Marianne Enckell – LibrePensamiento https://archivo.librepensamiento.org Pensar para ser libre Fri, 10 Sep 2021 09:02:18 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 No hay una en cien https://archivo.librepensamiento.org/2021/03/05/no-hay-una-en-cien/ https://archivo.librepensamiento.org/2021/03/05/no-hay-una-en-cien/#respond Fri, 05 Mar 2021 10:47:55 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4807 Marianne Enckell
Traductora: Alín Salom

En febrero de 1999, las mujeres libertarias de América latina habían organizado una reunión en Montevideo. El último día fueron al centro ciudad, vestidas totalmente de negro según la moda impuesta por los talibanes, para rendir homenaje a la resistencia de las mujeres en otras partes del mundo y protestar contra la opresión de las mujeres afganas. Los que pasaban por allí se detuvieron; entonces, sin dudar, se desvistieron y terminaron su manifestación, desnudas como el día en que nacieron. ¡Hace falta atreverse!

Hace algunos años el CIRA, Centro Internacional de Investigaciones sobre el Anarquismo en Lausana, montó una exposición sobre unas veinticinco mujeres anarquistas cuyos escritos conserva. Desde entonces, hemos localizado por lo menos unas sesenta mujeres autoras, algunas de ellas feministas, otras no. Les doy la palabra; ellas hablan mejor de lo que podría hacerlo yo. No hay una sobre cien… y sin embargo existen las mujeres anarquistas (como podía haberlo cantado Léo Ferré) y son muchas más que las presentadas aquí. ¡Nuestras abuelas no solo son Louise y Emma!
«Nada me es más odioso, más indignante que una mujer que responde cuando se le habla de feminismo: “El feminismo no me interesa, no lo necesito”». (Nelly Roussel, Palabras de combate y esperanza, 1919)

Nelly Roussel
Rirette Maitrejean

En la Argentina del final del siglo XIX un fuerte crecimiento económico y la afluencia de inmigrantes de Europa favorecen el nacimiento de un movimiento obrero militante y radical. Los anarquistas constituyen una parte esencial del movimiento y publican una veintena de diarios en español, en francés y en italiano. La Voz de la Mujer, publicado en Buenos Aires, en 1896, con una tirada de 1000 o 2000 ejemplares y distribuido de manera semiclandestina en las ciudades principales del país, critica con ferocidad a los compañeros y su «feminismo» hipócrita. «¡Ni dios, ni amo, ni marido!», claman las redactoras, Pepita Gherra, Luisa Violeta, Virginia Bolten («la Michel rosarina»), Teresa Marchisio. Militando a favor del amor libre y el comunismo anarquista, arremeten contra la Iglesia y los curas, alientan al boicot y la acción directa.

«¡Compañeros y compañeras, salud! Hartas de  llantos y miserias, hartas del aspecto lamentable que ofrecen permanentemente nuestros pobres hijos, niños de nuestro corazón, hartas de reclamar y suplicar, ser el juguete del capricho de nuestros infames explotadores o malvados esposos, hemos decidido alzar la voz en el concierto social y exigir, sí, exigir, nuestra parte de placer en el banquete de la vida». (La Voz de la Mujer, Buenos Aires 1896, reed. 1997)

Su cólera seguramente no se apagó con el cese del diario por razones financieras. Habían sido probablemente influenciadas por las españolas Soledad Gustavo y Teresa Claramunt, por las francesas Flora Tristan o Marguerite Durand. No obstante, es probablemente el primer diario de mujeres anarquistas.

Hubo varios diarios más a continuación. Citemos L’exploitée [La explotada], en Lausana, 1907-1908, de Margarethe Faas-Hardegger; Tian Yi Bao [Justicia natural en chino], en Tokio, 1907, de He Zhen y su compañero; Seiko [Literatas], en Japón, hacia 1920, de Noe Ito; luego evidentemente Mujeres libres, en España, desde 1936.

Pero las mujeres han sido también activas dentro del movimiento anarquista cuando se han sentido suficientemente autónomas para apoyar a los hombres. Lo cual no era tan fácil, como atestigua Rirette Maitrejean:

«Debía tomar una etiqueta. ¿Sería individualista o comunista? No tenía elección. Entre los comunistas la mujer queda reducida a tal papel, que jamás se habla con ella, ni siquiera antes. Es verdad que entre los individualistas, lo que ocurre no es muy diferente.

Preferí no obstante el individualismo. No diría lo mismo del ilegalismo. Encuentro que los riesgos que se corren no están en proporción a las ventajas». (Rirette Maitrejean, Souvenirs d’anarchie [Recuerdos de anarquía], 1913, reeditado en ediciones La Digitale, 2005)

Huelga de las costureras y tejedoras. Belle epoque mujeres anarquistas

La condición femenina

Una de las primeras preocupaciones de las mujeres anarquistas, tanto cuando escriben en diarios o panfletos como en cartas, es, por supuesto, la condición de las mujeres en su sociedad y su época. Solo citaré a dos de ellas, una sueca y una española. Moa Martinsson, colaboradora del diario sindicalista sueco Arbetaren, escribe a Elise Ottesen Jensen, hacia 1923:

«Intenta imaginar la vida que llevamos, mujeres de obreros perdidos en una provincia lejana. Jamás una ocasión de escuchar buena música, ni asistir a una exposición instructiva, útil para las mujeres. La vida cotidiana es: comida, ropa, remiendo, huerta y cerdo; apenas sabemos si la Tierra es redonda o cuadrada… Cuando nuestros hijos ven que ignoramos todo lo que no sea el hogar, comienzan a mezclar un poco de desprecio con su afecto. Y esta superioridad se vuelve a encontrar cuando se casan y ella intenta saber un poco qué ocurre en el mundo». (Citado en Arbetaren, en fri tidning, Estocolmo, 1980)

Y una de las fundadoras de Mujeres Libres, Lucía Sánchez Saornil, intervenía del modo siguiente, en 1935, en Solidaridad Obrera:

«Ya no se discute como en el siglo pasado para saber si la mujer es superior o inferior: se afirma que es diferente. Ya no se trata de un cerebro de un peso o un volumen más o menos grande, sino de pequeños cuerpos esponjosos que imprimen un carácter particular al ser, determinando su sexo y por ende sus actividades sociales. Si bien nada tengo que objetar a esta teoría desde el punto de vista fisiológico, sí tengo mucho que decir en cuanto a las conclusiones que se pretende deducir de ella. ¿La mujer es diferente? De acuerdo. Tal vez esta diversidad no se deba tanto a la naturaleza como al medio en el cual ella ha evolucionado. […]  Se considera a la mujer actual como una especie acabada, sin tener en cuenta el hecho de que no es más que el producto de un medio continuamente coercitivo y que si las condiciones primarias fueran restablecidas, es casi seguro que la especie se modificaría ostensiblemente, dejando en ridículo las teorías de una ciencia que pretende definirla. […]  Dándole un valor pasivo, desdeñáis a la mujer como valor determinante en la sociedad. Despreciáis la aportación directa de una mujer inteligente, en favor de un hijo tal vez inepto. Repito, hay que devolver a las cosas su verdadero sentido. Que las mujeres sean mujeres antes que nada: solo si ellas son mujeres tendréis las mujeres que necesitáis». (“La cuestión femenina en nuestros medios”, Solidaridad Obrera, 1935)

Organizar a las mujeres

Para encontrar una salida, es necesario que las mujeres se organicen. Hay varias maneras de hacerlo. Hay en primer lugar el viejo método de Lisístrata, la huelga de la cama. Madeleine Vernet lo propone en 1905 con énfasis:

«No, no queremos más amos ni esclavos, han declarado antaño los campesinos rebeldes. ¡Pues, bien, Mujer, te toca! Clama tus voluntades, reivindica tus derechos y rompe tus trabas. Hermanas orgullosas te han mostrado ya el camino; sigue sus pasos por los senderos de la cólera y el odio, porque el amor no es posible donde hay cadenas. Abandonemos el amor, ¡oh, hermanas!, hasta el día siguiente y sigamos con orgullo la Rebelión intrépida. Hacia el cielo fulgurante, hacia el horizonte bermejo, ¡conquista tu parte de aire puro y de sol! ¡Oh, mujer! ¡Deja caer tu carga, cariátide!». (Cariátides, 1905)

Otra pionera de la contracepción y la libertad de las mujeres de disponer de su cuerpo, Margaret Sanger, publicó en Nueva York, en 1914, un pequeño periódico, The Woman Rebel [La rebelde mujer, reeditado en 1976], que fue embargado en casi cada número:

«Las mujeres rebeldes reclaman:
el derecho a la pereza,
el derecho a ser madre soltera,
el derecho de destruir
el derecho de crear,
el derecho de amar,
el derecho de vivir».

La explotada de Margarethe Faas-Hardegger es el primer diario que se dirige a las mujeres sindicalistas, tanto sobre cuestiones propiamente femeninas (explotación, acoso, contracepción) como para invitarles a celebrar el Primero de Mayo:

«Venga, mujeres que trabajáis en las fábricas, los talleres y las casas: ¡tomad un día de libertad! ¡Cesad de trabajar!… Salgamos hoy de todas las casas que nos asfixian: de la fábrica ruidosa, del taller lleno de polvo, del domicilio con techo oblicuo, salgamos todas! Cojamos a nuestros niños por la mano y vayamos a sentarnos en praderas verdes, en las orillas de los bosques. Y en común con los camaradas que piensan como nosotras y que desean lo que deseamos, ¡celebremos la jornada proletaria!» (Berna, 1907-1908, reeditado en Noir, 1977)

He Zhen fue redactora de uno de los primeros diarios anarquistas chinos, Justicia natural, publicado en el exilio, en Tokio, en 1907:

«La mayoría de las mujeres están ya oprimidas por el gobierno y por los hombres. El sistema electoral aumenta su opresión agregándole un tercer grupo dominante: las mujeres de la élite… Cuando algunas mujeres en el poder dominan a la mayoría de las mujeres sin poder, eso produce desigualdades de clase entre las mujeres. Si la mayoría de las mujeres no quieren ser controladas por hombres ¿por qué iban a querer ser controladas por mujeres? En lugar de competir con los hombres por el poder, las mujeres deberían derribar la dominación de los hombres, los cuales llegarían a ser entonces iguales a las mujeres. Ya no habría ni mujeres sometidas ni hombres sometidos. Esta es la liberación de las mujeres». (Citado en Robert Graham, Anarchism, a documentary history, Montreal 2005)

El 8 de marzo es el 1 de mayo de las mujeres, aunque la moda actual sea hacer de él una jornada ecuménica. Mensaje de radio de los marineros de la ciudad sublevada de Kronstadt, el 8 de marzo de 1921:

«Hoy todo el mundo está de fiesta. Es la Jornada de las Trabajadoras. Bajo el trueno de los cañones, nosotros, los de Kronstadt, enviamos nuestro saludo fraterno a las obreras del mundo entero. ¡Escuchad todos, los de lejos y los de cerca! Entended que vuestra libertad también está en juego en la lucha sostenida en Kronstadt. Ojalá podáis conquistar pronto la emancipación social de toda forma de violencia y opresión. En 1917 creímos que la habíamos obtenido. Fue un error. Pero tanto para vosotros como para nosotros, no es demasiado tarde aún. Aquí, nuestras obreras, nuestras mujeres están amenazadas. No olvidéis que estáis en comunión con nosotros, unidos por el destino. ¡Viva la revolución social en el mundo entero! ¡Os enviamos nuestro saludo, libres trabajadoras revolucionarias!» (Janis Bogdanow, Ceux de Kronstadt, traducido del alemán, ed. Gallimard, 1962)

En Alemania existió de 1921 a 1930 una alianza femenina (Syndikalistische Frauenbund) en el seno de la organización sindicalista revolucionaria Freie Arbeiter-Union Deutschlands, que iba dirigida esencialmente a las «amas de casa», ignoradas por los sindicatos.

«Los diez mandamientos de la sindicalista:

Instrúyete en todos los dominios del conocimiento. Saber es poder.

Lee atentamente tu diario Frauen-Bund y todos nuestros buenos libros y panfletos.

Rechaza dar tu voz en las elecciones.

Sal de la iglesia. Saca a tus hijos de la instrucción religiosa: la Iglesia sirve a los ricos y los poderosos.

Vive de manera socialista en casa: en la igualdad, la libertad y el amor con tu hombre y tus hijos.

Cría a tus hijos como seres libres, en el espíritu de las ciencias naturales.

Practica la ayuda mutua con tus vecinos y en la comunidad.

Participa en todas las tareas de la Alianza femenina

Sostén todas las luchas de tus camaradas proletarios por el progreso y la libertad.

Recluta sin cesar y en todas partes nuevas militantes para la Alianza femenina sindicalista».

Margaret Sanger

En La Paz, en Bolivia, en el seno de la Federación obrera local, fuertemente influida por el anarquismo, se organizaron en la década de 1920 sindicatos de floristas, de amas de casa, de vendedoras del mercado. Catalina Mendoza y Petronilla Infantes cuentan sesenta años más tarde:

«¡Qué maravilla aquella época! La organización estaba aquí, allá, por todas partes. El primero de mayo había que ver cómo salíamos las mujeres, reunidas por lugar de trabajo, por federación […]. Estábamos con los amigos, las mujeres estaban organizadas por su lado y los hombres también, en sindicatos enteramente de hombres, los mecánicos, los sastres… y nos manifestábamos juntos. ¡Ah, qué maravilla era!

Primero debíamos ser nosotras mismas, sin discriminación. Por eso nos respetábamos los unos a los otros, entre compañeros y compañeras, y también las amigas con sus esposos. No se peleaban como pasaba en otros hogares donde se dan golpes, donde la mujer araña, lanza botellas; no conocíamos eso… El sindicato era libre, con los anarquistas y los anarcosindicalistas. Quiere decir que queríamos ser libres, controlar nuestro modo de vida, tener libertad de voz. Nos habíamos organizado de tal modo que nadie nos dirigía ni nos decía a dónde ir». (Zulema Lehm A. y Silvia Rivera C., Los artesanos libertarios y la ética del trabajo, La Paz 1998.)

La pareja, el sexo

Existe un cierto número de textos de hombres anarquistas sobre el amor libre; pero no es sorprendente que las mujeres anarquistas hablen abiertamente de la vida de pareja y de familia, de pasiones y problemas, de la prostitución, el cuerpo y el sexo.

«La condición sexual es mil veces más importante para nosotras que cualquier otra condición, a causa de la prohibición a la que está sometida, a causa de su papel directo en nuestra vida cotidiana, a causa de su prodigioso misterio y de las consecuencias temibles que causa el desconocimiento que padecemos». (Voltairine de Cleyre, hacia 1900, en Selected Works, Nueva York 1914).

La vida de pareja no es fácil, estima Madeleine Pelletier:

«La pareja no está compuesta por un amo y su sirviente, sino dos camaradas unidos por el lazo del amor. No dudo de que sean necesarios muchos años para que los hombres pierdan la costumbre de hacerse servir por su mujer. Las mujeres acelerarán esta evolución desarrollando en sí mismas el sentimiento de su dignidad y su valor personal». (El amor y la maternidad, París, 1923)

De ello testimonia fríamente Catherine Brechko, hablando de la Rusia de 1871 (Hidden Springs of the Russian Revolution, Stanford, 1931):

Tenía veintiséis años y teníamos, mi marido y yo, la vida delante de nosotros. Quise hablarle con franqueza. Le pregunté si estaba dispuesto a soportar el exilio o la muerte para la causa de la libertad. Dijo que no. Entonces lo abandoné.

El principio, o la elección del amor libre, es teorizado por escasas mujeres, principalmente por Madeleine Vernet que libra una guerra contra el matrimonio y la prostitución, puesta en práctica por muchas personas. En un texto recientemente reeditado (“El amor libre”, La Question sociale 7, Bogny 1997), una vieja dama, Madeleine Després, declara simplemente y honestamente, hacia 1908:

Madeleine Pelletier (1910). Agence Rol

He practicado la libertad en el amor sin ostentación, pero sin hipocresía; jamás he querido ligarme definitivamente a un compañero, más por temperamento, imagino, que por convicción. He cohabitado algunas veces con el hombre que había elegido como compañero… He preferido a menudo conservar mi casa, ser libre de recibir a quien me gustaba… Nunca he aceptado que me cortejaran sin plantear la cuestión previa de la salvaguarda de mi libertad.

Pero hay también en la historia del anarquismo parejas aparentemente logradas: Lucy y Albert Parsons, Milly Wittkop con Rudolf Rocker, Mollie Steimer y Senya Flechine, Ida Mett con Lazarévitch, Lola Iturbe y Juanel, Marie Equi y Harriet Speckart, Clara y Paul Thalmann. Los hay también en la redacción y probablemente entre las lectoras y los lectores de esta revista…

La brasileña Maria Lacerda de Moura dedica su obra militante y provocadora “a [su] Carlos:

A mi Carlos que supo comprender la grandeza de mi idealismo de pensadora impenitente; a él que merece mi profundo agradecimiento por el modo en que renunció a los prejuicios para que tuviéramos una vida conyugal sin vulgaridad; por su devoción y su lealtad excepcionales. A mi gran amigo, el beso más afectuoso y más fraternal. Nuestra vida es el mejor ejemplo de que la ver

dadera emancipación femenina no consiste en la destrucción del hogar, sino al contrario: cuando hombres y mujeres se vuelven dignos los unos de los otros, por superioridad moral, cuando se elevan a la altura de un gran amor que exalta y purifica, comprendiendo el significado de la existencia, entonces llegan a saber por qué los precursores se sacrificaron por una idea. (Maria Lacerda de Moura, A mulher e uma degenerada, 1924.)

Saludemos también a las mujeres mudas, las que no tienen más que la mitad de una memoria, porque han pasado la mitad de su tiempo en la cocina, mientras sus compañeros discutían, como me contó Esther Dolgoff, como lo viví en casa de Coucou Bösiger, memorias de sus hombres, madres nodrizas, mujeres en la sombra que no han reivindicado otro lugar.

Mujeres no “femeninas”

Algunas mujeres se han encontrado ante la elección entre militar o vivir una vida de pareja, de familia. Louise Michel, por ejemplo, dijo:
Si la igualdad de sexos se afianzara, se abriría una buena brecha en la estupidez humana.

Reconocía también que:

Hace mucho que he sacrificado mi persona y que el nivel ha superado lo que puede serme agradable o desagradable. No veo más que la Revolución… A ella le serviré siempre; a ella le saludo…
En cuanto a la italiana Nella Giacomelli, escribe a un amigo en 1906:

La cuestión social me ocupa mucho. Me apasiona, por lo menos mi mejor lado. Refractaria al amor, desconfiada respecto a los hombres, sin curiosidad por la vida que se me ha revelado demasiado triste e injusta como para apreciarla, he comprometido toda la energía de mi alma y de mi inteligencia en la propaganda de las ideas socialistas (carta a Jacques Gross, CIRA).

Finalmente Milli Steimer dice:

A la realización de esta idea dedico toda mi energía y ofrecería mi vida si fuera necesario (Toda una vida de lucha, México, 1980).
Educación

¿A qué dedican, pues, tanta energía, tanta inteligencia? A menudo a la educación y la propaganda. Al final del siglo XIX, las jóvenes hermanas inglesas Olivia y Helen Rossetti defienden una educación: que enseñe a los oprimidos a comprender bien de dónde viene el mal y cuáles son sus derechos y sus deberes. La revolución social deberá ser internacional para abolir todo odio mezquino y todo orgullo nacional indebido (citado por Hermia Oliver, The International Anarchist movement in late Victorian London, Nueva York, 1983).

Emilie Lamotte, institutriz, propagandista de la contracepción, conferenciante incansable vivió y enseñó en la Colonia libertaria de Saint-Germain entre 1906 y 1908:

En la escuela primaria, se trata de fabricar esclavos perfeccionados  –es imposible negarlo–. […] Si en lugar de considerar al niño, al cual debemos infundir la ciencia que conocemos y que verifican los diplomas, lo consideráramos valientemente como un genio al que debemos suministrar la materia de sus descubrimientos y los instrumentos de sus experimentos, el resultado sería una cosecha de genios (La educación racional de la infancia, 1912).

Etta Federn, una veterana del Syndikalistische Frauenbund alemán, emigrada a España, estima (Mujeres de las revoluciones, Barcelona, 1938) que hay que emprender desde hoy la tarea de educar a los niños en la libertad, lejos de todo miedo y toda ansiedad.

Padres, si estáis a favor de la Revolución y el espíritu libertario, desterrad los temores, los castigos, las amenazas lejos de vuestros hogares y de la educación. Haced de vuestros hijos seres de valor, libres y sin temor.

Maria Rygier critica, sin embargo, las escuelas Ferrer por su angelismo:

Lo que le falta a nuestro proletariado no es el deseo de un mundo mejor, sino solamente la fe en la posibilidad de su realización. Si falta la fe, es porque falta audacia para la lucha por la conquista de ese mundo tan deseado. Ahora bien, la lucha se nutre de violencia, de odio, se apoya en los instintos primitivos del género humano, forjados por un pasado cruel, rojo de sangre… ¿Pueden las escuelas modernas ser las instigadoras del odio revolucionario sagrado que derriba para construir? No, ¡cien veces no! (“A proposito di scuole moderne”, Il Pensiero, Roma, 1910).

Acción directa

En efecto, escribe Lucy Parsons en 1905:

La caridad no puede liberar al pueblo. Debe hacerlo él mismo. Del mismo modo que un pequeño grupo de revolucionarios aislados no puede actuar en nombre de las masas. El que quiere ser libre debe golpear él mismo. […] Mi concepción de la huelga del futuro no es hacer huelga y seguir muriéndose de hambre, sino hacer huelga y tomar posesión de la producción (citado por Carolyn Ashbaugh, Lucy Parsons, an American revolutionary, Chicago, 1976).

Algunas mujeres no temen, pues, la acción directa; la aman de verdad tal vez, como ocurre con muchos compañeros, amantes apasionados de la libertad y de la revolución. Mother Jones cuenta hacia 1930, a la edad de cien años, su vida de llagas y chichones, organizando a los mineros y los obreros agrícolas de los Estados Unidos (Autobiography, Chicago, 1976). He aquí un breve extracto:

Entonces organicé un ejército de amas de casa. En el día fijado, debían salir de sus casas, con sus escobas y sus cubos de agua, para echar a los rompedores de huelga. Una irlandesa tomó el mando de ese “ejército”. Golpeaba con un martillo una sartén de freír y daba miedo a las mulas que llegaban con los esquiroles y el carbón. El sheriff intentó calmarla y ella le dio en la cabeza con una cacerola. Todo su ejército comenzó a chillar. El sheriff se cayó en el arroyo, las mulas entraron en pánico y los esquiroles huyeron…

May Picqueray asiste a una conferencia de Sébastien Faure, hacia 1920 (May la Réfractaire, París, 1979, reed. 2003):
Nos dimos rápidamente cuenta que elementos perturbadores se habían infiltrado en nuestras hileras y que no tardarían en manifestarse. Cerca de mí un muchacho robusto llenaba su gorro con papel, lo cual hacía presagiar una pelea. Lo estuve observando. Había metido bajo la manga de mi chaqueta una pequeña matraca de caucho, que llegaba hasta mi muñeca derecha. Un camarada me la había regalado para defenderme en caso necesario.

De repente, una lluvia de pernos golpearon los espejos que adornaban la sala y brotaron chillidos de todas partes. Mi vecino se vaciaba los bolsillos con perseverancia. Me subí a mi silla para alcanzarlo (era grande y yo mido 1,55). Logré darle un golpe de matraca en la nariz para calmarlo.

Le debí hacer mucho daño, porque cesó su maniobra e intentó dirigirse hacia la salida. Sus amigos hicieron lo mismo, habiendo cumplido con su “misión”. Pero los anarcos no son mancos: muchachos rudos los pillaron a la salida y les metieron una paliza en proporción con la suma de los perjuicios que debíamos pagar de nuestro bolsillo, por solidaridad con el organizador.

Emma Goldman
May Harris, “Mother Jones”
Irine de Cleyre

Así fue mi bautizo de fuego. No estaba aún admitida entre los anarcos. Esta pelea hizo que me decidiera.
Elizabeth Gurley Flynn, la que canta Joe Hill (The Rebel Girl, Autobiograhpy, Nueva York, 1955), ha permanecido en la memoria como una oradora legendaria. Pero sus principios no habían sido fáciles:

Cuando llegué a Spokane en diciembre de 1909, el comité compuesto únicamente de hombres quedó desconcertado al enterarse que estaba embarazada. […] En aquel entonces, las mujeres embarazadas solían esconderse. “No es bonito de ver. Y además ¡Gurley tendrá el bebé sobre el podio, como no tenga cuidado!”, decían. Un buen día, de camino hacia los locales de los IWW fui detenida, acusada de “conspiración por incitar a los hombres a violar las leyes” y fui encerrada en la prisión local. Pasé la noche sola y no fui puesta en libertad bajo palabra hasta el día siguiente.

Las brutalidades policiales en Spokane eran tan frecuentes que mis camaradas se inquietaron por mí. Asesté entonces un golpe a las autoridades describiendo, en el número siguiente del Industrial Worker, mi experiencia de una noche de prisión. Toda la tirada del diario fue confiscada. Conté mi historia en el Club de las mujeres local y exigieron que nombraran una gobernanta en la prisión.

En 1945, Marie-Louise Berneri cuenta a su compañero que está en aquel entonces en prisión:

Lunes por la mañana fuimos a un mitin al aire libre y me persuadieron para que tomara la palabra. Sabes que jamás había hablado al aire libre y fue más bien raro. Cuando pienso en ello, me pregunto aún cómo pude subirme sobre aquella pequeña silla y hacer un discurso. Todos me dijeron que me las arreglé muy bien, pero los camaradas son tan amables que no sé si hay algo de verdad en ello. Pero me pidieron que hablase en otra manifestación al día siguiente, y yo, buena niña, fui. La única cosa agradable, respecto a estos discursos, es que uno se siente muy aliviado cuando acaba… (carta a Vernon Richards, en Marie Louise Berneri, A Tribute, Londres, 1949).

(¿Y Emma Goldman?, diréis. Pobre Emma, explotada como madre de todas las anarcofeministas, como prototipo de la anarquista liberada, de la amante y la propagandista, hasta el punto de que algunas autoras hacen todo lo posible para buscar pelea con ella, intentan encontrarla insoportable… ¿Supo vivir felizmente sus amores y su militancia? Es lo que le deseo a todas y a todos.)

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A precio de plomo https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/a-precio-de-plomo/ https://archivo.librepensamiento.org/2013/06/21/a-precio-de-plomo/#respond Fri, 21 Jun 2013 17:00:25 +0000 https://librepensamiento.org/?p=4146 1024x768

4.1El esfuerzo por publicar siempre ha ocupado un lugar muy importante en los medios anarquistas: la « propaganda por el hecho » es inseparable de la propaganda escrita, bajo la forma de periódicos y de folletos. El presente artículo, muestra, entre otras cosas, como los anarquistas han llevado a cabo esas luchas para propagar sus ideas: recurriendo a tipógrafos competentes, o a imprentas clandestinas, superando dificultades para aprender a escribir, financiando y difundiendo su prensa por todos los medios a su alcance. El artículo aborda también, de forma breve, el tema de la conservación y de la salvaguarda de los archivos.

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Marianne Enckell, CIRA (Centre International de Recherches sur l’anarchisme) Lausana (Suiza).

En su prólogo a la Bibliographie de l’anarchie publicada por Max Nettlau en 1897, Eliseo Reclus escribía lo siguiente: “Reconozco por mi parte que no nos sabia tan ricos: la importancia que ha tomado esta recopilación, todavía incompleta, me ha sorprendido mucho. Las ideas anarquistas, desarrolladas conscientemente bajo su forma actual, son de origen tan reciente que podemos imaginar que se encuentran todavía en una fase rudimentaria de propaganda. Sin duda, la mayor parte de los documentos citados en esta recopilación está destinada a desaparecer y tan apenas merece ser conservada, pero algunas de estas obras dejarán huella  en la historia del siglo 19. […] En adelante nadie en el mundo, tanto si nos quiere como si nos odia, podrá pretender ignorarnos.”

No había transcurrido entonces ni medio siglo desde la publicación de algunos libros (Proudhon) y periódicos (L’Anarchie, journal de l’ordre deAnselmeBellegarrigue, Le Libertairede Joseph Déjacque) que hablaban de anarquía; tan solo hacía veinticinco años que el movimiento anarquista había comenzado a tomar cuerpo, en el congreso de Saint-Imier de 1872. Desde entonces, los anarquistas nunca han abandonado la propaganda escrita, la “dinamita cerebral«scrimarrigue y.

¡Y con qué dificultades! Ni el más remoto parecido con la situación actual, donde buen número de periódicos tienen el lujoso aspecto de Libre Pensamiento, portadas en colores, profusión de ilustraciones, maqueta profesional, precio de venta que asciende a varios euros. ¡Cuántos sacrificios eran necesarios entonces para reunir algunos céntimos afín de comprar un periódico o un folleto, o para conseguir algunos centenares de francos para poder publicar!  En 1879, Kropotkin, Dumartheray y Herzig fundan en Ginebra el periódico Le Révolté con tan solo 23 francos en caja; con una tirada de 3000 ejemplares, el primer número vende dos mil, lo cual permite que se pueda continuar.

Fabricar

Desde su número 283 (Nueva York, 24 de marzo 1894), el periódico Liberty de Benjamín Tucker[i]  inventa una nueva tipografía, abandonando la justificación del texto sobre tres columnas. Tucker explica a sus lectores cómo el tipógrafo tiene que añadir espacios finos entre las palabras para forzar la línea, mientras la composición « en bandera » conserva los mismos espacios, añadiéndose simplemente los cuadratinesal final de la línea. Resulta más agradable para la vista, y mucho menos caro, sobre todo frente a la linotipia recientemente inventada; de esta forma se podrá pues publicar más libros, ya que cualquiera puede componerlos. El único riesgo sería que la oficina de correos juzgue este método herético y se niegue a distribuir el periódico: «… el Estado ha hecho cosas aún más extrañas », ironizaba Tucker.

Sin embargo la tipografía no es  un arte tan sencillo. En 1906, los hermanos Max y Siegfried Nacht publican en Londres Le Chansonnier international du Révolté (El cancionero internacional del rebelde), 64 páginas en nueve lenguas, vendido 30 céntimos, 3 Schilling o 8 cents.

« Esta selección de las canciones revolucionarias que están más en boga en los diferentes idiomas,–escriben en su prólogo— será acogida con alegría por el anarquista errante, perseguido de país en país, que se encuentre entre compañeros de otras lenguas, podrá así compartir el entusiasmo, cantando con ellos los himnos de libertad y de revuelta… Al mismo tiempo creemos haber contribuido un poco mediante esta edición al desarrollo del espíritu internacionalista. Las canciones han sido recogidas durante peregrinaciones a través de toda  Europa, y compuestas en una verdadera tipografía rebelde, adquirida por contrabando, y en la cual muchos anarquistas alemanes y rusos han aprendido la composición”– ¡”aprendido” es tan solo un modo de hablar, a la vista del número de gazapos y de aproximaciones que comporta el folleto!

En 1908 Jules Vignes publica en la ciudad de Moulins (Francia), el periódico La Torche (La antorcha), “primeramente policopiado sobre gelatina antes de ser imprimido con una selección de caracteres de imprenta de segunda mano comprados al precio del plomo”[ii]; Jules Vignes mantendrá su labor de publicación, con otros cinco o seis títulos distintos, hasta  1958. En Ginebra, Louis Bertoni publica Le Réveil / Il Risveglio (El despertar) durante cuarenta y seis años, sin interrupción; lleva a cabo la composición en su habitación, salvo cuando está en la cárcel, y cada quince días lleva los moldes a la imprenta, y deposita después los periódicos en la oficina de correos. En Lausana, se crea una imprenta comunista en 1906 para publicar el semanal La Voix du peuple (La Voz del pueblo)- sin duda, otras imprentas de este tipo se crearon en otros lugares. Sin hablar de las imprentas clandestinas en tiempos de dictadura, de las imprentas móviles de las columnas de Makhno o de Durruti, de los impresos clandestinos en papel cebolla.

Quedamos aun unos cuantos veteranos y veteranas para recordar los esténciles y las multicopistas, las sesiones dedicadas a ensamblar y grapar… Esos documentos se han vuelto prácticamente ilegibles para los ojos actuales; afortunadamente la digitalización puede facilitar el acceso a estas publicaciones.[iii]

Imprentas pobres y desaparejadas, y sin embargo ¡cuánto cuidado, y qué imaginación! Los periódicos cuidan sus títulos y sus cabeceras, recaban la colaboración de pintores y de dibujantes, publican xilografías, aunque es verdad que la calidad final deja  recciorigue y a veces que desear. Los veintiocho números de La Feuille (La Hoja) de Zo d’Axa, editada en París desde 1897 hasta 1899, llevan todos  en primera plana un dibujo de Théophile Steinlen, o de Maximilien Luce,y el texto al dorso del dibujo. La cabecera de El Incontrolado, periódico anarquista, publicado no se sabe dónde en España en enero de 1938, está adornada con muñecos que hacen pensar en los personajes de los cómics de Robert Crumb dibujados cuarenta años más tarde. Las imágenes de mujeres con los pechos al aire que esgrimen una antorcha perduran más que el propio sentido del símbolo.

Podría seguir hasta el infinito. Joseph Ishill, aprendiz tipógrafo en Rumanía, emigra a Nueva York en 1909 y, además de su trabajo, imprime el boletín de la escuela Ferrer The Modern School (La escuela moderna) antes de publicar a lo largo de cincuenta años unas doscientas obras, compuestas a mano, con ilustraciones fuera de texto, libradas a muy pocos ejemplares, un auténtico tesoro de bibliofilia anarquista. Las hermanas Olivia y Helen Rossetti, que han leído el folleto de Kropotkin A los jóvenes, instalan una imprenta en el sótano de la casa familiar en Londres y publican The Torch (La Antorcha) desde 1891; tienen dieciséis y doce años…

4.2

Difundir, redactar

Los periódicos tienen muy rápidamente una difusión internacional, por modesta que sea su tirada. Se suscriben desde el mundo entero al Bulletin de la Fédération jurassienne (1872 – 1878) a la dirección de Adhémar Schwitzguébel, grabador, en el pequeño pueblo de Sonvilier (cantón de Berna, Suiza), aunque solo se trate de algunas decenas de suscriptores,[iv] en Alsacia, en Bélgica, en España, en Italia por ejemplo, que pagan regularmente 5 francos por año. En 1877, una cincuentena de ejemplares son enviados gratis, a fines de propaganda, a los cafés y a periódicos de la región; a periódicos anarquistas o socialistas de Verviers, Amberes, Berlín, Leipzig, Hamburgo, Ámsterdam, La Haya, Barcelona, México, Milán, Siena, Rímini, Alejandría (Egipto) ; a compañeros en Patras ( Grecia), en Lisboa, Madrid, Montevideo, Londres, en Iowa, o a la prisión de Capua Vetere en Italia, donde está encarcelado Errico Malatesta, pero también al profesor Eugen Dühring de la universidad de Berlín.

Cada uno y cada una se improvisa periodista, envía correspondencia, traduce noticias o cartas recibidas desde lejos. En La Voz de la Mujer (subtitulada Ni dios, ni amo, ni marido; Buenos Aires 1896-1897), las redactoras firman con su nombre, nunca con su apellido; en otros lugares solo aparecen iniciales o seudónimos. René Bianco ha identificado sin embargo unas ocho mil firmas en los dos mil periódicos y revistas anarquistas de lengua francesa que ha fichado entre 1880 y 1983. Se encuentran las de Sébastien Faure y de Kropotkin en más de cien periódicos; Eliseo Reclus, Bakunin, Malatesta, Charles Malato, Han Ryner, Louise Michel, Emile Armand, Hem Day, Jean Grave han escrito o han sido citados en más de cincuenta. Las dos terceras partes de los firmantes solo han publicado en un periódico, y probablemente en ninguna otra parte. Se aprende a escribir, como se aprende a hablar en público, para la propaganda de la idea anarquista. Como se aprende a leer, también, y a escuchar: un buen número de militantes han indicado que cuando eran niños y niñas escolarizadas, leían la prensa a sus mayores, en el taller o en el barrio.

Los periódicos anarquistas presentaban a veces un contenido pobre, incluso repetitivo cuando para llenar un número había que reproducir citas o extractos de libros. Pero es preciso leerlos hasta las últimas líneas: es  en general al final de la última página donde se ubican: “ las cuentas y las comunicaciones administrativas, y […] las notas personales que intercambian militantes alejados los unos de los otros, llamadas a la solidaridad, anuncios de liberaciones o de encarcelamientos de compañeros, llamadas para debates o para fiestas[v]. Esos periódicos se constituyen así en testigos de la vida del movimiento, de las sociabilidades, del trabajo político, de las redes.

Conservar

No se trata  de establecer aquí un inventario de las publicaciones; otros lo han intentado y sus trabajos quedan como preciosas referencias[vi], pero se  enriquecen constantemente gracias a nuevos descubrimientos –en los archivos policiales, en las cajas inexploradas de las bibliotecas, incluso en los muros o por debajo de los parqués.

¡Qué paciencia de archivistas han tenido tantas compañeras y compañeros, constituyendo bibliotecas de grupos, juntando colecciones  personales, estableciendo escondites! Fue bajo el suelo de una casa donde hacia obras para un cliente donde Lucien Grelaud encontró colecciones de los periódicos de Proudhon, que luego depositó en el CIRA de Lausana. Fue el hecho de estar cimentado en un muro lo que permitió que el archivo de Edgard Leuenroth, en Brasil, pudiera atravesar intacto la dictadura. Es gracias a Solón Amorós, quien los ha fechado y localizado, que se pueden identificar hoy un centenar de periódicos y de boletines publicados en España durante los dos años que siguen la muerte de Franco (los recogió in situ en aquellos tiempos; puede que se hayan catalogado otros posteriormente). Sin su trabajo, estas pequeñas hojas a menudo tituladas Boletín CNT número cero habrían quedado catalogadas “sin lugar ni fecha“, siendo pues materialmente ilegibles.

El Centro internacional de investigaciones sobre el anarquismo en Lausana dispone actualmente de más de 4000 títulos de periódicos en su catálogo[vii]. Su hemeroteca conserva en una decena de lenguas periódicos cuyas cabeceras remiten a los Drapeaux noirs, Bandera negra, o Bandiera nera; la bandera deviene a veces un trapo (Black Rag), a veces justo un hilo (Schwarzer Faden). Y en los títulos de los periódicos el color negro se asocia con una infinidad de símbolos. Junto con el célebre gato se encuentra todo un bestiario negro (el topo francés, el lagarto japonés, el dragón y la rata estadounidenses, el gallo griego y alemán, el cuervo español, la oveja y el y fénix brasileños); al lado de las rosas negras también nacen tulipanes, cardos y hasta rábanos negros. L’Ami Noir (el Amigo negro) acompaña las viudas negras alemanas y belgas. La Cruz Negra se encuentra en compañía del martillo o de la linterna negra. En el espacio negro (Espace Noir en Saint-Imier), el sol y las estrellas echan una luz negra sobre las ideas, los humores, el combate, incluso el arte (la publicación turca Kara Sanat), la verdad y el reparto (los periódicos rusos Cernaja Pravda, Cernyi Peredel). Se escribe con tinta negra sobre páginas y cuadernos negros, bajo una máscara negra…

Financiar

Y las publicaciones surgen a veces a partir de negros propósitos. Severino Di Giovanni, un anarquista italiano emigrado a Argentina en 1923 para huir del fascismo, es un propagandista impaciente y susceptible, « idealista de la violencia » como lo califica su biógrafo Osvaldo Bayer. Entre otras acciones directas sangrientas, asalta bancos para la publicación en italiano de dos bellos volúmenes de Scritti Sociali de Eliseo Reclus[viii]: tipografía cuidada, letrinas y elegantes culos-de-lámpara, retratos y facsímiles, pequeña tirada generosamente distribuida entre los amigos.

La leyenda quiere que Di Giovanni haya aprendido la técnica de la mano de Durruti quien, con sus compañeros, había encontrado algunos años antes la manera de financiar las actividades del movimiento: ir a buscar el dinero allí donde se encuentra, para redistribuirlo.  En la primavera de 1925, en México, habrían hecho posible la edición de un semanal anarquista y la abertura de escuelas racionalistas gracias a la caja fuerte de una fábrica textil. Ya habían enviado dinero a Francia para el desarrollo de la Obra internacional de las ediciones anarquistas y de la Librería social internacional. Allí tampoco no se plantearon demasiadas preguntas sobre la procedencia de este maná.

El precio del  plomo puede ser elevado. Estos juegos peligrosos forzaron Durruti y su grupo de compañeros a sucesivos exilios, e hicieron fusilar a Di Giovanni.

Mucho más tarde, en Holanda y en Bélgica, libreros y editores anarquistas encontraron otra artimaña: asociar la edición y la venta de literatura militante a la de obras gastronómicas, eróticas, o incluso pornográficas. Algunos de los clientes de la tienda « Aux Joies de l’Esprit » (A las Alegrías del Espíritu), en la bella Galería del comercio de Bruselas, se paraban delante de los escaparates o de las cajas de libros de ocasión, pero otros pasaban detrás de una cortina que daba acceso a un discreto gabinete – antes de pasar a pagar en la caja de Hem Day, un auténtico pilar de la edición anarquista francófona.

Fueron muy pocos los periódicos o las revistas que incluyeron publicidad de pago. La financiación provenía casi siempre, de los bolsillos del público. El periódico L’ Agitatore se exclamaba en 1898: “Los fondos y las garantías de esta publicación no pueden venir más que de la pobreza de sus colaboradores mismos. ¡No, un millonario tan solo puede escribir el inventario de sus riquezas! “

¿Todo esto para qué?

« Los obreros fundamos nuestros periódicos para combatir a nuestros enemigos y patentizar nuestras aspiraciones. Estos nacen siempre en lamentable estado de anemia (…) Unos hombres desinteresados lo cuidan con amorosa solicitud y según lo ven crecer, así crece en ellos la voluntad de luchar y el deseo de vencer » declaraba el periódico Fraternidadd (Madrid) en 1927[ix].n crecer, as. solicitud y seg.

Fernand Pelloutierdeseaba que los obreros adquiriesen «la ciencia de su desdicha», que tuviesen acceso a encuestas y a estadísticas, Kropotkin, otra vez él, comentaba en sus memorias[x] cuál era su estado de espíritu en el momento de lanzar el periódico Le  Révolté:

« Los periódicos socialistas tienden a menudo a convertirse en memoriales de agravios contra el régimen actual. En ellos se relatan los sufrimientos de los trabajadores de las minas, las fábricas y los campos; la miseria que aflige a aquéllos y sus padecimientos durante la huelga son descritos con esos colores; su impotencia en la lucha legal con los patronos se pone de manifiesto, y esta sucesión de esfuerzos inútiles, dados a conocer por la prensa, ejerce una influencia muy deprimente en el ánimo del lector. Para contrarrestarla, el periodista tiene que acudir principalmente a un lenguaje enérgico, con el cual procura despertar al dormido y avivar la fe del incrédulo.

Yo, por el contrario, pensé que un periódico revolucionario debe ser, ante todo, el que ponga de manifiesto esos síntomas, que en todas partes anuncian la llegada de una nueva era, la germinación de nuevas formas de vida social y la creciente rebeldía contra las caducas instituciones. Estas señales de los tiempos deberían ser atentamente observadas, reunidas según sus afinidades y agrupadas de tal modo que hicieran ver al espíritu vacilante de las mayorías, la ayuda invisible, y con frecuencia inconsciente, que las ideas avanzadas encuentran en todas partes, cuando un renacimiento de vida intelectual tiene lugar en la sociedad entera. Identificarse con las aspiraciones del corazón humano en toda la superficie del planeta, con los actos de rebeldía contra las antiguas y añejas injusticias sociales, con sus esfuerzos encaminados a buscar nuevas formas -tal debía ser el principal deber de una publicación revolucionaria. La esperanza y no la desesperación, es lo que da el triunfo a las revoluciones. »

 

Traducción Tomás Ibáñez

Notas.

 


[i]Está accesible on-line: véase la referencia en la página <http://www.bibliothekderfreien.de/lidiap/eng/index.htm>, esta página es un apreciable intento de establecer un inventario de los periódicos anarquistas antiguos y actuales publicados on-line bajo formas más o menos conseguidas.

[ii]René Bianco,  Regards sur l’édition libertaire en France, (Miradas sobre la edición libertaria en Francia), in La culture libertaire, Lyon 1997.

[iii]Véase por ejemplo los primeros números policopiados de la revista Noir et Rouge puestos on-line (junto con otros títulos) en la página <la-presse-anarchiste.net>.  

[iv]Lista de los suscriptores al Bulletin, Amsterdam IISG, Archives Fédération jurassienne, dossier 11.

 [v]Ismaël Zosso,  Le verbe magique  (El verbo mágico) Cahiers d’histoire du mouvement ouvrier 17, Lausanne 2001.

 [vi]Algunos ejemplos. Para España, Francisco Madrid, La prensa anarquista  y anarcosindicalista  en España desde la I Internacional hasta el final de la Guerra Civil, Barcelona 1989, <http://cedall.org/documentacio/castella/cedall203410101.htm>. Fernando Gómez Peláez,  De Soli a Frente libertario, publicaciones libertarias  el exilio, in El movimiento libertario español, pasado, presente  futuro, Ruedo Ibérico, 1974. Rolf Dupuy,  Clandestinité libertaire en Espagne: 1. La presse. Bulletin du CIRA-Marseille, 1995.Así como los catálogos establecidos por los centros de documentación libertaria. Para los países francófonos, el repertorio de periódicos establecido por René Bianco es accesible on-line y se enriquece con la aportación de correcciones y de nuevos índices: <bianco.ficedl.info>. Hay otros trabajos pioneros, como el de Leonardo Bettini,  Bibliografia dell’anarchismo: periodici (1872-1971), Firenze 1972, o el de René Bianco, Ronald Creagh, Nicole Riffaut-Perrot, Quand le coq rouge chantera. Anarchistes français et italiens aux Etats-Unis d’Amérique : bibliographie, (Cuando el gallo rojo cantará. Anarquistas franceses e italianos en los Estados Unidos de América: bibliografía). Marseille et Montpellier 1986; y muchos otros, en  numerosas áreas lingüísticas.

[vii]www.cira.ch/catalogue

[viii]Buenos Aires, I libri di Anarchia, 1930.

[ix] Citado por Francisco Madrid, op.cit.

[x]Pedro Kropotkin, Memorias de un revolucionario.(6ª parte, capítulo 7)

 

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