Francisco Marcellán – LibrePensamiento https://archivo.librepensamiento.org Pensar para ser libre Sat, 13 Mar 2021 11:18:12 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 Reseña de "Conceptos contra el olvido: Una guía para no perder la memoria" de Rafael Escudero Alday (Coord.) https://archivo.librepensamiento.org/2011/09/21/resena-de-conceptos-contra-el-olvido-una-guia-para-no-perder-la-memoria-de-rafael-escudero-alday-coord/ https://archivo.librepensamiento.org/2011/09/21/resena-de-conceptos-contra-el-olvido-una-guia-para-no-perder-la-memoria-de-rafael-escudero-alday-coord/#respond Wed, 21 Sep 2011 10:38:41 +0000 https://librepensamiento.org/?p=3355 Francisco Marcellán

Esta obra colectiva, coordinada por Rafael Escudero, Profesor Titular de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid, pretende aportar claridad conceptual y servir de instrumento para una reflexión crítica acerca de la memoria histórica y su proyección de cara al futuro. Definida en la introducción, como “el fenómeno político más relevante acaecido en España en los últimos tiempos”, la recuperación de la memoria histórica  iniciada como una reivindicación personal y familiar -la exhumación y homenaje a las personas víctimas de la represión franquista- a juicio del coordinador de la obra, este proceso se traduce en tres demandas muy concretas:

1.-El desarrollo de políticas públicas de quienes defendieron la legalidad republicana y fueron represaliados por ello.

2.- La implantación de un programa de justicia transicional que cumpla con los objetivos de conocer la verdad y restituir a las víctimas.

3.- La aplicación de normas penales de carácter nacional e internacional para el esclarecimiento de los crímenes cometidos durante la dictadura franquista.

La recuperación de la memoria histórica presenta un doble frente de rechazo. Por una parte, la derecha, heredera en gran parte de la tradición franquista, que ha utilizado su potente aparato mediático y sus instrumentos políticos e ideológicos (el impulso del revisionismo histórico) encaramados en la legitimación del golpe de Estado de 1936 como un intento de volver a la legalidad “rota” por la revolución de octubre de 1934 y el peligro de una revolución social tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, como la justificación de la dictadura franquista como baluarte contra el comunismo internacional (ese modelo de centinela de Occidente tan querido de los hagiógrafos de Franco). Todo ello, como interpretación de la Transición como bálsamo de fierabrás de olvido  acrítico. Por otra parte, una debilidad estructural de la izquierda (PSOE y PCE) centrada en una reconciliación a cualquier precio, a cambio de un protagonismo en la definición de las líneas “reformadoras”  para situarse en el espacio de Poder y  una acción política que no tocara los llamados poderes fácticos (Iglesia, Ejército y elites financieras, Monarquía) con el fin de evitar una polarización entre las viejas dos Españas que diera al traste con la “modernización” de las instituciones que configuran una sociedad democrática. El “echar al olvido la tragedia del pasado” ha generado una democracia de baja intensidad cuyas carencias se han manifestado de manera estridente en el actual período de crisis económica y social.

Desde un  punto de vista más” académico”, se invoca la necesidad  de tomar distancia de los hechos y poder realizar una labor “científica” de los mismos. Se desprecia el propio concepto de memoria histórica, planteándose la relación entre memoria e historia en términos antitéticos, excluyentes e incompatibles entre sí. Mientras que la memoria es un mero repositorio de recuerdos del que resulta imposible extraer conceptos generales, la historia es el campo de lo científico, del conocimiento riguroso del pasado: un pasado que carece de actualidad y que, como consecuencia inmediata,  es susceptible de generar un conocimiento científico. No así la memoria, dado que su vinculación con los hechos y su carácter intrínsecamente político, fragmentario, subjetivo, selectivo y apasionado impiden cualquier conocimiento válido y generalizable sobre lo recordado. Frente a la historia oral surge la interpretación oral de las “autoridades establecidas” a modo concluyente y sin posible discusión. El Diccionario biográfico español, editado por la Real Academia de la Historia es la prueba palmaria de este aserto.

Cuatro líneas directrices se contemplan en este diccionario (no resulta muy adecuada la palabra, en mi opinión).

En primer lugar, la consideración de la memoria histórica como un deber moral, que justifica la existencia de derechos legales exigibles por la ciudadanía ante los poderes públicos y dota de sentido a  la existencia de lugares de memoria, lugares que permiten reivindicar el pasado y entender mejor la relación que liga a éste con los individuos y los colectivos (aportación de Francisco Ferrándiz), así como otras representaciones de la memoria  (la pintura, la escultura, la música, el cine, la literatura) magistralmente descritas por Mirta Núñez.

En segundo lugar, se abordan los conceptos que explican el contexto en el que nace y desarrolla este proceso. La herencia del franquismo y dos elementos estructurales que permitieron su supervivencia-una represión sistémica y el nacionalcatolicismo- se reflejan en la Transición tal y como se pone de manifiesto en las contribuciones de José Antonio Martín Pallín (sobre el rol de la amnistía) y Ramón Sáenz Valcárcel  (la impunidad del aparato franquista, uno de los grandes beneficiados de aquella). Una amnesia que generó una respuesta lenta y minoritaria, al margen de los cauces “representativos oficiales” por parte de asociaciones de víctimas, familiares y organizaciones sindicales. Como botón de muestra, los Grupos de Memoria Histórica, por parte de CGT (¿cuándo se reconocerá en nuestra organización el trabajo exhaustivo llevado a cabo por los compañeros de Sevilla?), los grupos pro-revisión de la sentencia de Granado y Delgado así como de Puig Antich, apenas mencionados en este diccionario,  representan el esfuerzo por llamar la atención sobre un tema interesadamente olvidado.

Una tercera línea tiene como foco de atención las políticas públicas de la memoria, orientadas a cumplir los objetivos de verdad, justicia y reparación que caracterizan las demandas de las víctimas de la represión política y violaciones de los derechos humanos. A modo de ejemplo, las labores de exhumación e identificación de restos (una contribución clarividente de Francisco Etxebarría), la anulación de las sentencias dictadas por tribunales de excepción y consejos de guerra en flagrante violación de las garantías procesales), el tratamiento “respetuoso” de los símbolos franquistas que perviven en el nomenclátor de calles y plazas, en los muros de las iglesias (homenajes a los “caídos por Dios y por España”), así como el tema de la catalogación y acceso de los archivos de nuestro pasado más reciente, descrito en la aportación de Antonio González Quintana.

Finalmente, la versión jurídica de la lucha contra la impunidad, elemento distintivo del Derecho Internacional Público, ha dado lugar a los programas de lucha transicional  e impulsado los instrumentos de protección de las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos. Latinoamérica es el foco de dichas prácticas y algunos de sus gobiernos han abordado el tema con un rigor digno de referencias inexcusables para nuestro país, máxime dadas las similitudes en los casos de múltiples desapariciones forzadas (exhaustivamente analizado por carmen Pérez González) y el robo de niños durante el franquismo, de rabiosa actualidad en los últimos meses, diseccionado por Monserrat Armengou.

La conocida  como ley de la memoria histórica (Ley 52/2007, de 26 de Diciembre)  ha sido la viva muestra del “querer y no poder” durante el reciente periodo de gobierno socialista (2004-2011). No se trataba solo de legislar desde el BOE (condición necesaria pero no suficiente para el reconocimiento del derecho individual a la memoria personal y familiar de cada ciudadano) sino de un apoyo sistémico a la movilización social por ese derecho. Los miedos al “qué dirán” los enemigos de esa recuperación de la memoria desde diversos ámbitos  y que han sido analizados anteriormente, la escasa capacidad política de poner en marcha programas de respuesta a las demandas concretas, más allá de mecanismos de financiación de algunas actuaciones, la pervivencia de criterios y actitudes favorecedoras y legitimadoras de la ” acción judicial” entre 1936  y 1977 por parte de un Poder Judicial que se reclama ” independiente” (como ejemplo patético, la imputación al juez Garzón de una actitud prevaricadora por iniciar la determinación de responsabilidades en la represión franquista), junto con la ausencia de pedagogía en el sistema educativo a la hora de explicar sin tapujos nuestra historia más reciente constituyen los barros que han devenido los presentes lodos.

Como complemento a este interesante documento de análisis, no dejaría de recomendar la lectura de la obra enciclopédica “El Holocausto Español”, debida a Paul Preston y publicada en la editorial Debate este mismo año. Análisis exhaustivo de la represión en el campo sublevado pero también descripción pormenorizada del bando antifascista, con algunos tópicos sobre el movimiento libertario, que merecen un análisis más detallado, a modo de reflexión compartida,  en un próximo número de Libre Pensamiento.

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Lecturas sobre el Anarcosindicalismo en España https://archivo.librepensamiento.org/2011/03/21/lecturas-sobre-el-anarcosindicalismo-en-espana-lp-67/ https://archivo.librepensamiento.org/2011/03/21/lecturas-sobre-el-anarcosindicalismo-en-espana-lp-67/#respond Mon, 21 Mar 2011 16:52:25 +0000 https://librepensamiento.org/?p=2756 Francisco Marcellán - Profesor Universidad Carlos III de Madrid

El centenario de la Confederación Nacional del Trabajo es un buen momento para revisar la estantería de nuestra biblioteca y rememorar aquellos textos que han contribuído a formarnos una opinión sobre el pasado, el presente y el futuro del anarcosindicalismo en nuestro país.

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Francisco Marcellán – Profesor Universidad Carlos III de Madrid

El centenario de la Confederación Nacional del Trabajo es un buen momento para revisar la estantería de nuestra biblioteca y rememorar aquellos textos que han contribuído a formarnos una opinión sobre el pasado, el presente y el futuro del anarcosindicalismo en nuestro país.

La selección de títulos, que responden a un criterio personal, abarca desde aportaciones de protagonistas, en las que los elementos de explicación de su papel en el momento histórico concreto juegan un papel importante desde un punto de vista retrospectivo o justificativo de sus actuaciones ([9], [17]) o visiones externas a ellos, con la dosis interpretativa que representan ([15], [19]).

Contemplamos, también, momentos concretos de la historia de CNT ([2], [4], [12], [14], [20], [22], [23]) o aproximaciones globales con una dosis militante ([10]) que nos permitieron a los jóvenes que iniciamos nuestro compromiso social a finales de los sesenta conocer otras formas de organización y aprender lo que el sistema franquista satanizaba de nuestro pasado y que la ideología dominante de oposición a la dictadura ocultaba, utilizando para ello una apropiación del pensamiento» único y correcto» con el señuelo de lo «científico» frente a lo «utópico».

Aprenderemos, leyendo las prácticas autogestionarias en Aragón y Cataluña, ([3], [7], [18], [21]), que el cambio económico lleva parejo la profunda transformación de relaciones sociales, y el protagonismo colectivo se convierte en elemento de avance pese a las trabas individuales.

Además, visualizaremos cómo las estructuras urbanas y rurales imbrican al movimiento obrero organizado, no solo en base al espacio físico sino también a las relaciones humanas y cotidianas que se representan en función de los espacios físicos de convivencia. Los ejemplos de Barcelona y Madrid ([8], [13]) como modelos de esquemas metropolitanos pero también la experiencia rural aragonesa con la práctica de colectividades y un órgano de representación política como el Consejo de Aragón ([3], [7]), muestran la complejidad de los procesos de participación y delegación, independientemente de la proximidad geográfica.

No olvidaremos la presencia libertaria en la lucha contra la dictadura, tanto en España ([12]) como desde el exilio ([1], [11]) a través de fórmulas y formas de acción directa que despertaron la solidaridad internacional y pusieron de manifiesto que el movimiento libertario era una realidad activa pese a los enterradores interesados o las actitudes acomodaticias y autocomplacientes con la historia pasada.

Las reflexiones militantes colectivas aparecen en [6] y [24], mostrando cómo las organizaciones son estructuras que piensan y actúan a modo del intelectual orgánico tan querido en la tipología gramsciana. Frente a la idea de las «vanguardias» que arrastran a las «masas» el modelo anarcosindicalista prima la participación frente a la delegación, la formación de una cultura propia y no interpretada por «expertos».

Finalmente, toda celebración despierta la vocación del recuerdo que pudo ser y la interpretación en algunos casos sesgada para leer el presente en términos del pasado, sin tener en cuenta la perspectiva del futuro que hay que construir. Sobre [5] y [16] se han generado polémicas, posicionamientos críticos y se han detectado lagunas, sobre todo en la primera de dichas contribuciones con el soporte de una exposición en Zaragoza de contenidos polémicos si no parciales y sesgados , que nos llevan a afirmar que la historia vivida se construye con una visión crítica de protagonistas basada en la historia oral, metodologías apoyadas en hechos reales y no en deseos, reflexiones sobre modelos organizativos y su repercusión en los comportamientos de los individuos, la creación de formas culturales y modos de acción alternativos, el papel protagonista de las mujeres y sectores desfavorecidos y oprimidos por la ideología dominante.

Entren en la bibliografía, lean, generen un pensamiento propio, reflexionen con otros y otras, y… actúen en consecuencia.

 

[1] O. Alberola, A. Gransac, El anarquismo español y la acción revolucionaria 1961-1974.

Ediciones Ruedo Ibérico. París, 1975.

[2] A. Bar, La CNT en los años rojos: Del sindicalismo revolucionario al anarcosindicalismo (1910-1926).

Akal/Universitaria. Madrid, 1980.

[3] J. Casanova, Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa (1936-1938).

Siglo XXI de España Editores. Madrid, 1985.

[4] J. Casanova, De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1939).

Crítica Barcelona, 1997.

[5] J. Casanova (Coordinador), Tierra y Libertad.

Cien años de Anarquismo en España.

Crítica. Barcelona, 2010.

[6] Colectivo Solidario, El anarcosindicalismo español.

Una historia en imágenes.

Confederación Sindical Solidaridad Obrera.

Madrid, 2007.

[7] A. R. Díez Torre, Trabajan para la eternidad.

Colectividades de trabajo y ayuda mutua durante la Guerra Civil en Aragón.

La Malatesta Editorial/Prensas Universitarias.

Madrid/Zaragoza, 2009.

[8] C. Ealham, La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto 1898-1937.

Alianza Editorial. Madrid, 2005.

[9] J. García Oliver, El eco de los pasos.

Ediciones Ruedo Ibérico. París, 1978.

[10] J. Gómez Casas, Historia del Anarcosindicalismo español.

Editorial ZYX. Madrid, 1968.

[11] S. Gurrucharri, T. Ibáñez, Las Juventudes Libertarias en la lucha contra el franquismo.

Editorial Virus. Barcelona, 2010.

[12] A. Herrerín, La CNT durante el franquismo. Clandestinidad y exilio (1939-1975).

Siglo XXI de España Editores. Madrid, 2004.

[13] S. Juliá, Madrid 1931-1934. De la fiesta popular a la lucha de clases.

Siglo XXI de España Editores. Madrid, 1984.

[14] C. M. Lorenzo, Los anarquistas españoles y el poder (1868-1969).

Ediciones Ruedo Ibérico. París, 1972.

[15] I .Lozano, Federica Montseny.

Una anarquista en el Poder.

Espasa. Barcelona, 2004.

[16] D. Marín, Anarquistas: Un siglo de movimiento libertario en España.

Ariel. Barcelona, 2010.

[17] C. Mera, Guerra, Exilio y Cárcel de un anarcosindicalista.

Ediciones Ruedo Ibérico. París, 1976.

[18] F. Mintz, La autogestión en la España revolucionaria.

Las ediciones de la Piqueta. Madrid, 1977.

[19] A. Paz, Durruti en la Revolución española.

Fundación Anselmo Lorenzo. Madrid, 1996.

[20] J. Peirats, La CNT en la revolución española. (Tres volúmenes).

Ediciones Ruedo Ibérico. París, 1971.

[21] C.Semprún-Maura, Revolución y contrarrevolución en Cataluña (1936-37).

Colección Acracia. Tusquets. Barcelona, 1978.

[22] VVAA,

El Movimiento Libertario español.

Suplementos de Ruedo Ibérico. Paris, 1974

[23] VVAA,

CNT: Ser o no ser. La crisis de 1976-1979.

Ibérica de Ediciones y Publicaciones. Barcelona, 1979.

[24] VVAA,

100 años de anarcosindicalismo,

CGT / Fundación Salvador Seguí. Barcelona 2010.

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https://archivo.librepensamiento.org/2011/03/21/lecturas-sobre-el-anarcosindicalismo-en-espana-lp-67/feed/ 0
De Libros https://archivo.librepensamiento.org/2010/09/21/de-libros-2/ https://archivo.librepensamiento.org/2010/09/21/de-libros-2/#respond Tue, 21 Sep 2010 14:01:47 +0000 https://librepensamiento.org/?p=2923 Francisco Marcellán Insurgencia libertaria.

Las Juventudes Libertarias en la lucha contra el franquismo. Salvador Gurrucharri y Tomás Ibáñez. Editorial Virus. Colección Memorias. Barcelona 2010. 340 páginas.

Recuperar la memoria de la lucha libertaria contra el franquismo.

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Francisco Marcellán Insurgencia libertaria.

Las Juventudes Libertarias en la lucha contra el franquismo. Salvador Gurrucharri y Tomás Ibáñez. Editorial Virus. Colección Memorias. Barcelona 2010. 340 páginas.

Recuperar la memoria de la lucha libertaria contra el franquismo.

Cierta historiografía académica y respetuosa con la corrección política y la desmemoria de nuestro reciente pasado se permite el lujo de opinar con un rigor dudoso que «durante el año y medio que siguió a la muerte de Franco hubo, sí, en Madrid y Barcelona algunos mítines multitudinarios -todos los eran en aquellos tiempos-convocados por el movimiento libertario. Algunos creyeron que la «eterna España anarquista» estaba resurgiendo de sus cenizas. Pero no era difícil predecir que no volvería a existir nada semejante a la legendaria CNT. La secularización de la sociedad española, por un lado, y por otro la fuerte expansión y relativa modernización de los servicios públicos, con el correspondiente crecimiento del Estado, del que hoy es imposible pensar en prescindir, serían las claves que explicarían la erosión de la influencia anarquista.

Y esos mismos cambios políticos y culturales convierten en muy poco probable que los años venideros sean de nuevo testigos de un fenómeno similar al anarquismo clásico. Algo muy distinto es que existan núcleos libertarios en universidades o medios artísticos minoritarios. La presencia de «ácratas » solo confirmaría que han pasado a la historia los viejos «anarcosindicalistas».1 Estas «científicas» construcciones de un reputado historiador sobre la realidad española ponen de manifiesto que el «muerto» goza de una cierta salud sin más que palpar la realidad fuera de los despachos universitarios o del Centro de Estudios Constitucionales del que el Profesor Alvarez Junco fue Director no hace muchos años.

Junto a estos certificados de «defunción» otro sector importante de la historiografía, en la estela del anterior, señala que el movimiento libertario dejó de existir tras la derrota de las organizaciones populares en Abril de 1939. Aprovechando el centenario del anarquismo en España (¿no querrán decir del anarcosindicalismo organizado, dado que está «detectada» presencia libertaria en nuestro país desde 1868?), libros, eventos y exposiciones están poniendo sobre el tapete la dinámica histórica del movimiento libertario en nuestro país. Su aportación a la configuración de una cultura obrera y popular, al sindicalismo, al pensamiento libre, está siendo analizada por aquellos que se reclaman de la Idea pero también por historiadores en instituciones que en el marco de la sociedad mediática pretender reforzar estereotipos y visiones acordes a las necesidades e imperativos ideológicos de quienes les mantienen.

Historia compleja frente a visiones cerradas

El cuasi-monopolio de la oposición antifranquista adjudicado al PCE por dicha historiografía se desmonta a poco que se investigue sobre el largo recorrido del movimiento libertario en los años de plomo que van de 1939 a 1977.

Las dificultades reales para articular un sindicalismo de acción directa y autogestionario en el marco de una represión brutal, la imposibilidad de seguir la práctica de una cultura obrera y popular dado el peso de la Iglesia católica en el adoctrinamiento de una sociedad en la que primaba el miedo, la ausencia de una estrategia coherente en el movimiento libertario tras las rupturas internas vividas desde Julio de 1936 y los «ajustes de cuentas» ideológicas debidos a la participación en los organismos republicanos en sus diferentes niveles (local, regional o nacional), el duro exilio y la precipitación del combate antifascista debido a la invasión nazi del territorio francés, la lucha por la supervivencia individual en situaciones límite son elementos referenciales para explicar la respuesta organizativa libertaria tanto en España como en el exilio.

La ignorancia de los procesos internos en el seno del movimiento libertario por parte de los historiadores durante ese periodo, la desidia en la investigación de la resistencia sindical organizada por la CNT en el interior, el énfasis en el entrismo en la Organización Sindical franquista por parte del PCE y las nacientes CCOO a comienzos de los años sesenta, vehicula una «corrección» en la estrategia de la lucha antifranquista que se ha convertido en un auténtico canon. La lucha armada de sectores del movimiento libertario calificada de «bandidismo» por el aparato franquista (la escuela terrorista de Toulouse en los términos queridos por los periodistas- policías y propagandistas del régimen) justo cuando se va configurando la política de reconciliación nacional por parte del PCE tras abandonar la lucha guerrillera a finales de los años cuarenta, ha sido analizada en la obra de O. Alberola y A. Gransac aparecida en 1975 en Ediciones del Ruedo Ibérico2. Una excelente aproximación en la que combina la experiencia del movimiento libertario en el exilio (fundamentalmente francés) con un reflejo de la respuesta que se iba configurando en el movimiento estudiantil y el obrero en España a partir de Mayo de 1968. Se trata de una obra imprescindible para conocer esos avatares por actores directos y sin ningún tipo de intermediación a-crítica.

En esa misma línea, cabe señalar el libro de Salvador Gurrucharri y Tomás Ibáñez, en el que se aborda, en un amplio marco temporal el recorrido de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL): 1932-39 (orígenes y guerra civil), 1939-57 (clandestinidad y exilio), 1958-61 (prolegómenos para la acción), 1962-63 (la lucha va en serio), 1964-65 (un bienio marcado por el enfrentamiento orgánico), 1966-69 (relanzamiento y ocaso), 1970-75 (disolución en el exilio de la organización FIJL).

Testimonio directo de libertarios comprometidos y coherentes que en un estilo ágil, nos muestran de una manera autocrítica lo que se hizo, lo que se pudo hacer y lo que no llegó a germinar en unas difíciles condiciones tanto internas como externas. Un elemento que permite vislumbrar cómo la acción de oposición directa más allá de las declaraciones redundantes y «correctas» en el propio seno de la CNT del Exilio , sirvió de catalizador no solo para la incorporación al ámbito libertario de las generaciones de jóvenes obreros y estudiantes de nuestro país que no habían vivido la Guerra Civil sino como eje de movilización a nivel internacional no solo de solidaridad antirrepresiva sino también de intentar articular una respuesta a las nuevas formas de dominación del capital y el Estado.

Como reflexiones para un balance, que el lector encontrará en el epílogo del libro, aparecen estos cinco elementos:

  1. A la luz de las condiciones que imperaban a principios de lo años sesenta tanto en España como en el Movimiento Libertario Español (MLE), ¿tenía sentido lanzar una línea de hostigamiento violento contra el régimen franquista? ¿Fue acertada, o no, la decisión de constituir Defensa Interior (DI) con independencia de cuál fuera su andadura posterior?.
  2. A la vista de esa andadura y, especialmente, de las múltiples dificultades que, muy pronto, fueron surgiendo a sus pies, ¿conviene reconsiderar, o no, el juicio sobre el eventual acierto que supuso la adopción de dicha línea?.
  3. ¿Tenía sentido que la FIJL, respaldada por un sector de la militancia cenetista, prosiguiera en solitario la línea de acción directa una vez que el acuerdo sobre el DI había sido paralizado y, posteriormente, revocado?.
  4. ¿Cuáles fueron los efectos que tuvo la línea de acción violenta sobre el MLE, sobre la evolución del franquismo y sobre el movimiento anarquista europeo?.

  5. En definitiva, con todas sus luces y sus sombras, ¿cómo cabe enjuiciar la trayectoria de lucha que siguió la FIJL en la década de los sesenta?

Los autores responden a estas preguntas con una afirmación rotunda en relación con la justeza de la trayectoria descrita en el libro. «Con sus más y sus menos, lo que la FIJL hizo y defendió en los años sesenta representaba, en aquel contexto, una postura con la cual era casi imposible no identificarse desde un antifranquismo auténticamente libertario y mínimamente consecuente. Pero asumir como algo valioso y encomiable aquella trayectoria no significa mitificarla, ni tampoco pretender sustraerla al necesario y saludable enjuiciamiento crítico. En definitiva, un sí inequívoco, ciertamente, pero sin estridencias y plenamente conscientes de las limitaciones y carencias que acompañaron esa trayectoria.» .

Una exhaustiva cronología de las acciones llevadas a cabo entre 1962 y 1973 así como algunos documentos de apoyo concluyen esta interesante obra que permitirá al lector formarse un criterio propio sobre las luces y sombras de la lucha libertaria contra el franquismo.

A modo de conclusión

La recuperación de nuestra experiencia histórica debe ser abordada por los propios libertarios antes de que otros la interpreten a su manera (el marchamo académico es una nueva forma de «rigor» a-crítico en el que pesan sobremanera las escuelas de pensamiento y metodología y que resulta más complejo desmontar). Los testimonios directos de los actores de la lucha libertaria no solo durante el franquismo sino también durante la Transición nos permitirán aprender del pasado para actuar hoy.

Referencias bibliográficas:

1. josé alvarez junco, la filosofía política del anarquismo español, en la obra colectiva tierra y libertad: cien años de anarcosindicalismo en españa. coordinada por julián casanova. crítica. barcelona, 2010. 11-31.

2. octavio alberola y ariane gransac, el anarquismo español y la acción revolucionaria (1961-1974), ruedo ibérico, paris 1975. reeditado por editorial virus, barcelona. 2004.

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