91plantearon su propia utopía (un mundo sin fronteras para sus intereses en el que poder multiplicar exponencialmente sus beneficios) e idearon unas cuantas quimeras para alimentar la fantasía del 99% de la población, de los que iban a salir perdiendo de la utopía del beneficio económico ilimitado. En realidad, hasta la propia utopía del capitalismo no deja de ser una quimera que más pronto que tarde terminará evaporándose como una fantasía imposible en un mundo de recursos limitados.

 

La globalización

Desde 1989 todos los sectores -la agricultura, el transporte y la industria, en un primer momento, y la enseñanza y la sanidad después- se han visto sometidos a cambios estructurales de fondo que han trascendido el marco de los países occidentales en los que se desarrolló el estado del bienestar socialdemócrata y ha afectado al modelo económico en todo el planeta.

93Para alcanzar la utopía/quimera capitalista de la época de la globalización se han aplicado buena parte de las políticas del primer capitalismo, cuando no tenían ningún tipo de freno, combinado con  las peores prácticas del colonialismo. Esta base se mezcla con algunos elementos nuevos como la explosión comercial auspiciada por el desarrollo de los transportes y las comunicaciones y se adereza con productos de ingeniería financiera, más próximos a los modelos piramidales que a las necesidades de la sociedad y del tejido empresarial real… y tenemos listo un plato de pesadilla.

En pocos años se ha logrado lo que ningún empresario explotador del primer capitalismo pudo siquiera soñar en sus sueños más lúbricos… lograr alcanzar un siglo entero de plusvalías. Producir con costes del s.XIX y vender a precios del siglo XXI.

Esta situación ha sido posible por la acumulación de diversos factores: en primer lugar el desarrollo del transporte basado en unos precios bajos de los combustibles fósiles ha facilitado todos los procesos de deslocalización, tanto en la producción agrícola como  industrial. Así se ha favorecido el desarrollo de monocultivos y agrupaciones industriales en los lugares con mano de obra más barata y más desprotegida.

De forma paralela se han multiplicado las acciones neocoloniales para la obtención de materias primas en los países empobrecidos. La promoción de conflictos bélicos domésticos en las zonas productoras de diamantes o coltán (en África Central), las intervenciones armadas directas o indirectas en las zonas productoras o estratégicas para la distribución de combustibles fósiles (Irak, Libia, Afganistán) o el nuevo genocidio de pueblos indígenas en América o el sudeste asiático no son para nada espontáneos. Antes al contrario, son puestas en escena con fuego real de la teoría más descarnada del pillaje.

Todo ello ha sido posible gracias a un elemento novedoso y letal para el 99 % de la población y sumamente beneficioso para el 1 % restante: los productos de ingeniería financiera que supuestamente tenían que aportar la liquidez necesaria para todas estas transformaciones (la deslocalización agraria e industrial, el desarrollo del transporte y la explotación de energías y la promoción y multiplicación del saqueo del tercer mundo). Una financiación que se basaba en los sistemas piramidales que siempre habían sido considerados una forma de estafa hasta que a alguien se le ocurrió ampararlo bajo el título de Ingeniería y darle carta de legalidad incluyendo las finanzas en los planes de estudio de Económicas y en las prácticas habituales de bancos y cajas de ahorro.

Todas estas políticas han generado una serie de efectos colaterales y secundarios. La aplicación de estos términos médico-farmacológicos es a efecto de describir los daños que producen en una parte importante de la humanidad (entre el 90 o el 99%) las medidas que sólo benefician al resto de la población (entre el 1 y el 10 %). Pero mientras en Medicina los daños secundarios o colaterales suelen afectar a una pequeña parte del cuerpo para beneficiar al resto y siempre se tratan de evitar, en el sistema capitalista afectan a la mayoría en beneficio de la minoría y no parece que se traten de evitar. Antes al contrario tienen toda la pinta de ser efectos perfectamente programados para generar nuevas rentabilidades, nuevas formas de hacer negocio.

No es una crisis, es una estafa

Es imposible que ningún experto sospechara que los productos financieros que se manejaban en pleno boom de las burbujas eran las antiguas cadenas piramidales, presentadas en papel couché, con la firma de un banco, el apoyo de prácticamente todos los partidos políticos y el aval de máxima fiabilidad otorgado por las agencias de rating. De hecho hubo muchos economistas que alertaron sobre el carácter tóxico de los productos. Y fueron ignorados, silenciados…, condenados al ostracismo. Y hubo muchas señales de alarma previas (burbuja tecnológica, financiera en Japón y el sudeste asiático). Pero, lo que resulta increíble y escandaloso es que los que pusieron en marcha todo este proceso hacia el abismo -los mismos ingenieros de finanzas, bancos, políticos y agencias de calificación que nos llevaron a la primera ruina- sean los encargados de seguir diseñando nuestra ruina y esquilmando todos los avances sociales y humanos logrados tras más de dos siglos de lucha y sufrimiento.

El primer gran efecto ha sido el retroceso en el ámbito laboral con destino directo en la esclavitud. La deslocalización de la industria y la agricultura no ha servido para mejorar  de forma notable las condiciones de vida de los trabajadores de los países de destino. Las empresas que mueven sus lugares de producción lo hacen para acogerse a beneficios fiscales y, sobre todo, para poder contar con una mano de obra sin derechos y con sueldos de auténtica miseria. Ello les permite producir a precios de dumping social y obliga a los trabajadores de occidente a rebajar sus condiciones salariales y de servicios sociales para poder ser competitivos. Para poder competir con la esclavitud sólo hay dos caminos: A. Convertirnos nosotros también en esclavos y B. Ayudar a los esclavos en su liberación. El sistema ha optado claramente por la primera opción. ¿Y nosotros?

Un efecto derivado, de los modelos de producción y consumo, de explotación agrícola e industrial y de la promoción desaforada del transporte, ha sido la doble crisis energética y medioambiental, con efectos aún hoy difíciles de evaluar si tenemos en cuenta lo que puede suponer la incorporación al modelo piramidal de crecimiento y consumo de la población de China, India, Brasil…

Y todo esto sucede cuando la sociedad occidental, en general y la española en particular, se encuentra inerme, como despertando del sueño del crédito fácil y el consumo desaforado (para mi era una quimera, una pesadilla; pero muchos lo siguen teniendo por el ideal de la felicidad). Para colmo, buena parte de los instrumentos tradicionales de defensa de la población, como los sindicatos, están desacreditados y con dificultades para adaptarse a la nueva realidad. Una población que observa, como si no fuera con ellos, el golpe de estado contra la democracia que supone la supeditación de la política a los designios de los mercados. Los casos de Italia y Grecia son los más evidentes, pero ocurre en todos los países, independientemente del color del partido que gobierna…, Islandia parecía un islote en este caos, pero parece que tampoco se libra del caos capitalista.

Analizar el papel de los políticos y los medios en toda esta situación daría para todo un artículo. A modo de apunte a vuelapluma, dos ejemplos que se pueden aplicar a todo el arco parlamentario a nivel europeo, con escasísimas excepciones: la clase política ha favorecido, mantenido o amparado las prácticas de deslocalización agraria e industrial para favorecer los intereses de las empresas multinacionales europeas y en contra de los intereses de sus propios ciudadanos, agricultores o trabajadores.

En defensa de los mismos intereses ha amparado, mantenido o favorecido la existencia de paraísos fiscales en contra de los intereses del 99 % de la población y, de forma especial, contra los intereses de la pequeña y mediana empresa y del pequeño comercio que trata de salir a flote ateniéndose a las normas laborales y fiscales del país.

Y lo que es, si cabe, más grave: su colaboración en el proceso de secuestro de la soberanía nacional, incumpliendo descaradamente sus programas electorales para aplicar unas medidas que vienen impuestas por un ente externo y difuso… los mercados.

En cuanto a los medios de comunicación, más de lo mismo. Su papel en la transmisión de un modelo social, vía publicidad o vía programación parece evidente.  No menos evidente es la manipulación del lenguaje. Voy a poner un ejemplo claro de lo que podríamos denominar “manipulación por contaminación peyorativa”: Se toman tres adjetivos positivos como son “joven”, “radical” y “antisistema” y se adhieren a otro, totalmente negativo, como es “violento” y los tres adjetivos positivos adquieren carácter negativo, perverso. Además una vez contaminados estos términos por el concepto de la violencia ya se puede obviar su uso explícito, esto ya es evidente con los dos últimos términos y con el termino joven podría llegar a plantearse.

El carácter positivo de partida de los términos joven y radical se puede constatar en el diccionario de la RAE. En cuanto al término antisistema ya he dicho que, por más que les pese a algunos, es una de las pocas cosas decentes que se puede ser hoy en día.

La hora de las utopías

Me he alargado mucho en el análisis previo por lo que no me queda más remedio que dedicarle poco espacio a definir mi propia utopía. Creo que es lo correcto por varios motivos: porque no deja de ser una aportación personal a la construcción de un mundo distinto y porque como tal utopía debe ser desarrollada en el camino de transformación social.

Porque la utopía no es un destino concreto, ni siquiera un destino en el sentido tradicional de palabra. Es como una red de caminos por recorrer que nos permitan avanzar en la dirección de la justicia social, de una sociedad más lenta, más epicúrea, más racional, más liberadora, más cooperativa, más humana.

En realidad voy a hacer míos textualmente los caminos que marca un cartel que vi en la manifestación del 12 de Mayo en Málaga. El cartel animaba a la ciudadanía a imaginar otro mundo posible y proponía estas direcciones por las que caminar: “bien común”, “cultura compartida”, “economía social”, “decrecimiento”, “reparto de la riqueza”, “vivir mejor con menos”, “ética del cuidado”, “energía sostenible”, “lentitud”, “servicios públicos”, “consumo local”, “autogestión comunitaria”, “apoyo mutuo”, “valores cooperativos”, “internet libre”, “renta básica universal”, “pensar global y actuar local”.

Lo bueno que tiene esta utopía es que sólo depende de nosotros para su puesta en movimiento, y lo malo es que solo depende de nosotros para que nunca eche a andar. Podemos y debemos exigir a nuestros gobernantes que se olviden de los intereses de los mercados y se interesen un poco más por la vida de sus Ciudadanos, a quienes les deben un poco más de respeto, además de los sueldos. Pero, si creemos que podemos aspirar a otro mundo, debemos y podemos (eso espero) poner en marcha la rueda de nuestra propia utopía.

Las posibilidades de coordinación y acción que proporcionan las redes de comunicación alternativa nos da instrumentos muy valiosos para la organización, la formación, el debate y el análisis. También para avanzar en la práctica por los caminos de la autogestión, el apoyo mutuo, la economía social, el consumo local y ese imprescindible  “pensar global y actuar local”.

Las redes locales y barriales del 15-M son un magnífico referente para quienes andan un poco descolocados. Son como el germen de un nuevo modelo de sujeto social adaptado a la sociedad actual. A nada que indagues en tu pueblo, en tu barrio o en la red, seguro que localizas puntos de encuentro para seguir el camino de manera comunitaria. También tienes la opción sindical, preferentemente en los sindicatos alternativos. Yo seguiré en el sindicato de Enseñanza, tratando de defender la escuela pública y los derechos de los trabajadores y alimentando, en la medida de las posibilidades, al 15-M o a cualquier organización horizontal que trate de oponerse a los desmanes del sistema.

Mi única cita va para Eduardo Galeano y esa magnífica definición de la utopía: La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

La utopía funciona mientras caminamos, despacio, descansando, pero en el camino. Si uno se duerme mucho tiempo corre el riesgo de oír el canto de las quimeras….

 

       ¡Oiga! Que las que cantaban eran sirenas…

       ¿Otra vez con los galgos y los podencos? ¿qué más dará? Tanto las sirenas como las quimeras te llevan a la destrucción siempre que te dejes embaucar por su canto o por su graznido.

 

 

LECTURAS RECOMENDADAS:

No he tomado referencias textuales de ningún autor, pero todo esto no me lo he inventado yo. Os comento algunos de los textos y enlaces que he utilizado para formar mi opinión sobre el mundo en que vivimos y para elaborar este artículo:

 

Fernandez Durán, Ramón: “La quiebra del capitalismo global. Preparandonos para el comienzo del colapso de la Civilización Industrial”, editado bajo licencia Creative Commons por Libros en acción, virus editorial, Baladre y CGT. M 2011 (segunda edición)

               “El crepúsculo de la era trágica del petróleo: Pico del oro negro y colapso financiero (y ecológico) mundial”- Editorial Virus­ / Ecologistas en Acción, 2008.

 

García Moriyon, Félix: “Senderos de libertad”. Editorial Libre Pensamiento. Valencia 2001

 

Gimeno Sacristan, Jose… y otros. “Escuela pública y sociedad neoliberal”- Editorial Aula Libre, Málaga 1997

 

Lafargue, Paul: “El derecho a la pereza” en edición de Manuel Pérez Ledesma. Editorial Fundamentos. Madrid 1980 (tercera edición, corregida y aumentada), Es especialmente interesante el prólogo de Miguel Pérez Ledesma

 

Stiglitz, Joseph E.: “El malestar en la globalización”. Editorial Taurus. Madrid 2002 (tercera edición)

 

Taibo, Carlos: Los trabajos de Carlos Taibo me parecen especialmente motivadores. Os dejo un enlace con su página en la que se pueden leer sus artículos y sus entrevistas y una relación de sus libros con un comentario del autor.http://www.carlostaibo.com/index.php

 

Centro Nuevo Modelo de Desarrollo: Norte/Sur la fábrica de la pobreza. Editorial Popular. Madrid 1997 ( 3ª  edición )

 

EZLN: “Crónicas intergalácticas del Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo”. Barcelona 1997 (2 º edición) Realizada por el col-ectiu de Solidaritat amb la rebel-lio zapatista de Barcelona

 

Y también son de muy recomendable visita  y consulta las páginas de Juan Torres López, catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla (http://juantorreslopez.com/) y de Vicenç Navarro, catedrático de  ciencias sociales de la Universidad Pompeu i Fabra: http://www.vnavarro.org/ y del movimiento por el decrecimiento  http://www.decrecimiento.info/  o la memorable entrevista que le hacen a Francisco Fernández Buey en Radio 5 sobre los antisistema http://revoltaglobal.cat/article3146.html o las  intervenciones de Fernández Buey en Público y Rebelión- Para finalizar no puedo dejar de recomendar vivamente el video de la alocución de Myke Prysner, veterano de la Guerra de Irak, exponiendo dónde se encuentra el enemigo: http://www.youtube.com/watch?v=9kWU-JHetMM


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https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/utopias-contra-quimeras/feed/ 0
Presentación del dossier "Educación y mercado" https://archivo.librepensamiento.org/2012/12/21/presentacion-del-dossier-educacion-y-mercado/ https://archivo.librepensamiento.org/2012/12/21/presentacion-del-dossier-educacion-y-mercado/#respond Fri, 21 Dec 2012 20:00:16 +0000 https://librepensamiento.org/?p=3872 2Volvemos en Libre Pensamiento sobre la necesidad de repensar la educación en vísperas de la enésima reforma educativa, lastrada desde su gestación por la ausencia absoluta de un mínimo debate sobre las necesidades, objetivos y formas que la educación debiera tener en los albores de este nuevo siglo.

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Volvemos en Libre Pensamiento sobre la necesidad de repensar la educación en vísperas de la enésima reforma educativa, lastrada desde su gestación por la ausencia absoluta de un mínimo debate sobre las necesidades, objetivos y formas que la educación debiera tener en los albores de este nuevo siglo.

Lamentablemente volvemos sobre caminos ya recorridos, poco fértiles e impostados, vestidos con conceptos vacíos y confusos como la libertad de elección, la sociedad del conocimiento, la eficacia y la calidad, el esfuerzo o la disciplina, cuyo sentido los legisladores no se han tomado la molestia de concretar.

Por otro lado la pesada carga ideológica que bajo la especie de un objetivismo técnico, plantea la conversión de las escuelas en empresas de formación de capital humano, tanto más efectivas cuanto más éxito comercial cosechan, ha trocado el derecho a la educación en mercantil “oferta educativa”. Las escuelas, privadas, concertadas o públicas, con la intención de hacer atractivo el producto a su potencial clientela de padres y alumnos, cuelgan en sus fachadas y en sus proyectos de centro etiquetas diversas y a menudo contradictorias: el bilingüismo, el aprendizaje cooperativo, la participación en torneos y campeonatos escolares o los intercambios y las estancias internacionales. Las páginas webs de los centros son hoy su escaparate, la herramienta esencial de un marketing escolar descarado que se completa con las jornadas de puertas abiertas que todas las primaveras precede a los plazos de inscripción y matrícula. Todo vale en la dura competición por el alumnado estimulada por la legislación más reciente sobre elección de centro y el derecho a decidir la educación de los hijos. Más allá de las tradicionales controversias sobre la titularidad de los centros, la privatización de la educación tiene hoy un sentido mucho más profundo y sistémico.

El presente dossier trata de poner en orden algunas ideas que contribuyan a explicar esta deriva y sobre todo las prácticas y modelos que en el  microespacio del aula y el centro escolar, contribuyen a reforzar esa privatización de la educación que amenaza con disgregar a todo el cuerpo social en una suicida exacerbación de la competitividad. Las reflexiones que siguen pretenden superar tópicos y contemplar el ámbito educativo con una perspectiva más amplia.

Por eso el artículo de Rafael Fenoy vuelve a una pregunta radical: ¿qué sentido tiene la escolarización en estos momentos? Es más, como nos expone Teresa Sanz, ¿es la educación una inversión, como sostienen algunos, reforzando la dimensión mercantil de la escuela, o es sobre todo un gasto, lo que nos obliga a afrontar el problema con criterios distintos. Desde este enfoque podemos entender una reflexión más centrada en lo concreto, la de Paco Marcellán sobre recortes y privatizaciones, haciendo ver la lógica neoliberal que está pilotando la nave educativa en tiempos de dura reconversión. Ciertamente, la privatización rampante y la mercantilización evidente no debe hacernos olvidar el papel de control social que sigue ejerciendo la escuela con su potente aportación a la formación de las conciencias. De eso habla Javier Merchán, y Jesús Ángel Sánchez nos recuerda que en el campo de la micropolítica educativa hay espacio y margen de actuación para llevar a la práctica políticas diferentes, con un sentido más rico y fecundo del servicio público.

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Más allá de los ciclos de protesta: apuntes sobre la construcción de autonomia en el barrio de Sants https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/mas-alla-de-los-ciclos-de-protesta-apuntes-sobre-la-construccion-de-autonomia-en-el-barrio-de-sants/ https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/mas-alla-de-los-ciclos-de-protesta-apuntes-sobre-la-construccion-de-autonomia-en-el-barrio-de-sants/#respond Fri, 21 Sep 2012 20:00:03 +0000 https://librepensamiento.org/?p=3823 Este artículo trata sobre la reproducción de las luchas y del antagonismo, de los ciclos de protesta y sobre cómo sobrevivirlos. En este caso, el barrio de Sants nos sirve como ejemplo para buscar fórmulas con las que dar continuidad a las luchas más allá de la dinámica espectacular. Las alternativas laborales permiten cotidianizar y extender la lucha, y a la larga, esas continuidades permiten obtener espacios políticos y algunos éxitos relativos. El momento actual resulta una buena oportunidad para reflexionar, pues, fáciles y optimistas son los eufóricos análisis hechos al calor de los acontecimientos y difíciles y pesimistas los que conllevan la derrota. Si en los primeros, siempre es bueno matizar la ilusión general, para protegernos emocionalmente de la presumible caída posterior, también lo será, en los segundos, incitar a la reconstrucción inmediata entre las ruinas del enésimo ciclo de protesta.

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Joan Rovira (@abdulazrahed), Cooperativa La Ciutat Invisible

 

Me acuerdo del tiempo en que el sol brillaba en las plazas filtrándose a través de las lonas que cubrían las cabezas de la multitud en asamblea.

Me acuerdo de todas las plazas como si fueran una sola, todos los gritos indignados al unísono.

Me acuerdo del primer asalto ganado contra el individualismo hegemónico: encontrarnos.

Me acuerdo de nosotros cuando conquistamos la plaza, cuando nos hicimos nosotros.

Me acuerdo de la fuerza de soñarse colectivamente, como lava incandescente parte de una erupción volcánica.

Me acuerdo, nos acordamos…

Ha pasado ya cierto tiempo, pero aún recordamos con fervor aquella primavera caliente de 2011. Aquel dia 15, de otro mayo para la historia, a partir del cual la indignación se hizo generalizada, y en el que mucha gente pensó que, por fin, todo iba a cambiar.

 La vertiginosa actualidad en la que vivimos presos exige resultados inmediatos. Somos corto-plazistas por imperiosa necesidad del tiempo que corre -muchas veces en contra-, y eso, junto a la falta de plasmación inmediata de las aspiraciones transformadoras, produjo desazón y desánimo, que a su vez, llevó a la desmovilización. De repente, todo dejó de tener sentido: las asambleas devenían interminables y estériles; las acciones, puramente simbólicas, y las manifestaciones, paseos maratonianos. Miles volvieron al letargo de la cotidianidad capitalista. Parecía que la indignación se había truncado en una suerte de resignación generalizada. Pero hoy, lejos de ser así, vemos cómo se multiplican las movilizaciones; aunque sean sistemáticamente desplazadas del centro de la arena pública. Ese desplazamiento ha producido la desconexión paulatina de parte de la población y el cuestionamiento del capitalismo ha vuelto a un segundo plano en la agenda informativa.

 El momento actual, de cierta bajada de la intensidad, resulta una buena oportunidad para reflexionar. Este artículo trata sobre la reproducción de las luchas, de los ciclos de protesta y cómo sobrevivirlos o, lo que es lo mismo, librarnos de ellos. Porque en definitiva, no se trata de subir y bajar a ritmo de los acontecimientos, sino lograr que los acontecimientos bailen a nuestro son. En este camino, lo básico es la creación de códigos y ritmos propios que alimenten alternativas cotidianas -otras maneras de vivir- en todos los campos de la vida. Una rara normalidad paral·lela hecha de excepciones autónomas que vaya componiendo esferas públicas no estatales,[1] desinfectadas de capitalismo. Crear situaciones donde acumular fuerzas, defensivas y ofensivas, para asaltar coyunturas con garantías de supervivencia más allá del choque.

 [Lo importante, es saber mantener un relato coherente que una generaciones de lucha, que junte espacios y lugares de resistencia. Lo fundamental, proyectar una memoria colectiva, que se actualice constantemente, que permita mantener la llama del descontento más allá de los ciclos puntuales.]

 Todo lo que sube, baja o ¿cómo estabilizar la protesta social?

La noción de ciclo de protesta nos puede ser útil como un dispositivo para hacer una lectura crítica de la realidad que nos permita emanciparnos de ellos, pero que a su vez nos conceda el mantener la coherencia de un relato común.[2]

 Los ciclos de protesta son cortes sincrónicos, aquellos momentos en que la concentración de la acción colectiva contenciosa de grupos sociales subalternos impactan en la estructura política del grupo dominante. Se constituyen en forma de puntos álgidos de acción, dónde los actores involucrados, ponen en común un determinado repertorio de movilización, unas formas de lucha y articulación de la protesta, en función de una estructura de oportunidades políticas, para impugnar el orden establecido. Si es un ciclo es porque el alcance del mismo se repite, irregular, pero pendularmente. Su trayectoria se expande y se contrae, alternando momentos de alta presencia, o de flujo, con movimientos de debilidad e invisibilidad, o reflujo. Icónica y gráficamente, la forma clásica de leer estos procesos es equiparar la trayectoria de la participación social con la de una montaña rusa de cualquier parque de atracciones. Las subidas y bajadas, los pliegues y repliegues se suceden, generando ondas de inflación y deflación de la potencia, la eficacia y la visibilidad del movimiento concreto.

 A través de este esquema de interpretación, se puede entender, que para aquellos que deseamos garantizar la continuidad de los movimientos, casi resulte más importante saber descender, que la ascensión potencial posterior. No tan sólo hace falta ser buenos “surfistas” para atravesar con éxito los tsunamis espectaculares, sino devenir buenos “paracaidistas”, o mejor, preparar la infraestructura necesaria para amortiguar el impacto. De tal manera, que cada vez que, sucesivamente, se aterrice desde una dinámica alcista, haya mecanismos paliativos que nos permitan retornar a un punto más alto del que se tenía antes del inicio del ciclo anterior. Es sólo así como, poco a poco, centímetro a centímetro, los movimientos sociales de base pueden ir apropiándose de cada vez más espacios autónomos.

 La importancia de la creación de lugares para la reproducción de formas de hacer política no es nueva, ya Carl Schmitt certificaba que: “No existen ideas políticas sin un espacio en el que sean referibles, ni espacios o principios espaciales que no se correspondan ideas políticas“.[3] La producción del espacio, siguiendo a Lefevbre, es la producción del espacio diferencial. Conseguir producir espacios implica la producción de relaciones sociales diferenciadas en territorios diferentes.[4] Por ello, sólo si se consigue una “acampada permanente y generalizada”. O menos metafóricamente, la larga pervivencia de lugares propios, hay alguna posibilidad de éxito. Generalizar el “efecto acampada” significa generar espacios de autonomía efectiva en el territorio, desde donde poder impulsar estratégicamente formas de vida que subviertan el orden dominante. La superposición de geografías autogestionarias, progresivamente escindidas del capital, que enmarañen la geografía hegemónica.

Como hizo el movimiento obrero catalán entre 1870-1939, transmitiendo de generación en generación la necesidad de autoorganización y resistencia; así como la importancia de poseer instituciones (sindicatos, cooperativas, ateneos, mutuas) donde desarrollar formas económicas, de sociabilidad y imaginarios propios. Sólo de esta forma, creando y ampliando las nuevas instituciones autogestionadas y las relaciones derivadas de la cooperación social, el descenso irreparable de la curva no será inevitable y el ciclo de protesta insurreccional, estabilizado en el punto álgido, se convertirá en una situación revolucionaria permanente.

 La rabiosa efervescencia de los 90: la reconquista de la calle

Si interpretamos toda lucha política como un combate por la apropiación de lo común,[5] podemos decir que en Sants llevamos quince años luchando por reproducir y hacer crecer este espacio común. Quince años territorializando un antagonismo que a pesar de los flujos y reflujos, sigue actualizándose. Quince años tejiendo un espacio de contrapoder alternativo a la política representativa municipal. Un espacio colectivo autónomo y heterogéneo, de apoyo mutuo y de dinámica destituyente que intenta reapropiarse de la capacidad de hacer política de base, practicando la democracia directa. Por eso se creó la Assemblea de Barri de Sants (ABS), al principio, en 1996, muy vinculada al movimiento de okupación, pero que luego supo abrirse a otras sensibilidades.

 La explosión de aquellos movimientos sociales se produjo entre 1996 y 2001, y si bien nunca fue un espacio de masas, su intensidad sirvió como reapertura del espacio político disidente en Barcelona; con unas prácticas en la calle que vertebraron movilizaciones disruptivas, inéditas desde hacía años en la ciudad. Significaron, en cierta medida, la reconquista comunitaria de la política, demostrando que se podían abrir espacios sociales relativamente autónomos no capturables; y que la política era practicable fuera de las urnas y de las redes de delegación / representación.

 Una de las luchas vehiculizadoras fue la reconquista de lugares propios donde cuestionar la propiedad privada y ensayar pequeños mundos sin capitalismo. La okupación vivió un período intenso de agitación a partir de la creación de la Asamblea de Okupas de Barcelona en enero de 1996. La ocupación del Cine de Via Laietana en marzo, certificó la conquista simbólica del centro de la ciudad. La posterior manifestación insurreccional tras el desalojo, fue el gesto que inauguró el ciclo de lucha. En Sants, si bien hubo antecedentes como el ateneo Kross 10 en 1987 o la Garnacha en 1994, la okupación más significativa fue la del CSOA Hamsa en 1996 y luego la del CSOA Can Vies, en marzo de 1997. A la presencia de estos, también habría que añadir una serie de viviendas ocupadas, siempre con alguna actividad política, que durante aquellos años proyectaron una primera esfera social compartida y tupida malla comunitaria, en torno a la que surgió la incipiente asamblea de barrio.

Estos lugares sirvieron para alimentar unas prácticas subversivas que no se quedaron encerradas en los muros de los centros sociales, por el contrario, significaron la apertura de un período de intervención pública desenfrenada: transversalmente, a partir de la impugnación de la agenda política y estacionalmente, a través de un calendario de movilizaciones donde se trataba de generar espacios autónomos en fechas señaladas.[6]

 Después de aquel ciclo inicial, el espacio político se amplificó con la antiglobalización. Seattle, Praga, Génova, las cumbres y contracumbres, con sus episodios en Barcelona, la visita frustrada del Banco Mundial (junio 2001) y la Cumbre Europea (2002). Mientras tanto, la ABS se reorganizaba gracias a una recomposición intergeneracional.[7] Las protestas contra la Europa del capital sirvieron como pretexto para visibilizar la fuerza del espacio antagonista del barrio. Aquella fuerza cristalizó en junio de 2002, con la ocupación del distrito para celebrar una asamblea vecinal espontánea, y también durante la huelga general de aquel año, cuando se logró detener toda la actividad productiva de la zona. Ya en 2003, la ABS participó de la Plataforma Vecinal contra la Especulación, una serie de movilizaciones que denunciaban las chapuzas urbanísticas (Can Batlló, Las Arenas, el TAV y la ampliación de la Estación de Sants).

 Poco después, tomó el relevo el masivo movimiento del «No a la guerra!» en 2003 y el estallido contra las mentiras del PP en 2004, que, paradójicamente, significaron el fin del ciclo de protesta. La fuerza destituyente fue capturada por los engranajes de la política representativa, las movilizaciones se fueron apagando y la potencia del antagonismo fue silenciada y reprimida mediante actuaciones como la detención del comando Bcn de ETA. Era lo que entonces llamábamos la pinza marginalización-represión/integración-recuperación[8]. No quiere decir que se acabaran las luchas, hubieron muchas y muy significativas, pero debido a la nueva coyuntura política perdieron la capacidad de incidencia que habían tenido unos años antes.[9]

En Sants, durante aquella época, también vivimos nuestro particular fin de ciclo con el desalojo del CSOA Hamsa tras 128 días de resistencia. El desalojo se realizó una madrugada del agosto de 2004. La respuesta y la rabia no se hicieron esperar con una marcha que culminó con la ocupación de La Pedrera y por la tarde, con una manifestación que acabó con enfrentamientos con la policía. Pocos meses después, atacantes anónimos propiciaban un asalto contundente con fuego contra la comisaría de la policía nacional en el barrio, que tuvo su virulenta respuesta represiva con el encarcelamiento de tres jóvenes y el caso del 4O.[10]

 ¿Cómo vencer las discontinuidades? La autogestión como vertebración de contrapoder

 Fue entonces, en ese momento de repliegue, cuando alguna gente empezamos a buscar fórmulas para preservar la capacidad de autoorganización, también en tiempos de reflujo. ¿Cómo combinar la insurrección y la cotidianeidad para prolongar situaciones de transformación social? La clave radicaba, en primer lugar, en saber combatir la fragmentación de la vida, ya leída por los situacionistas, que imponía el capitalismo. Para poder continuar con la labor de crear polos de antagonismo, primero, había que destruir la segregación en ámbitos separados (trabajo, ocio, doméstico, político) para mantener juntas la militancia y la propia vida. O sea, transformar las formas de vida cotidianas para luego poder pasar al segundo estadio, edificar espacios colectivos con potencialidad económica y política. Para eso había que crear estructuras que permitieran una labor productiva, política y personal al mismo tiempo, y ahí es cuando empezaremos a crear proyectos de autoempleo, y luego, más tarde, las cooperativas.

Espoleados por la necesidad de autoorganizarnos también en el campo laboral e influenciados por experiencias como las del proyecto A alemán en la ciudad de Neustadt,[11] pensamos que la única forma de mantener la continuidad de la comunidad de lucha que habíamos creado era ideando proyectos y vínculos fuertes con el territorio. Construyendo estructuras laborales que permitieran combinar en una sola esfera, el trabajo para sobrevivir, el trabajo para hacer política y el trabajo personal, todo vinculado a su vez a un territorio concreto, nuestro barrio. Sólo de esta manera podíamos repercutir la hipermovilidad laboral y residencial que imponen las nuevas formas de producción post-fordistas y terciarizadas y seguir con nuestra tarea militante.

Este motor inicial nos propulsó a crear cooperativas autogestionarias, como proyectos laborales, pero con una clara orientación hacia la acción social. Para potenciar el cooperativismo, creamos el Proyecto Barrio Cooperativo, una estrategia comunicativa y de transformación para extender la economía solidaria, la intercooperación y crear mercado social.[12] El reto, desde entonces, es tender hacia la generalización de la autoorganización social en medio de la tormenta de un mundo competitivo. Como dirían los viejos cooperativistas, se trata de avanzar a la inversa, como los cangrejos, dentro de los malos vientos del capitalismo.

 Lugares comunes, espacios de esperanza

Un lugar es el sitio donde confluyen el espacio y el tiempo, un lugar común, más allá del tópico, es cuando esa coincidencia es compartida colectivamente. En estos tiempos de dura reestructuración social, en Sants, seguimos experimentando con alternativas de organización comunitaria, tanto en el ámbito cultural, el campo económico o en las formas de articulación política. Pese a la alta movilidad metropolitana, se ha mantenido cierta densidad en las redes políticas de sociabilidad. La continuidad de estas esferas ha permitido el aumento exponencial de espacios propios, así como, la obtención de éxitos parciales en algunas luchas.

 Por lo que se refiere a los lugares, hemos visto proliferar una numerosa red de locales sociales, que permiten, incipientemente, la constitución de ésa esfera pública no estatal de la que hablaba: el CSOA Can Vies, el Casal Independentista Jaume Compte, el Espai Obert, el Centre Social de Sants, el BlocOnze de Can Batlló, el Ateneu Llibertari de Sants, el huerto de La Farga… Estos espacios, a su vez, cobijan colectivos variopintos como: Negres Tempestes, La Col, ARRAN sants, Acció llibertària de Sants, Endavant Sants, la comissió de veïns de la Bordeta, la associación de vecinos i vecinas del Centre Social, la Xarxa de biblioteques socials… También existen col·lectivos con vocación de ir más allá del barrio: la Assemblea Indignada de Sants, la Assamblea Groga, el semanario La Directa o la Coordinadora per la llengua (CAL).

En el ámbito económico, se han multiplicado el enjambre de proyectos de la economía social: la Xarxa d’Intercanvi de Sants (XIS); las cooperativas de consumo: Germinal, Panxacontenta y Faves Comptades. Las de trabajo: Tetería Malea, el videoclub Pim Pam films, Fil a l’Agulla, La Ciutat Invisible, Tat espais y tantas otras. Las financieras como el Coop 57 o la presencia del edificio federativo de las cooperativas de Cataluña. También existen otros proyectos, comercios y espacios afines que confieren heterogeneidad al tejido asociativo: los bares Terra d’Escudella y La Bauxa, el growshop L’Hortet de Sants o la peluquería Libre. Así como un círculo numeroso de gente que vertebra su actividad en torno a la cultura popular: Castellers de Sants y su local, Diables de Sants y Bastoners. O la importancia de los medios de comunicación propios, como el periódico La Burxa, el portal web Barrisants.org o SantsTV. Una red comunitaria de compartición de internet sin hilos, Guifisants. O últimamente, la creación de una red social própia Somsants.net.

El espacio más importante que compartimos toda esta amalgama de entidades es el de las Fiestas Alternativas de Sants, con más de dieciocho años de existencia. Este año ha sido la tercera edición celebrada en el parque de la España Industrial, con una afluencia de gente cada vez mayor, sin subvenciones y por el contrario, constituyendo un medio imprescindible que permite la autofinanciación a lo largo del año. Pero también y quizás más importante, erigiéndose como una actualización del estar-juntas anual gestionando un espacio. De hecho, fue en torno a este evento anual que nació el espíritu de lugar común y la noción de un nosotros, elemental para cualquier proyecto de la autonomía.

Entre otros procesos colectivos en marcha, está el reto de la nueva amenaza que se cierne sobre el CSOA Can Vies, que después de diecisiete años de vida constituye un referente, una auténtica escuela de militancia, con la fuerza suficiente para haber paralizado tres amenazas de desalojo. O también la recuperación del abandonado edificio de La Lealtad santsense, de propiedad municipal, que una parte muy representativa del tejido asociativo reclama para si. Pero el proceso que genera más expectativas, sin duda, es la reconquista de Can Batlló.

El mes de junio de 2011, después de una larga lucha, se consiguió entrar en este antiguo polígono industrial. Hasta entonces, la tacañería de la propiedad, la inmobiliaria Gaudir y la inacción de la administración, habían provocado la paralización del plan durante más de treinta y cinco años. Después de este tiempo de espera, a mediados de 2009, desde la Plataforma Recuperem Can Batlló se planteó un ultimátum al Ayuntamiento: o bien activaban el proceso, o el 11 de junio de 2011 se entraría forzosamente en el recinto. Al principio, la concejala, se rió irónica y incrédula: – En junio de 2011? Pero, si, entonces ya estará todo hecho!- Pero a medida que se acercaba la fecha y vieron que, efectivamente, no habían hecho nada, se empezaron a poner nerviosos. Unos días antes de lo que debía ser la acción, coincidiendo con el cambio de gobierno municipal, llamaron apresuradamente, comunicando que cedían la nave indefinidamente.

A partir de ese gesto, en una inversión de tendencia, las vecinas ya no esperamos más, y son ellos los que han de estar pendientes de los movimientos vecinales. Así empezó la recuperación de un espacio privado para el barrio, rehabilitando y construyendo una biblioteca, un auditorio, un rocódromo, una ludoteca. Demostrando que la autogestión es posible y cuestionando el monopolio estatal de lo público.[13] Una primera victoria para el presente.

En cierta medida, el BlocOnze es la territorialización y condensación de una forma de articulación política, hecha de microprocesos de cooperación social, donde se han puesto en juego las competencias acumuladas por el vecindario militante de los últimos 15 -30 años en el territorio. Más allá del tópico, de la crisis como oportunidad, es bien cierto que la retirada y dimisión del campo social por parte de la administración neoliberal, está ofreciendo un cierto margen a la formación de procesos constituyentes autogestionados. De esta forma, la labor de construcción de la Plataforma prosigue, más allá del BlocOnze, con la impugnación de la totalidad del plan y el ensayo de una suerte de urbanismo cooperativo para implementar propuestas y usos comunitarios inmediatos para el resto del polígono afectado. Un reto emocionante para el futuro.

(In)Conclusión: El problema de la asociación

Estos apuntes tan solo han querido aportar un poco de reflexión en torno a la reproducción de las prácticas antagonistas a través del ejemplo del barrio de Sants de Barcelona. Un modelo que también tiene sus limitaciones y sus aprendizajes pendientes.

Hay que tener en cuenta, que si bien las alternativas económicas son necesarias para ir substituyendo progresivamente el modo de producción hegemónico y garantizar la continuidad de las luchas en el día a día, tal vez no sean suficientes para mantener un movimiento ascendente hacia una emancipación total del capitalismo; para eso, es fundamental trabajar también en las formas de articulación política.

Si hay alguna crisis en nuestra sociedad, en estos momentos, es la fallida general de todas las formas de agregación política. Ante la debacle de la representatividad del sistema de partidos, del sindicalismo clásico, del movimiento vecinal y de, en general, todas las viejas formas de articulación, el 15M supuso un soplo de aire fresco, que logró desvirtualizar y materializar las redes sociales en las plazas y innovar en las formas de participación. El problema no superado, bastante común en cualquier proceso de autoorganización, -también en Sants-, fue la estabilización de estas formas políticas comunitarias, la superación de su vida efímera. En este sentido, el movimiento de las plazas fue cómo un ensayo, un experimento de lo que podría ser la autogestión real de toda la sociedad, que sólo se quedó en prototipo. ¿Cómo dar los pasos necesarios para aplicar esos mecanismos a toda la sociedad y de forma continuada? ¿Cómo pasar de las plazas a los barrios y la ciudad entera?

Una cuestión fundamental para solucionar lo que llamaremos -en homenaje a los antiguos-, el problema de la asociación, es saber conectar las necesidades personales con las colectivas. Cualquier entidad o colectivo debe servir realmente para solucionar problemas materiales y no meras abstracciones. Un ejemplo a seguir en esta dirección es la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que pese a unos objetivos aparentemente reformistas (reformar una ley), constituye una de las organizaciones más revolucionarias y innovadoras de los últimos tiempos. Un modelo que parte de la autoorganización y empoderamiento de los propios afectados, que soluciona un problema muy concreto, y que ha demostrado una capacidad enorme de incidencia.

Aunque suene un tanto apocalíptico, empieza a ser urgente preparar una buena defensa, crear alternativas materiales de supervivencia más allá del capitalismo con modelos económicos propios. Así como un buen ataque, acumular fuerzas y crear estructuras organizativas políticas potentes que no diluyan la autonomía de los movimientos.


 

[1] Ealham, Ch. La lucha por Barcelona, Barcelona: Alianza, 2005.
[2] El concepto fue creado por algunos autores basándose en los gráficos de los ciclos económicos de acumulación para leer los procesos pendulares de participación social. Hirschman, A. Interés privado y acción pública, Méjico: Fondo de Cultura Económica, 1986. Funes Rivas, MJ. “Albert Hisrschman y su fenomenología de la participación: una revisión crítica”, en: Reis 74/96 (pp 173-188). Tarrow, S. El poder en movimiento: Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política, Madrid: Alianza editorial, 2004.
[3] Schmitt, C. El concepto de lo político, Madrid:Alianza, 1998. Cita en: Cavalletto, A. Mitología de la Seguridad, Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora, 2010.
[4] Lefebvre, H. La production de l’espace, Paris: Anthropos, 2000.
[5] Hardt, M y Negri, T. Commonwealth, Madrid: Akal, 2011.
[6] El antifascismo (12 de octubre); el feminismo (8 de marzo), el 1 de mayo de resistencia anticapitalista, el antimilitarismo, por la libertad sexual (28 de junio), el movimiento estudiantil, las campañas por la abstención, la solidaridad con los migrantes o las jornadas de acción compulsiva como Rompamos el Silencio en 1999.
[7] En 2001 un contingente importante de personas provenientes del Ateneo Libertario de Sants de los años 70 entraron en la Asamblea de Barrio aportando su experiencia y transformando también exponencialmente su composición.
[8] A partir de entonces, los colectivos que no fuera posible «recuperar» se les estigmatizaba y reprimía duramente como en el caso de los 3 de Gràcia, e incluso con penas de prisión: Jordi de Torà , los tres chicos del 4O, el encarcelamiento de Ruben e Ignasi, el de Franki de Terrassa, el montaje del 4F o el de Alfonso del kubotán.
[9] La lucha antifórum (2004), los encierros por los migrantes (2005), contra las ordenanzas del civismo (2006), las masivas movilizaciones de V de vivienda (2006) o las luchas por el territorio, como las del Pla Caufec, el Forat de la Vergonya, Barceloneta o Bon Pastor.
[10] Después de un proceso judicial estos jóvenes, que habían sido torturados y maltratados, fueron absueltos sin cargos. Y seis policías de la Brigada Provincial de información-Grupo VI de la Policía Nacional fueron llevados a juicio por torturas.
[11] Más info en: http://www.sants.tv/?sec=1&amp;fit=09090200301101
[12]  Más info: www.sants.coop

[13]           www.canbatllo.wordpress.org

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https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/mas-alla-de-los-ciclos-de-protesta-apuntes-sobre-la-construccion-de-autonomia-en-el-barrio-de-sants/feed/ 0
Presentación del dossier LP 73 "Más allá del Estado de Bienestar, más allá de lo público" https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/presentacion-del-dossier-lp-73-mas-alla-del-estado-de-bienestar-mas-alla-de-lo-publico/ https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/presentacion-del-dossier-lp-73-mas-alla-del-estado-de-bienestar-mas-alla-de-lo-publico/#respond Fri, 21 Sep 2012 19:00:16 +0000 https://librepensamiento.org/?p=3792 Está siendo muy fuerte el ataque contra el Estado del Bienestar y contra los servicios públicos en general.  Los neoliberales, que controlan el gobierno español, el europeo y las grandes instituciones internacionales, aprovechan la crisis para imponer su programa de drástica reducción del Estado, en especial de su dimensión más social y solidaria. O quizá se trata de una crisis parcialmente creada e intencionadamente magnificada para generar un marco social más proclive a aceptar sin ofrecer resistencia un conjunto de medidas que claramente perjudican a la mayoría de la población.

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Está siendo muy fuerte el ataque contra el Estado del Bienestar y contra los servicios públicos en general.  Los neoliberales, que controlan el gobierno español, el europeo y las grandes instituciones internacionales, aprovechan la crisis para imponer su programa de drástica reducción del Estado, en especial de su dimensión más social y solidaria. O quizá se trata de una crisis parcialmente creada e intencionadamente magnificada para generar un marco social más proclive a aceptar sin ofrecer resistencia un conjunto de medidas que claramente perjudican a la mayoría de la población.

Desde la tradición libertaria tenemos sólidos argumentos para criticar duramente el Estado burocratizado, a duras penas legitimado por su labor “asistencial”. Pero tenemos argumentos mucho más sólidos para enfrentarnos sin concesiones a ese programa neoliberal que, apelando torticeramente a la defensa de la libertad, solo apunta a reforzar la privilegiada posición de las élites. Más allá del Estado del bienestar, más allá de lo público, defendemos una opción defensa de lo colectivo y comunitario que supone una alternativa radical a lo existente.

Por eso, como se plantea en el primer artículo, ese necesario elaborar una crítica de lo público destacando sobre todo la gestión participativa (autogestión) y el sentido profundamente comunitario de los servicios públicos. Eso exige empoderar realmente a la ciudadanía para que sea capaz de tomar las riendas de sus propias vidas y generar modelos de sociedad en los que tengan fuerte presencia los servicios comunitarios sin agostar la capacidad e expresión y creación individuales.

Para desarrollar una crítica libertaria del Estado que vaya unida a la creación de genuinos servicios comunitarios, es imprescindible tomar plena conciencia de lo que implica a nivel personal e individual convertirse en sujetos políticos, en ningún modo ni manera sometidos a los podres efectivos de lo que podemos llamar la biopolítica. El objetivo es potenciar la formación de un sujeto ético capaz de afrontar la difícil tarea de convertirse en dueño de su propia vida, superando los atractivos que ofrece ser sumisos a cambio de ciertas concesiones propias del Estado del bienestar. Ese es el tema del segundo artículo, que va seguido por otra aportación que ofrece una profunda y atinada reflexión sobre el concepto de «gobernanza».

La «gobernanza» es un concepto reciente que ha pasado a convertirse en eje de la actuación política de los neoliberales en el poder. No deja de ser un eufemismo, pues en el fondo está planteando la política como actuación técnica, en manos de expertos, únicos preparados para entender la complejidad de un mundo globalizado y tomar las medias que son exigidas sin alternativa posible por esa complejidad. Poca transparencia y mucha oscuridad garantizan que los ciudadanos ni entienden ni participan, aceptando sus medidas con resignación, pues no pueden captar con claridad que dichas medidas no son en absoluto exigencias técnicas ineludibles sino opciones claramente encaminadas a mantener y consolidar la posición de privilegio de las élites, imponiendo coactivamente un reparto muy poco equitativo de las cargas y beneficios sociales.

Las reflexiones teóricas poco ayudan si no se entra en las posibles acciones concretas que hagan presente formas alternativas de entender la articulación de lo público y lo comunitario. Los tres artículos que siguen narran tres experiencias en la sanidad, en la creación de espacios sociales y económicos colectivizados y comunitarios y en la articulación de la vida municipal en torno a los intereses de la comunidad. Son tres experiencias reales que nos devuelven la confianza en la posibilidad tanto de llevar a cabo nuestras propuestas como de ofrecer una resistencia activa y creativa a las destructivas políticas neoliberales que están demoliendo los servicios públicos.

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https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/presentacion-del-dossier-lp-73-mas-alla-del-estado-de-bienestar-mas-alla-de-lo-publico/feed/ 0
Lo estatal y lo público https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/lo-estatal-y-lo-publico/ https://archivo.librepensamiento.org/2012/09/21/lo-estatal-y-lo-publico/#respond Fri, 21 Sep 2012 18:00:10 +0000 https://librepensamiento.org/?p=3794 Asistimos a un duro ataque contra los servicios públicos orquestado por los medios conservadores y aplicado por políticos neoliberales. Frente a ellos se plantea la defensa de lo público, pero muchas veces confundida con la defensa de un Estado burocrático responsable de parte del deterioro de unos genuinos servicios públicos. Por eso, partiendo de postulados libertarios, se trata de plantear una crítica del Estado de bienestar como paso para una profunda y radical transformación de la sociedad que llegue a ser una sociedad en la que se dan la libertad, la igualdad y el apoyo mutuo.

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Félix García Moriyón/ David Seiz Rodrigo

 
Los fundamentos ideológicos de la crítica al Estado
No cabe la menor duda de que nos encontramos ante una crisis sistémica, no una simple crisis cíclica de las que son habituales en el modo de producción capitalista. En las últimas décadas —podemos decir que desde 1973— se ha estado produciendo un enfrentamiento muy duro para modificar las grandes líneas de la política económica diseñadas después de la II Guerra Mundial. No vamos a repetirnos ahora, pero está claro que los liberales, con Hayek y Von Mises como líderes intelectuales, han lanzado un furibundo ataque a los modelos que ponían en el Estado la responsabilidad de garantizar el bienestar social y económico de los ciudadanos. Desde el primer momento han criticado no solo la versión extrema del estatalismo, la Unión Soviética, sino también la versión socialdemócrata impuesta en Europa gracias al gran pacto social posterior a la II Guerra Mundial.
Sus argumentos son dignos de ser tenidos en consideración y hay dos grandes obras que ofrecen el núcleo de su argumentación: Caminos de servidumbre (Hayek) y La acción humana (Von Mises). Su planteamiento tiene antecedentes y seguidores, por lo que podemos decir que la corriente liberal ha gozado de buena salud casi desde los comienzos de la edad contemporánea. Cuando uno contempla estados fallidos, cuando uno observa lo ocurrido en España y Grecia, con estados clientelares, o analiza las relaciones entre mafia y política, por no hablar de los epígonos del socialismo realmente existente, no deja de ver el punto de razón que existe en esas críticas.
No fueron los liberales los únicos que arremetieron contra le peligroso papel del estatalismo. El pensamiento social de la Iglesia Católica, al que podemos sumar el de otras corrientes cristianas, ha sido siempre muy crítico con la estatalización o el control por el Estado de las resortes de la economía y la justicia social. La teoría se ha centrado en el concepto de subsidiaridad, único papel legítimo del Estado, cuya función es estar al  servicio de las personas (no de los individuos) y de las unidades básicas de convivencia social, en especial la familia. Todo ello acompañado de una fuerte moralización de la economía, disciplina teórica y práctica que debe estar regulada por normas morales. Es sugerente la actual variante de la economía del bien común desarrollada por pensadores evangélicos en Austria y con eco en numerosos ambientes. Es la llamada economía del bien común.
Podemos añadir a los anteriores críticos del estatalismo la larga tradición del pensamiento libertario que ha sido igualmente duro con el intento del Estado de controlar la vida de los individuos. Comparte gran parte de las críticas de los liberales decimonónicos y menos las críticas de los neoliberales actuales, tanto ha cambiado el mundo. Sin embargo, su distancia respecto a los mismos es enorme puesto que esta tradición defiende claramente el apoyo mutuo y las colectivizaciones autogestionadas, todas ellas orientadas por un profundo sentido del bien común, proponiendo fórmulas organizativas comunistas o colectivistas. En ese sentido están más cerca de la tradición cristiana y católica.
La historia de la crítica al Estado es larga y condiciona sin duda lo que ahora ocurre. El ataque neoliberal arrecia y lo hace con inusitada virulencia que va creciendo conforme, según creen sus líderes, se acercan a la victoria final, posición premonitoria de lo que va a ser la suerte de los vencidos. Cuando uno vive en Madrid, asiste en primera línea a lo que puede ser defender el neoliberalismo sin fisuras: un deterioro progresivo de los servicios públicos y un crecimiento igualmente progresivo de la presencia de la iniciativa privada en la prestación de dichos servicios que sólo aceptando la versión de Esperanza Aguirre pueden ser considerados servicios públicos. Y para rematar, la presentación de Eurovegas como el gran proyecto de creación de puestos de trabajo para la futura sociedad del conocimiento.
No se puede objetar mucho a la defensa de la libertad que abanderan los neoliberales. Fue uno de los grandes logros del mundo contemporáneo; ahora bien, conviene recordar que «no es liberal todo lo que parece». La «liberal» manera de privilegiar a un empresario que encontramos en las recientes componendas con el inversor americano que trata de situar Móstoles en el Estado de Nevada, o la torticera manera de entregar el capital «público» de la sanidad en manos de determinadas compañías privadas privilegiadas, nos acerca a modelos más propios de las compañías privilegiadas de comercio de la Edad Moderna que a los modelos de libre concurrencia, igualdad y mérito del teórico liberalismo. La defensa de la libertad termina encubriendo pobremente el ánimo depredador de las élites en el poder.
Por otra parte, esa defensa ha solido ir acompañada de la exaltación del espíritu emprendedor y la meritocracia, ocultando que el mérito tiene mucho más de hereditario que de meritorio, y esa defensa de la excelencia individual como criterio de selección social nos acerca de nuevo a paradigmas de reproducción de las escalas sociales y económicas, cercanos a las estructuras políticas, económicas y sociales del mundo señorial.  Con un especial agravante: en la sociedad estamental uno ocupaba una posición social desde su nacimiento y eso estaba justificado por ser el orden natural de las cosas; en la actual sociedad, uno ocupa casi con seguridad la posición social que le corresponde por lo que lo tocó con el nacimiento, y la legitimidad la concede el afirmar que su ascenso social es consecuencia de sus méritos personales. Por otra parte, impuesto ese orden neoliberal, la capacidad de negociación en la permanente lucha por el reconocimiento,  tal y como vemos en el día a día sindical por poner un ejemplo, no ofrecen más alternativa que el desarrollo de un modelo cercano a la revuelta campesina: el señor no pacta, concede y en caso extremos los siervos se rebelan, conscientes de que el fracaso de la rebelión les asegura su marginación de por vida, si no la muerte. Duras huelgas, con variadas fórmulas de enfrentamiento y reivindicación son absolutamente ignoradas por una élites políticas y económicas con capacidad sobrada para imponer coactivamente sus políticas.
Del mismo modo, se ha exaltado la libertad individual y la capacidad de elección como último criterio de evaluación de las decisiones privadas y públicas, acompañada por una defensa a ultranza de la vida privada, del hogar como espacio inviolable en el que los individuos pueden disfrutar de sosiego, lejos del omnímodo y arbitrario poder del Rey en su origen y del Estado en la actualidad. Lo malo es que esa defensa valiosa de la privacidad va acompañada de la privatización, de la fragmentación individualista del espacio social . Los usos privativos de los individuos o las corporaciones se imponen sobre los antiguos espacios públicos. La calle comercial, de naturaleza pública es sustituida por la virtualidad de las calles de los centros comerciales.  Los espacios públicos de ocio son sustituidos por los parques temáticos . La desamortización, puso cercas y puertas en los campos, acabó con las tierras comunales y planteó de un modo parecido al que hoy en día se defiende, el axioma de que sólo la propiedad privada aseguraba el óptimo aprovechamiento económico del suelo.  La idea de la mayor eficiencia económica de la gestión privada sobre la pública obvia las mínimas consideraciones críticas y como recientemente han demostrado las autoridades sanitarias madrileñas, parecen remisa a aceptar cualquier cuantificación que ponga en duda esta  consideración. La  privatización y la lógica del beneficio privado como mejor garantía de los intereses públicos avanza imparable en las sociedades occidentales,  desde la gestión del suelo a la administración de los servicios públicos, que son sometidos en aras de una teórica efectividad al sobrecoste de un beneficio privado.  Desde los ejércitos nacionales, surgidos precisamente en la primeras revoluciones de finales del XVIII como garantía de las libertades recién conquistadas, que hoy vuelven a modelos mercenarios más propios del siglo XVII, a la privatización progresiva, directa o por medio de concesiones parciales de cárceles, hospitales y escuelas.; una pulsión privatizadora que alcanza  incluso a la justicia y la policía, ya parcialmente privatizada en poderosas empresas de seguridad.
La lucha contra el Estado del bienestar
Neoliberales, cristianos, anarquistas…, son tradiciones ideológicas muy distintas que se han opuesto al crecimiento de un Estado controlador y quizá solo secundariamente benefactor. Eso sí, en estos momentos la batuta del ataque la lleva quienes apenas ocultan que el objetivo central es recuperar lo que Marx llamaba la tasa de extracción de plusvalía y también reforzar lo que los anarquistas denunciaron como estructura jerárquica y piramidal del poder. Es decir, recuperar la posición de privilegio ostentada por las élites dominantes durante toda la vida, pero debilitada debido a la dura lucha por el reconocimiento desplegada por los olvidados o condenados de la Tierra desde los años sesenta. Ya en aquellos décadas —quizá demasiado mitificadas por la izquierda “divina”— los centros de estudios asociados al poder plantearon que se estaba produciendo una crisis social causada por el exceso de democracia, lo que ponía en primer plano el problema de la gobernanza y la necesidad de reconducir la situación acallando las demandas de las clases desfavorecidas.
No es fácil hacer una crítica acertada del Estado desde posiciones de izquierda. Está profundamente arraigada en el imaginario colectivo la idea del Estado como árbitro, técnico y objetivo, que ciegamente se organiza a partir de sus burocracias elevadas sobre el mérito y la capacidad, por encima de los intereses de los grupos de poder o los partidos.  No en vano, el Estado es el sujeto fundamental de esta percepción de la «cosa pública» y sigue siendo en el imaginario de mucha gente el único garante de la objetividad. Lamentablemente el sueño weberiano del estado burocrático ha devenido en pesadilla; desde sus orígenes, el estado ha servido para certificar con el marchamo del derecho, situaciones de privilegio, repartos de prebendas y canonjías, investido, para más delito, de la idea de mérito, libre concurrencia y otros aparatajes ideológicos. No sólo las cajas de ahorros, también los contratos millonarios de obras públicas, las sospechosas, cuanto menos, relaciones entre la política y el mundo empresarial, desdicen mucho de lo que damos a menudo por supuesto.
Por eso mismo, la lucha en defensa de lo público esta distorsionada en varios sentidos, lo que hace difícil tomar posición en algunos momentos. La primera distorsión procede de la defensa de un modelo de gestión estatal de la propiedad que ha mostrado en la práctica el acierto de las críticas liberales. El caso de las cajas de ahorro es paradigmático, como también lo es el de las recalificaciones de terrenos. Por no hablar de casos abundantes de prevaricación, malversación y cohecho, que se cometen con elevado nivel de impunidad de los políticos y empresarios implicados a partes iguales en los mismos. El estado ha terminado siendo contagiado por prácticas  clientelares opuestas en sí mismas a la propia lógica de su letimidad (el mérito, la iguadad, la libre concurrencia….) lo que exige una dura operación de cirugía que permita sanear y cauterizar la gangrena. Cierto es que hay estados socialdemócratas que parecen gozar de salud envidiable y que puede seguir siendo referentes, como ya lo fueron en los años sesenta, de la mejor manera de articular el estado del bienestar o estado social de derecho sin poner en cuestión el modo de producción capitalista.
Algo de eso está presente en la aceptación que está teniendo entre el público en general la furibunda y torticera campaña contra los funcionarios orquestada por los medios conservadores, un ataque que  constituye una segunda distorsión. El estatuto del funcionario, cuyo origen se sitúa más bien en la defensa de la independencia y etabilidad de los trabajadores públicos respecto a los poderes políticos cambiantes en democracias representativas, ha derivado en parte hacia un estatuto corporativo en el que la defensa de específicas condiciones laborales se aproxima peligrosamente a la defensa de situaciones de privilegio. Con cierta desmesura en algunas ocasiones, los funcionarios tienden a identificar la defensa de sus condiciones de trabajo con la defensa de lo público, ocultando lo que hay de puramente corporativo en sus luchas y lo que hay de mantenimiento de situaciones de auténtico poder frente a los usuarios de esos servicios públicos que dicen defender. La pura crítica del funcionariado, orquestada por quienes tienen la obligación política de exigir su adecuado cumplimiento del trabajo asignado y de garantizar que están al servicio de los intereses de la ciudadanía no basta. Mucho menos cuando comprobamos que quienes jalean esas críticas luego incrementan el número de asesores nombrados a dedo y ascienden en el escalafón funcionarial a sus propios clientes o afines políticos.
La tercera distorsión procede del dominio cultural impuesto por el actual modelo de capitalismo financiero y consumista. La ideología del «lo veo, lo quiero, lo tengo» ha calado hasta los huesos y la gente busca por encima de todo recuperar la capacidad de consumo a la que se aproximó, sin llegar a disfrutarla del todo pues en gran parte no pasó de un espejismo basado en créditos que no se podían devolver, menos una vez despedidos de sus precarios puestos de trabajo. El individualismo abstracto, tan querido por los liberales, se queda en la exaltación del individuo como consumidor compulsivo que puede acudir a cualquiera de los múltiples centros comerciales a elegir entre decenas de productos idénticos, muchos de ellos con obsolescencia programada y con dudosa capacidad real de satisfacer las necesidades básicas de los seres humanos.
Aceptado inconscientemente —gracias a potentes campañas de configuración de la opinión pública— ese modelo de logro de la felicidad sustentado en el fetichismo de la mercancía, que termina identificando valor con precio, los individuos se convierten en rehenes de quienes les conceden el crédito para pagar los gastos, abocados a un consumismo parcialmente compulsivo. Sin darse cuenta, aceptan una democratización del consumo que, sin negar los posibles componentes revolucionarios implícitos en ese «festín pantagruélico», en realidad consagra la degradación de los procesos de trabajo, que están condicionados a la elevada productividad de los trabajadores que proveen de mercancía a los comercios «chinos » y a los gestionados por las grandes multinacionales, entre otras y sobre todo las del textil y las de la alimentación. Como no podía ser menos, acabamos aceptando que un servicio público es aquel que le sale gratis al ciudadano (feliz definición de Esperanza Aguirre), y para eso se pone la gestión de lo público en manos de la empresa privada, sin darse cuenta de que esta muestra especial eficiencia y eficacia en generar ganancia para sus propietarios y gestores, normalmente a costa de trabajo degradado.
Una cuarta y última distorsión procede de la progresiva erosión de la política del bien común arrasada por la cultura del individualismo radical, de la sociedad articulada como suma de lobos esteparios que regulan las relaciones sociales mediante las leyes del mercado: todo tiene un precio y la acumulación de dinero es lo único que garantiza el estatus social y, por tanto, el ejercicio de las capacidades y la satisfacción de las necesidades. Muchos movimientos críticos han aceptado en sus planteamientos esa ideología mercantil, lo que termina teniendo sus consecuencias: la trivialización del matrimonio, con exigencias de permanencia menores que las de muchas compañías de telefonía móvil, y el servicio militar opcional (a sueldo), que se sitúa en las antípodas del ejército popular o de la defensa civil, serían dos ejemplos perfectos de los daños colaterales que lleva aceptar un modelo utilitarista mercantil de la vida social. Ha adquirido un protagonismo cultural desmesurado el ya antiguo dicho de que «tanto tienes, tanto vales».
La defensa de lo público.
Lo anterior ya indica claramente cuál es el discurso y la práctica que necesitamos articular para defender lo público sin mantener un modelo de Estado del bienestar que  provoca muchos más perjuicios de lo que algunos son capaces de reconocer. Pero al mismo tiempo tenemos que evitar un peligro que puede derivarse de nuestro planteamiento «crítico» sobre lo público: nuestras críticas fácilmente puede acabar siendo utilizadas como munición para este nuevo «estado señorial» que falsamente se viste de liberalismo. Conviene, por tanto, recuperar lo que tiene de «señorial» el modelo liberal y desmontar su «instalache» o «chiringuito», eso que apenas cubre las apariencias y solo busca el máximo beneficio en el menor tiempo. Es el liberalismo radical primigenio que tan cerca está de los postulados anarquistas, vinculando sin solución de continuidad la libertad a la igualdad y la fraternidad. La trampa del liberalismo contemporáneo es precisamente que obvia estos privilegios y se contenta con establecer el principio de un liberalismo económico lastrado por toda una serie de condiciones desiguales de la que la propia ganancia económica es el único beneficiario. Son moneda corriente la deslocalización, el abuso de las condiciones de explotación de los recursos naturales, mineros o energéticos, la imposición de condiciones comerciales desfavorables, las trampas fiscales que permiten evadir impuestos bajo el amparo de empresas pantalla, tratos de favor impositivos o localizaciones beneficiosas: ahí están los casos paradigmáticos de Apple, Facebook, Amazon y otras empresas tecnológicas o la presencia de paraísos fiscales en el corazón de Europa.
El hilo de la cuestión debe ser defender lo público criticando con firmeza a los neoliberales y los estatalistas, ambos con agendas ocultas que marcan el sentido y la limitación de sus luchas. Y para ello, el núcleo de la cuestión debe ser vincularlo plenamente a la reclamación democrática: buscar mucho más poder para el pueblo, para el común de los ciudadanos que necesitan aprender ejerciendo, el duro ejercicio de tomar las riendas de sus propias vidas, y potenciar al mismo tiempo todo aquello que genera comunidad de intereses y de objetivos, sin agostar la capacidad e expresión y creación individuales. No queremos una sociedad de individualistas depredadores apalancados en un pobre «vive y deja vivir» ni tampoco una sociedad de obedientes ciudadanos agradecidos a burocracias ineptas que les procuran magros beneficios sociales.  Queremos un fecundo, pero difícil, equilibro entre la triple exigencia de libertad personal, igualdad social y apoyo mutuo solidario.
Algo fundamental en esta tarea es profundizar en un sistema de equilibrios que asegure la defensa del individuo frente a los grupos de poder, tanto económicos como políticos y culturales.  A los agudos análisis de la capacidad destructiva del poder en el anarquismo clásico, podemos añadir las críticas de Foucault a lo que él llamaba microfísica del poder y biopolítica. Los principios que deben regir esa fragmentación y control del poder están formulados, pero el peso de los poderes sobre las vidas de las personas continúa sin estar corregido. Es más, el Estado benefactor, bajo la promesa de grandes beneficios de bienestar, alimenta la burocratización controladora: nunca antes ha estado la vida de las personas, incluida la vida privada, tan sujeta a mecanismos de control tan sofisticados y potentes como los actuales. Y en general con el libre consentimiento de los propios ciudadanos. Si bien las redes sociales parecen haber abierto algunas puertas a la fragmentación horizontal de determinados mecanismo de control, el riesgo de que acaben sometidas al ojo controlador del Gran Hermano es grande, y la experiencia de lo ocurrido con los medios de comunicación social debiera ponernos sobre aviso de esos riesgos. Entre tanto conviene no perder de vista los mecanismos ya clásicos de control del poder público, algunos muy sugerentes pero poco aplicado como es el caso de la rotación, la rendición de cuentas, la separación de poderes o la transparencia.
Del mismo modo, para defender unos servicios auténticamente públicos, es necesario afrontar el problema de la representatividad. Hoy hay una conciencia muy arraigada, aunque poco articulada, de que nuestros representantes no nos representan, pues han pasado a formar parte de las élites en el poder cuyo único objetivo real es mantener sus posiciones de auténtico privilegio. Las formas e instituciones políticas son a menudo tildadas de poco representativas, precisamente por su opacidad a las influencias que los poderes ejercen sobre ellas y a la poca vinculación entre las decisiones políticas y la voluntad de una ciudadanía muy poco y muy mal representada. El asunto no es en absoluto nuevo, pues también en las formas de organización política medievales e incluso de la sociedad estamental la representatividad era  un asunto primordial, al que se respondía con otros modelos organizativos. Quizá nuestra democracia parlamentaria, con discutible sistema de recuento del voto, agobiantes lisas cerradas y dinámicas de la tarea política ejercida en las Cortes poco sometida a escrutinio público, tenga un problema serio de representatividad que está necesitado de propuestas alternativas, empezando por puras protestas iniciales como las de rodear las sedes parlamentarias. A menudo consideramos que la sociedad no estaba representada en los órganos políticos del antiguo régimen(incluido el franquismo, por ejemplo) y, sin embargo, no reparamos en que lo que ocurría es que la «representatividad» estaba organizada de otro modo.
Lo anterior nos lleva a un último aspecto fundamental para construir unos servicios públicos. Hace falta romper con el enfoque calcado del mundo empresarial que distingue entre los prestatarios de un servicio (los funcionarios y los gestores, públicos o privados de los mismos) y los usuarios o clientes de los mismos. Sin negar la importancia de una adecuada valoración de los costes económicos de los servicios públicos para saber cuáles se pueden llevar a cabo y cuáles no, hay que aplicar más bien el criterio de que esos servicios tienen un valor, no sólo un precio, y que los usuarios no son clientes sino ciudadanos que tienen unos derechos que deben ser atendidos y que deben estar dispuestos a exigir y defender.
Para ese protagonismo activo de los ciudadanos son muy pertinentes las fórmulas autogestionarias de organización porque en ellas se reconoce a todas las partes implicadas el papel de sujetos activos para la definición de los objetivos que deben ser alcanzados y de los medios más adecuados para conseguirlos, así como para la gestión cotidiana de las orientaciones políticas (esto es, relativas a la polis o a la ciudadanía). Eso no consiste en una pura fórmula organizativa, pues al final todo, incluso proyectos políticos muy poco recomendables, puede ser autogestionado. O se puede aceptar la participación efectiva de las personas interesadas sin que eso se traduzca en la práctica en una auténtica participación en la gestión. Basta con ver, por ejemplo, el cansino y al final irrelevante modelo de participación de las familias y los estudiantes en los consejos escolares, fórmula participativa en acelerado proceso de descomposición. Parece evidente que lograr una ley universal pueda considerarse un avance en la búsqueda de equilibrios. Sin embargo mientras la ley no sea universal completamente y deje espacios de interpretación a los estados o los subestados (estados federados, municipios, comunidades), seguiremos avanzando en sentido contrario.
Son, sin duda, ideas reguladoras que pueden ayudar a orientar cuál debe ser nuestra defensa de lo público, pero dejan abiertas las formulaciones concretas sobre cómo se deben articular en la práctica. No tan generales como para no darse cuenta de que defendemos algunas medidas que podrían ser exigidas a corto y medio plazo, pero tampoco tan concretas como para convertirlas en organigramas o algoritmos formales y vacíos realmente de contenido. Retomando una mil veces citadas frase de Durruti, la defensa de unos servicios públicos, vinculada a la defensa de una sociedad genuinamente democrática, implica un profundo y renovado modo de vida, pues es en definitiva una manera distinta de ser, no sólo una manera de organizarse. Implica, por tanto, llevar un mundo nuevo en nuestros corazones, algo que la máquina burocrática del estado del bienestar ha deteriorado profundamente y algo que la mucho más poderosa máquina del bloque hegemónico neoliberal dominante no está en absoluto dispuesto a fomentar o recuperar.

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