21 de marzo de 2010 • Pedagogía, educación, enseñanza
Salario, cuidados y tareas tienen mucho que ver con la reflexión que podemos hacer sobre empleo y decrecimiento, entendiendo por decrecimiento la oposición consciente, voluntaria y socialmente autoorganizada al capitalismo y a su lógica de crecimiento desmedido, y utilizando como definición de empleo la del Instituto Nacional de Estadística: "Conjunto de tareas que constituyen un puesto de trabajo o que se supone serán cumplidas por una misma persona".
El salario, ese valor de cambio que nos dan en función de un trabajo y según las condiciones previstas en un contrato, es una convención humana versátil y elástica, que nos permite sobrevivir en la sociedad capitalista y alcanzar los estándares sociales de satisfacción de otras necesidades materiales y simbólicas que asumimos como dadas, generalmente inducidas, culturalmente legitimadas y socialmente validadas.
Los cuidados representan la base de la pirámide que muy recientemente, gracias a la economía feminista, nos hemos dado cuenta que no sólo es el sostén básico de la vida reproductiva, sino, y fundamentalmente, la red invisible de intercambios y trabajos, remunerados y no remunerados, que conforman una auténtica economía subterránea, mayoritaria y tradicionalmente protagonizada por las mujeres, sobre la que se asienta la economía real capitalista. Sin los cuidados y sus tareas, sin sus dedicaciones y tiempos, sin sus productos tangibles e intangibles, sin su desvalorización y sin su plusvalor no cuantificado, el capitalismo, el desarrollo, la cultura, la política y hasta la revolución -si algún día conseguimos que se produzca- no podrían existir. ...